La verdad es que la crisis no sólo trae malas noticias, sino que está sirviendo para que se produzcan algunos cambios muy deseados: el adelgazamiento del hipertrofiado sector público, la racionalización de un sistema autonómico esquizofrénico, la reestructuración de la desfasada legislación laboral... y el cierre de las empresas más improductivas, incluidos ciertos medios de comunicación. Hace unos meses
se tuvo que despedir CNN+, y ahora le toca al diario Público, el cual ha tenido que
renunciar a seguir publicando su versión impresa (la digital continúa, sin eembargo el cambio supone pasar de 160 a tan sólo 12 trabajadores) a pesar de que el millonario Roures afirmase hace poco que
con el despido del 20% de la plantilla se aseguraba la continuidad del proyecto.
No puedo menos que alegrarme de que naufrague el buque insignia de la desinformación y la lucha contra la prostitución. Es conocido que
entre quienes más abiertamente apoyaban a este medio se hallaban las principales figuras del abolicionismo español, personas que indudablemente celebrarían cualquier avance en contra de la normalización de la prostitución como es la prohibición de los anuncios de contactos en cualquier medio (también internet).
Desde sus inicios, Público se mostró muy contrario a la prostitución. En sus páginas se exhibía con orgullo la decisión de no publicar ningún anuncio relativo a la misma pues declaraban que esta actividad era contraria a sus principios progresistas.Por consiguiente he de
aplaudir la salida del mercado de esta cuadrilla de chekistas: lucharon contra el mercado y el mercado les derrotó. Mientras otros medios respetaban las libertades individuales (unos por interés, como el País, y otros por principios, como el Mundo), los colectivistas más impenitentes
no dudaban en vertir mentira tras mentira para crear una imagen negativa de la prostitución. Con el tiempo, y la salida de los socialistas del gobierno, la sociedad civil les ha puesto en su sitio.
Aunque no empleo los anuncios en la prensa para acceder a las chicas (soy un callejero empedernido), sí que he creido necesario entrar a comentar el tema en numerosas ocasiones porque los argumentos que se emplean para buscar la prohibición de los clasificados perjudican seriamente a toda la prostitución en su conjunto.
En primer lugar, se aduce que denigran a la mujer, que la "cosifican", que la presentan como si fuese una mercancía desposeyéndola de toda dignidad. No es un argumento meramente moral, sino también legal pues de ser así bastaría aplicar la legislación vigente para prohibirlos. El problema es que lo que se considera denigrante u ofensivo es muy interpretable. ¿Resulta de mal gusto que una señora se defina "como cachonda, viciosa e insaciable"? Pues hombre, quizá a mí me podrá parecer exagerado (como todo reclamo publicitario), pero no me siento molesto y supongo que la persona que ha puesto el anuncio tampoco. La chica podría también presumir de muchas otras cualidades y habilidades, que indudablemente tendrá, pero si lo que oferta son servicios sexuales resulta evidente que tendrá que ceñir su mensaje a aquello que ofrece. También un pintor cuando se anuncia únicamente habla del servicio que presta y de la tarifa, y no por ello creo que sea una "máquina de pintar" sin humanidad. Puede que los abolicionistas crean que las prostitutas no tienen dignidad, ni yo ni muchos ni como yo compartimos su opinión.
Se han lanzado numerosas campañas (pagadas con los impuestos de ya saben quienes) en las que se vinculó a los anuncios de contactos con el tráfico de mujeres. Esta pertenece a la Federación de Mujeres Progresistas, organización satélite del PSOE (su presidenta es una sociata de carnet, como MAFO).La mencionada motivación tiene una variante, que es la supuesta protección del menor (asimismo de un doble carácter, moral y legal).
¿Qué sucede si un joven se expone, siquiera por accidente, a las groserías que se pueden leer en estos reclamos? Para empezar sería responsabilidad de los progenitores, si no desean que sus vástagos accedan a esas páginas han de ponerlas fuera de su alcance como hacen con los cuchillos, las medicinas o los productos de limpieza del hogar. Existen toda una serie de instrumentos, de indudable utilidad, cuyo mal uso puede comprometer la integridad de los menores y por tanto es responsabilidad de los adultos a su cargo evitar que caigan en sus manos... ¡pero no destruirlos! Sin embargo yo me cuestiono el asunto de fondo, la pretendida perniciosidad de los anuncios. ¿Qué daño real puede hacerle a un chaval/a? ¿Con lo que ven cada día en la tele o en internet van a escandalizarse por las fotos en b/n y en miniatura de unas señoras? Pero si seguro que si tienen edad para coger un periódico ya se la andan cascando y pasándose revistas guarras en el recreo (bueno, eso en mi época, supongo que ahora con las nuevas tecnologías se habrá perdido aquella entrañable costumbre). Lo que me resultaría realmente obsceno es que mi hijo leyese a Escolar (padre o hijo), Wyoming o Navarro... eso sí que resultaría de mal gusto. Afortunadamente no se lo tengo que prohibir, porque el tebeo Pumby se queda en el pasado como la obsoleta ideología que lo inspiró, ¡bieeen!
La última y más poderosa de las razones esgrimidas para sustentar su postura es que tras estos anuncios se ocultan las siniestras mafias de la prostitución.
Prohibiendo los anuncios, dicen, se dificultaría el acceso de los clientes a las mujeres explotadas y por tanto se estrangularía económicamente a los delincuentes, quienes acabarían por dejar de explotar a las pobres mujeres cuando ya no puedan obtener suficientes rendimientos económicos a su costa. Pues bien, no sólo la realidad ha demostrado (por millonésima vez) que el discurso progre es un completo fraude, cuando la tan cacareada operación contra las "mafias que controlaban la mitad de los anuncios en la prensa" resultó ser un
burdo montaje policial de la policía de Rubalcaba, sino que su tesis no resiste tampoco el menor análisis del sentido común. Vamos a ver, ¿serían tan imprudentes las mafias como para publicitarse abiertamente, permitiendo que la policía les siga la pista? ¿En tal caso, no resultaría contraproducente retirar los clasificados ya que permitirían conocer dónde operan los delincuentes? ¿Y es que las chicas sólo trabajan en pisos? Si éstos cerraran, podría disminuir la prostitución en pisos, que por cierto es la modalidad más discreta y que menos alarma social genera, a cambio de que se incrementase la ejercida en clubes y en la calle. ¿Es eso lo que quieren?
Desde los sectáreos medios progres (valga la redundancia) se ha denunciado la "doble moral" e "hipocresía" de una prensa que con una mano escribía contra las mafias de la prostitución mientras con la otra recibía su dinero a través de los anuncios. Bien, de ser así habrían colaborado en su desarticulación, pero es que lo que hizo un medio consecuente como EL MUNDO fue precisamente demostrar la falsedad de estas acusaciones (escribo tanto y tan elogiosamente sobre este periódico que parece que me pague... no, no lo hace... todavía). Quienes engañan y son unos fariseos no son quienes publican los clasificados, sino quienes los retiraron sin pruebas, de acuerdo a consideraciones ideológicas y políticas.¿Cual sería el resultado de eliminar los anuncios? Desde el colectivo Hetaira han señalado el impacto social que tendría, dado que
serviría para transmitir el mensaje de que la prostitución no es una actividad "bien vista" alejando así la posibilidad de su "normalización" o aceptación. Por su parte, el P-Lib reflexionó sobre sus consecuencias económicas: en primer lugar la prostitución, que es una actividad no regulada y por tanto no fiscalizada (con lo cual todo el dinero que mueve es negro), se sumerjiría aún más en la clandestinidad ya que al menos los anuncios sí pagan impuestos y permiten identificar al usuario de la línea y por general también el domicilio donde se ejerce la prostitución. Pero es que
además los clasificados servirían para sostener una prensa libre e independiente, al pertenecer a pequeños anunciantes cuya influencia individual sobre el periódico es nula.
Sin ellos la prensa se vería más indefensa ante las presiones de los poderes públicos, que podrían utilizar las subvenciones y la publicidad institucional para someterlos. Indudablemente este modelo de perro que obedece a su amo y que no necesita tener en consideración las necesidades de la sociedad es del gusto de los medios colectivistas, como Público o TVE cuya ausencia de publicidad nos ha costado millones de euros.
Noticia en la que se resumen los argumentos básicos empleados a favor y en contra de la supresión de los anuncios. La polémica que se ha levantado en España sobre la conveniencia de esta medida ha sido importante, creando disenso incluso en la propia izquierda.
Afortunadamente, y como vaticiné en su día,
el esfuerzo encaminado a prohibir los anuncios cayó junto al gobierno socialista. Los del PP no es que sean precisamente unos liberales, pero al menos no son unos totalitarios (en su mayor parte). Tanto el PSOE como IU sí que habían manifestado expresamente su intención de suprimirlos en sus programas electorales, así que aquí tienen una de las consecuencias del cambio de gobierno (por si todavía no han visto suficientes, jeje). No es una tontería,
los clasificados fueron recientemente proscritos en Argentina empleando exactamente las mismas justificaciones.
Para acabar les dejo una propina en forma del magistral artículo que Santi González, periodista de EL MUNDO, escribió dando cuenta de las incoherencias y contradicciones en las que cayó en su día el EX-presidente Zapatero cuando declaró querer terminar con estos anuncios. Me parece que es algo que vas a tener que ver en tus nubes, ZetaPé, mwahahaha.
Santiago González, EL MUNDO - 17/07/10
El presidente del Gobierno afrontó el Estado de la Nación Jurídica con un hallazgo conceptual, la nación política y con a
solución a un problema impostergable: los anuncios de prostitución en los periódicos. Él lo anunció así:
"Mientras sigan existiendo anuncios de contactos se estará contribuyendo a la normalización de esta actividad [la prostitución], por lo que estos anuncios deben eliminarse".
¿Quién dijo que estaba solo?
Todos los grupos parlamentarios se han adherido a la idea de la prohibición. El razonamiento del presidente, incontestado,explica el por qué de la misma: porque contribuye a normalizar la prostitución, que, por el contexto de la frase, parece el mal mayor. Si esto es así, no se entiende por qué no se incluye su práctica en el Código Penal. Un suponer, el enaltecimiento del terrorismo está considerado como un delito, pero es porque el mismo CP considera un delito mayor el terrorismo mismo.
El lobby feminista logró tal fuerza en España que una de sus principales propuestas, deslegitimar la prostitución eliminando por Ley sus anuncios, fue incluida en la agenda política del gobierno. Otra locura más que añadir a la larga lista de disparates cometidos por el PSOE.
¿Por qué no se prohibe la prostitución? La localización de los lugares donde el mal se ejerce es tan sencilla como la búsqueda de sus anuncios en las páginas de los diarios. Las luces de colores los anuncian por doquier, generalmente con la palabra 'Club', en el centro de las ciudades o junto a las carreteras nacionales.
Empecemos con una consideración previa:
la prostitución genera un volumen de negocio considerable y su publicidad en los medios, unos ingresos que ningún propietario (ni asalariado) va a rechazar voluntariamente en época de crisis. Todos somos un poco Vespasianos. Directivos de prensa han dicho que bueno, pero que el Gobierno les compense. Podría ser con anuncios que den cuenta de las materias sobre las que reflexiona el Tribunal Constitucional. O con subvenciones corrientes. Igual que se hace con los sindicatos, por ejemplo.
¿Por qué está peor visto el sexo venal que el disimulo de los sindicalistas a cambio de dinero? O el de los diputados que cuentan y no acaban, siempre en voz baja, de los disparates de su jefe, pero votan como un solo hombre y/o mujer y aplauden enfervorizados y de pie, cada frase enfática en el Parlamento. O el de los columnistas especializados en acudir en socorro del poder (...)
Ocurrente viñeta de J.R. Mora, en la que denuncia la chorrada que supone ponerse a prohibir anuncios cuando la atención del gobierno debería estar volcada en crear empleo y combatir la desoladora crisis económica que padecemos. Estas tomaduras de pelo no pasaron desapercibidas para un furioso electorado, que el 20-N vapuleó al PSOE asestándole la mayor derrota electoral de su historia reciente (iba a decir democrática, pero los socialistas todavía no han comenzado a tener historia democrática... al menos hasta que se esclarezca el 11-M).
No es preciso extenderse sobre uno de los asuntos más lamentables relacionados con la prostitución:
el tráfico humano, el proxenetismo, que están penados como delitos contra la libertad sexual de las personas. Pero, ¿esto qué tiene que ver con que una persona mayor de edad (aquí no deberían valer los 16 años del aborto) alquile por horas sus encantos? La sentencia que nos expulsó del paraíso era: "ganarás el pan con el sudor de tu frente", pero debe entenderse como una metonimia y
habría que preguntarse si no es más deshonesto ganárselo poniendo en alquiler las propias convicciones. ¿Cómo se puede discernir si un encuentro sexual entre dos personas adultas se ha producido por atracción mutua o por dinero? Si a alguien le importa no ha de ser al Estado, ciertamente. No pasemos al pantanoso terreno del matrimonio por interés para no perdernos definitivamente.
La moral socialdemócrata tiene estas cositas, la puntita nada más. Desde hace unos años viene practicándose una modalidad de prostitución que encanta a las almas pías. Como la normal, la ejercen mujeres se manera muy mayoritaria. Claro que es muy importante el nombre de las cosas y aun de los oficios y éstas, a las que me estoy refiriendo, no son ya 'putas', sino 'terapeutas sexuales'. ¿Quién podría condenar el sexo sostenible para discapacitados? Y una vez admitido esto, querido lector socialdemócrata, ¿por qué no van a gozar del mismo derecho los feos? Es preciso vigilar el lenguaje, porque podría ser un estímulo para el mal llamado 'el oficio más viejo del mundo'. Ir de putas es una actividad sin prestigio social: Supongan, en cambio, que alguien dice: "tengo una tarde muy ocupada. A las cinco he quedado con mi entrenador de squash y a las siete tengo hora con mi terapeuta sexual". No hay color.
Para seguir leyendo:
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Crónica del cierre de Público.
·
Sí a los anuncios de contactos.
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Federico contra la prohibición de los anuncios "de putas".
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¿Qué se pretendía realmente con la prohibición de los anuncios de contactos?.