Si el mundo de la prostitución ya es de por sí muy desconocido para el público general, no digamos las llamadas mafias, bandas o redes criminales que existen a su alrededor. La idea que se suele tener es que son organizaciones de delincuentes extranjeros que traen a estas mujeres en contra de su voluntad (mediante el engaño o la fuerza).
Pero claro, ¿cómo obtenemos esa información? La prensa corrientemente trata este tema de manera muy breve y, además, invariablemente vemos cómo los periódicos se limitan a reproducir la información que les hace llegar una agencia de noticias. No hay ningún tipo de investigación, publican lo que dan sin contrastar nada. La televisión es tremendamente sensacionalista, únicamente les interesa la prostitución por el morbo que da. En principio la radio es más proclive a debates más serenos, sin embargo los invitados en unas ocasiones desconocen este mundillo por completo y en otras mantienen posiciones tremendamente sesgadas. Casi nunca las prostitutas tienen voz propia, y es que cuando las permiten hablar suelen decir lo que nadie espera.
La semana pasada salió en los medios la noticia de la desarticulación de una red mafiosa que cobraba a las prostitutas de varias zonas de Madrid que ejercían en la calle: Casa de Campo, Villaverde y Alcalá de Henares (pueden leerla al final de la presente entrada). Según cuentan, pedían una cantidad SEMANAL a las chicas no por concepto de "pago de la deuda de viaje" como solemos oir, sino para PERMITIRLAS TRABAJAR. A ver, vuelvo a repetir para los despistados. No las obligaban a prostituirse, sino que muy al contrario, las "sacaban del negocio" si no pagaban la tasa impuesta. Vaya, qué cosa más curiosa. No he oido nunca a una sóla de las ONGs que trabajan en la zona denunciar este tipo de prácticas. Sólo un loquito, desgañitándose en el desierto, escribió hace un año contando lo que nadie cuenta. Si se preguntan por qué las chicas no denuncian ni hacen nada es porque NO SON TONTAS Y SABEN CÓMO FUNCIONA LA CALLE. Lo menos que las podría pasar es perder su trabajo, y como se pongan chulas podrían perderlo todo como la sucedió a Sandra Cabrera. En su día ya conté como a una de mis amigas, que era muy orgullosa y no quería pasar por el aro, la tuvieron secuestrada dos semanas.
Veamos. Hace menos de un año ya "pillaron" a otra banda que hacía lo mismo y en la misma zona. Pero qué delincuentes más tontos, ¿verdad? Se ponen a hacer aquello por lo que han trincado a otros y justo en la misma zona, en la que para más inri hay casi más policías que prostitutas. O son más tontos que Pichote o le echan unos huevos que ríete tú del caballo de Espartero... ¿Les parece a ustedes creíble este proceder de estos criminales? Si simplemente se leen la prensa críticamente verán que hay gato encerrado, más si lo relacionan con la reciente noticia de un policía nacional detenido por haber violado a una de las chicas. A mí me cuadran las cuentas, aquí lo que ha pasado es que se han deshecho del "lastre" para no caer todo el equipo. Vamos, que la media docena de rumanos no son más que cabezas de turco, chivos expiatorios que sacrifican para que no se llegue a los de arriba. Y el nacional uno que amenazó con irse de la lengua o al que no tenían confianza.
Hace tiempo era la propia policía la que las cobraba el "impuesto revolucionario" a las chicas, pero como se vió en el caso Coslada ahora emplean a ciudadanos rumanos como intermediarios para evitar mancharse las manos. En una época en la que proliferan los micrófonos y las cámaras ocultas ya no es prudente que ellos mismos hagan "el trabajo sucio". Los peones cuentan con la protección policial mientras sean útiles. Cuando dejan de serlo les trincan, los presentan como pérfidos proxenetas sin conexión alguna con ellos y ponen en su lugar a otros. Las propias chicas dicen que "hay más chulos que pelos en mi (su) cabeza", y que a los chulos "les duele el culo" (más o menos equivale a que les importa una higa) al producirse estas detenciones o se dé a conocer públicamente quién está detrás de esto. Total, se sienten tremendamente seguros porque están convencidos de que NADIE VA A HACER NADA. Normal, llevan haciendo esto desde ya ni se sabe cuándo y siempre han estado amparados por los responsables políticos ya que logran controlar el "problema" de orden público que representa la prostitución asignando lugares y turnos para evitar que las chicas sean demasiado visibles o se produzca un aglutinamiento de las mismas.
Fíjense que tenían las "zonas perfectamente delimitadas" y los "horarios previamente definidos". Hasta el observador más descuidado se habrá percatado de que las chicas siempre han de ponerse en los mismos sitios y tienen una hora para llegar (que es más flexible) y otra para marcharse (que no lo es tanto). Las chicas pueden ir y venir cuando quieran, siempre dentro de esos límites: ¿que ayer se fueron de marcha y quieren llegar tarde? Vale. ¿Que el día está muy malo y se van a casa antes? Muy bien. Lo que no pueden hacer de ninguna manera es llegar antes o marcharse más tarde. Ellas han "alquilado" un espacio y tienen que respetar el trato. Si llegada la hora no se han marchado, ya se ocupan ellos de desalojarlas. Además la "tasa" que las cobran varía respecto al lugar, la hora y la "intensidad" del uso de la calle. Por regla general a cuanto más expuesto sea el sitio lo cobrarán más caro, del mismo modo que resultan más baratos los turnos de noche que los de tarde pues generan una menor alarma social. Pero como una "flat tax" no sería equitativa complementan el impuesto de acuerdo al principio de proporcionalidad: paga más quien más gana. Así hay chicas que pueden tener que darles sólo 100 € semanales, mientras otras me han contando que han llegado a "cotizar" por 500. ¿Les parece muy complejo todo esto? Si es que está muy bien pensado, no crean que hay que inventar nada nuevo.
Como señaló Weber, las redes orginazadas de proxenetas disfrutan del monopolio legítimo de la violencia (situación que, desde luego, no pretendo subvertir). Una regulación de la prostitución podría legalizar esta realidad (es por ello que denomino a mi postura respecto a este tema "legalizacionista"), haciendo que las actuaciones de los "chulos" se ajustasen a derecho. No busco que "se porten bien" sino que, al menos, no hagan las cosas a espaldas de la ciudadanía y se atengan a unos límites bien establecidos. Sé que en el estado actual de las cosas es algo casi utópico pedir que se respete el Estado de Derecho, pero hoy me he debido levantar idealista.
Ésta es la razón básica por la que no se regula la prostitución: YA ESTÁ REGULADA. Espacios, horarios, tasas, tarifas mínimas, registro de chicas (con su nombre, filiación y residencia), controles sanitarios... ¡No se les escapa nada! Claro, esta "regulación" no está recogida en ninguna norma escrita. Por eso lo que yo pretendo es que nuestro ordenamiento recoja de iure la situación que ya existe de facto, no quiero innovar nada. Tan sólo que el derecho se ajuste a la realidad social. Planteamiento más pragmático, posibilista y, si queréis llamarlo así, "conformista" no podéis encontrarlo. Con esto lo que busco, lo he repetido hasta la saciedad pero por lo visto he de seguir haciéndolo, son tres objetivos básicamente:
· PRIMERO, limitar el poder de coacción y discrecionalidad de los "recaudadores" al someterles a derecho (o lo que es lo mismo, proteger a las prostitutas de las arbitrariedades del poder público y garantizarlas una mínima seguridad jurídica). Como ciudadanos creo que a todos nos interesa que la administración pública se vea obligada a respetar la legalidad y no pueda emplear su situación de privilegio para aplastarnos.
· SEGUNDO, fiscalizar la enorme cantidad de dinero negro que origina esta actividad. Esto no encarecería el precio del servicio, simplemente se trata de que los recursos económicos que en estos momentos acaban en los bolsillos de los agentes sirviesen para sostener la hacienda pública y por tanto los gastos propios del Estado Social. Las chicas se benefician de toda una serie de servicios (asfaltado de la vía pública, limpieza, iluminación, "seguridad"...), así que es de justicia que contribuyan a su mantenimiento. Esta cuestión también nos importa a todos, si ese dinero fuese recabado oficialmente por el sector público sería más sencillo ir reduciendo el déficit para alcanzar el equilibrio presupuestario que Europa nos exige.
· TERCERO, normalizar la prostitución como una actividad económica más. Si se llegase a encontrar recogida y regulada en el ordenamiento, y quien la ejerce pagase sus tributos (en forma de impuestos como el IAE o de tasas al Ayto por uso privativo del espacio público) no habría argumento alguno para no reconocer a estas personas como trabajadores como los demás, ayudando de este modo la asimilación social de la prostitución y la integración de este amplio colectivo en la comunidad como ciudadan=s de pleno derecho.
Ahí va la noticia, como les prometí. Aunque han pasado unos días desde que salió en la prensa, espero que hayan encontrado enriquecedor mi análisis.
· Estaban obligadas a pagar una cuota semanal de 200 euros para poder ejercer la prostitución en varios lugares de la Comunidad de Madrid.
· En la operación han sido detenidos los seis integrantes de la banda.
· Eran controladas en todo momento por la banda en zonas perfectamente delimitadas y con horarios previamente definidos.
La Policía Nacional ha desarticulado una red de proxenetas, que 'controlaba' a más de 40 mujeres a las que obligaba a pagar una cuota semanal de 200 euros para poder ejercer la prostitución en varios lugares de la Comunidad de Madrid, en una operación en la que han sido detenidos sus seis integrantes.
En concreto, las mujeres, de nacionalidad rumana, ejercían la prostitución en el polígono Marconi de Madrid, en otro situado en la localidad de Alcalá de Henares y en la Casa de Campo de la capital.
La banda ingresaba unos 35.000 euros mensuales. Entre los seis detenidos están el líder del grupo, su lugarteniente y uno de los miembros más activos de la banda, quienes han ingresado en prisión, según informa la Policía.
La red ejercía un férreo control sobre las mujeres explotadas, que eran controladas en todo momento por la banda en zonas perfectamente delimitadas y con horarios previamente definidos, una actividad que permitía ingresar a la banda unos 35.000 euros mensuales, dinero que gastaban en boutiques de primeras marcas en las que adquirían numerosos productos que abonaban en efectivo.
A los detenidos se les imputan los delitos de asociación ilícita, relativos a la prostitución y amenazas. Las pesquisas policiales comenzaron en agosto del año pasado, cuando cuatro de las jóvenes denunciaron que varios compatriotas rumanos, que estaban implicados en otras actividades delictivas además del proxenetismo, les obligaban a abonar una cuota semanal por prostituirse en la calle.