lunes, 22 de julio de 2013

Más mal que bien

"The claim that sex workers “sell our bodies” is not only logically absurd (I was a prostitute for years, but my body is still right here with me), but totally sexist because it is based on the notion that a woman’s sexuality is her entire worth". 

"La afirmación de que los trabajadores sexuales "vendemos nuestros cuerpos" no es sólo absurda desde un punto de vista lógico (he sido prostituta durante años, pero mi cuerpo todavía está conmigo), sino que además resulta completamente sexista porque se basa en la noción de que todo el valor de una mujer reside en su sexualidad".
Maggie McNeill, prostituta y activista



Entre todos los blogs que existen sobre prostitución el que encuentro más completo y repleto de brillantes argumentos y profundas reflexiones es el de Maggie McNeill. Si leéis inglés no podéis perdéroslo, es absolutamente extraordinario. Ya lo mencioné cuando traté el asunto de Alexis Wright, y vuelvo a hacerlo ahora debido a un reciente artículo que trata sobre uno de los escasos temas sobre la prostitución que todavía no he abordado: el de las cagadas de nuestros supuestos aliados.

Maggie me encanta por lo que dice y cómo lo dice, dispone de un agudo ingenio que expresa a través de una mordaz ironía. A veces puede resultar demasiado dura, por ejemplo comenté como en el caso anteriormente mencionado no concordaba con sus planteamientos ya que era absurdo que Alexis actuara de otra manera: si no te queda más remedio que pasar por el aro tendrás que hacerlo, no vas a suicidarte para no lograr nada. Está muy bien tener principios, pero también hay que ser realistas y no caer en la intransigencia. No podemos analizar las palabras de alguien desentendiéndonos de su contexto, si te encuentras en una situación extrema es comprensible que hagas y digas lo que de otra forma no harías ni dirías.

Pero bueno, pasemos página, no es de eso de lo que quiero hablaros hoy sino del fabuloso artículo que escribió denunciando la "ayuda envenenada" que nos prestan algunos aliados. Ella menciona en particular el desafortunado uso del lenguaje, tomando expresiones totalmente inadecuadas como la de "vender el cuerpo" pero también enumera una serie de asunciones o creencias que afianzan las posiciones de los "anti-prostitución" (que ella llama prohibicionistas). Voy a mojarme dando nombres, es necesario hacerlo. ¿Quiénes han caído en esta defensa "torpe" de la prostitución? Pues personas cuya integridad, formación y buena voluntad yo creo que están fuera de toda duda así que sus errores sólo caben ser achacados a la ignorancia como Jordi Cañas (diputado y portavoz de Ciutadans), Gloria Poyatos (abogada, autora de una tesis sobre el abordaje jurídico de la prostitución) o Concha Borrell (prostituta y presidenta de APROSEX, más conocida como Paula VIP). Ciertamente creo que están en "nuestro bando", pero también pienso que su conocimiento sobre el fenómeno de la prostitución todavía es demasiado superficial y les lleva a cometer equívocos, con gran relevancia ya que son personas que tienen una gran (relativamente) proyección mediática. A ellos les dedico este artículo, porque sé que en el fondo no quieren hacernos ningún daño hagan el favor de informarse mejor antes de abrir el pico:


Más mal que bien
18 de Julio del 2013, por Maggie McNeill
"Nadie hace tanto daño como aquellas personas que se dedican a hacer el bien"
Mandell Creighton

A menudo he escrito sobre lo importantes que son nuestros aliados en la lucha por los derechos de los trabajadores del sexo; por eso les llamo para que hablen todos los meses. Uno de los motivos para hacerlo es que los activistas somos una minoría insignificante, y otro es que necesitamos de terceros para defendernos de las inevitables acusaciones ad hominem (personales).

A menudo se nos acusa de distorsionar los hechos para dar una buena impresión, y sin importar con qué diligencia trabajemos para presentar una perspectiva equilibrada ésta es una acusación normal y creíble contra cualquiera que defienda un asunto que directamente le concierne. Por eso tener aliados es tan importante, es mucho más difícil para los anti-prostitución acallar a quienes no están implicados en el tema y simplemente apoyan la causa de las prostitutas por principios morales.

Creo que los aliados masculinos son especialmente importantes, porque la mayoría de los hombres han pagado por sexo por lo menos una vez y una parte importante de ellos lo hacen con regularidad (aunque no lo parezca por lo poco que salen a la luz pública). Espero que cuando haya hombres que se atrevan a hablar infundan a su vez coraje en otros hombres para que también vayan dando la cara.

Por desgracia, nuestros presuntos aliados tanto masculinos como femeninos tienden a perjudicar nuestra causa con deprimente frecuencia. Algunos de ellos lo hacen sin darse cuenta, al no verificar sus creencias con los trabajadores del sexo compran el discurso anti-prostitución como el mito de que la "trata" es un gran problema, la mentira de que la legalización aumenta el número de mujeres traficadas, la suposición sin fundamento de que la mera regularización (a través de licencias y registros) disminuye la explotación o la humillante afirmación de que las prostitutas padecemos más enfermedades que otras personas sexualmente activas. Ciertos de estos aliados sostienen buenos argumentos contra la criminalización de la prostitución, pero se sienten empujados a insistir en que la rechazan, u opinan que las prostitutas llevamos una "vida inmoral". No es ésta la defensa que necesitamos. Los hay que incluso vomitan asquerosas frases hechas que nos niegan toda posibilidad de autodeterminación como "ninguna mujer nace para puta" o "se debería perseguir a las mafias". Pero incluso aquellos que no caen en los más flagrantes errores e insultos a menudo emplean el increíblemente insultante término de "vender sus cuerpos". Recientemente leí un ensayo en el cual su autor (que claramente era partidario de descriminalizar la prostitución) usó la frase "alquilar sus cuerpos para el sexo". Dado que esta increíblemente desafortunada expresión es tan común y tan absurdamente insultante para cualquier trabajador sexual, creo que es el momento preciso de que la erradiquemos para siempre de nuestro vocabulario.

Una de las estrategias destinadas a desposeer de su autodeterminación (también conocida como "capacidad de agencia") a las prostitutas es presentarlas como seres pasivos, incapaces de hacer nada por su propia voluntad. Es frecuente que las ONGs abolicionistas, subvencionadas por las administraciones públicas, emprendan campañas en este sentido: el maniquí de la imagen es "Vicky", que pretendía representar a una prostituta. Tales iniciativas, al igual que la terminología empleada por el abolicionismo ("vender el cuerpo", "mujeres prostituidas", "esclavitud sel siglo XXI"), ofenden gravemente tanto a las prostitutas como a sus clientes y no reflejan la realidad sino la estrechez mental y el ciego dogmatismo de sus autores.



Mi mejor argumento contra esta dichosa frase fue probablemente el que dí hace tiempo para un periódico, y jamás me habría acordado de él si un lector no lo hubiese conservado:

La afirmación de que los trabajadores sexuales "vendemos nuestros cuerpos" no es sólo absurda desde un punto de vista lógico (he sido prostituta durante años, pero mi cuerpo todavía está conmigo), sino que además resulta completamente sexista porque se basa en la noción de que todo el valor de una mujer reside en su sexualidad. Detrás de esa expresión se halla la creencia de que, ya que una mujer no tiene nada de valor que ofrecer salvo su sexo, si lo "vende" es que "ella misma se ha vendido" y no la queda nada. Lo cierto es que los activistas pro-prostitución usan esta expresión muy a menudo y eso dice mucho de ellos.

Por supuesto éste es el mismo pernicioso y humillante concepto sobre el valor de una mujer que está detrás de la horrible creencia de que la violación es un "destino peor que la muerte", del cual una mujer jamás, en ninguna circunstancia, puede recuperarse. Aquellos que prefieran mi habitual ironía contra esta terminología feminista pueden disfrutar de la demoledora reflexión que hice hará un par de meses:

Casi resulta tan duro que algunas personas crean en serio que tras una transacción comercial las prostitutas se conviertan en entes espirituales (después de todo, cuando alguien "vende" algo el comprador generalmente se lo lleva consigo) quienes entonces, presumiblemente, se reencarnan como el Dalai Lama y regresan al burdel para "vender" de nuevo sus instantáneamente renacidos y nuevos cuerpos. Una se pregunta qué les sucede a todos esos viejos cuerpos; supongo que una vez que los hombres hayan acabado con ellos les tirarán por el retrete.

Ahora bien, mis objeciones no son sobre el término "vender" o "alquilar" sino sobre el empleo de la palabra "cuerpo" en vez de "servicios" pues ésto es lo que encierra un gran significado. La idea de que el sexo únicamente requiere el cuerpo de una mujer y no su mente es tan absurda como la parte de la "venta" e insulta tanto a las prostitutas como a sus clientes: a las prostitutas porque son ignorados sus auténticos talentos y habilidades, siendo devaluados y reducidos a la mera presencia física, y a los clientes porque se les presenta como necrófilos u hombres desesperados que pueden satisfacerse plenamente con muñecas inertes.  Cualquier mujer que crea que los hombres se satisfacen nada más que con cuerpos tiene verdaderos problemas, y cualquier hombre que piense así... bueno, no vayamos por ese camino. Está claro que ninguno de ellos jamás ha leído una reseña de una escort que actúe de esa manera, e igualmente está claro que tales creencias dicen mucho más sobre sus propias expectativas (si son hombres) y comportamiento en el dormitorio (en caso de ser mujeres) que sobre las trabajadoras sexuales y clientas que insultan y menosprecian con el uso de semejantes expresiones.

Amigos, verdaderamente apreciamos vuestros deseos de ayudarnos y la diosa Afrodita sabe que necesitamos desesperadamente vuestra colaboración especialmente en estos momentos en los que la cruzada para exterminarnos es más intensa que lo que jamás ha sido. Pero si lo que vais a hacer es esparcir propaganda abolicionista, parad de decir en el acto que nuestro trabajo es válido, negad nuestra autodeterminación y elecciones y emplead estúpidas expresiones que perpetúan dañinos e ignorantes estreotipos sobre nosotras, nuestros clientes y nuestro entorno. Seguramente sea mejor si os apartáis y mantenéis vuestra boca cerrada porque nos estáis haciendo más mal que bien.




July 18, 2013 by Maggie McNeill
No people do so much harm as those who go about doing good.
-Mandell Creighton


I’ve often written about how important allies are in the struggle for sex worker rights; it’s why I call for them to speak out every Friday the 13th.  One of the reasons is that we’re an awfully small minority, and another is that we need third parties to fend off the inevitable circumstance ad hominem accusations:

…we’re often accused of distorting facts to make ourselves look good, and no matter how assiduously we work to present a balanced view this is a natural and credible accusation against anyone who advocates for some issue which directly concerns her.  That’s why allies are so important; it’s much harder for the prohibitionists to shout down people who don’t have a dog in the fight, but merely support prostitutes’ rights on moral grounds.

I think male allies are especially important, because the majority of men have directly paid for sex at least once and a sizable minority do so regularly, yet one wouldn’t know it by listening to the public discourse; vocal male allies help to give other men the courage to speak out.

Unfortunately, both male and female would-be allies tend to undermine our cause with depressing regularity.  Some of them do this inadvertently, by failing to check their facts with sex workers and thereby buying into prohibitionist talking points such as the myth that “sex trafficking” is a huge problem, the naïve belief that the police can be trusted to “manage” sex workers, the lie that legalization increases “trafficking”, the ill-considered notion that licensing and registration decrease exploitation  or the demeaning canard that we have more diseases than other non-celibates.  Some make good arguments against criminalization, but feel compelled to insist that they disapprove of sex work, or opine that we live an “immoral lifestyle”, and they’re only defending us on principle.  And some even vomit out agency-negating poison like “People don’t choose to become prostitutes”  or “they should go after the pimps”.  But even the ones who commit none of the more egregious errors and insults will often use the incredibly-insulting phrase “selling their bodies”; I recently saw an essay in which the writer (who was clearly pro-decriminalization) used the phrase “rent out their bodies for sex.”  And because that incredibly stupid expression is so very common and so incredibly insulting to literally everyone, I think it’s high time we purge it from polite use, preferably with fire.

Otra campaña contra la prostitución que abunda en esta idea que tanto critica Maggie, la de presentar a la mujer como un objeto en venta al igual que la ternera, el pollo, la naranja y el tomate. El común denominador de tales "productos" es que son INERTES, no pueden decidir ni quién los compra ni en qué condiciones lo hace. Pues bien, éste es el concepto que parecen tener las Juventudes Socialistas sobre la mujer. Luego claro, no me extraña que su partido sea el de la Leyre Pajín, la Bibiana Aído o la Magdalena Álvarez. Va quedando todo claro.



My most succinct argument against the phrase was probably this one I made on a newspaper story some time ago, and would never have remembered had a reader not immortalized it on Tumblr and recently tweeted the link:

The claim that sex workers “sell our bodies” is not only logically absurd (I was a prostitute for years, but my body is still right here with me), but totally sexist because it is based on the notion that a woman’s sexuality is her entire worth. The belief behind this expression is that since a woman has nothing of value to offer except her sexuality, if she “sells” that she has “sold herself” and there is nothing left.  The fact that anti-sex worker activists use this expression so often says a lot about them.

This is of course the same pernicious and demeaning concept of a woman’s worth which lurks behind the horrible belief that rape is a “fate worse than death” from which a woman can never, ever recover.  Those who prefer my mocking idiocy to getting sort of feministy over it may like this more outre demolition of the phrase from two months ago:

It’s almost as though some people actually believe that after one transaction whores become spiritual beings (after all, when one “sells” something the buyer generally takes it with him when he leaves) who then, presumably, reincarnate like the Dalai Lama and return to the brothel to “sell” their instantly-grown, identical new bodies again.  One wonders what happens to all the old bodies, however; I reckon once the men are done with them, they flush them down the loo like unwanted goldfish or “child sex slaves”.

Now, my objections to the word “selling” don’t apply to the word “renting”, but the use of the word “body” to mean “services” conjures a whole host of issues on its own.  The idea that sex requires only a woman’s body and not her mind is just as absurd as the “selling” part, and insults both whores and clients: whores because the very real talents and skills we bring to our craft is ignored, devalued and reduced to mere physical presence; clients because it essentially casts them as necrophiles or desperate men who can be wholly satisfied with inert dolls.  Any woman who believes that men are satisfied with a girl who does little more than show up has some deep issues with men, and any man who believes it…well, let’s not go there.  It’s clear that neither of them has ever read a review of an escort who acts that way, and equally clear that such beliefs say far more about their own expectations (if male) and bedroom behavior (if female) than about the sex workers and clients they insult and demean by the use of such expressions.

Allies, we really appreciate your wanting to help us, and Aphrodite knows we really need your help, especially these days when the crusade to exterminate us is running hotter than it has in a century.  But if you’re going to spout prohibitionist propaganda, stop short of saying that our work is valid work, refuse to respect our agency and choices and use moronic expressions which perpetuate harmful, ignorant stereotypes about us, our clients and our associates, it’s probably better if you just go away and keep your mouth shut, because you’re doing more harm than good.

10 comentarios:

Cliente X dijo...

Patpong Me escribe:

Otra cosa es el dichoso concepto de "explotación". Por cierto, ¿la póstura de Cáritas, esto es, de la Iglesia, es claramente abolicionista? ¿Conoces a su teórica de cabecera, Carmen Meneses Falcón, de la universidad de Comillas?

He borrado su comentario porque usaba mi nombre real. Os lo tengo dicho, aunque ya más o menos sea conocido no quiero que nadie me llame por ni nombre auténtico, si uso un pseudónimo será por algo. No me obliguéis a tener que autorizar los comentarios, ni es bueno para vosotros ni para mí.

Comencemos por el tema de la explotación, que supone un enrevesado uso de este término con ánimo de generar confusión. La expresión "explotación sexual", como indica el profesor Jose Luis Solana ("Los retos de la prostitución" Ed. Comares, pp 111 y 112)tiene DOS significados. En primer lugar, "obtener beneficio" y en segundo "utilizar de un modo abusivo". Los anti-prostitución emplean un concepto amplio de explotación sexual que engloba ambos términos, entendiendo que el mero hecho de obtener rentabilidad por la prestación de servicios sexuales (ellos dicen venta del cuerpo, esa expresión tan deplorable) ya supone una "explotación". Una parte de los pro-prostitución restringimos el uso de una palabra con tan fuertes resonancias, y consecuencias legales, a los casos de situaciones ABUSIVAS (que es también lo que se entiende por explotación en el lenguaje coloquial, de la calle) como sueldo exiguo, jornadas laborales extenuantes, carencias de medidas de seguridad e higiene, tratos irrespetuosos...

Por eso hay que tener en cuenta que cuando hablamos de "explotación" no todos nos referimos a lo mismo. Para ellos siempre que haya lucro tendremos "explotación", con lo cual emplean indistintamente y como sinónimos "prostitución" y "explotación sexual". NO ESTÁN EQUIVOCADOS, efectivamente toda prostituta está siendo explotada sexualmente si partimos de sus definiciones. Nosotros en cambio sólo consideramos que existe explotación cuando hay algún tipo de abuso no deseado. Esto lleva a que haya mutuas acusaciones, ellos nos reprochan ser "insensibles" por no pensar que todas las prostitutas son víctimas explotadas sexualmente y nosotros criticamos que sus conceptos son inútiles en la práctica ya que no permiten hacer diferenciaciones pues la prostitución, como cualquier otra actividad, puede realizarse en mejores o peores condiciones que ellos no diferencias.

Es un debate abierto y desde luego seguirá dando mucho de que hablar, lo único que quiero por el momento es que seamos un poquito más rigurosos y antes de usar cada término expliquemos claramente a qué nos referimos porque los profanos en la materia pueden no saber de qué estamos hablando.

Ahora paso a lo de Cáritas.

Cliente X dijo...

Cáritas, al igual que la Iglesia Católica, mantiene un discurso abolicionista pero relativamente moderado.

A pesar de no conocer personalmente a Carmen Meneses, tengo un buen concepto de ella. De las "abolicionistas" es de las pocas que ha llegado a contactar con prostitutas, aunque siempre guardando las distancias y tratándolas no de igual a igual sino como "objetos de estudio". Pero bueno, ha hablado con ellas y se nota. Eso es un enorme paso adelante en comparación con otras abolicionistas, que se pueden permitir realizar las más sorprendentes declaraciones porque saben de prostitución menos que yo de astrofísica. Lo que ganaríamos si simplemente quienes no tienen idea de algo se callasen, buf.

Realizó una serie de estudios e investigaciones centrados más bien en drogadicción, hallando que las prostitutas no eran un colectivo particularmente propenso a las drogas (exceptuando el tabaco y, en menor medida, el alcohol) y que empleaban estrategias de eso que los cursis denominan "reducción de riesgo" y en mi barrio llamamos "escaquearse". Como tantas feministas académicas contrarias a la prostitución se centró en estudios cuanti más que en los cuali, porque a toda esta gente por alguna razón que todavía no acabo de comprender le apasionan las estadísticas a pesar de la poca información que nos dan. Es decir, reflejaba que muchas prostitutas consideraban que su trabajo no era como cualquier otro. Un "anti-prostitución" dirá inmediatamente "LO VES, ¡ELLAS MISMAS SABEN QUE ESO NO ES NORMAL!". Un "pro-prostitución" hará la pregunta típica de cualquier investigador cualitativo: ¿POR QUÉ? Del mismo modo cuando presenta el porcentaje de mujeres que han sido objeto de violencia, en vez de alarmarnos tendremos que cuestionarnos ¿qué entendemos por violencia? ¿por parte de quién la sufren? ¿cuál ha sido el periodo analizado y comparativamente es mayor o menor que los grupos de control (por ejemplo, mujeres desempeñando otras actividades) empleados?

Pero bueno, decía que mi opinión general es positiva ya que ha constatado que es un grupo cuya incidencia de ITS no es alta (al contrario de lo que afirman muchas abolicionistas), que efectivamente obtienen altos ingresos (una obviedad que no pocas veces es negada), que no todas viven igual la prostitución y mientras para unas resulta una experiencia dramática para otras no supone ningún trauma (toma ya), que los problemas que perciben las prostitutas no son los mismos que las ONGs y especialistas detectan (muy pocos reconocen esta gran verdad) y que ellas están mayoritariamente a favor de una regularización de su actividad pero NO porque deseen cotizar a la SS y "beneficiarse" de las prestaciones sociales (tiene razón, esto es una patada en la boca a tanto regulacionista meapilas que desconoce la realidad de la prostitución).

Además no apuesta decididamente por ningún modelo de abordaje jurídico de la prostitución sino simplemente por atender las "necesidades concretas" de las prostitutas, en la linea asistencialista cristiana. Si es verdad lo que cuenta, que esa es otra porque uno ya acaba por no fiarse de nadie, sería una persona con quien podría colaborar ya que sus planteamientos y los míos resultan -en principio- compatibles.

Cliente X dijo...

Puedes leer aquí su comparecencia en el Congreso en el 2007:
http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CORT/BOCG/A/CG_A379.PDF

A partir de la pág 175. De nada.

patpong dijo...

Excelente respuesta, Cliente. Dentro del seno de la Iglesia, conocía los denuestos de Benedicto XVI hacia el turismo sexual, un cura italiano beligerantemente abolicionista (Oreste Benzi): http://www.elmundo.es/elmundo/2002/01/17/enespecial/1011288852.html

También en España, el heterodoxo "teólogo de la liberación" González Faus se ha mostrado crítico con nosotros, aunque no tan contumaz.

No soy católico, pero tampoco anticlerical: simpatizo con la Doctrina Social de la Iglesia (colectivista) y con otras cosas (como sabes, soy antiabortista), pero estos detalles me tocan los cojones.

Aunque como bien dices, su abolicionismo es "moderado", concentrándose los sectores conservadores en el aborto y los progresistas en las cuestiones sociales.

Saludos.

patpong dijo...

Por cierto, un homófobo desatado Don Oreste (todo encaja):

http://www.publico.es/agencias/efe/12760/muere-don-benzi-que-dedico-su-vida-a-salvar-las-mujeres-de-la-prostitucion

http://it.wikipedia.org/wiki/Oreste_Benzi

Saludos.

Zorg dijo...

Hola Cliente.
Este ultimo mes fui extremadamente ocupado, como sabes ahora tengo mi propio blog, que seguramente te parecerá muy extraño. Pero así tiene que ser.

He leído tu entrada y me pareció muy buena. Y es tal así como dice esta activista, la gente torpe que supuesta mente se pronuncia "a favor" de la prostitución, pero después pronuncia todas estas estupideces que dice la nota, terminan haciendo mas daño que beneficio.

El peor error que se puede cometer es reconocer que la trata existe, cuando es una total mentira. Y creo que el primer objetivo en pulverizar, en acaba con las abolicionistas debe consistir en descascarar la mentira sobre la trata de mujeres en prostitución. Fenómeno que no existen en ninguna parte del mundo(y ahora si tengo datos muy, pero muy contundentes que lo comprueban).

Una vez destruido este mito, las abolicionistas perderán gran parte de su peso.
Después vendrán los detalles menores como revalorizar el trabajo sexual eliminando todos las estigmas y prejuicios contra las prostitutas. Y ya sabes muy bien cual es mi estrategia personal sobre este tema.

Y para alcanzar todos estos objetivos creo que lo mejor es ser lo mas radical posible con nuestros enemigos, ya que con enemigos no se puede negociar y tratarlos con tolerancia. A los enemigos hay que combatir y destruir, nada mas que esto.

patpong dijo...

Hola, Zorg, ¿cuál es el nombre de tu blog? Me gustaría seguirlo...

asturiano dijo...

"Por supuesto éste es el mismo pernicioso y humillante concepto sobre el valor de una mujer que está detrás de la horrible creencia de que la violación es un "destino peor que la muerte", del cual una mujer jamás, en ninguna circunstancia, puede recuperarse.[...]
presumiblemente, se reencarnan como el Dalai Lama y regresan al burdel para "vender" de nuevo sus instantáneamente renacidos y nuevos cuerpos. Una se pregunta qué les sucede a todos esos viejos cuerpos; supongo que una vez que los hombres hayan acabado con ellos les tirarán por el retrete.

Ahora bien, mis objeciones no son sobre el término "vender" o "alquilar" sino sobre el empleo de la palabra "cuerpo" en vez de "servicios" pues ésto es lo que encierra un gran significado. La idea de que el sexo únicamente requiere el cuerpo de una mujer y no su mente es tan absurda como la parte de la "venta" e insulta tanto a las prostitutas como a sus clientes: a las prostitutas porque son ignorados sus auténticos talentos y habilidades, siendo devaluados y reducidos a la mera presencia física, [...] Cualquier mujer que crea que los hombres se satisfacen nada más que con cuerpos tiene verdaderos problemas, y cualquier hombre que piense así... bueno, no vayamos por ese camino. Está claro que ninguno de ellos jamás ha leído una reseña de una escort que actúe de esa manera, e igualmente está claro que tales creencias dicen mucho más sobre sus propias expectativas (si son hombres) y comportamiento en el dormitorio (en caso de ser mujeres) que sobre las trabajadoras sexuales y clientas que insultan y menosprecian con el uso de semejantes expresiones."

El problema del cuerpo y su uso en la prostitución no creo que sea una cuestión baladí.

Respecto a dicha cuestión yerran:

- Quienes consideran que el cuerpo de la 'prostituta' se hace una mera cosa: es cosificado, de un modo esencialista, por ella durante su "trabajo". Este tipo de idea errónea la tienen por ejemplo quienes piensan que una vez terminado el pase (el servicio) con el cliente, si la mujer no ha estado a gusto o dicha relación sexual le ha supuesto a ella algún problema de algún tipo, con que la mujer se pegue una ducha se elimina ese "rastro de relación" y todo arreglado.

- Yerran igualmente quienes piensan y defienden la idea de que el cuerpo de la 'prostituta', por sistema, es siempre violado (sexualmente abusado) cuando esta ha tenido alguna relación sexual con algún hombre condicionada por un pago en dinero (o en especie).

- Yerran también -probablemente- quienes piensan que el cuerpo erótico de la 'prostituta' es siempre usado por esta como un mero instrumento que ella orienta a la satisfacción sexual del hombre que le paga a ella. Lo mismo que hace el carpintero cuando este utiliza el martillo, la escofina o el formón, o que hace el escultor (de arcilla) cuando este usa el torno y sus propias manos para piezas diversas.
Este uso del cuerpo como mero instrumento no siempre se logra por parte de la mujer en las relaciones de prostitución; es posible que la experiencia mayoritaria de las mujeres en prostitución (de bajo y medio) standing sea una mezcla de varias cosas: vivencia del cuerpo propio como instrumento orientado al placer sexual del hombres + cosificación del hombre cliente por parte de ella + sensaciones corporales confusas como consecuencia de las acciones del cliente + evasión, mediante mecanismos psicológicos, de la situación que ella (la mujer en prostitución) está viviendo con el cliente + utilización de trucos varios para finalizar lo más brevemente posible la relación con el cliente.

Anónimo dijo...

Sep, si no le gusta la relacion sexual se duñan y se lesolvida y ya esta. Y pagar a una mujer necesitada no es abusar. Precioso.

Cliente X dijo...

Mierda, no pretendo ya que mis críticos planteéis elaborados argumentos o hagáis profundas reflexiones.

Pero, ¿podríais al menos escribir algo inteligible? No logro descifrar qué puede ser "duñar".

A partir de mañana, ninguna persona necesitada va a ir a trabajar. Ya verás tú qué felicidad.

Panda de imbéciles...