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¿Cómo puede el Estado decidir si se tiene que reducir una determinar profesión? ¿En base a qué? ¿En base a que a los políticos les parece una actividad denigrante? ¿Intrínsecamente perversa? ¿Deshumanizante? Quizá debieran entonces reflexionar un poco sobre su propia profesión".
Juan Morillo Bentué, seguidor de la Escuela Austriaca de Economía
Además de tratar aspectos prácticos sobre la prostitución, no rehuyo el debate teórico. Es cierto que le dedico menos tiempo pues soy un hombre muy pragmático y pegado a la calle, sin embargo parece como si quienes nos preocupamos por los problemas concretos e inmediatos de esta realidad no quisiéramos entrar a valorar su significado de fondo o consecuencias a largo plazo. O al menos eso es lo que se nos achaca desde los círculos abolicionistas que, frecuentemente, no hacen más que filosofar sobre la prostitución desde sus despachos y salas de conferencias.
No trato la prostitución como un hobby intrascendente, sino que la concibo como un asunto político de primer orden tanto por el constante interés que despierta en la sociedad como por la incapacidad de nuestros representantes para hallar una "solución" a este "problema". Además es un tema que cada vez va tomando mayor relevancia en el debate ideológico ya que refleja como pocos otros las convicciones, valores y principios de las personas: por ejemplo, en las pasadas elecciones autonómicas en Madrid enfrentó a Tomás Gómez con Esperanza Aguirre. En España, como en el resto del mundo, partidarios y detractores de la prostitución han enfrentado sus discursos encarnizadamente mostrando que no comparten ni los presupuestos, ni el análisis ni mucho menos las valoraciones finales sobre esta polémica cuestión.
Los argumentos contrarios a la prostitución suelen sostenerse en la demagogia más chabacana. En este cartel se supone, en primer lugar, que las mujeres son propiedad de los varones (sólo se puede comprar/vender lo que se tiene... bueno, menos los Estados que parece que pueden endeudarse ad eternum) y, en segundo, que la prostitución no es algo que desearíamos para nadie a quien quiésemos . Oiga, que todo individuo -sea familiar mío o no- es dueño de su cuerpo y de su tiempo. Que haga con ellos lo que quiera, no es asunto mío. Mire, precisamente si quiero a una persona con mayor motivo respetaré sus decisiones por mucho que me contrarien. Hoy Dragó dice en su blog "no es buen padre ni buena madre quien se entromete en la vida de sus hijos torciendo su vocación o forzando sus apetencias".
Pues bien, mientras a los críticos de la prostitución se les da espacio en los medios no sucede lo mismo con quienes la apoyan (repito que hablo de este debate teórico, al cual la inmensísima mayoría de prostitutas, clientes y empresarios son totalmente ajenos). El respaldo ideológico a la prostitución ha venido fundamentalmente por parte de un pequeño, pero combativo, sector de la sociedad: los liberales (que vendriamos a ser un reducto similar al de la aldea gala de Astérix). Y si existe algo casi tan estigmatizado en nuestra sociedad como un putero es un liberal: se nos ve peor que a los taurinos, los controladores aéreos o los dentistas.
Así es, los liberales concebimos que el asunto de fondo de la prostitución es de libertades. No reprobamos la esencia de la prostitución ni la vemos como algo moralmente condenable per se, en cambio entendemos que este rechazo es fruto de prejuicios irracionales que son los realmente causantes de muchos de los problemas asociados a la prostitución (de convivencia, de auto aceptación, la "doble vida" que ha de llevarse...).
Otro torpe intento de manipulación mediante preguntas retóricas. Careciendo de cualquier argumento racional, como los que enarbola Juan Morillo, los abolicionistas se aferran desesperadamente al sensacionalismo y al engaño. Vamos a ver, entendamos que no todos tenemos la misma valoración de la sexualidad: empleando esta estrategia podríamos igualmente oponernos a la homosexualidad ya que, personalmente, es algo que no nos va ¿cierto? No podemos imponer nuestra forma de vida a nadie, respetemos y seamos respetados.
De esta manera aborda la defensa de la prostitución el autor que quiero darles a conocer en esta ocasión, el austriaco Juan Morillo Bentué. No, es de Barna, pero es así como llamamos en el mundillo a quienes compartimos una determinada visión filosófico-político-económica. Verdaderamente he disfrutado sus artículos, que les enlazo a continuación, ya que están trufados de referencias a varios de los más grandes pensadores liberales (Coase, Bastiat, Mises...). Ya sabéis, tengo perversiones aún más sucias que la prostitución, jejeje.
En el primero, titulado "la ética de la prostitución", critica la campaña que emprendió el Ayuntamiento de Madrid (con Gallardón de Alcalde y la Botella de Teniente, es decir, gobernando el PP) contra la prostitución ya que la considera demagógica hasta la naúsea por mezclar la prostitución con auténticos delitos (la trata de mujeres y el tráfico de armas) y por la intromisión que supone en la vida privada de las personas. A pesar de toda la propaganda acerca del PP, no son demasiado liberales en ese partido -honrosas excepciones aparte- como declaró en su día Rajoy y hemos podido comprobar en las medidas que ha ido tomando en los primeros meses de gobierno (sí, las considero INSUFICIENTES).
Famosa campaña lanzada por el consistorio madrileño para tratar de desincentivar la demanda de prostitución. Si valoramos esta iniciativa por su efecto social fue un auténtico fracaso, pero en términos politicos resulto un éxito completo porque permitió al alcalde dar la imagen de que se preocupaba por la situación de las prostitutas mientras, en realidad, las machacaba. Señor Gallardón, el problema de las prostitutas no es que nosotros las paguemos. El problema es que como usted miró para otro lado durante su largo periodo al frente del Ayto, ellas tenían que pagar (eran "explotadas") a los agentes municipales de quienes usted es jefe y por tanto responsable directo.
Continuó realizando un impecable razonamiento aduciendo "las diez consecuencias de ilegalizar la prostitución", tratando lo que me gusta: los aspectos prácticos de arrojar a un grupo de personas a la clandestinidad. Habla del refuerzo del estigma social, de la desprotección frente a los poderes públicos, de la distorsión que se produce en el mercado empeorando y encareciendo el servicio, del favorecimiento del crimen y la corrupción, del despilfarro que supone orientar los escasos recursos a perseguir esta práctica en vez de destinarlos a combatir auténticos delitos... realmente muy recomendable. Asimismo vuelve a tocar el asunto de principios, la existencia de un poder coactivo que determine lo que resulta deseable o no (aquellos a quienes denominamos dirigistas, "iluminados" o -término de Mario de Noya que me encanta- "enteraos").
Nos ofrece una propuesta muy interesante ante la problemática de "la prostitución en las calles". En vez de los parches que se vienen poniendo en forma de ordenanzas municipales, aboga por legalizar la prostitución de una vez por todas y privatizar las vías públicas. Razona que mediante unas calles de titularidad privada serían "los propietarios de la calle quienes podrán decidir si se puede ejercer la prostitución, si no se puede ejercer en absoluto, o si solamente se puede ejercer en unas determinadas zonas". Lógicamente los actuales propietarios, que son los diferentes ayuntamientos, no van a permitirlo y no por una cuestión moral sino económica. La prostitución, como vengo diciendo, no se halla en esta situación de desprotección legal (en una "habitación sin Estado de Derecho" empleando el término popularizado por Maximiliano Correal) por meras convicciones personales como nos pretenden hacer creer, sino que bajo estas justificaciones subyacen intereses económicos y es que la Administración Pública resulta la principal beneficiaria del estado de alegalidad actual.
Esta imagen muestra claramente el concepto que tienen las colectivistas de las prostitutas: de mujeres-escoba, de peleles sin voz ni voluntad propia. No resulta extraño que las mayores enemigas de las abolicionistas sean precisamente las propias prostitutas a quienes supuestamente estarían ayudando. Obviamente ninguna mujer (ni persona) nace para puta como tampoco nace para programadora, ingeniera o astronauta. Pero puede llegar a serlo, puede decidirlo y estar satisfecha con esa vida. ¿Lo entienden, aceptan ustedes que una mujer puede ELEGIR ser prostituta? Como siempre la verdad no las importa nada, les es suficiente con sus eslóganes vacíos y doctrinarios.
Nuevamente trata el aspecto de la libertad del pacto y de la plena legitimidad que para él merece un acuerdo entre dos partes cuando rechazó la "idea liberticida" de Zapatero de prohibir "la prostitución en los periódicos". La clara prueba de la aceptación social de esta actividad se hallaría precisamente en la proliferación de los clasificados, puesto que "si ese servicio no estuviese tan solicitado no existirían tantos anuncios, ya que los anunciantes no encontrarían rentables las inversiones realizadas en publicidad". Entiende que en vez de la represión deberíamos practicar el respeto, la comprensión y tolerancia pues no resulta aceptable pisotear de esa manera la libertad del prójimo. Por supuesto eso no significa que renunciemos a nuestras convicciones, quien desee inculcar a sus hijos una visión negativa de la prostitución está en su total derecho. No debería cerrarles los ojos a la realidad, pero ése ya es su problema.
Para finalizar denuncia la engañosa equiparación que se hace entre "prostituticón y trata de personas". Al relacionarlas se buscaría generar un rechazo a la prostitución en su totalidad cuando ésta sería un fenómeno bien diferenciado de la trata con fines de explotación sexual. Explica que no podemos coger una parte por el todo, que es preciso separar -ya sea en la prostitución o en cualquier otra actividad- el trabajo voluntario del forzado. A pesar de lo llamativo de algunas noticias, deberíamos evitar caer en el alarmismo y juzgar la prostitución desde la lógica y el sentido común en vez de desde el sensacionalismo y los prejuicios.
Otras entradas de liberales próximos al Instituto Juan de Mariana:
· Los liberales y la prostitución VIII: El P-Lib
· Los liberales y la prostitución VI: Esperanza Aguirre
· Los liberales y la prostitución V: María Blanco (Debate en "Mejor lo hablamos")
· Los liberales y la prostitución IV: Francisco Capella
5 comentarios:
Un saludo. te devuelvo la visita y he seguido con interes el tema como tu lo expones. Coincido al 99,9 % (el 0,01 restante es por incordiar) Med he agregado como seguidor y, con tu permiso , me gustaria enlazar tu blog en mi listado. Un saludo.
Richar Von Manstein
http://ausdembunker.blogspot.com.es/
Grüße aus dem Bunker
PD. Si bien no soy usuario de sus servicios , en Valencia muchas son clientas mias como informatico. He creado una pagina Web gratuita para ellas y , aunque esta en pañales, me gustaria tu opinion. Gracias de antemano.
http://scortsvalenciaseleccion.es.tl/
Esperanza Aguirre es liberal para lo que quiere.
¡¡Te parecen insuficientes las medidas de Rajoy!! ¿Qué quieres, que desmantele el Estado del Bienestar de una vez? Pues vaya...miedo me da.
Moscú; efectivamente, las funciones del Estado se dividen en dos: las que se pueden privatizar y las que se pueden eliminar.
Manstein; qué gran apodo, me encanta la historia militar y Manstein fue sin duda uno de los mejores generales de cualquier época. Un saludo, seguiré visitando tu blog.
Cliente X, no sé pero pareces como una especie de anarcocapitalista,xDD Vamos por lo que dices pareces que quieres eliminar el Estado, pues no, las funciones del Estado se dividen en las que hay que conservar y las que podría recuperar frente al sector privado.
Te comparto este enlace: http://justicewomen.com/cj_sweden_sp.html
TGR. Tegucigalpa, Honduras.
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