"(Sandra Cabrera) Era una luchadora y una líder sindical (...) Me encontré con un pedazo de mujer, madre de tres hijos, que por un lado tenía un trabajo sexual y de día era una mujer como cualquiera de nosotras. Entonces también sentí la necesidad de desmitificar ese imaginario popular de la prostitución, que nada tiene que ver con estas mujeres que se sindicalizaron y peleaban contra la policía y los grandes poderes explotadores"
“El que maneja la calle, maneja los negocios de la calle. Y los que manejan la calle son los policías, tanto la policía federal (nacional) como la policía provincial (municipal)”.
"(El asesinato de Sandra Cabrera) Hace presumir (que hay) mecanismos propios de las mafias en este caso de la prostitución, que tienen siempre la protección de algunas estructuras de la Policía"
"El Estado es nuestro principal proxeneta"
Como es frecuente en este blog, sigo dando voz a los protagonistas de la prostitución pero esta vez lo haré recordando a una prostituta ya fallecida: Sandra Cabrera, dirigente sindical de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina). Aunque como suelo decir no soy muy dado a escribir de los temas que no conozco directamente pues uno puede meter la pata, considero que el caso de esta mujer resulta razonablemente verosímil dado que las diferentes fuentes consultadas coinciden en los aspectos fundamentales y las experiencias que relata AMMAR concuerdan con las que he vivido. La historia de Sandra además resulta particularmente ilustrativa sobre un aspecto que ha despertado gran interés entre los lectores del blog: las “mafias de la prostitución”. Desde su asociación denuncian que fue su incesante lucha contra estas redes criminales la que la llevó a la tumba.
Sandra Cabrera fue asesinada de un disparo en la nuca el 27 de enero de 2004 cuando tenía 32 años, dejando 3 hijos huérfanos. Tres días antes había denunciado el cobro de coimas a meretrices por parte de agentes del orden público. A día de hoy, 8 años después, nadie ha sido condenado por el crimen.
La imagen de Sandra se ha convertido en todo un icono de la discriminación, injusticias y violencia que sufren las trabajadoras sexuales. ¿Cuántas estarán padeciendo innumerables abusos pero no lo dicen por temor a acabar como ella?
Sandra se había significado como la líder de las meretrices de Rosario (Santa Fé, Argentina), creando la sección de la organización de AMMAR en la provincia desde donde pudo alzar su voz contra la policía a la que acusaba de agredir y extorsionar a las prostitutas amparándose en el Código de Faltas que criminalizaba el trabajo sexual (tras años de intensa lucha fue derogado en el 2010). Decía que la tenían miedo por no tener miedo, nada la amilanaba: desde el 2000 denunció incansablemente las ilegalidades que cometían las propias autoridades: tráfico de drogas, explotación sexual de menores, o el cobro de coimas a las prostitutas para no llevarlas presas. Según sus compañeras, la tasa que tenían que pagar era de 50 pesos semanales (nótese la cuantía fija y periodicidad semanal de la extorsión).
Esta subversiva actividad reclamando derechos para las prostitutas, el fin de la discriminación legal que sufrían y la sujeción de los cuerpos de seguridad a la legalidad, acabó pasándola factura.
El filme "Sexo, dignidad y muerte" recuerda a esta comprometida activista por los derechos de las prostitutas. Las acusaciones y denuncias que se vierten en él son muy graves y merecerían ser investigadas. De ser cierto lo que se afirma, ¿podría estar seguro cualquier ciudadano si quienes están encargados de velar por el cumplimiento de la Ley son los primeros en vulnerarla? ¿Podríamos confiar en las instituciones? ¿Estarían legitimados los poderes públicos a exigirnos el acatamiento de sus normas y el pago de nuestras obligaciones fiscales?
Se especula con que su enorme arrojo podría provenir por sentirse protegida al tener a su lado a la policía federal (el equivalente a la nacional aquí), pues habría actuado como fiable datera (informante) para ella desde el 2000. También se dice, según sentencia judicial, que eran los propios agentes quienes la entregaban ciertas cantidades de estupefacientes para que las vendiese y que mantenía una relación más o menos estable con uno de ellos. Aquí veo varios elementos que dan credibilidad a la historia. El hecho de enfrentar a un cuerpo policial con otro (que es como salió a la luz la trama de Coslada), el que fuese informante de la policía (varias chicas lo son, esto las reporta beneficios como no pagar la “semanada”) o que las autoridades hiciesen la visa gorda y la dejasen “trapichear” a gusto pues ellos mismos eran sus suministradores. Pero también he de señalar el peligro que se corre al entrar en este juego, quien se vende a la policía luego acaba siendo un peón sacrificable como se vio con los “moritos” de Leganés… o el protagonista de mi próxima historia (espero), Ion Clamparu.
Y sobre todo lo que es peligroso es ganarse enemigos, porque tus “amigos” te pueden abandonar cuando menos te lo esperas… y en cambio los enemigos siempre estarán ahí. Sandra se habría servido a sí misma y a las prostitutas de AMMAR, por supuesto, pero también a la policía federal al lograr que cesaran dos jefes de la policía provincial (vendría a ser nuestra municipal). Es decir, que detrás de todo lo que habría sería una lucha de poder entre dos grupos policiales que emplearon a una puta callejera, muy rebelde pero muy ingenua, para sus propios fines. Cuando ya no era necesaria se la quitaron de encima. Esto era inevitable, ya que sabía mucho y las sospechas sobre los cuerpos de seguridad podrían salpicarles a ellos mismos. Esta es mi interpretación personal, mi “conspiranoia” que no puedo avalar de ningún modo. Pero por lo que voy conociendo de la calle me resulta una explicación bastante plausible. O también es posible que como cuentan desde AMMAR simplemente fuese una mujer luchadora que decidió enfrentarse con dos ovarios contra todo el entramado policial... aunque entonces no me explico cómo duró cuatro años. Aquí no la daría yo ni cuatro días.
Diego Víctor Parvluczyk, oficial de la policía federal y único imputado por el asesinato de Sandra Cabrera, fue puesto en libertad por falta de pruebas. Según Claudia Lucero (AMMAR) y Mabel Gabarra (abogada) "el miedo fue demasiado fuerte e influyó para que varias personas que tenían buena información para brindar a la Justicia y colaboraran en el hallazgo del culpable, no hablaran a tiempo".
Tras su asesinato la actividad sindical de AMMAR se vió frenada, pasando a centrarse la organización en tratar de esclarecer la autoría del crimen. El principal sospechoso sería un policía que mantenía una relación con ella (esto también es muy común y por el mismo motivo que ser informante, se evitan problemas y se ganan privilegios: a las prostitutas que “son” de los agentes no se las molesta) por lo que al principio se trató de hacer pasar el asesinato por un crimen pasional, ocultando así las implicaciones mafiosas de la trama. En la calle las exacciones ilegales habrían vuelto, amparadas tanto en la práctica de violencia continuada como en la disposición legal que pretendidamente protegía la “moralidad pública”.
Los testimonios de las principales testigos, todas trabajadoras sexuales, fueron desestimados por los tribunales debido a que provenían de “personas con actividades callejeras que transcurren las madrugadas con un itinerario errante”. Por supuesto la policía cerró filas en torno a su compañero, algo característico de las mafias es su fortísimo corporativismo.
A Sandra la mataron, pero mientras otros la recordemos y continuemos su lucha, su legado pervivirá eternamente. Ella abrió camino dando a conocer una realidad que jamás contarán ni las ONGs feministas, ni los políticos, ni los medios adictos al poder. Por eso considero que el mejor homenaje a ella es apoyar sus denuncias, decir que tenía razón, que no podemos admitir que los poderes públicos en nombre de la persecución del delito sean quienes en realidad acaben practicándolo.
Añado el comunicado que publicaron sus compañeras de AMMAR en el tercer aniversario de su muerte:
Exigimos el total esclarecimiento y castigo de los responsables intelectuales y materiales del asesinato de Sandra Cabrera
Llevamos tres años de impunidad. El de Sandra Cabrera fue un asesinato político.
Desde hace tres años exigimos al Poder Legislativo santafesino involucrarse activamente en la investigación, propusimos la creación de una comisión bicameral y la despenalización del trabajo sexual con la anulación de los artículos 83, 87 y 93 del Código de Faltas de la provincia de Santa Fe y toda norma que viole las libertades democráticas y constituya una herramienta para la extorsión, el abuso y la violencia policial. Nada de esto sucedió.
A Sandra la mataron por denunciar lo que AMMAR viene denunciado hace doce años: la explotación, el abuso y la violencia, herramientas de la policía: el mayor proxeneta, un patrón nunca declarado que se sostiene desde la discriminación social y el amparo de sectores judiciales y políticos asociados.
En el año 2000 Sandra realizó la primera denuncia pública, fue a raíz de una paliza propinada por una banda de dueños de prostíbulos y patovicas de un boliche de la zona de la Terminal de Rosario. En el imborrable 2001, luego de que un grupo de policías golpeara a una compañera, Sandra aceleró la construcción de AMMAR Rosario.
Para Sandra el objetivo de AMMAR quedó claro desde el primer momento: defender el derecho al trabajo, de caminar tranquilas, de ser tratadas como personas. Sin estar siempre a expensas de los negocios del comisario de la zona.
Por esos principios se convirtió en sindicalista, por esa lucha fue marcada por los poderosos que se mueven entre los pliegues de la política, la justicia y la represión policial.
A raíz de sus denuncias como secretaria general de AMMAR Rosario, logró la destitución de un jefe, un comisario y un subcomisario de la policía. Tuvo que cometerse el crimen de Sandra para que finalmente el gobierno de Santa Fe disolviera Moralidad Pública, la división policial que Sandra denunció por el cobro de coimas a las compañeras y el amparo a lugares ilegales donde circula la droga, la esclavitud y la explotación sexual infantil.
Por todas esas denuncias, Sandra recibió amenazas contra su vida y la de su hija, fue golpeada salvajemente adentro de su casa a pesar de contar con custodia permanente en el domicilio, custodia que le quitaron una semana antes de asesinarla porque, según el subsecretario de seguridad Alejandro Rossi "no se puede hacer custodia personal sobre una prostituta callejera". El asesinato de Sandra Cabrera no puede seguir el camino de la impunidad: en la investigación se dejó de lado la pista policial, quedó libre al único detenido, el policía Diego Victor Parvluczyk, y hoy la causa está parada.
En la Argentina, la maldita policía mata un joven día por medio. Los asesinatos de las trabajadoras sexuales, ni siquiera se contabilizan: 3 compañeras asesinadas en Córdoba, 2 en Mendoza, 1 asesinada y 1 desaparecida en La Pampa y 32 en Mar del Plata.
En esta ciudad, cuando el poder y los medios pretendían desviar la atención adjudicando los crímenes a un denominado "Loco de la Ruta", AMMAR exigió que se investigara la conexión policial, tal como después quedó demostrado. En Córdoba, el asesino, que fue descubierto gracias a AMMAR y a la gente que lo identificó, resultó ser pariente de un funcionario de seguridad que hacía "trabajitos" por encargo.
En Ushuaia, una trabajadora sexual fue asesinada en la playa, el crimen nunca se esclareció y el gobernador de la provincia justificó el crimen diciendo que eran "gajes del oficio." Seis meses después una compañera que estaba impulsando la filial de AMMAR, sospechosamente fue encontrada ahorcada en su cuarto, sin que ninguna investigación avalara el suicidio con que se caratuló la causa.
Para llevarse presa a una trabajadora sexual o una compañera trans no hay mucha vuelta: se va y se la detiene. Pero para detener a los asesinos de Sandra Cabrera, la justicia ni siquiera reunió las pruebas, que existen.
Al Sindicato de Trabajadoras Sexuales AMMAR y a la Central de Trabajadores de la Argentina no nos quedan dudas: a nuestra compañera la mataron porque estaba rompiendo el código mafioso de las cajas negras policiales. Sandra Cabrera decía que el principal proxeneta es el Estado. Sandra está muerta, sus asesinos libres, y el sauna "Atacáme" que ella denunció sigue abierto y funcionando como siempre.
Nos duele enormemente ver cómo tan rápido se cubren con un manto de olvido los crímenes de hoy. Llevamos tres años de muchas promesas incumplidas, tanto del gobierno de la provincia de Santa Fe como de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que se comprometieron a realizar las acciones políticas que permitieran la creación de una Comisión Investigadora Independiente.
Hay responsabilidades políticas.
La policía está implicada en el crimen de Sandra, por eso no se investiga. Y para que se investigue se necesita la decisión política, del gobierno nacional y provincial.
En todo caso de desaparición de persona, como se demostró durante la dictadura militar y revivimos con los casos Jorge Julio López y Luis Gerez, está presente la policía.
Siempre, en las desapariciones de las compañeras trabajadoras sexuales, en la exclusión, maltrato y en la esclavitud de mujeres y niñas; siempre, está de por medio la policía.
Las trabajadoras sexuales, junto a todo el pueblo, queremos hacer realidad los sueños que construimos con Sandra: una sociedad donde todas las personas seamos iguales, sin pibes muertos de hambre, sin chicas y chicos explotados sexualmente, sin mujeres marcadas, sin justicia de primera y de segunda, una sociedad donde ya no existan la desigualdad, la impunidad ni la muerte.
• Por el total esclarecimiento, juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales del asesinato de la secretaria general de AMMAR-Rosario, Sandra Cabrera.
• Por la derogación de los artículos 83, 87 y 93 del Código de Faltas de Rosario y de toda otra norma que viole las libertades democráticas y sea una herramienta para la extorsión, el abuso y la violencia policial.
• Por la despenalización del trabajo sexual en todo el país.
• Por el pleno respeto de los derechos humanos.
AMMAR / Sindicato de Trabajadoras Sexuales de la Argentina en la CTA
Más información:
· La noticia de su asesinato en el principal diario de Argentina
· "Sexo, dignidad y muerte", la historia de Sandra Cabrera
· El caso Sandra Cabrera: Las redes policiales y el paso por la justicia (muy interesante ya que contiene fragmentos de la sentencia que prueban que Cabrera era informante de la policía federal)
· Cronología de los principales sucesos