domingo, 26 de enero de 2014

Los liberales y la prostitución XII: Carlos Maslatón

"La prohibición de la prostitución es el principal aliado de las bandas de traficantes. El día que prohíban la prostitución, ahí si va a haber trata. Entonces yo digo, estas entidades supuestamente antitrata ¿Están realmente trabajando a favor de la libertad de las mujeres o le están garantizando el esquema legal mafioso que quieren las organizaciones de trata? Y yo las acuso directamente, las acuso de estar trabajando en contra de los intereses de las mujeres y a favor de que se las esclavice. Porque lo mejor que puede querer conseguir quien vende un producto prohibido es que justamente esté prohibido (...) Si se avanza hacia la prohibición vamos a tener más mafia que nunca".

Carlos Maslatón, abogado y miembro fundador de la UCeDé



Entre los políticos, dos de las más escasas cualidades son la honradez y la claridad. D. Carlos Maslatón posee ambas, así que en esta entrevista que le ha hecho el compañero Aldo Andonegui (Zorg en el blog) para la web "Entre fachas y rojos" sobre su postura ante la prostitución se expresa sin pelos en la lengua. No encontrarán ustedes las habituales evasivas o frases políticamente correctas a las que estamos acostumbrados, sino fieras críticas realizadas con afilado ingenio y un valor verdaderamente extraordinario. Merece la pena conocer este discurso alternativo que se opone al oficial:




He de empezar agradeciéndole a Carlos que se prestase a la entrevista, pues aunque sé que lo hizo de muy buena gana y para él es una cuestión de principios desmentir los engaños también soy perfectamente consciente de que conoce los problemas e implicaciones que conlleva llevarle la contraria al régimen de manera tan abierta. Estos agradecimientos por supuesto también se extienden a Aldo, el entrevistador, quien ha mostrado una valentía no menos meritoria. Mi más sincera enhorabuena a ambos.

Bien, cuando hablamos sobre prostitución el aspecto más chocante para quien conoce este mundo es el tremendo contraste entre lo que ve en su día a día y el cuento que escucha en los medios. Todas las chicas dicen lo mismo, ¡pero si eso no tiene nada que ver con la realidad! Esa es la situación que denuncia Carlos, que nos vendan una "imagen falsa" de que todas las prostitutas son víctimas de trata (que han sido "secuestradas, robadas, drogadas") cuando en realidad ejercen la prostitución VOLUNTARIAMENTE Y EN PLENITUD DE SUS FACULTADES. En este blog ya he denunciado la falacia de la trata, pero yo no creo que sea ningún tipo de error ni confusión sino una estrategia perfectamente planificada para evitar que se regule (o legalice, donde se halla criminalizada) la prostitución. Estoy seguro de que habrá casos de personas bienintencionadas que crean esta mentira, y otras que la apoyen debido a su cerrazón ideológica. Lo que me resulta verdaderamente preocupante son los "intereses detrás" de semejante estafa.

La caricatura de la prostituta que pintan los anti-trata no puede ser más obscena e irreal. Mujeres completamente sometidas, privadas de su libertad, incapaces de valerse por sí mismas... quien conozca personalmente a alguna prostituta, como Carlos, pueden dar fe de que la situación es diametralmente opuesta. Las prostitutas son las personas más independientes y autónomas que uno pueda echarse a la cara.



En España, el máximo responsable policial en materia de prostitución presta un respaldo abierto y continuado a las teorías de la trata. No hablamos de señoronas desocupadas que se hacen pajas mentales en sus casas, sino de alguien que tiene muchísima autoridad, poder y presencia mediática. A pesar de que los activistas en favor de los derechos de las prostitutas han venido denunciando la vergonzosa manipulación en la creación de las víctimas de trata parece como si nada de lo que dijesen tuviese efecto: una vez tras otra se destapan montajes policiales y... ¿para qué? ¡Para nada! El patrón es siempre el mismo, los medios anuncian de manera rimbombante la desarticulación de mafia de trata y los abolicionistas señalan la noticia como la prueba palmaria de sus tesis. Se investiga y resulta que no había nada de lo que se decía, pero eso sale sólo en algún medio crítico (El Mundo, Libertad Digital, Expansión) y los demás callan como muertos. Por supuesto no existe la menor rectificación, al poco vuelve a salir otra noticia similar que produce la alegría de unos (ellos) y la indignación de otros (nosotros). Ahí es donde hay que investigar, ¿por qué ese empeño en engañarnos? ¿Qué hay detrás? ¿Justificación de subvenciones para un puñado de vividores del trabajo ajeno? ¿Promoción de la policía exhibiendo éxitos inmerecidos? ¿O una preciosísima fuente de financiación ilegal  para nuestras autoridades, porque no deja rastro -facturas, transferencias bancarias- y no está sujeta a ningún tipo de control?

Vale, me hago cargo de que una insinuación semejante puede extrañar un poco. Pero miren, les pongo como ejemplo la noticia salida hoy mismo en el País, donde se habla de una trama de mandos policiales que extorsionaba puticlubs. No hablo de gente de abajo, sino de los JEFES. La corrupción incrustada en el propio corazón del sistema. Nos hemos dejado la piel para que finalmente se reconozca esta evidencia, que nadie quería ver, y ahora yo les digo: si extorsionaba a marcoburdeles de casi 200 chicas, a empresarios españoles que tenían abogados y todos los papeles en regla... ¿qué no harán a las chicas extranjeras de la calle? Joder, es que me parece de sentido común. Bueno, pues el cuento de la trata ¿para qué sirve? Pues para que a quien acusasen de proxenetismo fuese al dueño de los clubs, cuando él lo que hizo fue denunciar porque ya estaba asfixiado y no podía pagar tanta extorsión. Es decir, vas a denunciar y acabas en la cárcel. Típico en este país. Además me juego el cuello a que los policías se van de rositas, como le sucedió a Ginés Jiménez y su banda de chorizos. El mensaje es claro: no denuncies que no va a servir de nada y además te vamos a empapelar.

El discurso anti-trata es impulsado desde las instituciones públicas. Es curioso que pongan tanto empeño en una cuestión sobre la que no existen ni evidencias empíricas (de hecho lo llaman "invisible") ni demanda social. ¿Políticos gastando dinero (recursos policiales y lo que dejan de percibir, al menos oficialmente, de impuestos) en algo que no les hace ganar votos ni sirve para satisfacer a ninguna clientela política? Será que son personas de gran corazón, muy comprometidas y altruistas. Fijo que es eso. Nuestros políticos :-)



Otro de los principales mitos existentes es el del tipo de relación que se establece entre las chicas y sus clientes. Se dice que hay abuso, dominio, subordinación... y nuevamente lo que hay que preguntarse es cuál es el sentido de un engaño tan manifiesto. No es suficiente con que digamos que no es así, que apreciamos mucho a las chicas y la interacción con estas mujeres es equilibrada, sana y libre. No. Como en el caso anterior de la trata, donde los propios extorsionadores dicen combatir la extorsión, aquí nos están diciendo cómo es SU relación con las chicas. Yo no digo que no haya abusos y violencia en la prostitución. Lo que cuestiono es QUIÉN la practica. Efectivamente las prostitutas son unas VÍCTIMAS, pero de los policías, los políticos y las feministas que son quienes las joden la vida. Esa es la diferencia, los clientes FOLLAMOS con ellas y estos "salvaputas" las JODEN.

El hecho de que los clientes seamos generalmente sus mejores aliados es lo que ha propiciado que también seamos objeto de los más duros ataques. Tampoco aquí es un desvarío de cuatro locas alborotadas, sino que desde las más altas instancias políticas se promueve nuestra criminalización. Carlos dice que la relación entre prostituta y cliente debería ser conocida antes de condenarla, pero... ¿qué falta les hace? En política primero se toma una decisión y luego se justifica. Si los hechos te llevan la contraria DA LO MISMO, sigues adelante que eso de reconocer un error es una muestra de debilidad, ya vendrá el de atrás a arreglarlo (o a empeorarlo aún más, como suele ser la norma). El problema de las chicas y sus aliados es que conocen tan bien el mundo de la prostitución como ignoran el de la política. La mentira es un elemento básico de la acción política, si se quiere acabar con la prostitución no se va a decir a las claras sino que siempre hay que ampararse en fines presuntamente muy elevados y bienintencionados. Que si proteger a los niños, evitar las enfermedades venéreas (otro topicazo, que Carlos desmiente de manera brillante), luchar contra la trata... Si no hay ningún problema no pasa nada, ya se encargan los políticos de fabricarlo que ése es su trabajo.

El reverso de la "víctima" es su verdugo, el "prostituidor", cuya relación con la "prostituida" vendría a ser una "violación pagada". Más o menos la imagen que tienen en la cabeza sería como ésta en la que el conocido actor porno Nacho Allende alias "Torbe" se abalanza sobre la actriz Lora Row, una especie de bestia embrutecida que tiene un sexo violento y primario sobre una mujer que no deja de gritar y llorar. Si no me creen, vean las pelis abolicionistas o los cortos de Mabel Lozano e Isabel de Ocampo.



Lo que hace falta no es enseñar la realidad a los abolicionistas, no podemos convencerles de nada si no tienen interés. La solución es DESENMASCARARLES, como acaba haciendo Carlos. No desean lo mejor para las chicas, sino que las detestan. Su persecución de la trata es en realidad una manera de atacar la prostitución bajo una apariencia de estar haciendo el bien, pero esa hipocresía se vuelve contra ellos haciéndoles aún más detestables. Yo creo que incluso alguien ajeno al mundo de la prostitución debe irse dando cuenta de que hay algo que falla, que huele mal, que hay gato encerrado. Resulta que los activistas anti-trata luchan denodadamente porque la legislación establezca la "irrelevancia" del consentimiento de las "víctimas", nunca mencionan el tema tan presente en la entrevista de los excesos perpetrados por las autoridades y hacen actividades "contra la trata" que de lo estúpidas que son parecen una burla. Eso por no hablar de su ceguera selectiva, si se acuerdan hace poco una comunista aseguraba que la prostitución estaba "prácticamente erradicada" en Cuba. Que no, que no se puede ser tan tonto. Lo que pasa es que tienen un morro que se lo pisan.

De hecho no creo los abolicionistas sean peligrosos. Más bien los veo como tontos útiles, como peones en manos del verdadero engendro mafioso que no es otro que... el propio gobierno. No es casual que estos grupos estén espléndidamente financiados e incluso, en algunos casos, hayan sido creados por el propio poder público. Son su respaldo ideológico, siempre hay que tirar del hilo e ir a por quien maneja el cotarro. Yo no quiero matar peones, yo quiero comerme al Rey.

Cuando abordan el asunto de las extorsiones policiales tocan hueso. Ahí está una de las razones profundas de no declarar legal esta actividad, pues como reconoce Carlos es esta situación legislativa la que ampara los abusos policiales al situar a las prostitutas y su entorno en una situación de vulnerabilidad extrema. ¿A que "parece que se hiciera intencionadamente"? A esa conclusión también llegó aquí un servidor.

Las prostitutas siempre tienen encima a la policía, ¡qué bien cuidadas deben estar! Piénsenlo un poquito, ¿qué delincuente podría desear coaccionar a una chica sabiendo que tendría día sí, día también, a la policía encima suyo? No conozco otro negocio que reciba tantas "visitas" policiales (inspecciones y redadas) como los de prostitución. ¿No será que los chulos son otros? ¿Por qué no se acercan a las chicas, consiguen su confianza y dejan que les cuenten sus problemas? Se sorprenderían de lo que difieren de lo que han escuchado hasta ahora.



Lo bueno de esta entrevista es que además de dar respuestas, hace pensar. Si los principales beneficiarios de que las prostitutas se encuentren sin derechos y su mundo se considere cuasidelincuencial son los policías corruptos que las extorsionan... no hace falta ser precisamente Sherlock Holmes para relacionar ese hecho con la posición que tienen los cuerpos y fuerzas de seguridad, paniaguados que viven de la teta del Estado y colectivistas de todo signo en este tema. "¿Y si los que dicen luchar contra la pros son quienes realmente contribuyen con la trata de mujeres?", nos dice Carlos. Pues si fuese así, tendríamos que tener pensada una estrategia a seguir. ¿Sabemos qué hacer? ¿Cómo conseguimos desmontar las mentiras que llevan años construyendo, si tienen todos los medios a su favor? Esto es política, querido Carlos, no va de tener razón o dejar de tenerla sino de hacer llegar tu mensaje, convencer y lograr cambiar las cosas.

Creo que dar a conocer la situación auténtica de la prostitución es un primer paso fundamental que compartimos tanto los liberales (que lo que pretendemos es poner freno a los atropellos del sector público) como los proderechos (cuya intención es mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras sexuales). Ahí tenemos un punto en común muy fuerte sobre el que podemos trabajar. Hemos de desarrollar esta colaboración y forjar estrategias comunes que nos permitan avanzar hacia la consecución de nuestros objetivos. Nuestros enemigos saben muy bien lo que tienen que hacer y se han puesto manos a la obra, ¿no es hora de que les plantemos cara con coraje como hace D. Carlos Maslatón?

jueves, 23 de enero de 2014

La opinión pública ante la legalización de la prostitución

"La prostitución es un tema que provoca fuertes discusiones que en la actualidad ha dado pie a posiciones irreconciliables"
Colectivo Hetaira, ONG a favor de los derechos de las prostitutas

"Uno de los asuntos más espinosos de abordar en la función de gobierno es la prostitución. Se trata de esos asuntos sujetos a ideologías y tabúes contradictorios que hacen difícil el consenso. Además, entra de lleno en la ética de las creencias, sean trascendentes o profanas, lo que lleva con facilidad a posturas encontradas, a manipulaciones argumentales y a la instrumentalización descalificadora".
Olegario Ortega, vicepresidente de Ágora Socialista y militante de UPyD

"La prostitución es una forma de malvivir en un mundo y en una sociedad cada vez más deshumanizada en la que se percibe que cualquier conducta sexual debe poder fomentarse por el hecho de ser aparentemente libre o existir, aunque suponga la degradación más absoluta de otro ser humano y aún de uno mismo"
Carmen Fernández, Fundación Mujer Familia y Trabajo

"Interferir en el sexo entre adultos es una política redentora que lleva al oscurantismo y al poder de las mafias."
José Luis Roberto, político y ex-Secretario General Técnico de ANELA



Antes de darles a conocer mi propuesta legislativa ante el fenómeno de la prostitución, como me ha pedido una lectora por correo electrónico, creo necesario hacer una breve entrada introductoria que les refresque un poquito la memoria. Ya he dicho que, técnicamente, la posibilidad de regular (o legalizar, como suele decirse de manera incorrecta) la prostitución es totalmente factible y que los obstáculos a salvar provienen bien de valoraciones morales enfrentadas o de los intereses ocultos tras ellas.

Legalizar/regular la prostitución no va a ser una tarea sencilla. No se trata de convencer sino de vencer, los políticos únicamente nos van a hacer caso cuando les obliguemos a ello. Sin embargo, a diferencia de los abolicionistas que no necesitan apoyo social, nosotros consideramos fundamental ganarnos a la opinión pública. Cuando uno habla con la gente se encuentra con que la aceptación social de la prostitución es altísima, lo cual es un buen punto de partida (a cambio carecemos del menor apoyo institucional), aunque su percepción de esta realidad se halla bastante contaminada por prejuicios y estereotipos muy corrientes.

Como en otras ocasiones voy a emplear una serie de vídeos para que sea fácil comprenderme. Tanto el lenguaje como los argumentos son muy sencillos, pero a pesar de todo se tratan los puntos principales.





Ésta es la típica charla para marujas que podemos "disfrutar" en programas como el de la Griso o Ana Rosa.  No es que me complazca particularmente colocar vídeos así en mi blog pero bueno, me hago cargo de que existe una importante parte del público que no está familiarizado con el tema y a la que por tanto necesito dirigirme de la manera lo más simple posible. Por una parte siempre tenemos a la (o el) anti-todo que equipara la prostitución con violencia, opresión, humillación, desigualdad, que dice que atenta contra la dignidad de la mujer... es decir, que como INSTITUCIÓN es inadmisible por lo que SIGNIFICA. Es un argumento que no supone problema alguno, pues aparte de un reducídisimo número de fanáticas (que no obstante siempre suelen tener algún cargo político) la gente entiende que ese tipo de valoraciones personales no necesariamente son compartidas por el resto de la sociedad. Como dice uno de los invitados, que incluso manifiesta ser contrario a la prostitución y creerse el cuento de la trata, "el gobierno no tiene derecho de legislar y de forzar su particular moralidad". Correcto, eso es propio de una teocracia o de un régimen comunista pero no de una democracia. Cuando nos hablen de dignidad no tenemos más que contraponer la libertad y decir que la prostitución no atenta contra ella, sino que son ellos quienes atacan nuestra dignidad al no aceptar las decisiones que hemos tomado. En este punto no me extiendo más porque lo tenemos ganado de calle.

La siguiente objeción ya es otra cosa. Los abolicionistas han conseguido el enorme éxito de convencer a buena parte de la sociedad de que la mayoría de prostitutas no son libres, que ejercen de manera obligada y son "víctimas de trata", a pesar de tener todas las evidencias en su contra han ganado la batalla propagandística. Se dice que no se puede legalizar por todo ese mundo criminal que rodearía la prostitución: mafias y "chulos que las han brainwashed (lavado el cerebro)". Joder, es alucinante, pero qué películas se traga la gente. ¿Y no será que a quienes les están tomando el pelo es a ustedes, que se creen todo lo que ven en la tele? Las cosas no son así para nada, pero aceptando que lo sean. ¿No sería entonces conveniente legalizar?





Bueno, ahí tienen el razonamiento del presidente de Uruguay. Vamos a ver, supongamos que la prostitución -como el aborto, las drogas o el alcohol- no nos gusta pero es una realidad social que no podemos ignorar. Entonces vamos a hacer política, que no significa renegar de nuestros principios sino a partir de ellos abordar una realidad y aportar soluciones viables. Hay que ver a qué nos conducen las distintas opciones posibles, y él constata que no por no reconocer una realidad ésta desaparece. Hay que saber qué es lo que se va a a hacer con los problemas, ¿que hay mafias? Coño, lo que se ha venido comprobando es que con la ilegalidad se fortalecen. No deje que ese mundo "lo controle la delincuencia", legalice y "robe el mercado al narcotráfico para combatirlo". Parece algo de sentido común, al retirarse el Estado está dejando desamparado un sector y serán otros agentes quienes ocupen su lugar y entren a regularlo y controlarlo. Entonces la pregunta es, ¿por qué parece como si a los gobiernos precisamente les interesara que esta actividad sea clandestina y que quienes se dediquen a la prostitución se hallen en condiciones tan vulnerables debido a su propia legalidad? Resulta raro, ¿no? Es... como si el propio gobierno quisiese fomentar la delincuencia.

Pero continuemos. De lo que se habla entonces es de esas políticas que se denominan de "reducción del daño". Entienden la prostitución como "un mal necesario" que, ya que resulta imparable, hay que tratar de controlar para que sea lo menos dañino posible para la sociedad. Perfecto, diana, bingo. Ahí le han dao. Eso es exactamente lo que yo pienso... pero no de la prostitución, sino del gobierno. Todo el mundo habla de legalizar la prostitución para controlarla, para que las chicas estén identificadas con un carnet, por el tema sanitario, y para que se paguen impuestos: "y tax, y tax". Hay que crujirnos a impuestos, por viciosos y porque además nos debe sobrar la pasta. Aquí es cuando creo que se van a quedar calvos de tanto pensar, ¡será que a nadie más se le ha ocurrido que el gobierno podría sacar una jugosísima tajada legalizando! Y si su ideica resulta tan maravillosa y encima les haría ganar tanto dinero, ¿por qué no es lo que hacen los políticos? Es más, lo que vemos es que toman precisamente las medidas a las que la sociedad más se opone, como criminalizar esta actividad. Se dilapidan importantes recursos públicos al situar fuera de la legalidad a las prostitutas y su entorno, sin embargo nunca se llega a acabar con el "problema" y casi parece que, en verdad, no se persiga. ¿No será que no es eso lo que se pretende? ¿Y si de lo que se trata es de situar a estas personas en una posición de vulnerabilidad y desprotección casi total para abusar de ellas con mayor impunidad? Sólo hay algo que le guste más a un gobernante que cobrar impuestos, y es cobrar MUCHOS impuestos (y encima hacerlo al margen de la legalidad para no dejar rastro y llevarse la pasta calentita). Esa es la reflexión que hacen en el siguiente vídeo, si legalizan... ¡se les acaba el negocio!




Algo también inevitable en estos programas que tocan el tema tan superficialmente, es la sucesión continua de estereotipos e ideas preconcebidas. Se habla siempre de la prostitución como de un mundo horriblemente sórdido, y más que reflejar la realidad lo que se consigue es trasladar esa impresión. Los medios juegan un innegable papel en la criminalización legal y rechazo social hacia la prostitución y no porque cuenten lo que pasa, sino por no hacerlo. Modifican las cosas, sustituyendo la realidad por sus invenciones. Vamos a ver, si ustedes quieren hablar de la prostitución están en su derecho, háganlo... ¿pero no tendrían antes de nada que informarse adecuadamente?

Personalmente lo que menos puedo soportar es ese empeño en patologizar la prostitución. Según esta gente, ni las chicas ni nosotros podemos "estar bien" por hacer lo que hacemos. A los clientes se nos equipara con gente enferma, con delincuentes (violadores), con salidos "fanáticos del sexo"... Con eso supongo que quieren decir que ellos no lo son, aunque habría que verles después: dime de qué presumes... No es posible hacer entender que pueda ser una opción tan normal y legítima como cualquier otra, que uno esté con las chicas porque se encuentre a gusto con ellas, que esto no sea nada "raro". Lo que queda en evidencia no son nuestras supuestas "anomalías", sino su profunda ignorancia. Si hay algún enfermo son ellos, enfermos de INTOLERANCIA. Veamos de lo que hablo, otro (mal) ejemplo de lo que no se debe hacer:




Es que hasta el lenguaje es contradictorio, ¿cómo es posible que una esclava ejerza una profesión? Puro amarillismo, ¿cómo puede haber gente así? Bueno, pues peores elementos me he encontrado. Vamos a ver si queda claro de una vez por todas, lo de la trata, esclavas sexuales, explotación y demás mandangas NO ES LA SITUACIÓN REAL DE LA PROSTITUCIÓN SINO UNA MANDANGA para "mantener el negocio" y silenciar a las chicas. Que ya ha quedado ampliamente documentado, incluso por los dos periodistas más prestigiosos y punteros de España, que esos rollos son montajes policiales. Podremos discutir después la finalidad pretendida: que si de todos modos "la intención es lo que cuenta" y así se "sensibiliza" a la sociedad sobre un "problema invisible", o que se trata de colgarse medallas y dar la impresión de que las autoridades actúan contra el delito justificando así sus abultados sueldos, o si -como cree un servidor- obedece a la intención de encubrir sus propias ilegalidades haciendo recaer el "muerto" sobre otro.

Aquí es donde debemos dar la batalla, ya que como reconocen "esa prostitución que ya es opción de la mujer es más difícil de eliminar". La opinión generalizada es que, efectivamente, cuando hay "explotación" -entendida como un abuso o sometimiento- sí que hay que intervenir... ¿pero de otra forma? Si resultase que, como aseguran las ONGs pro-derechos y aquellos académicos que han investigado el tema, la inmensa mayoría de la prostitución es voluntaria... ¿Dónde estaría el problema? Pues ya se lo digo yo. Tendríamos que preguntarnos por qué las administraciones públicas se esfuerzan tanto para convencernos de lo contrario. Ahí está la clave.

El propio acto de mantener relaciones sexuales por dinero, que es en sí en lo que consiste la prostitución, no representa un problema para la mayoría de la gente. Incluso miren, es algo que entienden: que se solucionan los problemas de muchos matrimonios, que si hay mujeres que se casan por el dinero, que si ya que se hace gratis ¿por qué no se va a cobrar por ello? La presentadora me sorprende muy gratamente pues argumenta lo mismito que las chicas, "¡peor hacerlo gratis que cobrar!". Dí que sí, jajaja. Las chicas suelen decir: "nosotras somos prostitutas, putas son las que lo hacen gratis". Pues así de abiertamente se expresó la Miss puertoriqueña Magali Febles y miren qué pasó, miren:




¡Raca! El Mundo la cayó encima. Y es que para que aprenda a meterse donde no la llaman, eso de pensar por uno mismo y encima decirlo abiertamente no sale gratis. Frente a su lógica y su sensatez, la caspa. Me encanta el vídeo porque opiniones como las de esta gente son muy corrientes. En primer lugar, está la reacción al tabú. Lo de la prostitución es un "tema muy controvertido" del que no se debe hablar. Obviamente si no comenzamos por hablar, mal vamos a poder dar ninguna solución. También es muy corriente descalificar a la persona, el llamado argumento ad hominem, y es que se busca vincular la posición que defiendes a tus intereses personales. Se trata de invalidar digas lo que digas porque supuestamente lo harías buscando obtener un provecho, así son despreciadas las palabras que provienen de los empresarios, clientes, de las propias prostitutas e incluso de las asociaciones pro-derechos. No olvidemos que una de las más rastreras estrategias abolicionistas fue difundir el rumor, todavía tenido por cierto en determinados círculos, de que Hetaira estaba financiada por ANELA. Y digo yo, ¿y si fuesen las abolicionistas quienes se estuviesen lucrando con esto? Apenas unos pocos nos atrevemos a señalar tan inquietante posibilidad, pero que no parece descabellada a la luz de los pufos que han protagonizado el Instituto de la Mujer o la Federación de Mujeres Progresistas. Han recibido subvenciones millonarias para proyectos muy opacos, en la calle casi no han hecho nada y los puestos de dirección de todas esas asociaciones que en su día proliferaron como las setas están copados por feministas "de carnet", afines a los partidos mayoritarios. ¡Y sin embargo son ellas quienes nos acusan a nosotros de servir a los intereses de los poderosos! ¡Hay que echarle jeta al asunto!

Por otra parte, existe un tipo de personas cuya máxima aspiración es pasar por la vida como fantasmas, no se meten en problemas, saben que quien se ciñe a la doctrina oficial va a pasar desapercibido y eso es lo que hacen. Ahí tenemos a Anabell Alberto, quien con una lógica aplastante razona... si se pena al proxeneta, ¿por qué no la prostitución (a la prostituta)? El sentido de lo que dice es impecable, de hecho es lo que se hace, bajo la apariencia de combatir el proxenetismo se ataca a las prostitutas. Lo que yo me digo es, ¿y qué necesidad hay de perseguir A NADIE? Pero en el fondo tiene razón, si se criminaliza la prostitución que sea con todas sus consecuencias. Por otra parte está Yubelkis Peralta quien nos dice que claro, las leyes están en contra de la prostitución y esas personas están "haciendo lo incorrecto". ¿Pero lo incorrecto en base a qué? ¿A que lo digan los gobiernos? ¿No conoce usted casos de gobiernos que han perjudicado a sus ciudadanos? ¿A que sí, mi amor? ¿Y si lo que estuviese mal no fuese la prostitución sino la legislación existente?

Donde sí podría existir una justificación a la acción gubernamental es en lo relativo a "dar posibilidades". Nos dice una de las invitadas "lo mejor sería que las mujeres tuvieran la ayuda y el apoyo del gobierno y de toda la sociedad para que estudiaran, tuvieran cómo mantenerse y no CAYERAN en la prostitución", a lo que la presentadora objeta que si se deben mantener a las prostitutas para que no lo sean, ¿por qué no a las demás mujeres? Ahí es donde está la falla del sector público, que no funciona de manera imparcial y objetiva. Ya se parte de una visión profundamente negativa de la prostitución (eso de "caer", mal vamos a ayudar a alguien que ni siquiera respetamos) y se desea no tanto ayudarlas como sacarlas de esa vida. La consecuencia lógica es que cuando comprueban que "a las buenas" no pueden "rescatarlas" lo hagan "a las malas". Tales ayudas no deberían estar condicionadas a su cese de actividad sino otorgarse independientemente, si alguna quiere dejar el puterío que sea por su propio pié. Debería facilitarse el acceso de las prostitutas a los recursos GENERALES de la población, pero no la creación de ninguno ESPECÍFICO como los que existen en estos momentos.

¿Que lo que se quiere es proteger a estas personas? Perfecto, aquí la trabajadora sexual Ana Luz Mamani nos dice cómo (siempre acabo diciendo lo mismo, que se las escuche... es tan fácil y tannn complicado a la vez):





Ella defiende la postura conocida como pro-derechos. Están de acuerdo en tener obligaciones, que parece ser lo único que les interese a ciertas personas. Vale, se tributa al Estado. También aceptamos que se implementen programas de educación y trabajo para las que desean retirarse, si bien no podemos enfocarnos exclusivamente en este aspecto pues son una minoría (yo las he encontrado, y curiosamente quienes más las han ayudado a salir de la prostitución ofreciéndolas otros trabajos... ¡han sido sus propios clientes! ¿Lo reconocerán alguna vez las abolicionistas?). Pero, y aquí viene la novedad, permitan que quienes quieran seguir ejerciendo lo hagan con tranquilidad: ya que se pagan impuestos que se obtengan los beneficios derivados de ellos como vacaciones y jubilación, no las molesten con continuas redadas y controles policiales, no las obliguen a trabajar para terceros (que es lo que se consigue sacándolas de la calle y prohibiendo los anuncios en la prensa) y tampoco establezcan ghettos de prostitutas (zonas rosas o barrios rojos) como si ellas no pudieran convivir con el resto de la gente como cualquier persona.

Lógicamente la solución que dé cada persona va a provenir de su propia perspectiva. Los intereses de vecinos, comerciantes, policías, jueces, políticos, trabajadores sociales, feministas, conservadores, socialistas, liberales, prostitutas, clientes, empresarios, etc no van a ser coincidentes. Ni tampoco se espera que lo sean. En un sistema democrático TODOS deberían ser escuchados y estoy convencido de que podría consensuarse una solución moderadamente satisfactoria como la que propone Mamani, no en vano lleva muchos años de ejercicio, conoce la situación real de la prostitución y sus propuestas son más que razonables: pide ser tratada como los demás. Ante la opinión pública creo que un mensaje tan sensato como el suyo tiene muchas posibilidades de acabar calando. Pero frente a las administraciones públicas la lógica es diferente, como dije al principio de la entrada. No todos los actores sociales influimos de la misma manera, por lo cual los compromisos a los que se lleguen dependerán fundamentalmente de la relación de poder existente (organización política, acceso a las instituciones y medios de comunicación, capacidad de presión, aliados...) y es de eso de lo que les hablaré en la próxima entrada, de mi propuesta concreta de regulación que tiene en consideración no sólo lo que reclamamos sino las posibilidades reales que tenemos de conseguirlo con los medios actualmente a nuestra disposición así como los intereses, limitaciones y compromisos de las administraciones públicas. Por desgracia la opinión de la ciudadanía (no digamos ya la de las prostitutas) tiene muy poco peso en las decisiones que finalmente acaban adoptando nuestros gobernantes.

jueves, 16 de enero de 2014

Mis respuestas a una entrevista al colectivo Hetaira

"Estoy segura de que si la sociedad estuviera más informada (de la prostitución) si estaría más a favor".
Flor Cabrera Serda, Colectivo Hetaira



Tal y como vengo diciendo diciendo, para saber de prostitución hay que escuchar a quienes la ejercen. Pero este ejercicio de escucha no acaba ahí. También es necesario saber qué es lo que aquellas personas interesadas en la prostitución desean conocer: si lo que queremos es hacer llegar nuestro mensaje al mayor número de personas, hace falta que detectemos qué aspectos concretos de este mundo les interesan. Hay temas que personalmente encuentro fascinantes, como los relativos a la legislación y al análisis de las políticas públicas, pero soy consciente de que no interesan prácticamente a nadie. O quizá sí puedan llegar a un público más amplio si hallo la forma de hacer esas materias un poquito menos ásperas...

Por eso suelo buscar entrevistas y programas sobre prostitución, uno aprende sobre lo que han hecho otros. Aunque llevo muchos años como cliente, mi experiencia como activista es menor y ante los medios mis capacidades todavía son más limitadas. De hecho las entrevistas a clientes son una absoluta novedad, no he podido encontrar UNA sola así que -para bien o para mal- es un servidor quien está abriendo camino. Hasta el momento me han hecho tres, las dos primeras sin la menor difusión pero la tercera ha sido en un programa de una radio nacional. Fueron realizadas por la periodista Paula Vilella, el trabajador social Eladio Ruano y la locutora (y periodista, guionista y actriz) Ayanta Barilli.

Como lo más probable es que pase un buen tiempo hasta la próxima vez que pidan mi opinión, me dije ¿por qué no darla, de todas formas? Los medios suelen acercarse sobre todo a las asociaciones, seguramente porque les resulta más sencillo, así que he escogido esta reciente entrevista que han hecho a la ONG pro-derechos Hetaira -la más conocida en Madrid- como modelo. Tras las respuestas que da una de sus representantes he añadido lo que yo contestaría, así pueden conocer tanto las posiciones de aquellas feministas pro-prostitución como las mías y contrastarlas. Con esto es como con los médicos, nunca está de más una segunda opinión.

Hetaira es una asociación comprometida con los derechos de las prostitutas, lo cual condiciona su mensaje. En este vídeo hecho por el colectivo, que al principio me resultó excesivamente simplón pues la interacción entre la chica y el cliente normalmente es mucho más rica, encierra un claro mensaje: paguémoslas bien, valoremos su trabajo. Normalmente las chicas que trabajan en la calle hacen los servicios por unos 20 euros (que pueden bajar tanto como a 10 o subir hasta 50, dependiendo de la situación... al que le ven la pinta pues...) y yo lo cuento porque mi compromiso es con la verdad. Sin embargo también es cierto que lo que te dicen ellas es que si vas a salir en los medios, digas que piden más para que sea más fácil sacarle la pasta a los clientes esporádicos (los fijos sabrán que es una tomadura de pelo). Entiendo que ese ha debido ser su propósito detrás del vídeo.



Sara Alonso Merino, El Precursor - 29 noviembre, 2013

Entrevistamos a una asociación de defensa de las prostitutas para conocer su visión sobre la legalización de la prostitución



En el número 18 de la calle Fuencarral se encuentra la oficina del colectivo Hetaira. Esta asociación lleva 18 años ayudando, atendiendo e informando a las mujeres que se prostituyen en Madrid. Lo que le hace diferente en comparación con otras organizaciones es que lucha por defender los derechos de las prostitutas, que incluso participaron en su fundación. Hablamos con Flor Cabrera Serda, una de las fundadoras de la asociación, sobre su visión acerca de la legalización de la prostitución. 

Cabe destacar que se va a implementar una nueva ordenanza en la ciudad de Madrid que prevé multas para los clientes de prostitutas de hasta 750 euros y sanciones de hasta 3.000 para los proxenetas. Además del Ayuntamiento ha lanzado una fuerte campaña contra la prostitución en cual que afirma que el 95% de las mujeres que la ejercen lo hacen de forma obligada.



SARA: ¿Cómo es, legalmente hablando, la situación en la que se encuentra la prostitución actualmente? 

FLORA: La prostitución de forma legal no está contemplada: no es ilegal, pero tampoco está regulada. Está en una situación alegal, el Código Penal lo que penaliza es al proxeneta, a toda aquella persona que se aprovecha de las ganancias de una prostituta.

Lo que sí es cierto es que, aunque no esté reflejado a nivel estatal, hay ordenanzas a nivel local que si que penalizan en algunos casos la demanda, en otros la oferta y en otros las dos cosas. Un ejemplo de ello es la ordenanza que se va a implementar en Madrid.

CLIENTE X: Es una situación de ilegalidad encubierta. España es oficialmente un país abolicionista, signatario del Convenio de las NNUU del 49, y como tal aplica los tres puntos fundamentales del abolicionismo: no reconocimiento de la prostitución como trabajo, tratamiento de las prostitutas como víctimas a quienes se debe rescatar, y criminalización de las actividades anejas. No se penaliza la prostitución en sí, pero en cambio el único abordaje legal hacia ella se hace desde el ámbito criminal: Código Penal, directivas de servicio de los CFSE, órdenes internas sin constancia escrita... Todo ello conlleva que quienes ejercen esta actividad no sean tenidas en cuenta por las autoridades y se encuentren en una situación de vulnerabilidad, desprotección legal y ausencia de derechos extrema.



S: ¿Cómo ven las probabilidades de que se legalice la prostitución en España? 

F: No hay ningún viso de que eso pueda llegar a ser cierto porque precisamente las intenciones son las contrarias. Se presentó en el Congreso de los Diputados una iniciativa de Los Verdes pero se desechó. Las conclusiones fueron: la prostitución es violencia hacia la mujer. Son víctimas. Entonces hay personas que se aprovechan de ellas, no son ellas las que deciden. Mezclaron la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y lo que es la prostitución libre. En esas conclusiones no había posibilidad de que las mujeres sean conscientes y elijan por sí mismas el ejercer prostitución… La mayoría de los grupos políticos y de la ciudadanía se piensa que la mayoría de las mujeres que ejercen prostitución son víctimas de trata. Por este motivo se iniciaron las ordenanzas municipales y no se va a legalizar la prostitución en España. Estas ordenanzas van dirigidas a la prostitución en la calle: porque en los lugares cerrados se cree que no hay explotación laboral.

C: Nulas no, lo siguiente. De hecho lo que se puede comprobar es que se va hacia un modelo cada vez más represivo: aprobación de un "Plan contra la explotación sexual" que avala las redadas policiales y consiguientes abusos,  Ley de Seguridad Ciudadana contra las prostitutas que ejercen en medio abierto y sus clientes, proliferación de ordenanzas municipales elaboradas en su totalidad sin tener en cuenta a las chicas y que dan más potestades a los cuerpos municipales de policía... En las ciudades mayores las prostitutas, organizadas por una serie de asociaciones, han llegado a protestar contra estas medidas pancartas en mano denunciando la precarización que suponen para sus condiciones laborales. El principal problema para muchas de estas mujeres, en particular si son extranjeras y trabajan al aire libre, es lo que llamamos la "violencia institucional": los ataques, abusos y extorsiones cometidos por los propios poderes públicos. Es previsible que vayan a más, puesto que estas personas no tienen ninguna capacidad de presión política y además los ingresos que generan, en negro, resultan muy tentadores para unas autoridades necesitadas de una financiación tan inmediata y ausente de control como la procedente de esta actividad.

Dese cuenta de que al no reconocer la prostitución como un trabajo las arcas públicas dejan de recaudar una inmensa cantidad de dinero. ¿No le resulta extraño que un gobierno que toma toda clase de medidas para incrementar su recaudación no parezca ni mínimamente interesado en fiscalizar un sector tan lucrativo? Es ciertamente curioso que se hable tanto de luchar contra la economía sumergida pero en cambio los poderes públicos hagan denodados esfuerzos para que este sector no tribute, oficialmente, ni un sólo euro. Si la prostitución se "legalizase" afloraría todo ese dinero negro, piense a quién le puede interesar que tanta pasta no entre al circuito legal.

A pesar de haber expresado públicamente sus demandas, no parece que las administraciones públicas estén por la labor de atender las reivindicaciones de las prostitutas.Si nuestros gobernantes no escuchan a las prostitutas, ni a los empresarios, ni siquiera a la ciudadanía que pide que la prostitución se "legalice"... Entonces, ¿a qué intereses obedece su actuación?



S: ¿Por qué creen que la prostitución debería ser reconocida como legítima? 

F: La prostituta tiene derechos como ente social, como persona trabajadora y como persona que quiere salir adelante y que hace algo legítimo ¿Por qué no va a ser legítimo? Hay otros trabajos que perjudican a los demás… Esos no son legítimos. Una persona está demandando unos servicios, paga por ello, y ella ofrece esos servicios. Dos personas adultas que se entienden en una transacción.

Luego lo moral es otra cosa más subjetiva y más de cada uno, y a veces de un colectivo. El sexo lo hemos sacralizado, y eso de que muchas mujeres u hombres cobren por ejercerlo a muchas personas les chirría ¿Pero quiénes somos los demás para juzgar que hacen otras personas? 

Además, creemos que ejercen una labor social. Hay personas que no tienen habilidades sociales para ligar, intercambiar acercamiento físico… e incluso charlar. Hay personas que demandan eso: compañía, acercamiento, contacto físico… además del propio servicio sexual.

C: ¿Y por qué no debería serlo? ¿Qué derechos lesiona? ¿A quién perjudica? Es un pacto voluntario que reúne todas y cada de las condiciones que el Real Decreto Legislativo 1/1995 (más conocido como el "Estatuto de los trabajadores") establece para considerar esta actividad un trabajo. El Artículo 188 del Código Penal, que prohíbe precisamente que la prostitución pueda ser considerada como un trabajo por cuenta ajena, entra en clarísima colisión con el Art. 38 de la Constitución. Pero evidentemente ninguno de los actores legitimados para interponer un recurso de inconstitucionalidad va a decir nada. 

En tanto la gente vaya asumiendo que la prostitución es una forma de ganarse la vida tan legítima y honrada como cualquiera de las que se ejercen en el sector privado, tanto las prostitutas como su entorno (parejas sentimentales, clientes, otros trabajadores del sector...) irán siendo progresivamente más aceptados en la sociedad y dejarán de sufrir la discriminación que a día de hoy padecen. Es lo que llamamos la "normalización social" de la prostitución.



S: ¿Por qué cree que la prostitución está mal vista en sociedad? 

F: Se ha creado un estigma. Ello perjudica a las mujeres enormemente y no saben defenderse por la etiqueta que se les clava: el estigma de puta. Ser puta es lo peor de lo peor. Esta es otra de las labores de Hetaira: que este estigma se vaya difuminando, porque hacerlo desaparecer es muy difícil. 

No solo trabajamos con las propias mujeres, también de cara a la sociedad. Nosotras consideramos que es muy importante dar charlas, conferencias y estar en coloquios en los que se debata o se defienda los derechos como trabajadoras e intentar erradicar el estigma. También de cara a la administración, partidos políticos, prensa…

Hay foros que están a favor de la legalización de la prostitución pero sin preocuparse de nada más. Sin preocuparse de que sean las propias mujeres las que protagonicen ese proceso de legalización. A muchas personas lo que les molesta es que estén en la calle, y piensan que sería mejor que estuvieran en un club o en un sitio cerrado donde no las vean. Ahora, si es de otra manera que siga siendo visible, entonces quizás la cosa cambie. Es muy ambiguo, hay muchas posturas. Depende de las situaciones y los momentos políticos.

Pero, en definitiva, está claro que España no es muy proclive a la legalización. Estoy segura de que si la sociedad estuviera más informada si estaría más a favor.

C: Es algo curioso... resulta que mientras la prostitución es cada vez más aceptada en la sociedad, a pesar de que indiscutiblemente todavía pervivan sectores muy moralistas, la inmensa mayoría de la clase política se muestra totalmente contraria a ella. Creo que la pregunta debería ser cómo es posible que en este aspecto, como en tantos otros, exista semejante desconexión entre la ciudadanía y aquellas personas que dicen representarnos. 

De hecho, al comienzo de la entrevista mencionó ud la iniciativa del Ayto de Madrid dando como ciertos unos datos que asociaciones como Hetaira se esfuerzan en desmentir. Como cliente y conocedor de este mundo le puedo asegurar que no son ciertos. Bueno, en realidad se trata de medias verdades (que son las más peligrosas). El caso es que, como puede comprobar cualquiera, se ha hecho un gran esfuerzo desde las diferentes administraciones públicas a todos los niveles (Estado central, comunidades autónomas, diputaciones provinciales y municipios) para ofrecer una imagen horriblemente negativa de la prostitución a través de costosas campañas publicitarias. ¿Por qué razón nuestras autoridades podrían querer difundir una visión tan sórdida que, según las prostitutas y las asociaciones que trabajan con ellas, nada tiene que ver con la realidad? ¿Podrían tener algún motivo nuestros gobernantes para querer engañarnos?

Manifestación de prostitutas convocada por el colectivo Hetaira. Esta asociación denuncia que, cuando se evita regular la prostitución bajo las excusas de "combatir la trata" y "defender la dignidad de la mujer", se está produciendo una seria vulneración de los derechos reales de quienes ejercen esta actividad.



S: ¿Cómo cree que debería establecerse legalmente la prostitución en España?

F: Hay varias formas de legalizar la prostitución. Por ejemplo, una es como querría hacerlo Esperanza Aguirre, porque es muy amiga de una asociación de propietarios de burdeles llamada ANELA. En ese caso la situación sería muy mala. Si en esa legalización no van a participar las mujeres, si solamente va a venir desde los empresarios, sería perjudicial. Nosotras no querríamos que se legalizara, Hetaira sería contraria a la legalización.

Nosotras lo que queremos es una regularización con reconocimiento de derechos de las propias mujeres. Porque ellas son las que conocen las diferentes circunstancias, peculiaridades del ejercicios de la prostitución.

Un buen ejemplo es el Barrio Rojo de Ámsterdam. Llegar a acuerdos con las propias mujeres y que hubiese un servicio de seguridad, servicio de higiene, sanitarios… Recursos. Y por supuesto que ellas cotizasen.

C: ¡Uf! Hay muchos modelos y la implantación de uno u otro obedece, como cualquier política, al equilibrio de poder existente. El modelo ideal, porque se escuchó a las prostitutas y se atendieron sus demandas, es el Neozelandés que supone una descriminalización plena tanto del trabajo sexual como de todas las actividades y actores existentes a su alrededor. Esto es muy importante, ya que es corriente que con la excusa de proteger a las prostitutas se establezcan medidas que las perjudican (ya que cada uno crea si es por accidente o puro cinismo político). Pero aquí eso no va a pasar, es una utopía.

Personalmente considero que más que establecer un marco legal "ex novo" lo que habría que hacer es adecuar la legalidad vigente a las prácticas ya llevadas a cabo por la administración. La situación existente "de facto" debería ser reconocida "de iure": en un Estado de Derecho es inconcebible que exista semejante desfase entre lo que hacen los poderes públicos y las atribuciones que les están reconocidas legalmente. No pueden seguir moviéndose fuera de la Ley. A ver, no se trata de regular la prostitución porque ésta ya se halla regulada. Ya existen medidas sanitarias, tributarias y de orden público de obligado cumplimiento, sólo que no están aún recogidas de manera sistemática en un código normativo escrito. Entonces sería eso lo que habría que hacer. La normal legal que se parece más a lo que están haciendo nuestras autoridades es la Ley municipal de Madrid del 30 de abril de 1859, por lo que pienso que debería considerarse como el marco legal de referencia.




S: Respecto a la aceptación por la sociedad, ¿No encuentra cierta hipocresía, por ejemplo, por parte de clientes que, en el caso de formalizar la situación, no mostrarían su apoyo de cara a la sociedad?

F: Hay una doble moral, ellas mismas te lo dicen, que hay muchos casos de declaraciones de hombres que alguna reconoce como cliente, o hasta de policías.

C: ¿No encuentras tú la hipocresía en quienes piden a clientes y prostitutas que den la cara sabiendo las consecuencias que acarrea? Como has dicho hace un momento, la prostitución cuenta con muy mala prensa. Si la apoyas públicamente, te crujen. Pero si además declaras estar relacionado de un modo u otro con este mundillo eso ya significa tu muerte social. Despídete, estás acabado/a. 

Tanto las chicas como nosotros nos ocultamos por pura supervivencia. Desearíamos poder decir en voz alta al mundo qué hacemos y quiénes somos pero eso tiene unas consecuencias. Aotros colectivos, como los homosexuales o los enfermos de SIDA, les ha sucedido lo mismo: tenían que esconderse, lo que les traía problemas no era tanto su forma de vida sino el rechazo social que encontraban.
 

La gran mayoría de clientes apoyan a las chicas, un hito reciente fue el manifiesto redactado por 350 intelectuales franceses que generó una tremenda polémica. Obviamente también hay un reducto de tipos que contratan sus servicios, que yo no llamaría clientes, que luego arremeten contra ellas. Es curioso que varios de los más destacados detractores de la prostitución hayan resultado ser unos puteros empedernidos. "Consejos vendo, que para mí no tengo".

Cuadro elaborado por la activista y prostituta Norma Jean Almodovar que recoge a varias de las figuras públicas más relevantes "cazadas con las manos en la masa". Entre estos reconocidos puteros estaban cargos políticos, religiosos y funcionarios policiales que se habían distinguido por criticar ferozmente la prostitución (se puede ver la imagen a tamaño completo pinchando en ella).

sábado, 11 de enero de 2014

¿Cómo debemos informarnos sobre la prostitución?

"Lo que digo no lo digo porque sí, he hecho investigaciones sobre las condiciones de trabajo de las trabajadoras sexuales (...) No es algo que yo me esté inventando".
"De entrada la información que se posee (sobre la prostitución) proviene de los medios de comunicación, es decir, una información sesgada y deformada".
Ignasi Pons i Antón, sociólogo experto en prostitución

"I know people do not trust the word of a sex worker"
"Sé que la gente no cree en la palabra de un trabajador sexual"
Belle de Jour (Brooke Magnanti), ex prostituta y escritora

"Para todas (las prostitutas) el periodismo eran calumnias, manipulación, discriminación, todo términos negativos"
Gloria Muñoz, periodista educadora de prostitutas

"La relación con los medios de comunicación no siempre es fácil. Los medios de comunicación están impregnados, como lo está la sociedad en general, de muchos estereotipos y de mucha estigmatización. Por tanto, la relación con los medios a veces nos suscita más miedos que confianza porque dudamos que lo que se emita vaya a favorecer o perjudicar (...) Una cosa es la libertad de opinión y otra es entrar en estereotipos, valoraciones o juicios que no respondan a la realidad".
Lourdes Perramón Bacardit, coordinadora de "El lloc de la dona"



Lo que me ha animado a escribir esta entrada, que ya tenía en mente hace bastante tiempo, han sido los recientes comentarios de uno de los seguidores más asiduos del blog. Recordad que podéis plantearme las cuestiones e inquietudes que tengáis, yo sé lo que sé mas sólo puedo suponer lo que ustedes desean saber.

Este lector enlazó varias charlas sobre la prostitución impartidas por "expertos", en las cuales hablaban "de oídas". Ninguno de estos académicos había estado en contacto directo con la prostitución, lo que considero una gravísima carencia. Se supone que tendríamos que ser prudentes al hablar sobre algo que no hemos vivido (salvo que seamos curas o políticos), sin embargo es muy corriente que se opine sobre la prostitución en base a lo que se lee en los periódicos, se ve en la televisión o, con mucha suerte, se conoce por fuentes secundarias como entrevistas a trabajadores sociales, agentes de policía y otros profesionales que tratan con prostitutas.

No desprecio en absoluto toda información complementaria y considero que resulta muy útil, como atestigua este blog. He dado voz a feministas, a escritores, a filósofos, a políticos... en fin a cualquiera que tenga algo que decir sobre el tema. Valoro mucho sus aportaciones. Pero considero que no pueden eclipsar la visión que tienen las prostitutas y gente de su entorno, como tan frecuentemente sucede. Para nada deseo minusvalorar las investigaciones realizadas en despachos en base a libros, artículos y recortes de prensa. Simplemente señalo que hace falta contrastar esa información con la que te pueden aportar directamente las chicas, sus parejas y familiares, sus clientes, los dueños y trabajadores de los clubs... Me parece que tal ejercicio es necesario en cualquier investigación, más cuando hablamos de una realidad que no nos queda lejana, que no es de difícil acceso. No estamos hablando de un tema que forzosamente tengamos que tratar desde la distancia por una imposibilidad de acceso física, el problema suele estar en los "investigadores" que no pueden o no quieren aproximarse a un mundo que se halla muy mal visto.

Por increíble que pueda parecer, muchos estudios y documentales sobre prostitución excluyen la perspectiva de las prostitutas. Académicos, investigadores y periodistas se suelen lamentar por la dificultad de entrar en contacto con estas mujeres, mientras ellas denuncian el maltrato que reciben por parte de quienes indagan en el mundo de la prostitución al ser muy poco rigurosos y excesivamente morbosos. Claro que las prostitutas quieren hablar, pero sólo a quienes tengan confianza, las respeten y las tomen en serio. Cuando no se dan estas circunstancias, como suele ser la norma, son ellas mismas quienes toman la palabra y tratan de dar a conocer sus reivindicaciones sin intermediarios. Como ellas, trato de mostrar cómo es la prostitución desde dentro pues comparto su opinión de que los medios no informan de este fenómeno con la seriedad que debieran. 



Sin duda el aspecto más llamativo de este blog soy yo, su autor. Quien os escribe no es uno de esos "expertos" de despacho, sino alguien que ha vivido la prostitución desde dentro. Un tipo que en vez de aproximarse tangencialmente a esta realidad leyendo algún libro o hablando con alguna asociación ha vivido, literalmente, entre putas. Y como tal sabe que nada, ni la lectura de este blog o los de las propias chicas, puede sustituir al contacto directo con este fenómeno. Pero eso ya corre a cuenta del lector, yo puedo poneros entrevistas, fotos y vídeos que más o menos puedan daros una idea lo más cercana de lo que hablo, mas no voy a ir corriendo hasta vuestra casa para sacaros a rastras a ir a ver a las chicas. Eso hacedlo vosotros, y si cuando lo hagáis os encontráis algo distinto a lo que cuento aquí estaré encantado de que me llevéis la contraria en público.

El otro gran valor añadido de un servidor es la capacidad aunar ese conocimiento sobre el terreno (lo que llamo "la calle") con el más formal y académico (que denomino "la moqueta"). Ambos son necesarios y complementarios, pues mientras "la calle" es la realidad pura y dura resulta que es "la moqueta" la que da lugar al conocimiento "oficial" de la prostitución. No son mundos separados, sino que inciden recíprocamente. En "la calle" se fundamenta, o debería, "la moqueta" (aunque como se dice en las películas, a veces toda coincidencia con la realidad es pura casualidad). Y por su parte "la moqueta" genera un clima de opinión pública y crea una serie de intervenciones de la administración que inciden en "la calle". El problema surge, claro está, cuando existe una desconexión entre ambos como denunciamos los activistas pro-derechos. ¿Y cómo lo solucionamos?

Se supone dando nuestra versión de los hechos, mas no es tan sencillo. Con tan buena voluntad como ingenuidad, nos hemos acercado a los medios sólo para ser machacados por unos periodistas indignos de tal nombre que nos tratan -es una frase hecha- como a putas: sin ningún tipo de respeto, tomándonos el pelo, diciéndonos unas cosas y haciendo otras, aparentando interesarse en nuestras reivindicaciones para luego quedarse únicamente con lo más morboso tras el "corta y pega" de la edición... Fácilmente podrán comprobar cómo la tirria que las chicas (y quienes colaboramos con ellas, como ciertos trabajadores sociales y clientes) le tienen a los medios solamente rivaliza con la que sienten hacia políticos, feministas y policías. Sabemos que son en buena medida responsables del desconocimiento y de los tópicos existentes sobre la prostitución, puesto que en lugar de ayudarnos a trasladar nuestro mensaje a la sociedad lo retuercen y deforman de manera sensacionalista. Si ustedes quieren saber sobre prostitución, repito por enésima vez, necesitan escuchar a las putas. No hay otra.

La advertencia que deseo hacerles es que no crean a pies juntillas lo que ven y oyen en los medios de comunicación en general, y en particular cuando tratan un tema "invisible" y sujeto al morbo y al sensacionalismo como es la prostitución. Contrasten esa información, sean críticos, muchas veces incluso es suficiente con reflexionar sobre las noticias pues el propio discurso oficial contiene incoherencias y errores que pueden ser detectados por cualquier persona medianamente despierta.



Pero la gente es muy cómoda, hay que ponerles las cosas en la cara. Así que conscientes de ello, los activistas que defendemos el trabajo sexual hemos decidido coger el toro por el cuernos y hablar sin ningún tipo de intermediario. ¿Que Mahoma no va a la montaña? Pues la montaña irá a Mahoma. Por supuesto el impacto mediático que podremos conseguir de este modo será muy limitado, más teniendo en cuenta la desproporción existente entre nuestros medios y los de los abolicionistas. Sin embargo ya no podrá decirse que no estamos ahí, gracias a las nuevas tecnologías quien nos busque y de verdad esté interesado en escucharnos puede hacerlo. 

No soy el único que ha llegado a semejante conclusión. Como deseo mostrarles con las dos noticias que reproduzco a continuación, ya hay chicas que tratan de combatir los mitos y la mala fama que arrastra el trabajo sexual. Hacen referencia a un grupo de prostitutas mexicanas hartas de sufrir el periodismo amarillo que, ni cortas ni perezosas, dijeron "hasta aquí hemos llegado" y decidieron dar el salto a la luz pública. Por supuesto todavía somos la excepción, ya que el estigma social es muy fuerte y se necesita una gran dosis de valor (casi más bien temeridad) para "salir del armario". En España vamos contando con varias: Carolina Hernández, Nereida Lakuló, Vanessa Vera, Margarita Carreras, Montserrat Neira, Paula VIP, Anna Alba, Mireia Exclusive, Marta Prats, Uma Escort... No son muchas, pero sí las suficientes como para demostrar que la visión tan negativa que tanto medios de comunicación como instituciones públicas trasladan sobre este fenómeno no es cierta. Por eso comencé a escribir el blog, la "versión oficial" que escuchaba no tenía nada que ver con lo que yo veía con las chicas.

Una última cosa. Fruto de esta experiencia en sus apariciones públicas, dos trabajadoras sexuales y activistas norteamericanas llamadas Audacia Ray y Eliyanna Kaiser elaboraron una guía que considero de estudio imprescindible para cualquiera que tenga que hablar con los medios. Ojalá existiese algo parecido para los periodistas, mas todo lo que he podido encontrar es un manual para cuando entrevisten a "víctimas de la trata de personas", realizado por la ONG trafiquista Save the Children. De nuevo, confrontamos realidad con prejuicios.



El tiempo - VALERIA SÁENZ - 16 de Septiembre del 2013

Esta transexual que trabaja en las calles mexicanas decidió aprender las bases del periodismo. 



Se hace llamar Krishna - nombre de un dios del hinduismo - dice que le gusta como suena la palabra, pero que no tiene nada que ver con la religión. Trabaja en las calles del centro del DF (México) ofreciendo placer sexual a cambio de dinero y lo hace desde sus 20 años, hoy ya tiene 42. Krishna nació biológicamente como hombre, pero se siente mujer. Se define como transgénero, aquellas personas que no están identificadas con el sexo con el que vinieron al mundo. Cuando decidió ser quien quiso, la gente se burló y recibió un constante rechazo, por eso dejó sus estudios y resolvió ejercer el oficio más antiguo del mundo.

Con una corta cabellera alborotada y de color rubio, labios pintados de un café intenso, aspira el humo de su cigarrillo, su compañero de calle, de esquina, sale con él casi todos los días a ganarse el pan como trabajadora sexual. Pero desde hace tres años, cada martes, tiene una cita especial por las tardes: su taller de periodismo. Krishna asegura que ella y sus compañeras están cansadas de cómo se hace periodismo en su país, “los periodistas nos meten el micrófono o la grabadora en la boca, para que una hable y no se eche a correr. A veces nos hacen preguntas agresivas y no nos están dando la dignidad por la que hemos peleado, hay muchas fallas, mucha manipulación de la información”, dice. Cuenta que en una ocasión una periodista le hizo una entrevista de media hora y casi al final le preguntó “¿qué siente al estar con un cliente?” y que esa respuesta fue de lo que se trató la nota entera, “siempre buscan el amarillismo”, señala con voz molesta Krishna.

Es harto frecuente que los "periolistos" aborden a las prostitutas de manera agresiva, entrometiéndose en su vida y tratándolas como si fueran monos de feria. De ese modo no van a saber nada de ellas, con lo que se aferrarán aún con mayor fuerza a sus prejuicios. A ver, para saber de prostitución en primer lugar hay que  ganarse la confianza de estas personas y aprender a escucharlas tal y como cuentan estas trabajadoras sexuales, de hecho lo ideal es pertenecer a su mundo. Eso se logra tras un largo y constante trabajo, no cogiendo una cámara y poniéndosela en la jeta sin su permiso. Semejantes "técnicas intrusivas" acaban, como habrán visto en varios documentales, con las chicas insultando al periodista, haciéndole gestos obscenos e incluso alguno se ha llevado una muy merecida hostia.



Un grupo de 10 trabajadoras sexuales mexicanas, aproximadamente, son parte de esta iniciativa impulsada por Gloria Muñoz, una periodista con 25 años de trayectoria que dirige la revista virtual Desinformémonos.

Uno de los primeros ejercicios del taller fue justamente identificar en qué estaban en desacuerdo sobre la manera como se ejerce el periodismo. “A mí me gustaría que existiera un periodismo con ética, la mayoría de medios de comunicación no tienen el compromiso, pues el periodismo es una profesión con la que uno se compromete a decir la verdad”, asegura. Y en medio de sus críticas y reflexiones sobre la comunicación, añade que alguien que se desempeña en el periodismo debe hablar de las personas con dignidad y “siempre preguntar con respeto”. 

Gloria afirma que estas mujeres “no creen en los medios de comunicación, están cansadas de que las traten con discriminación, con desprecio”, por eso vio la necesidad de enseñarles a contar sus propias historias, pero dándoles las herramientas necesarias.

En general existe un gran recelo hacia los periodistas por parte de las trabajadoras sexuales, a quienes acusan de "no conocer nada de su trabajo y no respetar lo que dicen" como afirma Dña Gloria Muñoz. Es corriente que los medios asienten los prejuicios que las prostitutas y sus aliados nos esforzamos en combatir, así que si nadie es capaz de hablar bien de nosotros no nos quedará más remedio que hacerlo por nuestra cuenta. Ojalá así seamos capaces de ir modificando la percepción social, tan enraizada como equivocada, sobre el trabajo sexual.



Dinámica del taller

El objetivo de las clases es que estas trabajadoras sexuales hagan periodismo de manera profesional. Krishna hace memoria y enumera lo que ha aprendido: “nos han enseñado a identificar cómo se compone un periódico, qué es una nota informativa, un artículo, un editorial, los géneros periodísticos”, también a redactar, editar y además “nos enseñan a tener un tono neutral, tomar las dos partes a pesar de que seamos trabajadoras sexuales”, recuerda. Gloria añade que se les enseña ortografía y cómo reportear, todo esto en cuatro horas intensivas, una vez a la semana. El nivel de escolaridad de las trabajadoras sexuales que van a las clases es variado y por eso las sesiones se adecuan a cada una de ellas.

Encontramos trabajadoras sexuales con un gran nivel de sensibilidad, con una gran capacidad de contar sus historias. Mérida (estudiante del taller) terminó el segundo año de primaria, le cuesta mucho escribir, pero hace unas entrevistas fenomenales, que la verdad yo me muero de envidia”, cuenta Gloria, columnista de un periódico nacional.

Cuando van en busca de las historias se meten en lugares que no cualquiera podría, hablan su propio lenguaje y además tienen el contexto de sus mismas vidas como catalizador para entender el drama, las alegrías y el día a día de estas personas. Al regresar al taller con el material, lo procesan, transcriben las entrevistas y arman la crónica.



Lo dulce y amargo de las historias

Krishna tiene grabados en su mente dos hechos en particular que tuvo que cubrir. Se encontraba recopilando denuncias de sus compañeras por supuestos abusos policiales. Al publicar la nota de la presunta explotación, cuenta Krishna que hubo un operativo al siguiente día en el que varias de sus colegas fueron detenidas, obligadas a declarar en contra de otras compañeras, pero al no tener pruebas salieron libres. Dos de ellas aparecieron muertas un mes después y en diferentes circunstancias. Krishna asegura que hubo abuso de poder. “El Gobierno es el mayor cabrón a través de sus policías. Y esto no lo marcan como un delito”, dice con tono de enojo, y agrega que decir la verdad pone en riesgo la vida de sus compañeras.

El otro recuerdo le remite a una mujer que no era prostituta, pero que tuvo que adentrarse en ese mundo porque le habían robado a su hija. Esta madre decidió investigar dónde habían llevado a la menor y empezó a prostituirse para llegar al corazón de una red de trata de blancas que atrapó a su pequeña. Varios meses después la encontró, pero bajo un estado de depresión severo y además con una bebé en brazos. Krishna contó la odisea de esta mujer, que a pesar de haber logrado su objetivo, tuvo que continuar ofreciendo sexo por algunos billetes y así poder mantener a su hija y nieta. Esto la marcó, cuenta.

Cuando uno trata de tú a tú a las prostitutas y las escucha con respeto, ellas se abren y te cuentan sus problemas. Resulta que distan mucho de ser los que uno imaginaba en un principio, siendo una constante que los abusos, extorsiones y agresiones por parte de la policía ocupen un lugar predominante (a menudo, el principal), entre sus preocupaciones. Esto es particularmente cierto entre las chicas jóvenes, extranjeras y que trabajan en medio abierto.



Resultados del taller

Para Gloria, estas mujeres ya no son las mismas desde que decidieron hacer periodismo, en su mirada, su perspectiva, su amor y su odio. “Ahora ellas tienen dos identidades, la una de trabajadora sexual y la otra de periodista. Salen a las calles a defender sus derechos, llevan una pancarta en una mano y en la otra, una grabadora”, opina la comunicadora.

El grupo que lidera este proyecto y quienes lo conforman se plantearon la meta de publicar un libro con la recopilación de todas sus crónicas que han sido difundidas en internet. Y aunque aún no tienen una fecha para editar la obra, saben que será un hecho, así lo aseguran tanto Gloria como Krishna.

Mientras tanto, esta última admite que no quiere dejar de laborar en las calles ofreciendo un “servicio placentero a sus clientes”, pero tampoco abandonará su nueva faceta, la de periodista. “Después de tanto tiempo, coger una pluma y ponerme a escribir me motivó a continuar con mis estudios, a superarme, a terminar mi bachillerato y ahora quiero meterme a la universidad. Tengo ilusión de estudiar Derecho Penal”, cuenta Krishna.

Y con su perpetuo cigarrillo en la mano, dice que estará atenta a todas las historias que hay que contar, porque “Krishna no está al servicio del poder, está para informar con la verdad y desmenuzar esas historias, buscar la opinión de la gente con calidad moral y de lucha”, culmina.
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El Mundo - MARÍA VERZA - 15/11/2013

Trabajadoras sexuales de México se forman como periodistas para tener voz propia



"Soy Krizna, trabajador sexual transgénero. Llegué al trabajo sexual porque aquí en México no hubo ni hay oportunidades de trabajo y de estudios. No me avergüenzo de mi trabajo, nadie me obliga a hacerlo. La extorsión y la criminalización nos forzó a organizarnos de forma pacífica". El texto que da inicio a la entrevista con una compañera de Francia está listo. Sentadas en torno a una mesa, las mujeres, todas trabajadoras sexuales (ni prostitutas, ni sexoservidoras, ni putas -aclaran- aunque este último calificativo sí lo usan cariñosamente entre ellas) debaten sobre las preguntas que deben hacer, las palabras precisas para indagar en la vida de la entrevistada sin ofender, los temas a tratar... Luego se ponen a escribir mientras los hijos de alguna de ellas juegan al otro lado de la habitación.

Muchas mujeres y transgénero del barrio de La Merced, conocida área de prostitución en el centro de la Ciudad de México, llevan años organizadas para reivindicarse como clase trabajadora, hacer respetar sus derechos y denunciar la violencia y las extorsiones a las que son sometidas, sobre todo por la policía. 

También quieren "desnudar" la trata de personas, pero a través de sus víctimas. "Lo que pensamos fue, 'si solo quieren nota amarilla para hablar de nosotras, pues se la vamos a dar' y, por ejemplo, nos desnudamos en un juzgado, o nos sacamos sangre delante de la prensa para hacer mantas [pancartas] de protesta", explica Krizna. "Pero no bastó, hay más historias que contar, por eso queremos crear nuestros propios medios de difusión, crear nuestras propias notas".

La organización Brigada Callejera les dio el apoyo y el momento no podía ser más apropiado. Según explica la portavoz de este colectivo, Elvira Madrid, con una nueva ley en México contra la trata de personas, aprobada en 2012 pero cuya reforma está ahora en debate parlamentario, y unas autoridades que quieren mostrar resultados rápidos, las trabajadoras sexuales aspiraban a dejar claro varios conceptos: que no todo el mundo que está en la calle es víctima de trata; que hay que ayudar a las que sí lo son, sin criminalizarlas y atacando a los grandes del negocio y no a los más débiles; que no se puede abandonar a las mujeres que se juegan la vida por denunciar; y que no puede utilizarse el preservativo como prueba de ningún delito. ¿La forma de hacer todo esto? El periodismo.

Estas mujeres se han visto obligadas a contar en primera persona sus vivencias y reivindicaciones, tras comprobar las continuas tergiversaciones y apetencia por el morbo de unos medios de comunicación excesivamente frívolos. La gran ventaja de conocer la prostitución de mano de las prostitutas en primera persona, sin intermediarios de ningún tipo, es que así no se puede deformar su mensaje. Por eso aprovecho cualquier oportunidad para ponerles vídeos como éste.



El punto de partida

"Empezamos por lo básico, los puntos, los paréntesis, que es un 'lead', la pirámide invertida, el quién, qué, cómo, dónde, cuándo y cómo... No teníamos ni idea de qué era todo eso pero ahora, después de tres años de trabajo, preparamos un libro", comenta Krizna. Además, ella, gracias al taller y después de 22 años trabajando en la calle, acabó el bachiller y ahora intenta acceder a la universidad a estudiar derecho.

Durante meses el taller de periodismo Aquiles Baeza (aquí-les-va-esa, bromean ellas), que ahora tiene lugar en un local de la colonia Roma, se desarrolló en las casas de las propias mujeres entre risas, lágrimas, llamadas de clientes, maquillaje y reglas de ortografía. "Era salvaje", dice la profesora, la periodista Gloria Muñoz. "Al principio me tocó hacer lo que hacen ellas todos los días en la calle, dignificar mi trabajo porque para todas el periodismo eran calumnias, manipulación, discriminación, todo términos negativos".

Las clases combinan técnicas de escritura con una parte terapéutica. "Quieren desnudar la trata porque saben cómo funciona y enseguida detectan si alguien dice una mentira, hablan de la corrupción y de sus historias cotidianas marcadas por la violencia, cómo a una que la intentan ahorcar, a otra la clavan un cuchillo, otra ni sabe el número de veces que la violaron... A veces es una lloradera pero también se intercambian consejos para ganar más dinero con sus clientes".

El próximo proyecto en vista es el libro que reunirá todas las entrevistas que están haciendo. "Trabajadoras sexuales entrevistando a otras, con nuestro lenguaje y la dignidad que nos gustaría recibir de los otros medios", sentencian. Será una denuncia colectiva pero en primera persona, sin pelos en la lengua. Pero les queda lo peor, la edición. "Tú sabes lo que es eso, a ver cómo dejas todo lo que te he contado resumido en una página y que no falten las frases importantes", bromea Krizna. En su caso, hay que añadir una más, la que habla de sus planes de futuro. "Voy a entrar en la universidad y no voy a dejar la calle. Mi sueño es ejercer Derecho en una esquina".

miércoles, 1 de enero de 2014

La regulación que no queremos

"Nuestro principal problema es la falta de reconocimiento a nuestro trabajo, mientras no se reconozca vamos a estar todas las trabajadoras sexuales en estado de explotación sexual"
Ángela Villón, prostituta y activista pro-trabajo sexual peruana



Los activistas pro prostitución ciertamente no empezamos al año con muy buenas noticias: Ley de Seguridad Ciudadana, Ordenanza municipal en Madrid, penalización de los clientes en Francia... la normalización de la prostitución a través de su reconocimiento legal es una quimera que cada vez vemos más lejos. En cambio, asistimos impotentes a la implantación de la agenda abolicionista a pesar de que no cuenta demanda social y de hecho la mayoría de la ciudadanía se opone a ella.

Cuando se habla de "legalizar" la prostitución (como siempre decimos el término correcto, hoy por hoy, es regular porque todavía no hablamos de un delito... cuando lo sea, entonces sí tendremos que emplearlo, como se hace cuando se trata el tema de las drogas) se suele distinguir grosso modo entre quienes sí están a favor de aceptarla, "legalizándola", y quienes niegan que se pueda reconocer su status de trabajo. Pues bien, no todas aquellas personas que desean que se "legalice" la prostitución lo hacen por los mismos motivos ni tienen parecidos intereses, y desde luego mantienen opiniones muy distintas sobre la misma. Aprovechando el artículo que escribió el escritor Luis Antonio de Villena el mes pasado en El Mundo quiero darles mi opinión al respecto y desmarcarme de quienes, quizá con buena fe pero con un desconocimiento completo de la situación de la prostitución en la España contemporánea, pretenden echarnos una mano que ni hemos pedido ni necesitamos (y que conste que más o menos me cae bien, pues es amigo de Savater quien como sabéis me gusta más que una estrella del pop a una quinceañera).

Estupenda viñeta del ya fallecido Mingote, en la que señala la cantidad de problemas y trabas que ocasionaría una posible regulación de la prostitución. Si la desconfianza hacia el sector público entre la ciudadanía ya es alta (eso que llaman la "desafección política"), entre las prostitutas alcanza cotas estratosféricas.



En esta ocasión les pongo primero el artículo, hace falta que lo lean. Tranquilos, está subrayado para los perezosos o quienes vayan con prisas:



LUIS ANTONIO DE VILLENA, El Mundo - 09/12/2013

El autor asegura que prohibir la prostitución, como en Suecia y como se hará en Francia, empeorará la situación
Explica que, en Alemania, las prostitutas son unos asalariados más que cotizan a la Seguridad Social

EN ESTOS días un país que tuvo fama de galante y licencioso, Francia, ha prohibido la prostitución (con multas a los clientes) en la Asamblea Nacional. Falta -para que entre en vigor- el trámite menos importante del Senado. La polémica en la calle es dura y las televisiones y periódicos (acaso con menos presiones externas que en España) dan espacio y voz, como parece natural, a los que están a favor de esa prohibición y a los no pocos que están en contra. Suena raro que la Francia de Las amistades peligrosas y donde se publicaban -el Ulises de Joyce- los libros prohibidos por inmoralidad en Gran Bretaña y EEUU, ahora (y con un Gobierno socialista) resulte tan «moral». No uso la célebre novela de Joyce por casualidad sino porque uno de sus capítulos más problemáticos para el puritanismo ocurre en un burdel. Y subrayo lo del Gobierno socialista porque no son pocos los que afirman que el puritanismo de izquierdas (en temas sexuales, verbigracia) es mucho más puritano que el puritanismo de derechas, sino le pesa demasiado el vaticano episcopal. Fue una ministra socialista la que prohibió fumar en España en cualquier lugar público cerrado, dando vida a terrazas de invierno, donde nunca las hubo...

Las propias fuentes oficiales indican que la inmensa mayoría de los franceses, el 78%, son contrarios a las sanciones a los clientes de servicios sexuales. Los trabajadores sexuales se han manifestado en contra de esta medida advirtiendo de los efectos devastadores que tendrá. Y a pesar de que la sociedad civil no desea la medida y las personas más directamente afectadas la rechazan, el legislativo francés respalda semejante proyecto. ¿Tiene que ver con una nueva ola puritana como asevera De Villena? ¿Son motivaciones morales las que primero impiden reconocer la prostitución como un trabajo y después llevan a perseguirla, o podrían existir otro tipo de razones?



Pero no quiero irme de un tema (la prostitución) delicado y de suyo irresoluble, por humano, demasiado humano. Quien habla de la prostitución con respeto, sabe que en un mundo ideal la prostitución no existiría, pero es que el nuestro, el de ahora mismo, dista muchísimo de ser un mundo ideal, en ningún sentido. Hablamos de resolver lo que hay molestando lo menos posible. Las idealidades, por ello, quedan fuera. Es indudable que la prostitución callejera molesta y aún en parques o carreteras secundarias, resulta un espectáculo que no hay por qué ver. Se habla mucho (y más cuando se quiere prohibir) de una muy dura expresión: la prostitución es «tráfico de carne humana». Se ha desechado la antigua trata de blancas porque de entrada parece mucho más suave. Claro que los defensores de la legalidad de la prostitución, naturalmente, están en contra del «tráfico de carne humana», pero ¿estamos realmente seguros de que la prostitución es siempre eso? Yo he salido muchos años de noche, y he hablado con «trabajadoras del sexo» como gustan ser llamadas muchas hetairas en la legalidad. Las que yo conocí (aparte algunos secretos sabrosos sobre políticos notables) siempre me dijeron que hacían esa labor -alquilar, no vender su cuerpo- porque querían y porque ganaban mucho más que como asistentas o camareras. 

¿Quiere ello decir que se es puta por vocación? No. Se es prostituta (o minero o vareador de olivos o incluso taxista en jornadas a veces de doce horas al día) porque la vida, la «perra vida» -Dámaso Alonso dixit- te lleva y trae como quiere y puede ponerte en esas y aún en peores tesituras. Es decir, la hetaira no lo es por vocación, sino por aceptación de un destino vital. Aunque no sé qué dirían al respecto las mujeres y los hombres jóvenes que se dedican con muy alto lujo a eso, y que evidentemente nunca han estado en los arcenes de las carreteras sino que usan pendientes de brillantes auténticos.

En España las prostitutas también han expresado públicamente sus demandas, que nada tienen que ver con las actuaciones finalmente llevadas a cabo por las diferentes administraciones. ¿Cómo es posible que los poderes públicos sean tan impermeables a las reclamaciones de un colectivo que, según declaran, les importa muchísimo y tienen tantos deseos de proteger?



Se dice que hay mafias que trafican con mujeres y es verdad. Está claro que tales mafias deben ser perseguidas, castigados los proxenetas y liberada cualquier mujer que esté haciendo obligada lo que no quiere hacer. Eso es obvio. Pero pensemos que en determinadas redadas policiales a ciertos malfamados «puticlubs» de carretera (por lo demás harto visibles) las asustadas mujeres sin papeles pueden -como defensa- decir que están allí obligadas y en algunos casos no ser cierto. La Justicia aquí debiera saber calar tan hondo y fino como un psiquiatra. Pero quede claro: nadie debe estar obligada, haciendo lo que no quiere y pagando cuota, además, al proxeneta o chulo de turno. Naturalmente eso debe ser castigado y perseguido. Hablamos sólo y únicamente de las «trabajadoras del sexo» que libremente quieren hacerlo y firman un papel (en comisaría si es preciso) certificando que son mayores de edad y que hacen su labor sexual libres y por voluntad propia. Así se puede legalizar la prostitución, como ha ocurrido en la conservadora Alemania hace ya más de diez años. Las «trabajadoras del sexo» cotizan a la Seguridad Social, tienen derechos y horarios laborales, asistencia sanitaria y están en lugares cerrados donde el que no quiere ni va ni ve. Me parece una muy digna solución a un problema casi insoluble, porque hay gente que siempre buscó en el amor mercenario compañía o sucedáneo grato al amor y todo eso les parece muy frío. Pero es mejor que la calle. 

Un amigo mío (cuando los burdeles eran legales, en España hasta 1956) tenía un tío, desafecto al hogar, que tenía morada en uno, donde pasaba la noche con las chicas, jugando a las cartas. Era otro tiempo, pero no es una novela de Galdós ni de Baroja ni literatura galante. Frente al modelo alemán (respetado por Merkel y sus conservadores sin presiones religiosas, pese a que la canciller es hija de un pastor luterano) está el modelo de Suecia. Sí, el país de aquellas suecas liberadas y en bikini que -en los pasados años 60- encendían la reprimida libido de los machos carpetovetónicos en el primer turismo, ahora viven en un país que prohíbe la prostitución y multa a los clientes, sin duda movido por un rigor moral (acaso de izquierdas) pero que retrotrae a la feroz y rígida moral calvinista. El evangélico Calvino y la católica Inquisición conocieron muy similares hogueras. En el actual debate francés entre Alemania y Suecia respecto a la prostitución, parece que -entre amplio descontento- ganará Suecia; los que están a favor de la legalización afirman, creo que con toda razón, que la prohibición no arreglará nada, sino que traerá más problemas, mucha más sordidez, y cierta injusticia. La prostitución de alto standing seguirá existiendo, pero la más corriente, perseguida, volverá a la suciedad de la marginación, de la clandestinidad y a todos los problemas de salubridad e inseguridad que ello conlleva. No habrá menos prostitución, sino más injusticia (los ricos, como siempre, beneficiados) y muchos, muchísimos más proxenetas y matones para proteger a las subterráneas malditas.

El autor de este artículo advierte de la nefasta confusión entre moral y derecho, al convertir los pecados en delitos. Una buena parte de la clase política española considera que, efectivamente, "pagar por sexo es un crimen" como refleja este cartel elaborado por el Ayuntamiento de Sevilla. Los mismos malversadores de fondos que no tienen reparos en hacer facturas falsas, desviar fondos, cobrar comisiones ilegales, quedarse con el dinero de los parados y un sinfín de chorizadas más resulta que en el tema del sexo se vuelven unos santos varones. ¿No habrá, como en tantos otros casos, algún interés económico de por medio? ¿De qué modo podría beneficiar a nuestros dirigentes que un colectivo de personas, que por cierto ganan mucho dinero en efectivo, no pudiese regular su situación ni justificar la fuente de sus ingresos?



CUANDO EN el franquismo la homosexualidad estaba prohibida, existía mucho ligue callejero (no siempre seguro) y baritos clandestinos o semiclandestinos donde la gente iba aún a riesgo de redadas policiales -que había- y de pasar unas horas vergonzosas en comisaría quedando marcado con una ficha de «peligrosidad social». Pese a ello (y mil episodios vejatorios desde el poder, que aún abochorna contar) la gente gay seguía yendo a lo prohibido. Y como en el bolero parecía tener todo más morbo, oyendo aquella canción: Soy lo prohibido.

Mucho me temo que nuestro Gobierno (que pese a los mil terribles problemas que tiene y muy graves) anda tanteando este otro, también quiere tomar el camino sueco y no el alemán, mucho más sensato. Pero es que -tristemente- en la decisión de la derecha española (diferente a la alemana) sigue pesando la confesionalidad católica y el peso de nuestra más que retrógrada Conferencia episcopal. Señores, en una democracia moderna como quiere ser la española, delito y pecado no son nunca ni pueden ser sinónimos. Las «trabajadoras del sexo» y sus clientes pecarán, por qué no, pero en absoluto tienen por qué delinquir. Si no, muchos de nuestros actuales ministros, ministras o altos dignatarios del PP serían delincuentes, pues si católicos son en pecado están, separados del primer cónyuge y vueltos a unir con otro por lo civil, lejos de la Iglesia. Para ese pecado (que a los no católicos ni nos va ni nos viene) argüirán elementos de modernidad que no entienden en el tema de una prostitución legalizada, que no moleste a nadie, porque está bajo control estatal y naturalmente sólo hace uso de ella quien quiere. Esto -dentro de lo delicado del tema- es libertad, lo otro no, pues vulnera la libertad individual (como Orwell previó) tan maltratada, la pobre. Ninguna solución es por entero buena -no somos ángeles- pero la cautelosa legalización tiene más ventajas y es más normal que la prohibición pura y dura. Ni el Gobierno de Israel basa sus leyes ya en el Levítico.
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Como saben perfectamente por entradas anteriores, y además ya les he adelantado en los pies de foto, pienso que todo eso de los prejuicios morales y convicciones religiosas sobre la prostitución no es más que una patraña, una "cortina de humo" dirían en politiqués. No me cabe la menor duda de que es algo que sí que afecta a un sector de la población, pero no a nuestros gobernantes. Ellos son demasiado listos (que sí, precisamente porque no lo aparentan) y sólo emplean una serie de justificaciones como excusa para mantener la prostitución en un estado de inseguridad jurídica y desprotección legal, como dije en su día en una entrada dedicada ex profeso a este particular. Cuando un político va a robar (esto es, a hacer su "trabajo"... manda huevos que dedicarse a la política sí sea considerado un trabajo y no putear, que es cien veces más honrado) nunca lo declara abiertamente: "eh, chavales, que vengo a sisaros los duros que tanto os ha costado ganar pa meterme una peazo mariscada entre pecho y espalda con los colegas". No, así no se hacen las cosas. Lo que hace es decir, con una sonrisa de oreja a oreja, que todo se hace "en aras del bien común", que se persigue "el interés general", o que son "medidas sociales". Así, sí. Cuando oigan esas palabras, o similares, prepárense porque se ha abierto la veda. Los políticos ya se relamen, preparándose para darse un festín a costa del sufrido contribuyente. Entonces aprueban colosales subvenciones para los amigos con la excusa de invertir en energías renovables, por la "sostenibilidad", o meten a paniaguadas que no saben hacer la O con un canuto en institutos de la mujer y observatorios de género porque ya se sabe que estamos comprometidos con la "igual-dá", o se forran gracias al dinero que debería ir para algún oscuro proyecto en el extranjero imposible de controlar, informes de cuatro hojas que nadie lee y copian de Internet o cursos de formación para parados que acaban en catas etnológicas.

Con la prostitución pasa lo mismo, hay un discurso oficial que se airea y una realidad que trata de ocultarse. Los motivos por los que deseamos una regulación de la prostitución son muy claros: defendernos del sector público, poder contar con esa mínima protección exigible en un Estado de Derecho que evite la arbitrariedad de la administración. Porque ése es el problema de fondo, al ser considerados delincuentes (las prostitutas, los clientes, o ambos... peor cuando con ese cinismo tan propio de los políticos dicen que las chicas son "víctimas" pero las tratan a palos, como si fuesen criminales de la peor calaña) NO TENEMOS DERECHOS. Nos vemos inermes ante cualquier abuso que se pueda perpetrar contra nosotros. Ésta es la situación a la que queremos poner fin, y la que lógicamente los políticos y sus esbirros desean perpetuar sine die.

Uno de los mensajes más repetidos por los activistas pro prostitución es que las putas no son las malas de la película, sino las leyes que los gobiernos establecen en su contra, muy a menudo declarando con total desvergüenza que se hacen en su beneficio. Si cualquier responsable político desea ayudar a estas personas de corazón y no sólo de boquilla, lo primerísimo que tendría que hacer sería escucharlas de igual a igual y comenzar a conocer su mundo desde dentro.



Todos los demás problemas son secundarios, y pueden discutirse siempre que nuestra principal reclamación sea atendida. Yo soy partidario de una prostitución lo más libre posible, sin una reglamentación decimonónica como la que plantea De Villena a quien todo lo que parece importarle es "que no se vea". Que las chicas estén recogiditas en burdeles (¿En qué condiciones? ¿Las ha preguntado si eso es lo que prefieren? Muchas sí, pero otras no), que pasen sus exámenes médicos y coticen a la SS. Es decir, que estén controladas. Más poder para el gobierno. Que no, que no van por ahí los tiros, no es eso lo que queremos. A ver, entiendo que partimos de una posición de debilidad y no podemos negociar en igualdad (eso suponiendo que siquiera pudiésemos negociar, claro), que debemos hacer concesiones y limitar nuestras demandas. Me hago cargo y estoy dispuesto a aceptar las situaciones que ya se producen de facto, ese control de prostitutas, su zonificación, los exámenes médicos y los pagos a la administración (siempre que sean legales, es lo mínimo exigible ¿no?). Pero de lo que se trata es de que, a la larga (porque esto es un proyecto a muy largo plazo, una "carrera de fondo"), la prostitución vaya siendo aceptada socialmente y normalizada legalmente. Que no sea vista como un mal irremediable e inevitable sino como una opción tan legítima y aceptable como cualquier otra. Lo sé, suena a utopía, como tantas otras de mis ensoñaciones: que exista una separación de los poderes del Estado, que los gobernantes se sometan a la legalidad que ellos mismos dictan, que la Ley sea igual para todos y no discrimine a nadie... la verdad es que como diga esto en voz alta en la calle me meten entre cuatro paredes acolchadas.

Ese tipo de regulaciones, que no tienen en consideración las reclamaciones de las prostitutas y están interesadas en proteger ciertos "bienes públicos" (sanidad, orden, una inexplicable defensa de la infancia... ¿qué le hacen las putas a los niños? Como decía Marga Carreras a quienes se asustaban por tener cerca a una puta: "si no me pagan no les voy a hacer nada", jajaja) en vez de los derechos y libertades de la ciudadanía, son extremadamente perniciosas y acaban dando carta blanca a la violencia contra las putas. Es muy frecuente que se caiga en las medidas represivas para perseguir a las "mafias" (como sucedió con la legalización Holandesa, la cual sí fue una legalización pues los burdeles estaban prohibidos), que nunca se han visto pero "se sabe que existen", o para garantizar que la prostitución se realiza única y exclusivamente de la forma que los burócratas del gobierno han establecido como más conveniente desde sus despachos.

Por mi parte, considero que cualquier tipo de regulación tendría que partir del conocimiento de esta realidad, buscando por una parte mejorar las condiciones de trabajo de las prostitutas y por otra compatibilizar los espacios garantizando la convivencia social. No son objetivos contradictorios, sino que se retroalimentan mutuamente: por ejemplo, si ponemos papeleras y servicios sanitarios vamos tanto a hacer más agradable el ejercicio de la prostitución como a mitigar el impacto que tiene en el entorno. La prostitución puede resultar muy beneficiosa para una zona si los poderes públicos actúan adecuadamente, ya que como toda actividad económica produce un movimiento de dinero y potencia otra serie de negocios (bares, discotecas, tiendas...). Ante la propuesta de De Villena, escuchen qué nos tiene que decir una mujer que sabe de qué va la movida:

Cuando se habla de regulación mucha gente lo asocia a establecer controles y medidas sobre las prostitutas. Pero no, se equivocan, lo que hay que controlar no es a las putas sino a las autoridades públicas. La mayor parte de los problemas y efectos negativos achacados a la prostitución no están causados por esta actividad en sí misma sino por la situación en la que se desarrolla debido a las medidas políticas.