lunes, 3 de agosto de 2015

Sobre el desconocido mundo de la prostitución

Con esta entrada pretendo dar respuesta a un par de lectores que me han escrito con unas interesantes objeciones. Tanto un tal "Gaboto" como un anónimo objetan que las relaciones humanas en la prostitución vendrían a estar tan lastradas por el carácter económico de las mismas que serían siempre y en toda circunstancia desiguales e insatisfactorias. No puedo dejar de recomendarles este artículo que escribí en su día, frente a las críticas de otro lector, sobre las relaciones entre los clientes y las chicas. Pero claro, lo digo yo. Un putero. Un tipo "patético", "carente de empatía" y absolutamente "machista". No tengo la menor credibilidad. Lo entiendo, por eso mismo no podréis encontrar en Internet ni un sólo blog en el que haya más testimonios de prostitutas. Por ejemplo, comenzando con Isabel Holgado califica estas relaciones de "transparentes y demócraticas". Pero es que además, con una rápida búsqueda, podéis ver cómo otras chicas como Natalia Cervantes, Alejandra o Samantha Mar opinan de manera muy similar. Y hay muchos más.

Lo cierto es que entiendo a Gaboto y demás detractores. Yo no siempre fui "putero" como me llaman, de hecho de joven estaba muy en contra de la prostitución. Consideraba que era absolutamente imposible que hubiese una relación afectiva entre un cliente y una prostituta, que se debían odiar, que a los puteros les tendrían mucho asco. Que se debían llevar como el perro y el gato, o como me dice "como nazis y judíos". Si las cosas fuesen así, indudablemente me sumaría a sus tesis. El problema es que sus aseveraciones son falsas. No resisten el menor contraste con la realidad. Son puras invenciones que no puede sostener nadie que haya conocido en persona a auténticas prostitutas (y no, una chica que sale en una charla o en un reportaje de TV no necesariamente ha de ser prostituta). Es más, las propias abolicionistas dedican inmensos esfuerzos a explicar por qué no hay que hacerlas caso y a establecer instrumentos legales que permitan invalidar su consentimiento.

Yo no puedo hacer más que negar mayor, pero obviamente es su palabra contra la mía. Y la suya cuenta con respaldo oficial. Pero si es tan cierto lo que denuncian, imagino yo que podrán demostrarlo públicamente ¿verdad? Bueno, pues ya que han contactado conmigo varios medios de comunicación no tengo problema en que entrevisten a esa prostituta que dice conocer. O que debata con alguna de las que yo conozco. ¿Parece sensato, no? Pues no, como siempre sus datos son secretos. No hablan con nadie mas que con ellos, me recuerda a los que dicen que se les ha aparecido la Virgen. Miren, creo que están siendo ustedes quienes agreden a estas mujeres, quienes las minusvaloran al no escucharlas, quienes las tratan como a trapos y son incapaces de respetarlas. Porque si lo hicieran, las escucharían. Como he hecho yo. Precisamente este blog lo escribo para contar que LO QUE HE VISTO al estar dentro de este mundo es MUY DIFERENTE a cómo me lo imaginaba cuando no lo conocía.

Por eso mi principal demanda es que se conozca esta realidad antes de opinar de manera tan vehemente sobre ella. Oigan, que yo no me creo en posesión de la verdad absoluta. Si alguien me muestra que estoy equivocado, que TODAS las chicas me han estado engañando TODO el tiempo, que las activistas son en realidad portavoces de los chulos y las mafias y que ellos tienen razón y yo no pues se la doy. Si no tengo el menor problema. Por ejemplo, cuando abrí el blog pensaba que la trata no existía, que era una invención y ahora acepto que la inmensa mayoría son víctimas de trata (ahora bien, hay que explicar que la trata únicamente es la migración para ejercer una actividad en la economía sumergida... lo cual desconocía).

Esto lo expreso en el siguiente artículo que mandé a June Fernández, de la revista Píkara Magazine, para que se publicara en la sección de libre publicación "Participa". Ella me pareció alguien con suficiente interés en el tema, que pretendía acercar posiciones dentro del feminismo, y yo lo que creo es que cualquier ideología tendrá más posibilidades de modificar la realidad (objetivo declarado del feminismo) si comienza por conocerla. No sé si se atreverán a publicar este artículo, que ya las envié hace un par de semanas y que reproduzco aquí porque da buena respuesta a los comentarios de estos lectores. Aunque el ámbito de difusión de este blog es bastante limitado, espero que sea de su interés:



EL DESCONOCIDO MUNDO DE LA PROSTITUCIÓN

Sin duda, la prostitución es uno de los temas más candentes en la actualidad dentro del feminismo. Resulta asombroso que este debate se prolongue de manera interminable sin que haya visos de llegar a cualquier entendimiento o, al menos, siquiera a una descripción mínimamente compatible de esta realidad.

Y es que eso es algo que ya, de principio, resulta verdaderamente chocante. Según escuchemos a unos u otros, parece como si hablásemos de fenómenos diferentes. ¿Cómo es esto posible? La realidad será la que sea: o la mayoría ejercen voluntariamente o de manera forzada, o viven su actividad con naturalidad o se hallan traumatizadas, o establecen relaciones cordiales e incluso amistosas con los clientes o los detestan ya que éstos se comportan invariablemente de manera abusiva y las maltratan. A ver, tendrá que haber de todo, pero lo cierto es que no encuentro la manera de conjuntar los relatos que nos trasladan ambas partes. No es ya que se ofrezcan diferentes propuestas sobre qué hacer al respecto, es que lo que “ven” unos se les escapa a los otros y viceversa. Por ejemplo, desde el abolicionismo son capaces de detectar a unas “víctimas de trata con fines de explotación sexual” que los llamados regulacionistas no llegan nunca a ver, o no al menos en la misma medida que ellos. Y lo mismo es cierto al revés, las asociaciones de corte regulacionista han convocado diversas manifestaciones y redactado comunicados en los que, invariablemente, se denuncian los “abusos institucionales” y las actuaciones que llevan a cabo las autoridades públicas… pero estos aspectos no han parecido llamar la atención de los abolicionistas.

Extraña miopía selectiva que me hace preguntarme si podríamos llegar a un conocimiento completo de una realidad tan compleja escuchando a sólo una de las partes. ¿A qué se debe tan curioso fenómeno?

Por otra parte, es frecuente que quienes no conozcan la prostitución de primera mano se acerquen a esta realidad por medio de autodenominados “expertos” que, curiosamente, suelen haberse informado a través de ONGs o documentos de organismos internacionales pero que no destacan precisamente por su contacto directo, continuo y natural con las prostitutas y su entorno.

Incluso aquellas personas que sí lo han tenido, suelen venir de “mundos” diferentes y su escasa afinidad con las prostitutas se hace patente desde el primer minuto. Todos hemos visto a ese famoso/a comprometido que sólo ha entrado en contacto con este mundo a través de ONGs y organismos oficiales pero que jamás se pasaría una noche entera con las chicas, por su cuenta y riesgo. O a esas filósofas y teóricas que elucubran sobre aspectos que para nada interesan a estas mujeres, mientras se desentienden de sus problemas cotidianos y reales porque en su vida se han parado a charlar tranquilamente con ellas tomando un café. Y eso por no hablar de los intrépidos periodistas que les meten la alcachofa a las chicas en la cara haciéndoles preguntas carentes de todo tacto.

Sin embargo, recientemente y cada vez en mayor número, han ido apareciendo prostitutas y otras personas que viven la prostitución en primera persona (como sus parejas y clientes) dando sus testimonios y contando sus experiencias. Considero que estas aportaciones resultan de sumo interés para el público general pues ofrecen una oportunidad hasta ahora inédita de acercarse a un mundo que, para quienes no están inmersos en el mismo, resulta tan desconocido. 

Pudiera parecer que estas revelaciones lograrían romper el impasse, pero muy al contrario lo que han conseguido es que ambas partes se atrincheren aún más fuertemente en sus posiciones. Se les acusa de ser parciales, interesados e incluso deshonestos. Y pudiera ser, pero de todos modos creo que han abierto una puerta que no debemos cerrar. 

Considero que toda persona tiene su granito que aportar al debate, y más si lo hace desde una vivencia personal. De hecho, un importante déficit a subsanar es que las protagonistas de la prostitución han estado ausentes en los debates, charlas y reportajes. ¿Cómo es posible que se hable de prostitución sin las prostitutas? Ciertamente se han dado muy variadas explicaciones: que si quienes aparecen en los medios apenas constituyen una minoría privilegiada y nada representativa, que dado que son víctimas muy afectadas no se hallan en condiciones para hablar, o que están engañadas por los proxenetas para hablar mal de la policía. Quizá haya que tomar precauciones y mantener una saludable sospecha hacia sus testimonios (como ante el de cualquier otra persona), pero no me parece sensato desestimar de plano su voz puesto que podría proporcionar aportaciones clave que arrojasen luz sobre el mundo de la prostitución. 

Por supuesto, considero la mejor opción de todas sería un insustituible trabajo de campo en primera persona. Pero ni esto es siempre posible, ni tampoco nos puede ofrecer una visión de conjunto como la que podemos tener si damos cabida a todos los actores posibles en este debate. 

Así pues, mi propuesta frente al fenómeno de la prostitución no puede ser más sencilla: hagamos todo lo posible por conocerla mejor antes de posicionarnos. Tratemos de acercarnos desde distintos ángulos, tanto desde un punto de vista más teórico/legal/académico que nos aportan los estudiosos, las autoridades y los profesionales que trabajan en este contexto como uno más informal pero a la vez más directo que es el que nos ofrecen las prostitutas y demás personas relacionadas con ellas que normalmente han tenido poco peso en este debate pero que indudablemente deben tener un conocimiento profundo sobre la prostitución (sus clientes, sus parejas, los empresarios, los trabajadores de las instalaciones donde se atienden, los vecinos y un largo etcétera de personas que forman parte de la vida diaria de las prostitutas). 

Estoy plenamente convencido de que un conocimiento más sólido de esta realidad llevará necesariamente a un acercamiento de posiciones, puesto que la separación del feminismo parece debido fundamentalmente al entendimiento tan opuesto que existe sobre este fenómeno. ¿Estaremos dispuestos a dar un paso adelante e indagar, sin prejuicios ni planteamientos de partida inamovibles, en una realidad sobre la que existe tan poco consenso? ¿O preferiremos seguir cómodamente recostados sobre creencias e ideas que no hemos podido verificar?

1 comentario:

Astur-leonés dijo...

Muy buena esta entrada.