"Creo que se comete un atentado contra nuestros derechos cuando se pone en duda el poder de decisión de las mujeres sobre nosotras mismas".
"La sociedad estigmatiza a las putas por unos valores enfermizos y yo no voy a adaptarme a una sociedad enferma. Quiero que mi ejemplo forme parte de un cambio hacia el progreso. Que se normalice la profesión y que nosotras empecemos a ser vistas como mujeres con los mismos derechos y estatus social que cualquiera que no es puta".
"Cuando las putas empezamos a hablar por nosotras mismas invalidamos el discurso de todos aquellos que creen que pueden hablar en nuestro nombre. Esos falsos rescatistas con mensajes paternalistas y salvadores de nuestras almas muy preocupados por el uso que hacemos de nuestras vaginas. Si yo, y todo un colectivo de prostitutas, te decimos mirándote a los ojos y con voz firme que estamos orgullosas de ser putas, tus teorías abolicionistas se van al carajo".
Natalia Ferrari Diaz, "prostituta independiente que no vive una doble vida"
Esta entrada es una continuación de la anterior, de hecho pensaba incluir una de las entrevistas en ella pero como tienen mucha miga he preferido tratarlas aparte. Como tantas y tantas veces digo, tenemos -como sociedad- asumidas una serie de creencias y conceptos sobre la prostitución que difícilmente cuestionamos sencillamente porque resulta muy, ¡pero MUY! difícil que algún medio se digne a entrevistar a alguien involucrado directamente en este fenómeno. Es algo así como, ¡qué atrevidos, entrevistan a una puta! (ni me planteo que entrevisten a un cliente, eso a día de hoy es impensable).
He reconocido, y no me avergüenza decirlo, que si no hubiese accedido a la prostitución como cliente (lo que me permitió ir conociendo a muchas de estas mujeres) es muy probable que compartiese los prejuicios que tanta gente tiene sobre la prostitución. De hecho, todas esas ideas que los periodistas manifiestan a Natalia como que el cliente hace lo que quiere, que ellas detestan su trabajo y que es imposible que puedan disfrutar con sus clientes yo las creía a pies juntillas. A ver, que ni las putas ni los puteros somos marcianos. Hemos nacido y crecido en una sociedad en la que desde pequeñitos se nos educa en una aversión hacia la prostitución. Por eso mismo entiendo que la gente no nos crea en un primer momento, hace falta un tiempo (y una buena dosis de voluntad y humildad) para que nuestras manipuladas mentes llenas de ficción comiencen a ver la realidad.
Sin embargo la realidad es tozuda y a fuerza de andar con putas tuve que ir dejando de lado mis prejuicios. No es un proceso rápido ni sencillo, a nadie nos gusta reconocer que hemos estado equivocados. Así que tómense su tiempo, lean, pregunten, repregunten e investiguen por su cuenta. Desde este blog sólo pretendo ofrecerles instrumentos e información para que, QUIEN QUIERA, pueda conocer mejor este fenómeno. Y lo que les traigo en esta ocasión no es una, ni dos, sino TRES entrevistas a Natalia Ferrari, una auténtica revelación que les va a contar de primera mano qué es "ser puta". Luego piensen lo que quieran, pero escúchenla (o léanla) porque mucha gente se IMAGINA lo que es la prostitución y opina en base a esa ficción en vez de molestarse en conocerla. Y no, lo siento mucho pero desconocer un tema no te autoriza a inventártelo. Un fuerte aplauso para Natalia que lo está haciendo fenomenal.
Natalia nos ofrece, a lo largo de estas entrevistas, una visión muy interesante y totalmente contracorriente de la prostitución. Para ella la prostitución es sinónimo de libertad, es la actividad que le permite satisfacer no sólo sus necesidades económicas sino también hacerlo con la autonomía que necesita a la vez que la permite disponer del tiempo para desarrollar sus proyectos personales. Este hecho, que constaté a lo largo de los años con muchas chicas que conocí, fue el que me llevó a subtitular el blog como "espacio sexual liberado". La prostitución para muchas personas supone una liberación tanto sexual como económica y laboral. Y no os lo digo yo, os lo dicen las propias chicas que trabajan de putas. No hago más que contar lo que las escucho a ellas.
Escribe: Gabriela Wiener
Vive en Barcelona hace una década, tiene una web personal con su nombre y publica textos para acabar con los estigmas que rodean a la prostitución. Es prostituta y feminista.
Hace unos días leí una entrevista a una joven prostituta que podía ser una entrevista más a una trabajadora sexual anónima más pero no lo era. Devoré sus respuestas y le compré casi todo lo que decía, entre otras cosas que era “puta y feminista”, que estaba mejor trabajando como puta que en un McDonalds y algún brillante descargo al periodista: “¿Tú vendes tu culo porque estás sentado en tu silla de la oficina? Todo el mundo usa su cuerpo para trabajar, el problema es santificar el coño”. No solo era lo que decía, sino cómo lo decía.
Hace mucho que no veía hablar con semejante contundencia no ya a una puta sino a nadie en lo absoluto. Natalia Ferrari (23) es una prostituta independiente que trabaja en Barcelona, acaba de ser portada en Interviú y dice sentirse parte de una nueva generación de trabajadoras del sexo, que habla claro (el problema no es la prostitución sino la trata, por ejemplo), utilizan las redes para hacer activismo por los derechos femeninos y están a favor de la regulación y de que se reconozca también la realidad de quienes, como ellas, trabajan en esto por elección y hasta por placer. También es la autora de 10 consejos para ser un buen putero. En su web www.nataliaferrari.com ofrece una “girlfiend experience”, como la película de Soderbergh, por 350 euros por dos horas y 1,200 toda la noche. Me quedo con una parte del apartado “Dudas habituales”: Cliente: Quiero que me hagas el sexo oral sin preservativos. Natalia: Qué bien. Yo quiero ser dueña de una fábrica de chocolate blanco vegano y que no me produzca gastos. El mundo es cruel”.
¿Cuándo decides que no vas a ser una puta cualquiera y articulas un discurso político?
Cuando me doy cuenta de que tengo que tomar decisiones para crear mi marca personal. Sé que cada acción comunica algo distinto y como vengo de un pasado en el activismo –a los 18 años empecé a hacer activismo por los derechos animales y eso marcó un antes y un después para mí– sentí que era importante tomar decisiones que aporten un valor a lo que me importa y ayuden a marcar una diferencia. Cuando me hago puta me toca directamente toda la problemática social relacionada con la profesión y me parece necesario hacer algo al respecto.
Hay la idea de que nadie es vocacionalmente puta y de que se hace por dinero.
Esto es algo que solo se le cuestiona a las putas, el resto de trabajadores del mundo, al parecer, no lo hacen por necesidades económicas. Todos en algún momento de nuestra vida aceptamos y mantenemos un trabajo que no nos interesa solo por el dinero. Sí, las putas también. Si llevas tiempo y sigues siendo puta, quizá es porque lo estás eligiendo activamente. Yo necesitaba un trabajo porque, lamentablemente, me cobran por la comida, el agua y el techo. La prostitución fue el que mejor se adaptó a mis intereses y el que más facilidades me daba para mantener el estilo de vida que deseo.
¿Cómo son las nuevas putas?
Existen putas en la historia que han hablado con orgullo de su profesión. Ahora hay más facilidad para visibilizarnos como individuos. Con las redes sociales hoy las putas tienen Twitter o incluso blogs. Siento que hay muchas prostitutas jóvenes que eligen prostituirse porque es la mejor opción, tienen entornos abiertos en su vida y no cargan con vergüenza su trabajo.
¿Hay que ser clase media y tener un nivel cultural para empoderarse como puta?
Hay que saber lo que una quiere. En occidente, no supone una condena para el resto de tu vida no tener estudios o ser pobre. En mi caso, dejé el instituto a los 13 años, y aún así no he parado de aprender sobre aquello que me interesaba o que creía necesario para alcanzar mis objetivos. Si quieres tener éxito, fórmate. Si no puedes sola, pide ayuda.
Cartel que forma parte de una campaña para la normalización o aceptación social de la prostitución. Al igual que Natalia, muchas de sus compañeras y colectivos que las apoyan recalcan las bondades del trabajo sexual e indican que se compara muy ventajosamente (tanto en términos de ganancia económica como autonomía personal) con respecto a otras actividades.
Te reivindicas como feminista pero supongo que hay feministas que no te tragan.
No entro en esos debates. La crítica de cierto sector feminista mantiene que la prostitución es un sistema de explotación del hombre sobre la mujer. Eso es muy simplista. Invisibiliza a los hombres que se prostituyen, ignora la existencia de clientes mujeres y parejas, arrebata el poder de decisión de las prostitutas, demoniza a los clientes. Niega la capacidad del ser humano para evolucionar. El matrimonio también fue históricamente una institución desigualitaria y en muchos lugares aún lo es. ¿Abolimos el matrimonio o educamos a la gente a que se relacione de una forma sana?
¿Por qué una chica joven querría ser una prostituta orgullosa?
¿Por qué no? Estás en contacto con tu sexualidad y tienes pleno control del uso de tu energía y tiempo. Es un trabajo con el que puedes vivir perfectamente trabajando poco y te permite desarrollar otros proyectos paralelamente.
¿Qué es lo primero que debe aceptar un cliente?
El principio básico del respeto es aceptar que ella tiene el control. Por otra parte, el componente emocional es muy variado y depende de la conexión mutua que se cree en el encuentro.
Tienes un filtro tan riguroso con los clientes que la prostitución contigo se parece más a ligar que a pagar. ¿Qué opinas?
No estoy de acuerdo. Mis filtros no buscan que el cliente me seduzca. Simplemente me interesa tener la seguridad de que esa persona entiende y acepta mis condiciones básicas. Si siento que cualquiera de esas premisas no se cumplen, ese humano y yo no nos vamos a entender. Esto es mejor saberlo antes de que él esté dentro de mi habitación.
¿Qué más se puede hacer para que las reinvidicaciones no caigan en saco roto? ¿Un partido político de putas?
No creo que sea efectivo crear un partido político de putas, pero sí crear grupos que influencien a los partidos que ya existen. Organizarse y hacer demandas claras según las necesidades determinadas. Pero parece que antes hay que perder el miedo a ser reconocida socialmente como una trabajadora sexual.
Para Natalia tiene mucha importancia "perder el miedo a ser reconocida como puta", lo que se conoce como "salir del armario". Alabo su valentía, aunque pienso que todavía pocas personas pueden hacer lo mismo ya que las consecuencias de hacerlo son muy negativas. No es una cuestión de vergüenza sino de supervivencia social.
por Alberto Gayo
Natalia es puta y es feminista. No sufra, ahora lo explicará. No le gustan las prisas y sí los mordiscos en el cuello. Habla de una profesión que ha elegido libremente, de sus clientes, de sus tarifas… y también de la trata y la explotación de mujeres.
Decir que es puta, vegana y feminista suena fuerte. Explíquese, por favor.
Soy feminista por sentido común. No se debería discriminar a nadie según su sexo, género u orientación sexual; y reconozco que la lucha feminista ha construido un mundo más justo para todos. Soy vegana desde que me di cuenta de que no es necesario comer animales para estar sanos y que hacerlo supone hacer daño a otros. Y la prostitución también es una cuestión de tener más información. Trabajar para otros me hacía muy infeliz. La prostitución salió como una opción natural. Me apetecía probarlo y las condiciones eran atractivas. Soy muy crítica, cuestiono lo establecido y no me gusta seguir a la manada.
A muchos las palabras puta y feminista les provoca rechazo.
Es que hay que usarlas con naturalidad y orgullo. La gente no se escandaliza cuando hablo de prostitución porque lo hago con cercanía y con el mismo tono que usaría si fuera recepcionista. El componente negativo se origina de la desinformación y cuando se permite que otros hablen en nuestro nombre desde los prejuicios y la moralidad. Si te digo que soy puta, sin vergüenza, te hablo de lo genial que es para mí, todo el lado dramático que la sociedad tiene asumido sobre este trabajo empieza a ponerse en duda. Es igual con el feminismo: el rechazo social se debe a no entender cómo nos beneficia a todos.
¿Es mejor este oficio que otros?
Trabajé en un McDonald’s cuando cumplí 16 años y solo duré tres días. Me quedé horrorizada por la cantidad de comida que tiraban a la basura y el ritmo brutal que había. Mi sueldo era bastante menos de 1.000 euros.
¿Recuerda su primer trabajo de puta?
Fue una cita de una hora por 100 euros. Antes de llegar el cliente yo estaba nerviosa y todas mis inseguridades se multiplicaron por mil. Pero todo sucedió con muchísima cercanía y respeto. Sentí como el cliente demostraba en todo momento que yo tenía la posición de control en la relación.
Si la oyesen los comensales de al lado, podrían pensar que vende su cuerpo...
Decir eso es un mal uso de la lengua. Cuando compras algo eso se vuelve tu propiedad, lo adquieres. Las putas no cedemos los derechos de nuestro cuerpo. ¿Tú vendes tus manos cuando tecleas un artículo para interviú? ¿Vendes tu culo porque estás sentado en una silla de su oficina? Todo el mundo usa su cuerpo para trabajar, el problema es cuando creemos que el cuerpo hace referencia solo a los genitales y hay una tendencia de santificar los coños. Como si fuera algo que solo debe tocar nuestro príncipe azul. Yo puedo disfrutar teniendo sexo con desconocidos que me respetan. Incluso si no disfrutara, no es asunto de nadie. Mi cuerpo es exclusivamente mío.
El problema es que muchas mujeres son obligadas a ejercer la prostitución explotadas por mafias.
Si hay amenazas, violencia, retención de la documentación forzando a alguien a una actividad comercial, esa persona es víctima de trata. La explotación sexual no es la única que existe, aunque sí sea la más visible. Existe trata en el sector textil, hostelero o rural. La trata de personas es una forma de esclavitud no necesariamente sexual. La diferencia con mi trabajo está en el consenso. Si accede libremente, sin coacción ni amenazas, a cambio de sus propias condiciones, esa persona está trabajando. Lo otro es trata.
¿Dar su identidad es un signo de desafío, de valentía, de ingenuidad...?
¿Por qué las putas tenemos que crearnos una realidad paralela y no compartir lo que vivimos? Lo único que se consigue así es que otros hablen por nosotras y reafirmar la teoría de que estamos haciendo algo malo.
¿Cuántas prostitutas independientes como usted trabajan en España?
A diferencia del sector abolicionista, yo no me veo capaz de soltar cifras sin un resguardo de organismos oficiales. Desde luego que conozco a muchas prostitutas independientes y putas que trabajan en agencias que también se lo montan muy bien y están contentas.
¿Encuentra fácilmente el placer con desconocidos?
A menudo sí, en diferentes intensidades y conexiones. Cuanto más follas, más te conoces y resulta sencillo encontrar placer. Siempre he sido muy sexual, si no lo fuera no podría aguantar este trabajo.
Ha escrito que “se comete un atentado contra nuestros derechos cuando se pone en duda el poder de decisión de las mujeres sobre nosotras mismas. (…) Si estoy cometiendo un atentado es contra el amor romántico y la Iglesia”. ¿Quién se enfada más cuando habla usted así, la Iglesia o algunas feministas?
Quien ha mostrado más rechazo ha sido cierto sector feminista. No por mi crítica al amor romántico. Lo que molesta es cuando me declaro empoderada con mi trabajo. Algunas personas no pueden entender que el hombre no es siempre quien marca las reglas. Tienen demasiado interiorizado que la mujer es un ser débil al uso del macho, y las putas estamos demostrando que no es así. Por alguna razón sus cerebros entran en cortocircuito cuando escuchan esas cosas. Hay mujeres que disfrutamos follando, que nos gusta exhibirnos y que llevamos el control. No quiero que la imagen de la prostitución la creen otros. Y hay una nueva generación de prostitutas que se siente cansada del estigma.
En vez de ocultarse, algunas putas se muestran a cara descubierta y reivindican su derecho a expresar por ellas mismas lo que es la prostitución. Su actitud resulta excepcional, pero no su mensaje: al igual que Natalia he encontrado a cientos de prostitutas que vivían el trabajo sexual con comodidad aunque preferían vivir tranquilas en vez de tratar de cambiar una sociedad que bien saben que no las comprende.
De ese empoderamiento habla también la periodista Samanta Villar, que ha escrito un libro sobre prostitutas voluntarias. ¿Cuál es su contribución?
Hablar a cara descubierta. Poco tiempo después de empezar a prostituirme leí lo que decían medios sobre cómo funciona mi trabajo y la clase de individuos que somos las putas y los clientes. Quedé alarmada y me sentí muy triste. Mi realidad no estaba para nada representada y eso no me pareció justo.
¿Qué le diría a los colectivos y partidos que quieren abolir la prostitución o castigar al cliente?
Qué no es una estrategia efectiva. Hay personas que quieren prostituirse y otras quieren consumir prostitución. Esto puede suceder sin hacer daño a otros. Reuníos con putas, escuchad cuáles son sus inquietudes y atendedlas desde el marco social y legal. El discurso abolicionista contribuye a marginar la prostitución, hay estudios que demuestran que penalizarla lo único que hace es invisibilizarla y poner a sus protagonistas en más riesgos. Lo que se debería hacer es aceptar que este trabajo es una buena opción para mucha gente. Podemos crear sistemas de apoyo y ayudar para que los más vulnerables tomen decisiones inteligentes, pero no desde el paternalismo.
¿Que le guste follar es premisa indispensable para ser puta independiente?
No, para ser puta independiente tienes que saber qué es lo quieres y cómo vas a conseguirlo. Luego, que te guste lo que haces es fundamental si lo quieres mantener a largo plazo.
Sus tarifas están en la web. Desde 250 euros por 90 minutos a 1.200 por una noche entera. ¿Son precios de mercado?
Son precios neutros. Hay un gran sector que cobra menos y otro que cobra mucho más.
Es autora del Decálogo para ser un buen putero. ¿Qué clientes tiene?
Las sociedades cambian. Muchísimas personas se imaginan a un putero y les viene a la mente Torrente, en referencia al machismo y la objetivación, a alguien que solo busca un par de tetas bonitas. Desde luego que hay personas así, pero yo jamás he tenido un cliente con ese perfil. Alguien que busca una mamada rápida no vendrá conmigo y tampoco quien quiere pasar una velada con una mujer del catálogo de Victoria’s Secret.
Confiesa que empezó a masturbarse muy pronto, que alucinaba con Fred Astaire, Woody Allen y Tchaikovsky.
También declaro mi amor incondicional por el chocolate blanco vegano. Quiero que las personas que se pongan en contacto conmigo lo hagan por cómo soy y no simplemente porque encuentren que mis tetas son atractivas. Mis tetas no van a determinar la calidad del encuentro, mi personalidad sí.
Además de que le mordisqueen el cuello, ¿tiene algo más que le vuelva loca?
Me gusta el sentido del humor y la gente con discurso de progreso. Lo que más me pone es la gente que detecta fallos y ejecuta soluciones. Este trabajo me ha enseñado que el físico importa poquito. Puedes ser la persona más hermosa del mundo, pero si eres un imbécil, tu belleza física carece de impacto.
Ante las preguntas de los periodistas Natalia ha demostrado no arredarse y tener las ideas muy claras. Ojalá la invitasen a algún programa de TV aunque creo yo que mucha gente hará todo lo posible por boicotearla. No es mi caso, aquí recopilo las tres entrevistas que, hasta donde conozco, le han hecho los medios.
Por CHUCK
Hoy vamos a entrevistar a una puta, y el uso de este sustantivo no conlleva ningún tipo de descalificativo machista ni irrespetuoso hacia esta milenaria profesión ya que para empezar es así como se define ella misma. Natalia Ferrari Diaz no es es un pseudónimo sino el nombre que figura en el pasaporte de esta prostituta de 23 años que ejerce en Barcelona desde hace solo dos años. Natalia rebosa sensualidad e inteligencia pero si hemos querido hablar con ella es sobre todo porque es de las pocas prostitutas de su edad que no oculta su identidad. Para defender la profesión que ha elegido libremente, allá donde vaya ella se presenta como puta, hablando claro, sin tapujos y a mucha honra. Y es que hablar con ella supone todo un desafío intelectual, en el cual vas a tener que desaprender muchos de los conceptos y prejuicios con los que te han educado.
Nos citamos con esta valiente muchacha a las 19:00 en una vinoteca del barrio del Born para compartir una botella de vino blanco. La conversación resulta tan interesante que cuando consultamos el reloj, hemos pasado cuatro horas charlando de putiferio, activismo y pornofilia. Invita esta casa porque además de extraordinariamente seductora resulta que es admiradora de Orgasmatrix. Me convence tanto su discurso que me planteo si sacar 250€ del cajero, su tarifa mínima, y pegarnos un revolcón de hora y media para probar en primera persona su servicio de girlfriend experience. Pero una vez valorado el estado de mi economía, acabo decantándome por dirigirme a casa y repasar los nuevos posts de Pinjed.
Vamos a empezar por el principio, en el momento de tu vida decides dedicarte a esto y el porqué.
Un día me doy cuenta que estoy gastando mi vida en un trabajo que no aporta nada a las temáticas sociales que me preocupan y tampoco ayuda en mi crecimiento personal. Cobro el salario mínimo trabajando 6 días a la semana casi a tiempo completo. Después de esta revelación analicé el mercado laboral y noté que lo único que tenía para ofrecerme era más de lo mismo. No me daba la gana resignarme a que ese fuera mi estilo de vida. No sé muy bien cuando empecé a considerar la prostitución como una alternativa mejor, recuerdo sentirlo como una opción muy natural. Siempre he tenido una admiración por todo lo que se sale de la normativa y por las mujeres que se empoderan de su vida y su sexualidad. Desde muy pequeña identificaba a las putas o actrices porno como mujeres fuertes e independientes, y de alguna forma, sentí que pertenecía a ese grupo. Estuve un tiempo pensando sobre ello, sobre cómo hacerlo de la mejor forma posible. Tenía mis inseguridades pero todo se aclaró cuando descubro que una amiga lleva un año trabajando como puta. Conocer su experiencia y cómo se siente me reafirma mis ideas sobre autonomía y empoderamiento. En ese momento queda claro que puedo montármelo como yo quiero y eso es lo que más me atrae.
¿Cómo consiguiste tu primer cliente?
Mi primer cliente lo consigo publicando un anuncio en internet en una página cualquiera de contactos. Recuerdo estar muy nerviosa esos días y agobiarme por la cantidad de llamadas que recibía así que decidí apagar el teléfono. La primera cita la concreté por correo. Sobre el encuentro lo más importante a destacar es mi sentimiento final de “joder, ¿por qué no he empezado a trabajar de puta antes?”
Pues las feministas abolicionistas y algunos políticos dicen que nadie elige prostituirse libremente y que se trata de un tipo de represión machista.
Decir que nadie lo elige libremente es una estrategia comunicativa. Tienen que decir que estamos coaccionadas por fuerzas malignas, porque si no fuera así, se estarían poniendo en contra de un grupo de mujeres que eligen sobre su propio cuerpo, diciéndoles lo que pueden y no pueden hacer y hacer eso, no es muy feminista. Pese a que empatizo con las preocupaciones sobre la prostitución no estoy de acuerdo con sus estrategias y creo que fallan, y mucho, al negar realidades como la mía y las de todo un colectivo de prostitutas que hablan en primera persona de lo mucho que disfrutamos con nuestro trabajo. Como ejemplos están las organizaciones APROSEX o Prostitutas Indignadas, ambas en Barcelona y con portavoces prostitutas que dan la cara por sus derechos.
Hablar de la prostitución como un “tipo de represión machista” es seguir con el tan cansino discurso de que todos los clientes son monstruos y que todas las putas somos víctimas. Las relaciones desigualitarias entre hombres y mujeres existen en parejas, matrimonios, polvos de una noche, y sí, también entre putas y clientes pero bajo ninguna circunstancia es algo intrínseco de la prostitución. Solo un reflejo de la sociedad y las identidades de cada participante en la relación. Si tienes una postura abolicionista y no quieres ver relaciones de poder injustas lo mejor que puedes hacer es educar a la gente. Yo misma y la mayoría de putas que conozco tenemos un claro mensaje feminista y no aceptamos faltas de respeto de ningún hombre. Se deja claro desde el primer momento que las condiciones las marcamos nosotras y solo serán nuestros clientes quienes están de acuerdo con ellas.
La fortaleza del mensaje de Natalia es que dice que es puta es con la frente bien alta. Su valentía se ve subrayada por su juventud y la contundencia de sus palabras. Creo que hasta la persona más contraria a la prostitución debe plantearse tras leer estas entrevistas si el problema está en sí en esta actividad... o en los prejuicios sobre ella.
Se dice que estás cometiendo un atentado contra los derechos de la mujer ya que fomentas la trata y el patriarcado.
Creo que se comete un atentado contra nuestros derechos cuando se pone en duda el poder de decisión de las mujeres sobre nosotras mismas. Las putas decidimos sobre nuestros cuerpos y experimentamos con nuestra sexualidad según intereses propios y no culturales. Parece que molesta que las mujeres (y hablo de mujeres excluyendo a los hombres porque la prostitución masculina no genera ni de lejos la misma controversia) ya no nos creemos el cuento de que debemos entregar la vagina solo al “amor de nuestras vidas”. Las putas cobramos por algo que socialmente se entiende que debería ser gratis. Si estoy cometiendo un atentado contra alguien es contra el amor romántico y la iglesia.
Muy interesante pero, ¿no preferías cambiar de oficio si ganaras lo mismo trabajando como camarera?
Me encanta mi trabajo, y la principal razón no es el dinero que gano sino la autonomía. No podría trabajar para intereses de terceros aceptando las condiciones que establece otro sobre el uso de mi tiempo y energía. La principal ventaja de ser prostituta independiente es ser tu propia jefa y hacer verdaderamente lo que tú quieres. Claro que si tuviera la opción de no trabajar de nada, lo haría. Seguro que cualquiera que me lee estará de acuerdo conmigo que en lugar de trabajar preferiría gastar su tiempo en otras cosas, pero vivimos en un sistema que nos demanda dinero para acceder a ciertas comodidades. Resulta que si trabajas siendo puta puedes conseguir dinero rápido e invertir tu tiempo de forma hedonista.
¿Aceptas a cualquier cliente, por feo, sucio y desagradable que sea? ¿Qué metodología aplicas para saber si te interesa aceptar al cliente?
Es muy importante para mí que la persona que esté interesada en una cita conmigo sepa quién y cómo soy. Así me aseguro que existe una compatibilidad de carácter y que queremos experimentar el mismo tipo de encuentro. Eso es lo que determina o no si acepto a un cliente y se suele ver con facilidad mediante correos o una llamada de teléfono. Nunca voy a juzgar a una persona por su apariencia física. Puedes tener la belleza de un Adonis, pero si te comportas como un gilipollas, eso es todo lo que serás y tu atractivo disminuirá a cero. En cuanto a la higiene personal, es de protocolo que el clientes se ducha antes, aunque los seres humanos, antes de un encuentro sexual y siempre que tengamos oportunidad de hacerlo, solemos procurar estar limpitos por esto de las normativas sociales y el respeto hacia el otro. Los puteros no son una subespecie aparte.
Pero vamos a ver, ¿no se ha de tener mucho estómago para meterte en la boca la polla de según quién?
Cuando alguien hace preguntas de este tipo siempre le animo a que analice qué carajo visualiza como hombre que va de putas y por qué tiene esa imagen. Dicho eso, mis clientes son personas que pueden ser más o menos guapos, igual que yo y que tú. La belleza es muy subjetiva y a mi personalmente lo que más me pone de mi trabajo es el contexto y no un par de ojos bonitos. Hago muchos filtros para asegurarme que no estoy con personas que tienen una identidad que encuentro desagradable. Creo que en esos casos debería tener estómago y mucha paciencia, y realmente, no quiero que mi trabajo se convierta en algo que me cueste hacer. Quiero que se mantenga como algo divertido, con relaciones humanas cercanas. Si siento que tengo que poner muchos esfuerzo mental para que la cita sea placentera para ambos, es un claro indicador de que esa persona y yo no nos vamos a entender, y en esos casos, no acepto la cita.
Lejos de lo que se cree, las prostitutas no se encuentran inermes ante sus clientes sino que como señala Natalia imponen sus condiciones. ¿Y pagamos por estar con una tía así, segura de sí misma y que sabe lo que quiere? Pues claro, porque lo que a ella le gusta es también lo que a nosotros nos gusta. Para disfrutar de la prostitución uno debe cambiar el chip con el que hemos educado, el contexto de prostitución no significa que tengas que decir, hacer ni actuar de manera diferente a como lo harías con cualquier persona. Y has de dejarte llevar, si haces lo posible por agradar a la chica y ella hará lo mismo para que tú también te encuentres genial. Pero si vas como un cafre tendrás también lo que te mereces...
¿O sea que disfrutas cada una de tus relaciones sexuales?
A distintos niveles, claro, pero sí. Para mantener este trabajo tienes que tener un deseo sexual alto y a mi me gusta mucho follar. Por otro lado me apetece puntualizar que en 1:30h no solo hay sexo. Una parte muy grande del encuentro se ocupa conectando con la otra persona y compartiendo un espacio de tranquilidad y cariño. Dado que como dije antes, mis clientes son personas que verdaderamente quieren estar conmigo, nos solemos entender con facilidad y “disfrutar” suele surgir de forma natural. Normalmente mucho rato de la cita se centra en compartir historias y opiniones con alguien que te comprende o que al menos tiene una gran predisposición para hacerlo. En cuanto al sexo, para sorpresa de muchos, los puteros tienen una sensibilidad y respeto máximo por mi cuerpo. Les importa qué cosas me gustan y cuales no.
Se supone que una prostituta está a la merced de los deseos y caprichos del cliente. ¿Tu sexualidad no debería ser irrelevante para tus clientes?
La sociedad supone muchas estupideces con respecto a las putas. La experiencia que yo ofrezco está definida según mis preferencias. Si un ser humano quiere algo distinto, busca a una puta distinta. El hombre no impone sus deseos a las putas, elige a una que puede aportarle lo que él quiere. Desde luego que existen personas que no tienen en consideración los gustos de sus parejas sexuales. Estos especímenes están en cualquier tipo de relación íntima posible y es un problema de educación sexual/emocional por parte de todos los implicados. Con las relaciones entre putas y clientes todo es más fácil. Existe una jerarquía de poder en donde somos nosotras las que tenemos el control de la situación. Esto se da por hecho, no es muy difícil, sólo se trata de ser amable con tu pareja. Las prostitutas no somos una categoría inferior de mujeres. Tenemos tanta sensibilidad y derecho a disfrutar como cualquiera que no sea puta. Sólo hace falta tener un poco de sentido común para darte cuenta de esto. Los individuos autoritarios y dominantes que creen que tienen derecho sobre mí por su dinero o por la posesión de un pene se identifican con facilidad y no entran a mi cama.
Veamos, defiendes que la prostitución no es más que una transacción comercial como cualquier otra y que lo que diferencia a una masajista de una puta es básicamente el contacto con los genitales. Si es así, ¿cómo justificas ganar 300€ la hora? ¿No está sobrevalorado?
No, creo que está infravalorado. Las putas ejercemos un trabajo fundamental para la paz mental de muchos. Guardamos muchos secretos porque prometemos un grado de discreción que en otros entornos quizás no tendrían. Por otro lado, hay que valorar los riesgos a los que nos exponemos. Hay muchas mujeres que llevan muy mal el estigma y sienten que si su entorno se enterara se les arruinaría la vida. También hay que tener en cuenta el riesgo de ETS. Aquí nadie viene con una analítica hecha en un máximo de 21 días.
Personalmente yo con esos precios sería muy exigente en cuanto a prácticas sexuales. ¿Ofreces servicios deliciosos como por ejemplo la lluvia dorada o el sexo anal?
Realizo prácticas que son deliciosas bajo mi criterio. Recuerdo que hace tiempo un hombre me preguntó si durante el sexo podría darle puñetazos en los huevos. Física y mentalmente podría haberlo hecho. Podría haberle dicho que sí, pero no disfruto en absoluto con eso y aunque humanamente me resultaría posible hacerlo, no me parece justo prometer una calidad de servicio que quizás no puedo entregar porque debería estar fingiendo. Esto es aplicable a los ejemplos que señalas.
Entonces ¿qué aportas que no pueda ofrecer la pareja sexual de tu cliente?
Un espacio de tranquilidad y cariño para que disfrute sin presiones. Nadie espera que seas un amante maravilloso y me enamores con tu habilidoso pene. No hay compromisos y el momento que pasamos juntos es sólo nuestro. No interfiere en la vida del otro. Las putas no juzgamos, somos cercanas y empáticas. Es un contacto humano que no tiene por donde amargarte. Siempre lo defino como un chute de dopamina. No defino el servicio mediante las prácticas sexuales.
¿Realmente disfrutas follando con tus clientes, o la gran suma de dinero que obtienes es lo que te hace olvidar y compensar lo que estás haciendo?
Cuando estoy mucho tiempo sin trabajar lo echo de menos. Follar con desconocidos de esta manera es una preferencia sexual. Desde que tengo 11 años tengo impulsos sexuales pero follé por primera vez a los 18 con quien era mi pareja. No me gusta ligar, no me apasiona la idea de ser la novia de alguien, no quiero tener relaciones a largo plazo. Al menos no en este momento de mi vida. Las relaciones con mis clientes me aportan mucho a diferentes niveles. Es el trabajo ideal para mí.
Sobre el comentario de “la gran suma de dinero que obtienes”: Otra de las estupideces que asume la sociedad sobre las putas es que estamos forradas y que con eso compensamos y justificamos todo. Muchas putas somos mileuristas y estamos conformes con eso porque nos permite acceder a las comodidades que consideramos justas para nosotras y además, al trabajar poco, tenemos mucho tiempo para dedicarnos a proyectos personales sin rendirle cuentas a nadie.
Muchos deben pensar que dices disfrutar porque es lo que todos tus clientes quieren oír.
Su incredibilidad es un reflejo de sus prejuicios sobre las putas. Hay mujeres a las que nos gusta follar con desconocidos que nos pagan, que aceptan nuestras condiciones y luego no se involucran de forma activa en nuestra vida.
Por desgracia hay quienes consideran que el que estemos involucrados en la prostitución nos hace merecedores de su desprecio. Al igual que Natalia también deseo acabar con esta discriminación tan injusta como inaguantable que sufrimos.
Entonces también te debes dejar llevar, es decir, que si surge en medio de la relación podemos acabar haciendo algo que no hayamos acordado de antemano o alargar el fornicio.
Claro, pueden crearse momentos con clientes en donde las cosas se vuelven tan intensas que nos dejamos llevar y sucedan situaciones que no teníamos previstas. No somos máquinas y cuesta frenar el deseo. Pero esto no es la norma y queda entre mis clientes y yo.
Respeto tu opción sexual pero opino que cuando se establece una relación sentimental profunda con una persona, en la cama se alcanza un clímax inalcanzable mediante la relación esporádica o la prostitución. ¿No te interesan este tipo de relaciones sexuales?
Estoy de acuerdo en que pueden nacer vínculos dentro de relaciones afectivas que intensifiquen el placer durante el sexo. La cuestión es que alcanzar eso requiere mucho trabajo. No descarto la posibilidad de intimar a ese nivel con alguien si lo creo oportuno, pero no tengo el deseo o la predisposición en este momento de mi vida. Por otro lado siento que el escenario que planteas y la prostitución son completamente compatibles y pueden convivir entre sí en armonía. Todo depende del momento de mi vida en el que me encuentre.
¿Las altas tarifas de las prostitutas de lujo suponen un filtro de calidad en los clientes? Es decir, para que solo aparezca gente selecta, que se lo pueda permitir.
Muchas veces el estatus económico de alguien nos ayuda a hacernos una idea del tipo de cultura y educación al que ha sido expuesto. Otras veces esto no te dice realmente nada y solo pone en evidencia tus prejuicios. La prostitución de lujo no es simplemente una forma de filtrar personalidades, también experiencias. Hay putas que solo quieren follar con hombres que las saquen a cenar, les regalen cosas bonitas y con quienes puedan tener conversaciones interesantísimas y por eso determinan que su tarifa mínima es 1.500 euros por pasar toda una noche juntos. No les da la gana hacerlo por menos y saben que existen hombres que lo pueden pagar así que van a por ellos.
¿No es esa una postura clasista?
Ser clasista es discriminar a alguien en función de su clase. Reconocer que las clases existen y que hay diferencias entre unas y otras no supone una discriminación. No se las defiende ni se considera justo mantenerlas, solo se puntualiza que están ahí. Hay personas que pueden comprarse un iPhone y hay otras que no. Dentro de las clases están los individuos y cada uno se hace a sí mismo como mejor puede. En mi caso, tengo muchos clientes que son empresarios y muchos otros que son empleados con un salario básico. Lo que determina que prefieran ir con una puta que cobra 300€ en lugar de ir con una que cobra 70€ es su identidad y no necesariamente sus posibilidades económicas.
Tengo entendido que la chupas con condón. ¿No te exigen tus clientes una felación a pelo?
Un cliente no me exige absolutamente nada. Los señores con una actitud prepotente que insisten en que haga algo que yo no quiero hacer no llegan a ser mis clientes. Estas cosas se informan antes de concretar la cita. Todo hombre que considere que las mamadas a pelo son importantes para él se va a molestar lo suficiente en averiguar si la puta lo hace o no. Como he dicho antes, es más fácil encontrar a alguien que ofrezca lo que tú buscas que intentar convencer a una persona que claramente te comunica que no lo hace.
Las chicas siempre nos ofrecen alternativas, y creedme, como profesionales que son es buena idea hacerles caso. Cuando uno va de putas lo que quiere es disfrutar, pasarlo bien, y cada chica tiene sus preferencias o gustos así que la labor del cliente es descubrirlos e ir probando chicas hasta encontrar aquella/s con la/s que esté a gusto. Personalmente, nunca hablo de prácticas sexuales y me ha dado muy buen resultado. Cuando la chica está a gusto y sin presiones y hace lo que quiere te encuentras con que sus gustos y los tuyos suelen coincidir... y hasta aquí puedo contar, jeje.
Y para prevenir el contagio del cliente, ¿también utilizáis campo de latex en el cunilingus?
Si me lo piden, claro. Nunca nadie lo ha hecho. Hacer mamadas con condón no es únicamente por una cuestión de seguridad, también es preferencia sexual. Fuera de mi trabajo hace tiempo que no hago felaciones a pelo en relaciones esporádicas. Por la misma regla creo que quienes hacen cunnilingus sin protección es porque ellos también disfrutan con la experiencia y lo prefieren así y quien no, no lo hace. No existe ninguna obligación en ese sentido, la idea es que estemos todos cómodos.
¿Recibes chicas?
Lamentablemente demasiado pocas y quienes se animan a hacerlo por primera vez suelen hacerlo acompañadas por sus parejas.
Y en cuanto al riesgo de ser agredida por un cliente, ¿no es éste un oficio peligroso?
Las putas tenemos medidas de seguridad. Conozco chicas que tienen instalado sistema de cámaras en el piso donde trabajan. Puede ser un trabajo peligroso si no tienes cuidado. Hay situaciones de riesgo que se pueden evitar con mucha facilidad. Jamás acudo a domicilios, no trabajo en la calle ni subo a coches de desconocidos. Si alguien me transmite un mínimo de inseguridad, no quedo con esa persona. El piso donde recibo es un edificio de viviendas y es muy iluso asumir que estoy completamente sola.
Recuerdo que hace unos años había una escort que tenía una cuenta de Twitter muy interesante, en la cual explicaba sus anécdotas, a la vez que defendía su oficio, como bien haces tú. De repente dejó de tuitear y dijo que un cliente le había arreado tal paliza, que estaba viva de milagro. Después de eso dijo que abandonaba la prostitución y regresaba a sus estudios universitarios. Y es que hay mucho tarado por ahí. ¿No tienes miedo de eso?
Tengo más miedo cuando voy en el el metro que cuando estoy con un cliente. Desde luego no hay herramientas mágicas para evitar una situación como la que describes, pero es que no las hay para ningún contexto. Se toman todas las precauciones que vemos posibles en cada cita y honestamente, las únicas veces que me he sentido violentada por hombres ha sido por parejas afectivas, jamás con un cliente. Soy consciente de que existen personas que son basura y que quieren hacer daño pero mientras te escribo esto pienso en mis clientes y el aprecio que les tengo a tantos de ellos que es impensable para mi que alguno me lastimara de esa manera. ¿Puede pasar? Cierto. También puede que mañana en el metro alguien te de una patada en la boca porque no le gusta tu cara.
¿No sería más cómodo para ti utilizar un pseudónimo y no dar la cara?
Sería algo completamente contrario a mi identidad y ahí caería en una incomodidad y amargura infinita. Desde el primer momento supe que no iba a tener una doble vida. La sociedad estigmatiza a las putas por unos valores enfermizos y yo no voy a adaptarme a una sociedad enferma. Quiero que mi ejemplo forme parte de un cambio hacia el progreso. Que se normalice la profesión y que nosotras empecemos a ser vistas como mujeres con los mismos derechos y estatus social que cualquiera que no es puta.
¿Crees que con ello están aportando tu granito de arena para corregir una injusticia social?
Desde luego. Cuando las putas empezamos a hablar por nosotras mismas invalidamos el discurso de todos aquellos que creen que pueden hablar en nuestro nombre. Esos falsos rescatistas con mensajes paternalistas y salvadores de nuestras almas muy preocupados por el uso que hacemos de nuestras vaginas. Si yo, y todo un colectivo de prostitutas, te decimos mirándote a los ojos y con voz firme que estamos orgullosas de ser putas, tus teorías abolicionistas se van al carajo y pasan a ser aplicables solo a algunos casos puntuales y no a toda una profesión.
Creo que es todo un acierto apropiarse del término puta (bitch) y darle un significado positivo. Para mí una puta no es nada malo, no es un insulto. Me gustan las putas. Quiero a las putas. ¡Vivan las putas, cagoendié!
Pues a pesar ser también trabajadoras sexuales, las pornostars que ejercen la prostitución suelen ocultarlo. Y las que no ejercen quieren dejar muy claro que son oficios distintos y que ellas no se prostituyen, dando la impresión de que un oficio es más digno que otro. ¿Crees que socialmente está más respetado el trabajo de pornostar? ¿Por qué?
Creo que trabajar en el porno está menos estigmatizado que ser prostituta porque lo segundo suele asociarse casi de forma instantánea con un submundo oscuro de abusos y hay pocos casos que demuestran que esto no es así. Si te fijas en reportajes o debates muchas veces ni están presentes prostitutas mientras se habla de ellas. En cambio la pornografía con el tiempo se ha vuelto más transparente gracias a personajes que han hecho públicas sus vivencias. Cuando Sasha Grey, Stoya o, sin ir más lejos Amarna Miller, empiezan a compartir características de sus identidades e inquietudes personales más allá de su trabajo, se alejan inevitablemente del retrato de mujer objeto, sucia y estúpida que no vale para nada más.
Cualquier tipo de trabajo sexual está mal visto porque choca con valores cristianos que representan un uso genital específico y restrictivo. El problema en la prostitución existe cuando las propias putas se creen esa historia, como el ejemplo que pones de actrices que se prostituyen pero lo ocultan porque creen que eso les perjudicará la imagen. Creo que debemos reapropiarnos con orgullo de la palabra puta y desactivar el insulto. Cuando le das una connotación positiva fuerzas a la gente a que se replantee sus ideas.
¿Es cierto que también quieres dedicarte al porno? ¿Por qué? ¿Qué tipo de porno te gustaría hacer?
No diría que quiero dedicarme pero sí explorar. Siento que me permite indagar en un tipo de sexualidad diferente, me apetece exhibirme. Productoras como X-Confessions, Lucie Blush, BlackMind Studios, Abby Winters o Four Chambers son algunas de las que están en mi lista, y si todo sale bien, este Octubre grabo con una de ellas. Quiero formar parte de proyectos que aporten un valor al mundo y provoquen saliéndose de la normativa.
En todo este rato que hemos pasado juntos, tu teléfono no ha parado de sonar. Debes estar amasando una fortuna. ¿Cuántos clientes recibes al mes?
Los justos y necesarios para mantener un estilo de vida cómodo en el que poder dedicarme a mí misma y trabajar en proyectos a largo plazo en los que firmemente creo pero no me dan ni un duro y requieren atención.
¿Aplicarás descuento a los lectores de esta entrevista?
No, les cobraré más :)