Paula Vip es en estos momentos una de las prostitutas de alto standing o "escorts" más conocidas en España. Ha dado la cara (o más bien, la voz) en numerosos programas de radio ayudando a desmitificar la estereotipada imagen que existe de esta profesión (u oficio, como dice que la llama una amiga suya).
Todavía apenas he tenido contacto con Paula más allá del correo electrónico, pero cuando escucho sus entrevistas o leo su blog me siento identificado con sus palabras y respaldo sus afirmaciones. Como ella, al principio tenía miedo al mundo de la prostitución. No lo hubiese conocido si no se hubiesen dado una serie de circunstancias "extremas": estar de bajón por haber salido de una relación sentimental, incitación por parte de mis compañeros de curro, sensación de haber malgastado varios de los años más valiosos de mi vida con una sola mujer... En esos momentos, "ir de putas" para mí era lo último, lo más bajo, tocar fondo. ¿Pagar por follar? De fracasado total, vamos. Una mancha que jamás podría eliminar. Y por supuesto -aunque jamás había conocido a una sola prostituta- estaba convencidísimo de que no lo hacían a gusto sino forzadas, que jamás disfrutaban de las relaciones sexuales con los clientes ("puteros asquerosos", decía en esa época), que eran los deshechos de la sociedad... vamos, los prejuicios que me habían metido de pequeño en casa (desde una óptica conservadora) y después en mi adolescencia mis "amigos" de las Juventudes Comunistas (ultrareaccionarios, aunque fuesen de progres).
No tengan ningún temor, acérquense a la prostitución. Escúchennos, conozcan nuestras historias, comiencen a vernos como unas personas más. Con nuestras apariciones en los medios pretendemos ir, progresivamente, logrando una mayor aceptación social.
Quienes abogamos por una NORMALIZACIÓN SOCIAL de la prostitución estamos convencidos de que, al menos a pie de calle (a nivel institucional es otro cantar), el rechazo existente hacia la prostitución se nutre fundamentalmente del DESCONOCIMIENTO. Creemos que en cuanto más se sepa sobre esta realidad más irá siendo aceptada por la sociedad civil, de ahí nuestro interés por acceder a los medios (y de los abolicionistas por sacarnos de ellos). El mero hecho de entrevistar a una prostituta es, a día de hoy y en este país, todavía un notición y causa perplejidad y morbo a partes iguales. No digamos a un cliente, eso resulta casi impensable. Se entiende que a una prostituta se la puede excusar por su situación de necesidad, que no la ha quedado más remedio, que la de cosas que hay que hacer para llevar el pan a casa... ¿pero nosotros? ¿los tíos que "vamos de putillas"? Somos vistos algo así como TORRENTE: machistas, fachillas, calvos, gordos, más bien asquerosillos y del Atleti. Precisamente Paula realizó una charla en las Jornadas de Hetaira hablando en nuestro favor, detalle que nunca olvidaré.
Más adelante colgaré esa ponencia, en esta ocasión os traigo la entrevista que la realizaron en el programa "Maneres de Viure" (Maneras de vivir) de COM Ràdio el pasado 9 de abril. Fíjense en lo que dice acerca de las relaciones personales de amistad, destruyendo el mito de que la sexualidad en la prostitución ha de ser fría e impersonal. Más o menos se entiende, aunque dejo una breve reseña en castellano para quienes no sigáis el programa. Veo que cada vez tengo más visitas desde latinoamérica, y como estos lectores seguramente no estén familiarizados con el catalán pueden tener dificultades. Ya veis, en la rica y próspera Europa como no tenemos suficientes problemas hemos de inventarnos otros nuevos por ejemplo creando barreras y diferencias donde no debería haberlas... pero bueno, esa es otra historia. Ahora demos paso a Paula:
La manera de vivir de una escort, Paula Vip. La percepción de la realidad depende de quién y cómo se explica. También de quien la escucha y de cómo lo interpreta.
Sobre la prostitución hay muchas ideas preconcebidas, tantas como relatos salen a la luz.
La historia de Paula parece fácil.
Responde a un momento determinado de su vida, cuando empujada por las circunstancias, encontró en la prostitución una salida rápida a una suma de malos momentos.
Un mal matrimonio, un mal negocio, un montón de deudas. Parece fácil, incluso,
aparenta un final feliz. Paula lo reconvierte en una experiencia de vida que valora de forma positiva, convirtiendo clientes en amigos. La prostitución de lujo es la élite de un negocio al que muchas mujeres no llegan por propia voluntad. Un mundo oscuro, incierto, que describe historias a pie de carretera o en sofisticados apartamentos de lujo.
Paula ha buscado el lado positivo de la prostitución. Ha encontrado en el ejercicio de esta actividad, un espacio de relaciones humanas donde el dinero compra lo que ella ofrece, sexo morboso e inteligente. _______________________________________________________________________
Quiero aprovechar para añadir una
entrevista que la hizo el periódico "La Razón", donde cuenta su situación junto a otras tres trabajadoras del sexo.
10 Octubre 09 – David Moralejo
Por mucho que se debata sobre la «normalización» de la prostitución,
la vida de las trabajadoras del sexo no suele ser «normal». En pleno debate sobre si hay que abolir o regularizar, cuatro de ellas nos muestran cómo es su día a día.
Lo más probable es que Paula no se llame Paula. No nos dice su nombre real, pero tampoco se lo preguntamos. Para qué. Con quien queremos hablar es con ella, Paula Vip, no con la mujer de 36 años que trabaja de ocho a tres como eficiente contable en un despacho de Barcelona.
La doble vida de esta prostituta comenzó cuando, tras avalar a su ex marido en una inversión fallida, la amenazaron con embargarle el piso. La urgencia económica fue decisiva para dar el paso. «Escort» de lujo, puta, trabajadora del sexo…
Paula acepta cualquier definición menos la de «mujer pública».
Montse va más allá.
Ha convertido su blog en una plataforma para luchar por los derechos de las prostitutas, y su voz sirve para mostrar un punto de vista personal, implacable y muy alejado de la palabrería política. Licenciada en Ciencias Políticas, entró en el mundo de la prostitución a los 29 años bajo el seudónimo de Marien para dar de comer a su familia y como única alternativa a robar o mendigar. En la actualidad sigue ofreciendo sus servicios, que compagina con el estudio de un curso de posgrado y numerosas actividades académicas.
El caso de Raquel se acerca más al estereotipo «clásico»: colombiana, llegó a España hace tres años con la intención de trabajar como empleada doméstica. De hecho, eso es lo que creen que hace sus tres compañeras de piso. Pero no. Ejerce la prostitución en los aledaños de la calle Montera, en Madrid, donde saca el dinero justo para enviar la mayor parte a su madre y a su hijo y seguir tirando con el resto. Nada de lujos ni lencería fina.
Margarita Carreras también hace la calle en el polémico Raval barcelonés. Desde hace años, es la portavoz de otras mujeres que, como ella, defienden el derecho de cada individuo a hacer con su cuerpo lo que quiera. Y que los políticos se preocupen por los delitos de extorsión, pero no por abolir una profesión que ella ha elegido y que le sirve «para alimentar y dar una educación a mis hijas».«No soy ambiciosa»Paula sólo responde al teléfono de su clientela a ciertas horas. Las que dedica a su trabajo, «como es lógico.
Yo prefiero tener un solo cliente diario, eso me permite organizar mejor el resto de mi vida». Cuando hablamos por primera vez con ella aún no son las nueve de la noche y ya ha cenado. Está tirada en el sofá, viendo la televisión y revisando su blog antes de acostarse. Mañana será otro día duro.
«Me levanto pronto para ir a mi trabajo.
Nunca me he planteado dejarlo, también necesito esas horas para relacionarme con los compañeros, para compartir los problemas cotidianos con mi gente. Así compenso la otra parte de mi vida, porque la soledad que genera no poder comentar qué tal te ha ido el día al llegar a casa es enorme. A partir de las dos de la tarde estoy disponible como “escort”, pero a mí manera. Concierto una sola cita diaria, aunque podría tener dos o tres si quisiera. O más. Ya tuve que trabajar a destajo hace tiempo y ahora no me hace falta pasar por aquello. No soy ambiciosa:
podría ganar mucho más dinero, pero no es mi objetivo». Paula tiene un discurso que
sorprendería a más de un escéptico: culta, pausada, cercana… Por eso, casi ni sorprende que acabe de redactar su primer libro: «Todo comenzó cuando abrí mi blog.
El tiempo libre que tengo lo aprovecho para escribir, y también ofrezco mi ayuda a otras mujeres». Porque Paula lo tiene claro: «La prostitución es algo muy duro, por eso
desanimo a muchas chicas cuando me piden consejo para comenzar en este mundo. Para empezar, si rondan los 20 años o menos, soy tajante: “No te metas”. Si lo tienen muy claro, al menos
les ruego que saquen el dinero que necesiten cuanto antes y que, después, rompan todos los vínculos creados».
Paula comprende que
su manera de trabajar no tiene nada que ver con la situación a la que se ven abocadas muchas mujeres extranjeras que llegan a nuestro país: «Mis tarifas son elevadas, elijo a mi clientela y dispongo de un apartamento para mis citas. Además, gran parte de mi trabajo consiste en acompañar a cenas, visitar exposiciones, ir a conciertos… La parte sexual me la tomo como una profesional que ayuda al hombre a descubrir nuevos terrenos. Incluso
a muchos clientes les he ayudado a romper tabúes que les impedían disfrutar de una vida plena con su pareja».
En unas semanas, Paula presentará su libro, pero seguirá sin mostrar tu rostro: «Mientras mantenga mi doble vida prefiero no hacerlo.
Algunas compañeras mías sí se han dejado ver y eso las ha perjudicado más que ayudarlas, así que asumo que así debe ser». Sobre la polémica de los anuncios de contactos en los periódicos, Paula ironiza: «Creo que, en los tiempos que corren, están obsoletos. Cualquiera puede entrar en internet y buscar webs dedicadas a esto con todo detalle. Lo único claro es que
la prostitución no desaparecerá nunca, siempre habrá demanda».
Otras entrevistas a Paula:
·
En Catalunya Radio, el 17 de septiembre de 2008 por Manel Fuentes. ·
En Catalunya Radio, el 4 de octubre de 2009 en el programa “El Secret” por Sílvia Cóppulo y Mònica Roca.