lunes, 24 de noviembre de 2014

Las revelaciones del "pequeño Nicolás"

Como veis hace mucho que no escribo, pero sigo por aquí. El blog ha estado parado por falta de tiempo, de ganas, y sobre todo por la constatación de que éste no es un tema que genere suficiente interés en la opinión pública. Es decir, cada varios meses siempre funciona bien un programa en el que salgan los típicos tópicos, se grabe a chicas con cámara oculta y se hagan impactantes afirmaciones para regocijo de morbosos. Pero hasta ahí llega la cosa. Nadie quiere informarse en serio, conocer en persona a las chicas y mucho menos emprender investigaciones en las que pueda encontrar "mierda" que cause problemas. No, somos muy cómodos, nos gustan las versiones oficiales que nos ofrecen respuestas sencillas y una conciencia tranquila.

Así que he ido dejando ésto y ocupándome de mis asuntos, haciendo mi vida y olvidando un poco todo este tema en el que, me decía a mí mismo, nada podía hacer. Hasta que llegó el fenómeno del pequeño Nicolás, del que no hace falta que hable porque ya es sobradamente conocido por todo el mundo.

En un principio parecía un "trepa" con afán de protagonismo, un niñato a la caza de fotos, un "groupie" de poderosos. Pero coño, comenzaron a hacerle entrevistas. Y claro, esto cambió. Tras la entrevista en El Mundo me dio la imagen de un loco, de un perturbado con imaginación desbordante que estaba haciendo el más clamoroso de los ridículos. Pero es que este sábado salió en vivo y en directo en La Sexta haciendo una de las entrevistas más brillantes que recuerdo. Fue alucinante, llevó a los periodistas por donde quiso ofreciendo una imagen que creo que pocos habrían llegado a imaginar.

El caso es que dijo muchas cosas que hasta ahora no habían salido en los medios. Logró que le invitasen a la TV y ahí, sin previo aviso, se volvieron las tornas. Dio un motivo para salir, protegerse de las posibles represalias que podrían tomar las autoridades públicas. Y otro de por qué había alcanzado semejante notoriedad, que no era como creíamos todos el asunto de las fotos sino el haber denunciado "actuaciones alegales" de funcionarios policiales. Ése era mi sueño, atraer a los medios con el gancho del morbo que provoca la prostitución para comenzar a contar los abusos, irregularidades e, incluso, abiertos delitos que estaba perpetrando la administración. Para mí es la gran revelación que he hallado sumergiéndome en el mundo de la prostitución, y como Nicolás intenté buscar el apoyo de otras personas que pudiesen cubrirme las espaldas: abogados, periodistas, asociaciones... y me encontré más solo que la una.

Todos sabían lo que había, pero por eso mismo ninguno quería hablar. Resultaba totalmente descorazonador que un trabajador social te dijese que en su ONG eran perfectamente conscientes de que la policía extorsionaba a las chicas pero que no podían hacer nada porque dependían de las subvenciones públicas. O que un periodista me confesase que la redacción había recibido la orden de no investigar la trama de Coslada ya que involucraba a miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. ¿Las chicas? Ellas han sido las más honradas conmigo, quienes más me han cuidado advirtiéndome de dónde me estaba metiendo: "te has implicado mucho y sabes demasiado", solían decirme.

Pero, sobre todo, lo que más me diferencia es que no estoy del lado del poder. Soy alguien incorrompible, honesto, enemigo de los abusos y partidario de que las cosas se sepan "con luz y taquígrafos". Seguramente el camino que tomé haya sido el más difícil pero es que yo no tengo otra opción. Sin contactos influyentes, ni una situación económica desahogada, ni una organización que me respaldase ni, en fin, NADA DE NADA... ¿Qué me quedaba para protegerme? Pues, en mi inocencia, consideré al igual que Nicolás que los medios. Ciertamente pensar así es una muestra de ingenuidad porque si la sociedad española ha olvidado escándalos como el GAL o el 11M, ¿cuánto puede durar la efímera fama de Nicolás? Un suspiro. Y está haciendo daño, mucho daño. Está erosionando la credibilidad de las instituciones del Estado, lo cual se paga. Ha llegado a un callejón sin salida, a un pulso en el que se enfrenta él (y quien le apoye, que no sé quienes serán) contra todo el aparato gubernamental. El tío se ha plantado delante de toda España a decir que el gobierno MIENTE. Que Casa Real MIENTE. Que la Seguridad del Estado (CNI) MIENTE. Y, de postre, que desde las instituciones públicas se está actuando por fuera del derecho (léase delinquiendo, ya que el poder público únicamente puede actuar dentro de los márgenes de la Ley: o lo hace legal o ilegalmente, no hay "alegalidad" para un funcionario). Joder, no me extraña que piensen que está loco. No porque lo que diga sea una sarta de tonterías, invenciones de una mente hiperactiva (que es lo que tratan de hacernos creer), sino porque el chaval a sus veinte años ha demostrado tener más cojones que el caballo de Espartero.

Nicolás no ha llegado donde ha llegado siendo un "outsider". El ha estado dentro del sistema y ha visto desde dentro lo que yo vengo denunciando desde fuera: que los poderes públicos no ajustan sus actuaciones a la legalidad de manera sistemática. Sinceramente le deseo todo lo mejor, espero que los periodistas que contacten con él le traigan algo más que palabras zalameras y promesas que nunca se cumplirán (como hicieron conmigo). Con lo espabilado que ha aparentado ser debe ser consciente de a dónde se dirige, tener cuidado de en quién se fía (y eso no es sencillo, pues nunca llegas a conocer de verdad a la gente) y las implicaciones que tiene, en nuestro sistema actual, enfrentarse a los corruptos. Haces bien en tener miedo, Nicolás, la prudencia nunca sobra.

1 comentario:

patpong dijo...

Me alegra volver a leerte, Cliente, aunque no sea tratando nuestro "temita". Un saludo.