miércoles, 3 de febrero de 2010

Carlo Frabetti, en contra de la abolición de la prostitución

"El abolicionismo, en última instancia, es una forma sublimada de machismo".

Carlo Frabetti, escritor



Ciertos temas requieren un cuidado especial al tratar sobre ellos, probablemente uno de los más espinosos sea precisamente el de la prostitución. Al completo desconocimiento que tienen algunas personas sobre el asunto (confesado por ellas mismas) se une el rechazo visceral que provoca. En este blog he mantenido que si la gente conociese LA VERDAD de la prostitución la tendría mucho menos miedo, que es evidente que mientras los regulacionistas intentamos acercar este Mundo a la población mediante los testimonios directos de sus protagonistas (especialmente de las propias chicas), los abolicionistas realizan un trabajo en sentido contrario, se montan unas películas totalmente extravagantes que lo que fomentan es una percepción de la prostitución como algo sórdido, execrable, y en muchos casos ligado al Mundo delictivo.

Es un hecho que mi discurso sobre la prostitución halla un muy mal predicamento entre ciertos sectores, especialmente lo que se considera en la actualidad como izquierda política. El principal problema es la cerrazón ideológica, la incapacidad completa que tengo para poder siquiera dialogar con ellos: me hallo ante unas personas que mantienen unas posturas totalmente inamovibles, que condenan vehementemente la prostitución a la vez que declinan toda oportunidad que les ofreco para conocer esta realidad directamente, de primera mano. Mi condición de cliente confeso de prostitución resulta contraproducente, en vez de abrirme las puertas como debiera, me las cierra. Sencillamente quienes deberíamos hablar sobre la prostitución, sus protagonistas, somos tratados como apestados.

Como por mis propios medios me resulta imposible hacerme escuchar, en ocasiones he de recurrir a argumentos de autoridad, mediante artículos o declaraciones de personas de reconocido prestigio a las que al parecer sí se está más predispuesto a oír que al testimonio viciado de un despreciable putero. No pasa nada, eso del rechazo va en el sueldo. Siempre es más fácil hacer caso a alguien con quien se tiene alguna afinidad o simpatía, por eso he recogido hoy el tesimonio de Carlo Frabetti, que a mi juicio mantiene una postura bastante razonable sobre la prostitución. Que se vea que la defensa de la prostitución también puede hacerse desde las antípodas del liberalismo, que es donde se encuentra este señor.

Frabetti señala la profunda hipocresía social que lleva a despreciar la prostitución cuando, racionalmente, no existe una diferencia sustancial con respecto a otras ocupaciones. La distinción no sería más que una creación cultural, que es la que ha originado los problemas que actualmente se hallan ligados a ella (como la penalización social o la falta de reconocimiento legal). Para ver la imagen a tamaño real pueden ampliarla pinchando en ella.



Tiene otro artículo más antiguo titulado "Todos somos putas" donde critica el puritanismo social, la "prostitución" (entendida únicamente como la venta de algo a cambio de dinero, lo cual supone una visión muy limitada de ella) encubierta en muchas otras actividades, o el empeño de liberar a las prostitutas en contra de su propia voluntad. Sin embargo también está bañado con la pútrida retórica nazionalista que suele acompañar a otros escritos de este autor, articulista del Gara. En cambio, en este otro texto, mantiene una postura más razonable en la que se aprecian varios puntos de enlace con el discurso liberal (autonomía y libertad individual, no injerencia del poder público, importancia de considerar la voluntad de las prostitutas...). Encuentro especialmente interesante la redacción en forma de entrevista, en base a preguntas breves y sencillas que lo hace cómodo de leer y comprensible aun para el más profano en este mundillo. Todavía mantengo la esperanza de llegar a algún tipo de colaboración al menos con parte de la izquierda en este asunto, si bien he de reconocer que no me lo están poniendo nada fácil...



por Carlo Frabetti, publicado el 14/10/2009


-¿Cómo puedes estar en contra de la abolición de la prostitución?

-Entre otras cosas, por la misma razón que estoy en contra de la “condena del terrorismo”: porque los términos no están bien definidos.

-¿Cómo que no? Todo el mundo sabe qué es la prostitución y qué es el terrorismo.

-En absoluto. Mucha gente confunde la prostitución con la explotación sexual y el terrorismo con la violencia no gubernamental.

-¿Y no son lo mismo?

-No. Por supuesto
,
la prostitución puede ir unida a la explotación sexual, del mismo modo que la construcción puede ir unida a la explotación de la mano de obra; y sin embargo nadie pide que se dejen de construir edificios.

-Pero la mayoría de las prostitutas son explotadas por mafias o por proxenetas.

-Aun suponiendo que así fuera, también la mayoría de los obreros son explotados. ¿Vamos a abolir la industria para acabar con la explotación?

-No es lo mismo. La industria es necesaria, mientras que la prostitución es una lacra.

-Muchas de las cosas que la industria produce actualmente en los países ricos, no solo no son necesarias, sino que son perjudiciales para la humanidad y para el planeta.

-Pero la sociedad actual no puede funcionar sin un alto grado de industrialización.

-La sociedad actual tampoco puede funcionar sin un alto grado de prostitución. La mayoría de las personas alquilan su cuerpo y/o su mente al mejor postor.

-Estás mezclando la prostitución real con la metafórica. No es lo mismo alquilar tu fuerza de trabajo que alquilar tu sexualidad.

-No, no es lo mismo. Pero elegir qué parte de tu cuerpo o de tu mente alquilas es, o debería ser, una decisión personal. Una licenciada en derecho que ejercía la prostitución me dijo: “Prefiero aguantar a un cliente diez minutos que a un jefe ocho horas por el mismo precio”. Por otra parte, incluso lo que llamas “prostitución real” es indispensable para el funcionamiento de nuestra sociedad. Dicho de otro modo, la mercantilización del sexo es un aspecto fundamental de la sociedad de consumo.

-¿A qué llamas “mercantilización del sexo”? ¿No es otra forma de denominar la prostitución?

-La mayoría de la gente solo entiende por prostitución el hecho de acostarse con alguien a cambio de dinero. Pero el matrimonio de conveniencia, ¿no es también una forma de prostitución? Por no hablar de sus innumerables variantes leves y difusas, como ponerse una blusa escotada para conseguir un empleo. En algún momento y en alguna medida, la mayoría de la gente comercia con el sexo.

-Tal vez. Pero, como tú mismo has señalado, hay formas leves y menos leves de hacerlo.

-Que dependen de las necesidades, las posibilidades, la sensibilidad y los escrúpulos de cada cual. ¿Quién tiene derecho a decir hasta dónde se puede llegar? Lo que nos lleva a otra cuestión que, por sí sola, basta para convertir el abolicionismo en una intolerable forma de injerencia en la vida privada de las personas: la imposibilidad de tipificar la prostitución.

-Si lo que quieres decir es que puede haber casos dudosos...

-Salvo en el caso de los inequívocos anuncios de los periódicos (que, paradójicamente, casi todos toleran), el “comercio carnal” siempre es dudoso. Si una mujer se me acerca por la calle y me propone que la acompañe, ¿quién tiene derecho a decir que lo hace por dinero y no movida por un súbito arrebato amoroso?

-Es evidente, por la forma de vestir, la zona...

-Hay “zonas”, como las discotecas, donde la gente liga con frecuencia y donde las mujeres suelen ir vestidas de forma “provocativa”. Pero no sería posible, ni lícito, controlar si los ligues de discoteca van acompañados de alguna forma de retribución.

-Pero en el caso de que pudiera demostrarse...

-Aunque pudiera demostrarse, si se puede pagar por un masaje, también se puede pagar por los llamados “servicios sexuales”. ¿Quién, y con qué derecho, establece la frontera entre un masaje relajante y un masaje erótico? Lo que dos o más adultos hagan con sus cuerpos en la intimidad es cosa suya. La intimidad es, por definición, el lugar donde el individuo deja de tener que rendir cuentas a la sociedad.

-¿Y por qué muchas personas y organizaciones de izquierdas son abolicionistas?

-Porque muchas personas y organizaciones de izquierdas aún no se han librado del yugo de la moral cristiano-burguesa, es decir, del nefasto puritanismo patriarcal, que niega o reprime la sexualidad femenina y el derecho de la mujer a decidir lo que hace con su cuerpo. El abolicionismo, en última instancia, es una forma sublimada de machismo.

-Entonces, ¿estás a favor de la prostitución?

-En absoluto. Me parece lamentable. Pero también me parece lamentable vender mis libros infantiles en vez de regalárselos a los niños. No estoy a favor de la prostitución, sino de quienes la ejercen: no se puede tomar ninguna medida relativa a este problema sin contar, ante todo, con ellas, con su opinión y sus reivindicaciones. Antes de “redimirlas”, hay que preguntarles si quieren ser redimidas, y de qué manera.

-Pero, sinceramente, ¿no te horrorizaría que una hija tuya fuera prostituta?

-Sí, me horrorizaría. Pero también me horrorizaría que fuera monja de clausura, guardia civil, princesa o ama de casa. Vivimos en un mundo horrible, sobre todo para las mujeres. Un mundo en el que “hijo de puta” es el mayor de los insultos cuando la prostitución es la menor de las culpas. Lo que hay que abolir no es la prostitución, sino el capitalismo, que todo lo convierte en mercancía y, antes o después, en basura.

5 comentarios:

Marta dijo...

Entonces, ¿estás a favor de la prostitución?

"En absoluto. Me parece lamentable. Pero también me parece lamentable vender mis libros infantiles en vez de regalárselos a los niños. No estoy a favor de la prostitución, sino de quienes la ejercen: no se puede tomar ninguna medida relativa a este problema sin contar, ante todo, con ellas, con su opinión y sus reivindicaciones. Antes de “redimirlas”, hay que preguntarles si quieren ser redimidas, y de qué manera."

Me ha gustado mucho esta entrevista: ¡menos mal!. Todo un alarde de lucidez, que dice algo diferente. Gracias, Cliente X.

Cliente X dijo...

Bien, ya sabes que ante todo lo que defiendo es la libertad, y para ejercerla hay que poder elegir. Así que en este blog tienen cabida todas las opciones y discursos posibles; por supuesto la discrepancia no la concibo como un peligro sino como un enriquecimiento.

"Lamentablemente" no hemos conseguido que llueva maná del cielo y la mejor manera que la humanidad ha encontrado de distribuir los recursos escasos -ya sean bocadillos de jamón, cuentos infantiles, masajes terapeúticos o actos sexuales-, es mediante el mercado. Desearía que existiera una hiperabundancia tal que nos permitiese ir regalando estos bienes o servicios, pero hoy por hoy no es factible. Así que comparto su infelicidad por tener que pagar un café en el bar o una relación sexual.

Como la dije en su día a Montse, me agrada hacer felices a las mujeres. Ya iré colgando más entrevistas, de todas se puede sacar algo.



Cliente X, el putero neoliberal

Marta dijo...

¿Actos sexuales como recursos escasos? Pues hombre, dependerá de los clientes de los que hablemos, pero vamos, en muchos casos no creo yo que sea la escasez lo que provoque la demanda...De hecho, alternativas liberales y gratis hay, y cada vez más.

Por otro lado, el mercado no sólo satisface necesidades: las genera, y los recursos, lo que es equitativamente, tampoco es que los redistribuya. Es lo que hay, pero no nos tiene que gustar, ¿o sí?

Claro que no vamos a imponer que un ámbito quede fuera por narices sometiendo todos los demás a las mismas reglas y convirtiéndolo en chivo expiatorio de nuestras miserias. Habría que ser muy necio. Aunque hay quien prefiere reservarse las parcelas que le dejan, o cuando menos, resignificarlas: no todos los usos de la prostitución son iguales, ¿verdad?. Tú mismo te has manifestado al respecto. A eso, más bien, me refería.

Un saludo

asturiano dijo...

Bueno, aunque es algo escueta lo que explica acerca de la prostitución este señor, Carlo Frabetti, comparto bastante su línea de argumentación 'pro-dercechos moderada'. Destacaría lo último que él dice:

"No estoy a favor de la prostitución, sino de quienes la ejercen: no se puede tomar ninguna medida relativa a este problema sin contar, ante todo, con ellas, con su opinión y sus reivindicaciones. Antes de “redimirlas”, hay que preguntarles si quieren ser redimidas, y de qué manera."

Steam Monkey dijo...

grande