martes, 12 de junio de 2012

Riámonos de la persecución de la prostitución (videos de humor)

La reciente noticia de que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, haya anunciado que estudia convertir a las prostitutas de carretera y sus clientes en criminales a través de una reforma en el Código Penal me ha llevado a pensar ¿qué sucedería si la prostitución fuese un delito en España?

Próximamente publicaré una entrada tratando el tema en profundidad, ya que el camino prohibicionista emprendido en Cataluña desde el 2006 sentaba un peligroso precedente. En aquel entonces se vió como una anormalidad, como una rareza que no tenía posibilidad alguna de prosperar. Apenas seis años después las ordenanzas que multan la prostitución por la vía administrativa han florecido por todo el país y se estudia endurecer la legislación a nivel nacional. Así están las cosas, nos vamos a la mier...

La derecha conservadora, tan enemiga de la libertad como la izquierda colectivista, se ha caracterizado por inmiscuirse en los asuntos de sexualidad de los ciudadanos que deberían quedar en el ámbito privado. En cambio no se muestra así de rígida a la hora de someter a control otros aspectos que afectan verdaderamente a la ciudadanía y para los que una intervención del sector público en principio sí que estaría justificada.



Pero hoy no quiero preocuparles, tomémonos las cosas con humor, a mal tiempo buena cara que se dice. Para reflejar lo insensato que sería prohibir la prostitución ya vendrán largas y profundas reflexiones, por ahora les pido que se relajen y vean un par de sketchs humorísticos de cámara oculta que no requieren explicación. La prostitución en ciertos países, como Estados Unidos, es un delito en toda regla: las prostitutas y sus clientes pueden ir (y van) a prisión. Si prospera la propuesta del conseller Puig, que ha sido bien acogida por los ministros de Interior y de Justicia, nos podríamos hallar frente al surrealista escenario de que se persiga el ejercicio de la prostitución en la calle por la vía penal pero no se haga nada con la que se ejerce en pisos, chalets o clubes. No sé cómo lo justificarán sin abordar una regulación a fondo de la prostitución. Bueno, a estas alturas de la película nada me sorprende, hacen la vista gorda con el desfalco de Bankia pero quieren sacar a las putas de las calles. Muy bien, felicidades, pero no se extrañen si la gente decente (la decencia no se lleva entre las piernas sino entre los hombros) está(mos) abandonando el PP.

Más allá de la broma preparada que hacen a los viandantes, quiero que se pregunten lo siguiente ¿qué daño, qué perjuicio, qué molestia causan las prostitutas y sus clientes para que equiparemos su conducta con la de ladrones, violadores o asesinos? De eso es de lo que estamos hablando al incluir la prostitución en el Código Penal. Es que es muy fuerte. ¿Por qué se hace? ¿Únicamente por una cuestión de imagen, de estética? ¿O hay algo más? ¿Por qué la administración no puede tragar la prostitución y muy especialmente la que tiene lugar en espacios públicos, visible por todo el mundo? No voy a darles todavía las respuestas, quiero que se animen a darme alguna explicación, a plantearme sus hipótesis. ¿En qué perjudicaría a los poderes públicos la existencia de la prostitución callejera? Una pista, concierne a la fiscalización de esta actividad y al orden público, a la seguridad ciudadana. Desde luego que tienen motivos para querer erradicarla, pero no por las razones que imaginan los legos en la materia. Las chicas y los clientes de la calle podemos resultan muy perjudicales para los intereses de las autoridades... y hasta aquí puedo contarles por hoy. Si no imaginan de qué puedo estar hablando no pasa nada, no se coman el tarro y échense unas risas con los videos:

1 comentario:

Cliente X dijo...

ACLARACIÓN: Creía que los videos eran de los EEUU (al leerles los labios hablaban en inglés), pero fijándome con más detenimiento he visto que el billete que deja caer la chica es canadiense, además el policía lleva el escudo de Montreal. Mejor aún, en Canadá funciona el modelo prohibicionista con respecto a la prostitución de calle mientras se tolera sin regular la que se ejerce en domicilios particulares (o creo que las call-girls, las que van a la casa del cliente sí que son aceptadas pero se persigue a las que atienden en su piso, más bien). De ello habla Chester Brown en su libro "Paying for it", es la última entrada del pasado mes de Diciembre por si os interesa echarle un vistazo.