lunes, 29 de agosto de 2011

Informe Semanal: "Peligrosos por ley" (1980)

"Hay que enseñar que uno tiene derecho a ser diferente a los demás y es primordial que se eduque en el respeto a los Derechos Humanos y al igual"

Antonio Ruiz, presidente de la Asociación de Ex Presos Sociales



No me pudo parecer más acertada esa frase con la que Isabel Holgado resumió la situación de las prostitutas en España, “son víctimas sólo en los discursos, (mientras) en la práctica se las trata como a criminales”. Todo ese paternalismo trasnochado de las abolicionistas se quedaría en un montón de tonterías ridículas con las que nos echaríamos unas buenas risas si no fuese por las dramáticas consecuencias que conlleva en la práctica, especialmente en lo que respecta a la sistemática vulneración de los derechos de las personas que ejercen la prostitución en medio abierto (Varios autores, “Los pasos invisibles de la prostitución”, Barcelona 2007, Ed. Virus, pp.179-249).

El máximo exponente de esa criminalización en el ámbito legal fue en España la “Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social” (LPRS), aprobada en agosto de 1970. Buffff, no ha llovido ni nada desde entonces, me dirán ustedes. Bueno, en primer lugar es fundamental saber de dónde venimos para comprender cómo estamos, y en segundo no crean que las cosas han cambiado tanto… me explico, las leyes se modifican con mayor celeridad que las conductas, la discriminación que tradicionalmente ha padecido este colectivo puede no encontrarse ya sancionada en documento legal alguno pero sin embargo seguir vigente en el subconsciente colectivo y en las prácticas policiales, además de que la administración actúa muchas veces con una tremenda inercia perpetuando prácticas pasadas. Así que hoy les traigo un soberbio documental elaborado por Informe Semanal durante los primeros años de democracia, para que vean cual viene siendo la relación de la administración con las prostitutas (caña al mono) y qué poco han cambiado los discursos –tanto de los partidarios de la prostitución como de sus detractores- en estos años. Se me hace curioso que eso de la “defensa de la dignidad de la mujer” lo digan tanto las más progres como los más carcas… ¿tendrá algo que ver?

Se puede decir más alto pero no más claro. Las "malas" no son las putas sino las leyes que las criminalizan. La imagen es de la asociación de las trabajadoras del sexo australianas "Scarlet Alliance".



La LPRS se encuadra dentro de lo que se llaman las “leyes preventivas”, y como su nombre indica establecía la existencia de una serie de colectivos considerados “peligrosos socialmente”. Es decir, que lo que tipificó como delito no fue una conducta, sino la pertenencia a un conjunto de personas. En un Estado Democrático de Derecho esto puede parecer una aberración jurídica, propia de un sistema autoritario como el franquista (que no totalitario, como dicen los indocumentados). Sin embargo, como reconoce la Secretaria de la Dona de CCOO o la ONG Àmbit Dona, a día de hoy se sigue produciendo un “trato policial discriminatorio y arbitrario”, un acoso policial “ilegítimo” hacia aquellas personas con pinta de putas (Op.cit. pp 232-233).

No podría ni decirse que existe un derecho penal de autor, como estableció Zapatero con su infame Ley de Violencia de Género, que sanciona un tratamiento penal y una condena diferente respecto a un mismo hecho dependiendo del sexo. No, porque aunque también implica un determinismo delictivo según el cual la autoría resulta clave en la sanción recibida –quebrantando de este modo el principio de igualdad ante la Ley reconocido por nuestra Constitución-, al menos tiene que haberse producido una acción imputable. Si yo le arreo a una mujer se supone que lo que me motiva es el odio que albergaría hacia todas ellas como macho cavernícola y fascistoide, no porque esa persona me caiga mal o me haya hecho algo individualmente. Se me puede juzgar con especial dureza, pero yo he tenido que haberle soltado un guantazo a la chica para que me lleven detenido (dejemos aparte la numerosísima existencia de denuncias falsas debido a la “carga inversa de la prueba”, otra alucinante figura legal que se carga la presunción de inocencia). No se me detiene por el mero hecho de ser hombre, como sería el caso si se considerase que todos los varones somos unos maltratadores, lo hayamos o no demostrado.

Las prostitutas, por el hecho de serlo, son vistas como unas INDESEABLES por parte de determinados sectores sociales. La mayoría de las discriminaciones que sufren son completamente gratuitas y carecen de toda justificación racional. El mismo odio visceral es el que han sufrido los homosexuales. Como decía una persona a la que admiro mucho: "la ignorancia lleva a la incomprensión, la incomprensión al desprecio y el desprecio al deseo de prohibición" (no hablaba ni de putas ni de gays, sino del funcionamiento de la bolsa, jajaja).



Pues bien, esta norma lo que vino a disponer fue el llamado “derecho penal de enemigo” (Bürgerstrafrecht und Feindstrafrecht), concepto acuñado por el jurista alemán Günther Jakobs que lo que viene a decir es que debe existir una especie de “dualidad de derecho”, un derecho para los ciudadanos y otro para los enemigos. Evidentemente el tratamiento a los enemigos no sería nada envidiable ya que implicaría la pérdida de garantías individuales, una mayor penalidad y el establecimiento de medidas de seguridad. En defensa de este modelo daba dos argumentos, en el plano teórico Jakobs sostenía que la misión del derecho penal debía ser defender a la sociedad y “garantizar su identidad” y no la tutela de bienes jurídicos, tal y como sostienen otras corrientes. Sobra decir que esta justificación me parece una barbaridad, no así su argumentación práctica: señalaba que ya que el derecho penal del enemigo es un hecho, produciéndose de facto, siempre resulta preferible someterlo a reglas dentro del derecho penal con medidas excepcionales que dejarlo fuera y que permanezca sin control. Aquí he de darle toda la razón al hombre, el derecho no puede ignorar la realidad social y ante la disyuntiva de que la administración cometa abusos legal o ilegalmente, en todo caso la primera opción resulta ser la “menos mala”. Sucede como con las redadas de inmigrantes, denunciadas por numerosos colectivos y que han sido sistemáticamente negadas por el gobierno de Zapatero a pesar de existir hasta grabaciones de ellas. O con la famosa propuesta de Gallardón de llevarse a los “sin techo” a la fuerza… oiga, aplaudo la medida. No porque quiera que los quiten de las calles, si lo ideal es que les dejasen en paz, sino para que al menos la policía cuando se los lleve al calabozo no incurra en detenciones ilegales.

La primera duda que surge es a quién considerar ciudadano de pleno derecho y a quién enemigo. Pues bien, este prestigioso catedrático considera que sólo es persona quien “ofrece una garantía suficiente de un comportamiento personal acorde a la identidad de la sociedad” y que se han de excluir de la categoría de ciudadanos todos aquellos que mantienen “comportamientos perturbadores de la estabilidad social” (de ahí que se castigue no a quienes dañan directamente la integridad física o la propiedad de otra persona, sino también a aquellos que “transgreden el orden simbólico dominante” como dice el documental). Si una persona no es ciudadana, es entonces enemiga y ha de obrarse en consecuencia: no gozaría de las garantías jurídicas (p.ej. tutela judicial efectiva, presunción de inocencia, etc) que a los ciudadanos sí les están reconocidas. Vamos, una especie de GUANTÁNAMO LEGAL, para resumir. Como podéis escuchar en el reportaje, "en la década de los setenta casi 50.000 personas (homosexuales, vagos, maleantes...) fueron encarceladas en España sin derecho a un abogado, sin haber cometido un delito y sin juicio gracias a la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social". Se les deja de tratar como a personas, son despojados de su humanidad. Y lo más sangrante es que no es porque hayan cometido algún delito particularmente execrable o pongan en peligro a sus conciudadanos, sino sencillamente porque llevan un ESTILO DE VIDA que no resulta del gusto del legislador. ¿Le suena algo de esto, señor Puig? Parece que algunos todavía creen que lo que para su moral es pecado también ha de convertirse en delito según la ley positiva.

Les dejo el video y paso a comentarlo:

Si por lo que sea (básicamente porque es un video protegido y no tengo derecho a subirlo) dejan de poder ver el reportaje en youtube, pueden hacerlo directamente en la página de RTVE.



Lo que más me gusta es que enlaza la prostitución con la homosexualidad para mostrar que la lucha de fondo es la misma, LA LIBERACIÓN SEXUAL (el subtítulo del blog está escogido muy a conciencia)… o al menos así fue en el aquel entonces. ¿Pero por qué los homosexuales han ido normalizando su situación y las prostitutas no? ¿Por qué sólo ellos se benefician de esa “actitud de mayor tolerancia frente a conductas que antes eran enjuiciadas con más intransigencia”? PORQUE EN LA ACTUALIDAD NO ES UN ASUNTO DE MORAL, SINO ECONÓMICO. El “experto” ese que sale comparando la “especulación del suelo” con la “del cuerpo” ha dado en el clavo: hay mucho dinero en juego, dinero que sirve para financiar a los mismos que se lucran con la especulación del suelo. ¿Quiénes controlan el suelo en España? ¿Quiénes son los dueños de las calles donde trabajan las chicas? ¿Quiénes conceden las licencias a los clubes? ¿Quiénes monopolizan el uso de la fuerza?

El estigma, ese alejamiento de todo lo que tiene ver con la prostitución, se refleja en la propia entrevista. ¿Les parece normal hacer las preguntas con semejante frialdad? Quiero hacerles notar que, a pesar de que como tantas otras chicas declara haber comenzado en esto como ÚLTIMA OPCIÓN (pero no porque no las gustase, sino porque como reconoce “al principio no sabía muchas cosas”), dice que NO SE ARREPIENTE y que “hoy en día no realizaría otra actividad”. Además fijaos con qué orgullo cuenta que se ha escapado todas las veces que ha podido, jajaja. Es genial la señora, genial.

En contra de la creencia generalizada, los poderes públicos sí que se han ocupado de regular la prostitución en sus diferentes aspectos. Como relata la chica del documental su contacto con las autoridades podría haber sido más amistoso (heh). En la imagen varios agentes "escoltan" a una de las chicas a las dependencias policiales, ¿nunca se han preguntado por qué están de continuo sobre ellas?



Algo que seguramente os sorprenderá, al menos a mí me chocó, es que sea partidaria del control médico. Mientras el discurso pro-derechos es contrario al mismo, la TOTALIDAD de las chicas me han manifestado que lo apoyan. Y es que entienden que eso sí que salvaguarda su seguridad y evita la “competencia desleal”. Creo que es de las escasísimas medidas que toman las autoridades con las que las chicas están de acuerdo. Aunque nos duela reconocerlo el reglamentarismo (vigente en la actualidad en España, aunque "de tapadillo") funciona. Se consiguen solventar los tres problemas que fundamentalmente le han preocupado al legislador: 1) el de orden público: al llevar un registro por parte de las autoridades de todas aquellas personas que realizan esta actividad, pudiendo asignarlas zonas y turnos para evitar su concentración masiva que es lo que genera alarma social; 2) el fiscal: el control anteriormente mencionado permite el cobro de toda una serie de tributos que permiten sanear las haciendas locales, con el añadido de que es un dinero que no está sometido a ninguna fiscalización y por tanto puede usarse con mayor discrecionalidad; y 3) el sanitario: al estar las chicas "fichadas" es posible someterlas a pruebas médicas periódicamente, y así evitar que se conviertan en un vector de propagación de ITS. Puede sonar duro, pero resulta efectivo. Yo digo que la reglamentación de la prostitución en España es como el sistema electoral: no mucha gente sabe como funciona, sin embargo desempeña la función para la que fue diseñado de manera encomiable.

Por supuesto, lo que más las molesta es la pérdida de libertad. A pesar de que la prostitución era considerada “conducta peligrosa", por lo cual llevaba aparejada la privación de libertad de 5 meses a 6 años, ella cuenta que los arrestos eran de quince días. Exacto. Las llamadas quincenarias, arrestos lo suficientemente cortos como para que la chica no dejase de “producir”, y bastante largos como para intimidar a la persona (15 días en la trena se hacen eternos). Este tipo de práctica todavía se viene produciendo a día de hoy. ¿Qué no existe figura legal alguna que la respalde? ¿Y qué más da? Si el objetivo no es retirar a las chicas de las calles o reeducarlas para que cambien de vida, sino DISCIPLINARLAS para que paguen las “tasas” que implica ejercer su actividad ocupando el espacio público.

Si quiero que les quede claro un mensaje es que los abusos que se cometen contra las prostitutas, generalmente desde los poderes públicos, son tan condenables como los que han sufrido los homosexuales (o los judíos, los afroamericanos, las mujeres...). No es propio de una democracia plena que un colectivo tan importante sea discriminado y sus derechos coartados como está siendo el caso. Llegará el día en que sintamos vergüenza de nuestro pasado, como les sucedió a los alemanes respecto al periodo del nazismo, o a los sudafricanos con el apartheid, o a los americanos con la segregación.



De acuerdo a la explicación que se nos da, las medidas “de seguridad y rehabilitación” que suponen el internamiento en un establecimiento de preservación fueron pensadas “para proteger a la sociedad”. ¿Lo ven? Derecho penal de enemigo, con la justificación de salvaguardar un bien superior se conculcan los derechos de minorías. ¿Y todo por qué? ¿Por qué un estirao asevera que "la prostitución es una cosa indigna para el ser humano"? Ahhh, y más digno es meterlas presas. O que pasen necesidades. ¿Es digna una administración que empeora la vida de las personas en vez de mejorarla? ¿Es digna esa conducta de no escucharlas y decidir por ellas? ¿Es digno que las autoridades, que deberían dar ejemplo, actúen en abierta oposición al derecho que ellas mismas establecen?

Bueno, pues ahí lo dejo. Me dan ganas de despedirme con las palabras del gay, m… de “sociedad hipócrita y represiva”…

Otras entradas relacionadas que podrían interesarles:
· De la vergüenza al orgullo: el movimiento LGTB español, sobre el efecto de la LPRS sobre la movilización social del colectivo gay-
· Los abusos policiales en la prostitución callejera: el relato de Sonia Sánchez, impactantes declaraciones de esta prostituta argentina, visitante frecuente de los calabozos.
· 17 de Diciembre, paremos la violencia contra las prostitutas, contiene un par de ejemplos muy ilustrativos de la actuación real de las administraciones públicas, más allá de sus rimbombantes declaraciones.

viernes, 26 de agosto de 2011

Próximamente... Cliente X en "La Noria"

A fines de Julio me escribieron desde el famoso programa "La Noria" de Tele 5, comunicándome que estaban "preparando un reportaje sobre el tema de prostitución, tratando el tema de cómo el gobierno catalán quiere echarlas de las calles, el tema de los anuncios de prensa y si tuviéramos datos suficientes, el tema de la operación Afrodita, que según he leído por algunos comentarios que tienes en tu blog de algunas chicas que trabajaban en esos pisos que no estaban de una manera forzada", y que les parecía interesante contar con la versión de un cliente ya que, aunque habían abordado este tema con anterioridad, nunca habían contado con el testimonio de uno de ellos.

Muy bien, como sabéis mi labor divulgativa no se limita a escribir este blog sino que estoy dispuesto a participar en cualquier programa, conferencia o evento que se me proponga, siempre que acepten mis condiciones (1- no revelar ni información personal ni que pueda perjudicar a las chicas o a la gente de su entorno, 2- compatibilidad horaria con mis obligaciones, 3- compensación económica que variará de acuerdo a la relevancia del acto, tiempo de duración y poder adquisitivo de mi demandante). La verdad es que cuando abrí este blog supuse que llegaría el día en el que tuviese que revelar mi identidad, y que era posible que me llamasen de algún medio de comunicación pero... ¿salir en uno de los programas con mayor audiencia de una de las cadenas más importantes del país? Bufff. Esto va a ser un punto de inflexión, si con sólo aparecer en un documental de Cuatro (que se emitió un lunes de madrugada, un horario terrible) me conoce hasta el Tato no quiero ni imaginar en un programa como la Noria, que es retransmitido un sábado noche. ¡Si han salido políticos de nivel como Bono o Blanco! (bueno, de alta relevancia, porque lo que es nivel...) Y tampoco se trata de salir un día cualquiera, no... ¡sino en el especial por el programa nº200!

Sé que lo que les va es el morbo, que es por lo que me llaman y que sólo les importa tener carnaza jugosa que ofrecer a su audiencia. Muy bien, si lo quieren lo tendrán, por mi parte he de aprovechar la oportunidad que me ofrece este interés de los medios de comunicación en un tema tan tabú para tratar de desmontar los tópicos y estereotipos existentes. Ya he hablado con un buen número de periodistas: de Antena 3, del Mundo, de Tele 5, de TV 3... y a todos parezco haberles causado una impresión muy favorable. Para empezar "no tengo pinta de putero" (ay Dios, lo que hay que oír...) y "hablo muy bien" (se lo dijeron también a Marga y a Paula, no sé que se piensan, tal vez que de tanto culiar se nos ha secado el cerebro). Además valoran que sea un tío legal, de palabra, que cumple lo que promete. Quiero que las dos partes salgamos satisfechas del trato, así que me porto con los periodistas. Les busco contactos, les sugiero invitados, siempre que me es posible accedo a sus peticiones... vamos, no creo que puedan quejarse. Si acaso por mi exceso de celo. Ya he dicho repetidas veces en esta página que tenemos que ganarnos a los medios, la lucha por el espacio público es fundamental y hasta el momento van venciendo las abolicionistas.

En un principio querían que participase en la elaboración de un video informativo con el cual abrir el programa, pero han ido quedando tan encantados conmigo (así me lo dicen, sí) que me quieren en la mesa de debate. Ahí, ése es mi sitio, en primera línea de fuego HOSTIAS. En directo, batiéndome el cobre como un valiente. En el video pueden sacar a varias personas que me han manifestado su deseo de dar su testimonio ante las cámaras, y algunas amistades quizá participen vía telefónica. Lo estoy preparando como si fuese un bodorrio, porque quiero que quede de película. A partir de la emisión del programa, el sábado 3 de Septiembre, pasaré a convertirme en la peor pesadilla de las abolicionistas. Y no me hará falta ponerme como un basilisco como es habitual en estos programas, sino que mi aplomo y tranquilidad serán los que las hagan perder a ellas los nervios. Desde luego espero estar a la altura de las circunstancias, aún no he participado en ningún debate televisado pero me siento muy capaz de enfrentarme al reto. Como me pongan delante a sus tertulianos habituales, barro el suelo con ellos.

Todo el mundo que me conoce me considera una autoridad en materia de prostitución. Bueno, es cierto que me interesa el tema y estoy informado pero uno nunca deja de aprender... y soy muy consciente de que hay muchas personas que podrían quedar tan bien o mejor que yo pero son lo suficientemente sensatas como para no suicidarse socialmente saliendo en TV. Desde luego, comparado con el nivel medio de quienes normalmente hablan sobre la prostitución en los medios no es que sea un experto... es que parezco un catedrático. Porque hay mucho desconocimiento y mucha desinformación. Trataré de ir dando a conocer mejor esta realidad a la vez que hago de nexo de unión entre los medios y la realidad de la calle, pues existe un notable divorcio entre las cosas que se dicen y las que realmente suceden. Con esto también busco animar a otras personas a seguir mis pasos, lo mismo que en su día conté que Marien fue la inspiradora de este blog quizá yo logre que otras personas se unan a nuestra causa.

Para acabar quiero haceros notar que, a pesar de que formar parte de la mesa de debate pueda parecer todo un logro y la culminación y recompensa al trabajo de los dos años que llevo escribiendo el blog, considero que no es más que el principio. Hasta ahora he sido relativamente desconocido ya que no he incordiado mucho, pero a partir de que salga en "La Noria" comenzará una nueva etapa. Vaya a donde vaya seré "el putero", se me cerrarán muchas puertas y perderé el contacto con buena parte de la gente que conozco. También sufriré como putero, las chicas se van a fiar mucho menos de mí. Y como investigador, ya habrá cosas de las que no podré enterarme al no poder pasar inadvertido. De todas formas espero que los perjuicios sufridos se vean compensados por los beneficios, como que al conocerme más gente recibiré más colaboraciones y testimonios o mejore mi acceso a los medios de comunicación e instituciones políticas. Natalia me advertía de que con esto me juego mucho... no, me lo juego TODO. Es un movimiento sumamente arriesgado del que quizás me arrepienta, cierto. Pero si no lo hago me pasaría toda mi vida pensando en lo que me he perdido y en la maravillosa oportunidad que desaproveché. No es ese mi estilo, seguiré con esto hasta el final. Espero que, por lo menos algunos de ustedes, se queden conmigo.

martes, 23 de agosto de 2011

Isabel Holgado, "el mensaje heterodoxo"

"Es de necios pensar que un hombre compra servicios sexuales para imponer su dominio sobre una mujer. Si hay algo en el pacto de trabajo sexual es transparencia: tu me dices qué es lo que quieres y yo te digo cuánto te cuesta. Es un pacto, a mi entender, muy democrático".

Isabel Holgado Fernández, antropóloga.



No sólo las prostitutas y su entorno más próximo tratamos de desmontar los tópicos y mitos existentes sobre el trabajo sexual a la vez que denunciamos la situación real que vive este colectivo, acosado por la misma administración que dice buscar su beneficio. Testimonios como el que dejé hace unos días de Marga Carreras o el mío propio podrían ser calificados de parciales, subjetivos o incluso interesados. Afortunadamente existe toda una serie de "profesionales respetados por la sociedad" (antropólogos, abogados, psicólogos, sociólogos, periodistas, etc) que se ha interesado en conocer esta realidad y que, desde su prestigio y autoridad, avalan nuestras palabras.

Ése es el caso de Isabel Holgado, si recuerdan era la antropóloga que acompañó a Margarita durante el reportaje de Juan José Millás. Esta señora ha trabajado realmente para y con las prostitutas (y no CONTRA ellas, como digo que hacen las abolicionistas) desde la asociación LICIT (Línea d'Investigació i Cooperació amb Immigrants Traballedores Sexuals), lo cual la ha llevado a sostener un discurso no sólo "heterodoxo", no... ABIERTAMENTE ENFRENTADO al del feminismo institucional ("state feminism" lo llama Laura Agustín) tan dominante hoy en día: dice que la inmensa mayoría de mujeres ejercen la prostitución "consciente y deliberadamente", que los poderes públicos no deberían intervenir en un contrato privado, que éste es "transparente y democrático" y no vulnera a la mujer, que las actuaciones de las administraciones públicas criminalizan a este colectivo y contribuyen a la precariedad que padecen, que cada uno tiene su proyecto de vida y éste debe ser respetado...

Al igual que la señora Holgado, el autor de este blog considera que la prostituta no es una mujer indefensa que necesita ser rescatada sino una persona emancipada, que sabe lo que quiere y que es capaz de tomar sus propias decisiones ("to control her life").



Vamos, todo un "discurso alternativo" que suscribo punto por punto. Quiero agradecerla su valentía, porque durante los últimos años la calidad de la democracia en España ha descendido tanto y el ambiente de la libertad de expresión se ha enrarecido hasta tal punto que hay que tenerlos pero que muy bien puestos para plantarle cara a las feministas del régimen. No sólo porque te van a excluir socialmente y tratarán de destruirte mediante ataques personales, sino que también porque van a buscar hundirte profesionalmente como han intentado hacer con otras voces disidentes como las de María Sanahuja o Francisco Serrano. Esta gratitud se extiende al periodista que la entrevistó, Alberto Pradilla (bastante conocido en los círculos de izquierda), por darla cabida en los medios. Como hago con todas las entrevistas, las preguntas las he diferenciado marcándolas en azul.




La antropóloga Isabel Holgado ofrece un discurso difícil de escuchar, que se encuentra muy lejos del que propugna el feminismo oficial. Bajo estas líneas, esta estudiosa habla de las mujeres inmigrantes que ejercen la prostitución y de sus derechos y sus condiciones.

El discurso de Isabel Holgado choca con las contradicciones de quienes comparten con ella trabajo y espacio ideológico. Con una voz suave, y una forma de hablar donde se cuelan las expresiones que evidencian su labor en Latinoamérica, la antropóloga expone un mensaje pegado a la calle. Un mensaje heterodoxo pero convicente, que puede suscitar ampollas por sus críticas, pero al que no se puede negar la virtud de hablar desde el conocimiento del trabajo de campo. Precisamente por eso, por las realidades vividas en Licit y en el resto de su carrera, habla con crudeza, realismo y profundidad. Y denuncia las excusas morales que acompañan a las trabajadoras del sexo inmigrantes, que esconden expulsiones mucho más inmorales, a esos mundos "de violencia real", de donde "no pueden salir".

Su discurso denuncia cómo la mirada 'victimista' esconde un paternalismo que las propias afectadas ni necesitan ni han solicitado, ¿una crítica a quienes buscan 'salvar' a estas mujeres?

La pregunta sería si han pedido ellas ser salvadas. El Estado tiene que actuar cuando hay una demanda, y lo que ellas demandan es que no se violen sus derechos, que sean respetadas, que no sean vistas como inferiores, que no se las discrimine... pero salvadas, tal y como entendemos este término... Ellas solicitan ser respetadas y reconocidas como sujetos con derechos, como cualquiera de nosotros.

Ahí también incluye a las mujeres inmigrantes que se dedican a la prostitución...

Las prostitutas piden más oportunidades laborales, como yo. Lo que no piden es que se les imponga dejar un ámbito económico donde ellas se resuelven. Muchas mujeres a lo largo de la historia han elegido estar en prostitución, incluso en el siglo XIX, con todo aquel discurso de la trata, las mujeres emigraban para trabajar de prostitutas en América. La mayoría de mujeres que está lo elige, lo que no eligen son las condiciones de explotación.

Un estudio señalaba que el 95% de las mujeres que se mueven en el ámbito de la prostitución eran víctimas de violencia.

Eso es falso.

Desde el feminismo abolicionista la prostitución no es concebida como un trabajo sino como una forma extrema de violencia. Se denuncia que esta "actividad" denigra a la mujer y, ya que no puede ser ejercida voluntariamente, las "redes de prostitución" necesitan secuestrar o engañar a cientos de miles de mujeres para sostener este despreciable negocio. Como pueden leer, Isabel Holgado muestra su desacuerdo con toda esta serie de afirmaciones.



En ese caso, ¿hasta dónde llega ese porcentaje?

No lo sabemos. Es muy difícil saberlo. Pero no es para nada el grupo más mayoritario. Además, hay colectivos que están exentos de eso. Esta realidad existe, sobre todo, en mujeres procedentes de Europa del Este, especialmente en mujeres muy jóvenes. Aquí el factor de la edad es crucial. A una mujer de 30 años no se le engaña tan fácil como a una muchacha de 18. Son mujeres muy jóvenes que quieren migrar y a las que, generalmente, las engancha un conocido o un novio. De hecho, hay gente que dice que el verdadero chulo es el amor. Te encuentras con mujeres poderosas negociando el sexo seguro con sus clientes pero que en sus relaciones amorosas pierden mucho poder. Claro que hay mujeres que son violentadas en este contexto, pero no es mayor que el número de violentadas en el contexto del trabajo doméstico o, incluso, del matrimonio.

Con esto, ¿quiere decir que las prostitutas han elegido dedicarse a ese trabajo?


La inmensa mayoría de mujeres que están en prostitución lo están consciente y deliberadamente. Lo que no eligen son las condiciones de desprotección. Por supuesto que muchas no estarían si tuviesen otras oportunidades laborales y económicas. Pero tampoco otras trabajarían de domésticas.

Se muestra muy crítica con lo que denomina 'feminismo institucional' y sus políticas relacionadas hacia la prostitución, ¿por qué?

Desde una ética feminista o una ética democrática, que viene a ser lo mismo, es inadmisible que el Estado interfiera en cómo tiene la gente que gestionar su sexualidad. El Estado tiene que garantizar que las relaciones entre personas no se den bajo coacción, pero que yo decida cobrar por mis servicios sexuales o hacerlo gratis... Partimos de una fatídica y patética educación sexual. Y ahí las mujeres caemos en la trampa patriarcal. Hay un doble rasero que mira de manera distinta la sexualidad de hombres y mujeres. ¿Por qué nadie se moviliza con los chaperos? Este doble rasero es moral, y es inadmisible en una ética democrática. Además, la gente confunde trabajo sexual con sexualidad y son dos cosas distintas. Se puede ser vegetariano y trabajar en una carnicería. Lo que está en juego no es su sexualidad y su placer, sino su dinero.

En su opinión, ¿la violencia de género y la prostitución son dos cuestiones que están unidas?

Decir eso es una forma de hacer trampa. Primero, porque no es el espacio donde más gente muere. Al contrario. ¿Se ve a las prostitutas denunciando masivamente a los hombres clientes? No. La inmensa mayoría de hombres cumple sus pactos, como los cumplen ellas. Ningún hombre necesita pagar para violentar a una mujer. Es de necios pensar que un hombre compra servicios sexuales para imponer su dominio sobre una mujer. Si hay algo en el pacto de trabajo sexual es transparencia: tu me dices qué es lo que quieres y yo te digo cuánto te cuesta. Es un pacto, a mi entender, muy democrático. En las relaciones familiares hay menos democracia.

Por desgracia, los casos de violencia contra mujeres inmigrantes que ejercen la prostitución existen. ¿Cómo afecta la legislación de protección contra la violencia a estas mujeres?

Es de juzgado de guardia. En principio, la Ley no discrimina por la situación de irregularidad de la víctima, pero en la práctica, no garantiza la seguridad de las mujeres inmigrantes que sufren la violencia. Su situación de irregularidad está por encima de su seguridad. Además, hay que hacer incidencia en la trampa de los discursos. Estas mujeres son solamente víctimas en los discursos, pero en la práctica se las trata como verdaderas criminales. Y las devuelven a situaciones de violencia real de donde verdaderamente no pueden salir. Eso es inadmisible en un Estado de Derecho; que se amparen en ese discurso victimista para justificar sus políticas de exclusión.

Quienes apreciamos a las prostitutas -y ese aprecio comienza por escucharlas- creemos que la prostitución sí que es un trabajo en toda regla (bueno, en la regla no que hay que descansar... jejeje, permitidme una pequeña bromita para romper la seriedad de esta entrada). Lo que no forma parte del trabajo es la VIOLENCIA o precariedad que muchas veces conlleva, generalmente debida a la propia acción de los poderes públicos que dicen estar "ayudándolas". Oigan, pues qué ayuda más extraña que consiste en multas, deportaciones, acoso policial...



La tendencia en muchos países de Europa es hacia el abolicionismo, es decir, la prohibición total de la prostitución. Según su experiencia, ¿este es el camino más efectivo para garantizar los derechos de estas mujeres? ¿Qué pasos deberían de darse?

Hay un movimiento protagonizado por las propias personas trabajadoras del sexo que no tiene marcha atrás. Es un movimiento a escala platenaria que tiene sus referentes en Calcuta, en Bruselas, en América Latina, y que no tiene vuelta atrás. Lo que pasa es que el feminismo, como tiene como paradigma la prostitución como reducto del dominio masculino... Yo creo que lo que hay que garantizar es el derecho a no estar y el derecho a estar. Igual que decimos el derecho a abortar o el derecho a parir. Las mujeres que no quieran estar, hay que crear las condiciones idóneas, previas y durante para que no estén. Y las que quieran estar que puedan seguir haciéndolo sin menoscabo de sus derechos fundamentales. Hay un montón de trabajos y oficios que son desagradables y duros. También hay muchas realidades en el mundo de la prostitución, como en todos sitios. Tiene que haber un respeto a la soberanía sobre tu cuerpo. Sobre el derecho a decidir qué quieres hacer. ¿Por qué todas las mujeres abogadas son superemancipadas y las prostitutas unas desgraciadas? Hay que romper esta dicotomía. En todo caso, si no lo quieres para ti, respeta que yo lo quiera mí. Me parece una cuestión de respeto fundamental.

viernes, 19 de agosto de 2011

Música: fue un amor de cabaret

Siguiendo mi hábito de encadenar cada canción a la anterior, la que voy a poneros hoy ejemplifica a la perfección esa clase de romances que de vez en cuando se producen en el ámbito de la prostitución, a lo "Pretty Woman" ¡Qué potitas son las historias de amor! ¿No creen? Si es que soy un romanticón, un blandito, un "vainilla" como dice Spirit.

Sin caer en el extremo de idealizar la prostitución ni contar cuentos de hadas que no existen, sí que puedo afirmar rotundamente que el tipo de relaciones que tienen lugar en la misma distan mucho de ser frías e impersonales como se cree desde fuera. O bueno, matizo, que no necesariamente tienen que serlo. Puedes ir sólo a mojar, a que te saquen la lechecita y adiós muy buenas (lo cual no creo que tenga nada de reprobable)... PERO también puedes llegar a establecer una relación duradera, en la que paulatinamente vaya surgiendo la confianza y la amistad.

Corrientemente se piensa que la sexualidad que tiene lugar en el contexto de la prostitución es incompleta o al menos no tan satisfactoria como la propia de una relación más tradicional. Prejuicios como esos me hacen sonreir y me recuerdan a la obsoleta defensa que se hacía de la virginidad porque supuestamente era mucho más pleno eso de esperar a casarte con tu novia de toda la vida y serla siempre fiel. Que cada cual haga lo que quiera, pero para mí quien no va de putas hace como quien rechaza follar estando soltero: simplemente se priva de experiencias (muy gratificantes, por cierto).



No podemos reducir la prostitución al intercambio de sexo por dinero porque no es la realidad. Eso es una simplificación, si ustedes se molestan en leer los blogs de prostitutas que tengo enlazados verán que ofrecen servicios de acompañamiento, que cuentan cómo hablan con los clientes (a menudo con una confianza que no tienen ni a sus mujeres), que les califican de amigos e incluso de "novios"... El factor humano es clave en la prostitución, no es como comprarse una coca-cola en una máquina que metes el dinero y aprietas un botón. Se parece más bien a irse de cañas, disfrutas mucho de la cervecita y de la tapita (del sexo), pero todavía más de la charla y del ambiente (de la compañía, de las personas). ¿Mesentiende? Para que quede bien claro: uno va de putas PARA PASARLO BIEN, y siendo indudablemente el sexo una de las cosas que más nos gustan a los hombres no es la única. Una mujer tiene mucho más que ofrecer, personalmente me parece que quien reduzca a una persona a su genitalidad (como, por cierto, hacen las abolicionistas) es una auténtica desgraciada. Una prostituta no es ni más ni menos que una pareja eventual, ¿y qué busca uno en una pareja? Pues puede ser que le haga compañía porque está muy solo y necesita alguien que le escuche, divertirse con ella porque es muy simpática, echarla un polvazo porque le atrae físicamente... como se dice de los mandamientos, se resumen en uno: ESTAR A GUSTO CON ESA PERSONA.

Y claro, cuando llegas a congeniar con alguien y ambos lo pasáis bien rico se puede cruzar fácilmente la frontera que separa al sexo por dinero del sexo por placer (en absoluto son excluyentes). En otras ocasiones ya he contado algunas anécdotas que me han sucedido como que la chica me pida sólo el dinero de la habitación, que se quede un tiempo extra pagando incluso la pieza de su bolsillo o que me invite unos días a su casa para "violarme". Como dice una de mis rumanitas, "se hacen tonterías", jijiji. Sin embargo con lo que más he disfrutado es cuando quedamos para ir a dar una vuelta con sus hijos. Eso me llena el corazón, porque como buen "vainilla" soy un peazo de PADRAZO y me encanta la vidilla que dan los niños. Eso de ir a comer con una chica de la vida y sus hijos no tiene precio, os lo he dicho antes: no es por el pollo con arroz que te comas, sino que compartir esa comida con la gente que quieres es lo más.

Así pues la prostitución puede ser "el comienzo de una bonita amistad" y, ¿por qué no?, incluso de una relación más estable y duradera, de pareja "convencional". No son raros los casos en los que, como relata Wilson Palma, la chica y el cliente acaban emparejándose. Sí que es bastante inaudito que se reconozca, como en esta estupendísima canción que le debemos a Lilith. Se la dedico a mis "copilas", muchas de las cuales conocieron a sus actuales parejas en este negocio.





FUE UN AMOR DE CABARET - WILSON PALMA

Aquella mujer que vive conmigo
ahora es mi esposa y me sabe amar,
comparte mis noches, mis días felices,
los dos nos queremos, somos un hogar.

Comparte mis noches, mis días felices,
los dos nos queremos, somos un hogar.

La misma mujer que es mi compañera
pude conocerla en un cabaret.
Recuerdo aquel día, cuando conocía
a este gran amor por primera vez.

Recuerdo aquel día, cuando conocía
a este gran amor por primera vez.

En ese lugar fue que le encontré,
era la más bella de aquel cabaret.
La invité a mi mesa queriendo saber
por qué esa vida tuvo que escoger.


(BIS)

Le brindé una copa, no quiso beber,
de pronto en sus ojos vi llanto correr.
Le dije no llores, yo seré tu amigo
y en lo que tú quieras pues cuenta conmigo.
Le dije no llores, yo seré tu amigo
y en lo que tú quieras pues cuenta conmigo.

Me dijo llorando "no quiero esta vida,
pero necesito y lo tengo que hacer".
Le dije "si quieres vamos, yo te llevo
aquí en mi pobreza te ofrezco mi hogar".

Le dije "si quieres vamos, yo te llevo
aquí en mi pobreza te ofrezco mi hogar".

(CORO x 2)

Uuuuuh, es que fue ahí...

(CORO x 3)


miércoles, 17 de agosto de 2011

La primera escena porno de Cliente X

Señores y señoras, con todos ustedes otra aparición estelar de Cliente X. En la anterior entrega pudieron apreciar cómo hablaba con varias chicas, entraba a un club y subía a la habitación... pero se respetaba la intimidad de la alcoba. Lo que hoy les traigo es PURA ACCIÓN: tremendo polvazo que le pego a Rubi (una de las chicas de Torbe más famosas) y, por supuesto, a pelo y a cara descubierta. ¿Quién dijo miedo? ¡Mwahahaha!

La ESPECTACULAR Rubi fue la chica elegida por Torbe para iniciar a vuestro querido bloguero en el mundo del porno. La verdad es que he comenzado con buen pié, ¿no os parece? Espero que pronto esté disponible mi segunda escena, con una argentina no menos impresionante.



Podéis ver el TRAILER en la web de Torbe, para descargaros por completo los 23 trepidantes minutos de lujuria es necesario suscribirse en su página (son 30 pavos al mes). Me gustaría que lo comentáseis, lo colgó el otro día y ya voy teniendo varias "fans"... mirad lo que dicen estas dos chicas:

María dice:
14 de Agosto, 2011 - 23:40
mmmm César, m gusta, es un hombre que me gustaría tenerlo como novio o marido, además de que es un hombre culto y universitario, se puede hablar con él de cosas interesantes como la política, de la que tiene que saber bastante, es majo, y folla bastante bien, se nota que es cariñoso, m pone, la chica que de contigo en la vida será afortunada. La verdad es que me gustaría hacer sexo con él. Las mujeres también tenemos la posibilidad de follar con el hombre que nos guste, Torbe??



Loman dice:
16 de Agosto, 2011 - 17:31
Ayy si ha escrito César, guapo, que me caes muy bien, yo contigo además de follar hablaría de tu carrera, de ciencias políticas, porque esos temas me interesan mucho. Y a Torbe, a ver si coges algún joven de esos católicos del JMJ que supuestamente van a ver al Papa y te los llevas a follar, sería un bombazo que sacaras a 2 peregrinos follando de verdad!! Y César, que crítica, si lo hiciste muy bien y muy natural, tienes un cuerpo muy rico, mmm




Lo he flipado, lo normal es que se hable sólo de la chica (al fin y al cabo es la que vende). Cuando lo hacen del hombre siempre es para ponerle a parir, también veo que ha escrito uno que me conoce con lo que ya se habrá enterado tó Cristo. Bueno, iba pasar antes o después así que da igual. Como salgo sin ocultar el rostro pues ya no pasa nada porque me llamen por mi nombre, hasta ahora la única limitación que había puesto a mis lectores era la de decirlo... pues bien, ya queda levantada. Finalmente la identidad del misterioso "Cliente X" ya es de dominio público, ya se sabe quién es ese pirao que se ha pasado cientos de horas currándose un blog sobre prostitución con el mínimo de rigor y seriedad que merece el tema.

Espero que el video sea de vuestro agrado, se rodó en Abril si no recuerdo mal. Ahora estoy más moreno y delgado, ¡hmmm! Si queréis trabajar conmigo no tenéis más que decírmelo, sólo pongo dos condiciones: en caso de que seáis fumadoras tenéis que lavaros la boca (beséis o no, me da igual, no soporto el aliento a tabaco) y en las ganancias vamos al 50%, "a igual trabajo, igual salario". A ver, es que en el porno los tíos cobramos sólo una fracción de lo que ganan las mujeres... ¿no os parece discriminatorio? Pues eso, como sé que sois buenas chicas y no os apetece tiraros a un Ozito o a un Conan estoy seguro de que aceptaréis mis más que razonables requerimientos. Por mi parte siempre respeto las preferencias que tenga la chica: en el porno vosotras ponéis vuestras normas, ¿qué trabajo es así? Y encima se cobra un buen dinero y al instante. Si sois unas chicas desinhibidas, os lo queréis pasar bien y no os da miedo el qué dirán no lo dudéis y contactad conmigo. ¡Es una oportunidad única, no la desaprovechéis!

Click aquí para descargarse gratis la escena.

viernes, 12 de agosto de 2011

Marga Carreras, "la antiprostituta" (o la antiestereotipos)

"Prácticamente la totalidad de los consumidores de sexo de pago son personas normales y corrientes, es decir, gente de izquierdas y derechas, rica y pobre, casada y soltera, culta e ignorante, atea y creyente… La idea de que se trata de personas excepcionales, raras, con problemas específicos, se desmonta con el simple acto de abrir varios periódicos y leer sus páginas de anuncios por palabras"

Juan José Millás, escritor y periodista



Ocasionalmente llegan a mi correo electrónico mensajes de periodistas que quieren que participe en programas o documentales. Percibo que les mueve el morbo y que tienen una imagen preconcebida de la prostitución, y especialmente del cliente o "putero". No me queda más remedio que sonreir cuando comentan cosas como "no te imaginaba tan joven", "pero si eres guapo" o "¿cómo un chico como tú se va a ir con putas callejeras?". No me ofendo porque sé que en sus palabras no hay maldad sino ignorancia, que resulta muy difícil modificar la imagen existente sobre la prostitución... y que, no hace tanto tiempo, yo mismo compartía sus erróneas creencias.

Sin embargo, si se toman la molestia de ir conociendo a putas y puteros, es bastante probable que les ocurra lo mismo que al prestigioso periodista Juan José Millás: que se les caigan al suelo todos los estereotipos sobre la prostitución (cuando hay algo bueno que reconocerle a un progre se reconoce, eso va por mi "fan" que no me deja pasar una...). El problema es que no nos dan ni la menor oportunidad de explicarnos, que nos cuelgan el sambenito y a partir de entonces "se apartan de nosotros y nos miran de un modo especial" como explica Marga que la ocurrió. De Margarita Carreras he hablado en muchas otras ocasiones en este blog, pero como siempre voy teniendo nuevos lectores tendré que volver a presentarla.

Esta señora ejerce la prostitución callejera en el Raval y se encuentra entre las personas que más admiro, cada vez que la escucho me identifico completamente con ella a pesar de que aún no he podido conocerla personalmente. Me gusta tanto lo que dice como la manera en que lo hace, sus implacables argumentos son los que yo emplearía (en mi caso quizá un poquito menos vehementemente, en persona no son tan fiero como cuando escribo) y ha llegado a hacerse escuchar en el Senado, en el Parlamento Europeo y son numerosísimos los medios de comunicación -en todos los soportes- que la han entrevistado. En mi opinión es LA FIGURA de referencia de la prostitución en España. Ya sé que aquí entran otras compañeras cuya labor es realmente encomiable, por las que siento un auténtico aprecio y respeto... pero la mejor sólo puede ser una. Si sólo puedo conceder una matrícula de honor se la lleva ella.

Pues bien, esta mujer accedió hace unos años a hablar con Millás (enviado por el periódico El País) para que elaborase un reportaje sobre la prostitución. Un buen periodista -al igual que un buen investigador- se alegra cuando descubre cosas nuevas, cuando su mundo se expande, cuando tiene que reconocer humildemente que todavía le queda mucho que aprender. Me hago cargo de que, en según qué medios, prima la línea editorial y tienen que contar lo que se espera que se cuente (no pasa nada si me lo confiesan con anterioridad, como sucedió en el programa de Diario de..., ya sabía a lo que iba). Pero si pueden me alegra que hagan las cosas no como un amarillista sino como un auténtico profesional que cuenta las cosas como las ve, Millás en su artículo va mostrando las vivencias y preocupaciones de las prostitutas: que son como cualquier otra persona, que sus hijas salen tan "normales" como las demás, que sus clientes no somos unos ogros, que lo que las da problemas muchas veces es la falta de trabajo, que la policía no siempre está para ayudarlas, que las autoridades públicas pasan de ellas como de la mierda...

Así que les dejo con este magnífico artículo y de verdad, no les voy a decir qué pensar, opinen lo que quieran. Lo único que les ruego es que antes de hacerlo nos escuchen y traten de comprendernos, ¿no les gustaría que a ustedes les diesen esa oportunidad?




Marga Carreras tiene 40 años, una niña de seis y es prostituta. Reparte su jornada entre un empleo de camarera y unas horas como “trabajadora del sexo” en las calles de Barcelona. El autor se convierte en su sombra durante un día en que se le caen todos los estereotipos sobre la prostitución.

JUAN JOSÉ MILLÁS, EL PAÍS - 04/09/2005



Marga es, en cierto modo, la antiprostituta, por lo que nada más verla pensé que se me había venido abajo el reportaje. Acudió a la cita con su hija, Salma, de seis años, e iba vestida con una camiseta negra y ancha, que le llegaba hasta los muslos, unos pantalones pirata y unas zapatillas deportivas con calcetines blancos. No había en ella nada del glamour ni de la sordidez que, alternativamente, esperamos de la prostitución. Me encontraba, en fin, ante una especie de ama de casa harta de hacer camas y pendiente de su hija. Todo en ella parecía tan rutinario como las horas de aquel domingo por la tarde en el que yo había viajado a Barcelona para hacer la sombra de una puta. La niña llevaba un patinete que parecía, por la habilidad con la que lo manejaba, una extensión de sí misma. El reportaje que yo tenía en la cabeza se me había venido abajo (afortunadamente), porque era el reportaje sobre un estereotipo que esta mujer demolió meticulosamente a lo largo de las horas que estuvimos juntos.

Marga Carreras empezó a prostituirse a los 18 años. Ahora tiene 40. Se ganó la vida desde los 14, en una casquería del mercado de la Boquería, en Barcelona, donde entraba a las cinco de la madrugada y salía a las dos de la tarde. Cuando cerraron la casquería y se quedó sin trabajo, decidió hacer la calle. Dice que para ella no era una opción absolutamente rara, pues gran parte de la actividad económica del Raval, barrio donde está situado el mercado, giraba en torno a la prostitución. Las putas iban a comprar acompañadas de sus clientes, y comían en los restaurantes de los alrededores. Había numerosos meublés y pensiones u hoteles cuyas habitaciones se alquilaban por horas. Su primer cliente –dice– llevaba una camisa de Farreras, carísima, con el cuello muy sucio. Pidió un servicio de 6.000 pesetas, cuando los normales eran de 3.000.

–Le dije –añade– que ese servicio incluía una ducha, para que se lavara. El cliente tenía unos 40 años. Desde entonces cogí la costumbre de mirar los cuellos de las camisas.

Me cuenta todo esto mientras cenamos en compañía de otra prostituta, Antonia (nombre supuesto), e Isabel Holgado, una antropóloga que trabaja en LICIT, la organización catalana que da apoyo a las putas y que lucha por la regulación del sector. Hemos elegido la terraza de un restaurante del puerto porque hace muy buena noche. Mientras hablamos, la niña, que liquida su plato en dos minutos, va y viene de un lado a otro sobre su patinete completamente ajena a nuestra conversación. Marga me ha dicho que podemos hablar con confianza delante de ella, pues sabe perfectamente a qué se dedica su madre. Marga y Antonia son, además de prostitutas, dos activistas eficaces: antes de acabar el primer plato, ya han conseguido introducir como normal en nuestra charla la expresión “trabajadoras del sexo”. No les molestan los términos prostituta o puta, pero saben que al decir “trabajadoras del sexo” dan a su actividad una dimensión económica que es idéntica al resto de las relaciones económicas que mueven el mundo. La gente cree, me explican, que hay prostitución porque hay prostitutas, cuando el núcleo de este comercio es el cliente, el hombre, al que apenas se menciona en los discursos sobre la prostitución. Este silencio es muy significativo, pues gracias a él, y dado que hablamos de una actividad muy desacreditada socialmente, se carga el peso de ese descrédito sobre la mujer. De hecho, nos referimos a ella con el término peyorativo de puta. Los hombres, en cambio, son clientes. No hay una palabra que posea la carga despectiva de puta para nombrar al usuario del sexo de pago.

Pero donde no se manifiestan los discursos se manifiesta la realidad: en la prensa aparecen más de 1.000 anuncios diarios que venden sexo. Y no hay ningún periódico que renuncie a la parte que le corresponde de esa tarta, por más que en sus editoriales condene la prostitución. Ello quiere decir que prácticamente la totalidad de los consumidores de sexo de pago son personas normales y corrientes, es decir, gente de izquierdas y derechas, rica y pobre, casada y soltera, culta e ignorante, atea y creyente… La idea de que se trata de personas excepcionales, raras, con problemas específicos, se desmonta con el simple acto de abrir varios periódicos y leer sus páginas de anuncios por palabras, que son, en todos sin excepción, un escaparate de sexo del que ningún lector, por conservador que sea él y la línea editorial de su periódico, abomina.

El discurso de estas mujeres es implacable. Marga, que está preparando una ponencia para el congreso de prostitutas que se celebrará en octubre en Bélgica (véase www.sexworkeurope.org), se ríe cada vez que escucha el término sordidez asociado a su esquina.

–Te voy a contar yo sordidez –me dice–. Hace años trabajé en un catamarán que hacía el viaje Barcelona-Palma de Mallorca. Llevábamos 900 pasajeros y traíamos otros 900. Había seis lavabos. Cuando la mar estaba mala, había 900 personas vomitando en esos seis lavabos y yo tenía que limpiarlo todo. Aquello sí que era sórdido. Dejaba a Salma, que entonces era una bebé, a las cinco de la madrugada en una guardería de la Fundación Vicente Ferrer, en Cuatre Vents, que era la única que estaba abierta las 24 horas. Embarcaba a las seis. Hacíamos el viaje a Mallorca y a las cuatro de la tarde estábamos otra vez en Barcelona para volver a embarcar. Regresaba a Barcelona a la una de la madrugada. La niña estaba entonces en casa de una amiga que la había recogido de la guardería. Yo me iba a dormir a casa de esa amiga hasta las cinco de la madrugada, hora a la que sonaba el despertador y comenzaba de nuevo la bola. Estuve así tres años, sin prostituirme. ¿Sin prostituirme? Y no te digo nada del sueldo porque no te lo ibas a creer. Descansaba un día a la semana si tenía la suerte de que no se había puesto ninguna compañera enferma. La empresa quebró. Entonces hice el curso de camarera de pisos y empecé a alternar este trabajo con la prostitución. La verdad es que siempre lo he alternado con otras actividades. Durante una época trabajé en una empresa de limpieza. Nos mandaban ir aquí o allá. Yo iba mucho a la Trasmediterránea. Antes de que los pasajeros embarcaran, al amanecer, entrábamos un grupo de limpiadoras y hacíamos los camarotes. Se trabajaba a destajo, como haciendo habitaciones en hoteles. El tiempo máximo que le puedes dedicar a cada habitación en un hotel es de 20 minutos, lo que incluye hacer la cama, pasar la aspiradora, quitar el polvo; limpiar la bañera, el lavabo, el retrete, el bidé; fregar el suelo, cambiar las toallas, reponer los jabones, los champús… Hay hoteles en los que la cestita del cuarto de baño tiene más de 15 elementos y todos tienen que estar en su sitio. Ahora alterno un trabajo con otro. De la prostitución vengo a sacar unos 500 euros al mes. El mes pasado trabajaba desde la una de la madrugada hasta las nueve de la mañana en el Fórum. Allí lo hacemos dentro de los coches. A las diez entraba en un hotel, a arreglar habitaciones, hasta las seis de la tarde. Dormía desde las siete hasta la once, y vuelta a empezar. Entre una cosa y otra saco para salir adelante. Salma está interna en un colegio concertado, de monjas, de lunes a viernes. He de pagar ese internado y las colonias de verano. Ahora enseguida vienen los libros, el uniforme, el chándal y todo eso. Pero vale la pena porque la niña está feliz, tiene salud y eso me llena, me justifica.

Marga, al contrario que Antonia, ejerce en la calle desde hace mucho tiempo. Ha trabajado en pisos y en clubes, pero dice que en la calle se siente más dueña de sí misma. En los pisos dependes de cómo le caigas a la gobernanta y has de entregar la mitad de lo que ganas. Antonia cobra 60 euros por servicio, de los que percibe 30. Marga no tiene una tarifa fija. En torno a 20. Otro problema de los pisos es que a veces presionan a las prostitutas para que trabajen sin condón o hagan cosas que no quieren. De hecho, en algunos hay dos tarifas, una con y otra sin. Se han dado casos también de clientes que han violado a alguna prostituta y los dueños del piso no han defendido adecuadamente sus derechos. En la calle, dice Marga, tú pactas las condiciones porque tú eres la dueña de la situación y lo normal es que los clientes no intenten salirse de lo pactado. Pero la calle, me dicen, está mal, especialmente desde el 92, año en el que se cerraron numerosos meublés para limpiar la ciudad de cara a los Juegos Olímpicos y las prostitutas comenzaron a sufrir un acoso policial que lo único que consigue es cambiar el problema de sitio en función de intereses que unas veces responden a la especulación inmobiliaria y otras a la especulación moral. Me cuentan que esta furia por moverlas de un lado a otro como el que da vueltas a un problema que no sabe cómo resolver, ha llevado a las autoridades catalanas a crear un figura delictiva realmente pintoresca y que recibe el nombre de “uso intensivo de la vía pública”, por el que te pueden poner 300 euros de multa. A los problemas tradicionales se suma ahora el de una inmigración masiva, incontenible, para la que la prostitución constituye una salida de emergencia. La falta de regulación del sector beneficia a los explotadores, a las redes de traficantes, a las mafias.

En España, la prostitución no está penalizada, pero tampoco se reconoce como actividad laboral. Una puta no puede ser contratada en calidad de tal ni darse de alta como autónoma ni cotizar a Hacienda ni sindicarse ni tener una cartilla de la Seguridad Social ni acceder en su día a una jubilación. Y esto es lo que piden: el derecho a trabajar tranquilas, sin que las moleste la policía, y la posibilidad de acceder a las obligaciones y ventajas del resto de los trabajadores. Quieren entrar en un sistema que las rechaza, pero que es cliente de ellas. Quieren, en fin, formar parte de un sistema en el que ya están. Se calcula que en España ejercen en torno a medio millón de prostitutas que generan beneficios económicos superiores a los de la industria del ocio (cine, música, etcétera). A la resistencia de los sectores tradicionalmente opuestos a su reconocimiento se une ahora la de una rama del feminismo partidaria de la abolición, al considerar que la prostitución es una forma más de violencia de género. Para el feminismo partidario de la regulación, se trata, en cambio, de una opción laboral más, sin que ello signifique negar situaciones de explotación que se dan en cualquier otro ámbito.

Antonia se ha presentado a la cita con un vestido muy elegante y sutilmente escotado. Es probable que venga de trabajar, aunque suele descansar los fines de semana. “A menos que tenga alguna factura pendiente”, añade. Es suramericana y llegó a España para trabajar en un club que abandonó tras liquidar la deuda que le permitió hacer el viaje. Desde entonces ha trabajado en muchos sitios. Dice que los mejores pisos de Barcelona, aquellos en los que hay más trabajo y mejores condiciones de higiene, son los más antiguos, los de “toda la vida”. Lamenta carecer aún del valor preciso para reconocer que es prostituta, por lo que no podrá salir fotografiada en este reportaje, pero aprecia el valor de Marga y cree que ése es el camino a seguir. También está preparando una ponencia para el congreso de Bruselas, en octubre. A la pregunta de cuándo se retirará responde con una sonrisa y con un cálculo hipotecario.

–Me quedan por lo menos cinco años más, porque he comprado una casa para mis padres en mi país y tengo que pagarla.

Antonia tiene 28 años y Marga, como hemos dicho, 40. Viéndolas juntas, tan distintas, se me ocurre que una vende sexo de fiestas de guardar y la otra sexo de días laborables. Y hay consumidores para todos los gustos. Pero las dos están de acuerdo en que lo más fatigoso de su trabajo es escuchar a los clientes. Muchos, cuando se les ha acabado el tiempo, pagan una hora extra para poder hablar. El sexo es, con frecuencia, la coartada para hablar. Y a una prostituta se le cuenta todo.

–Para mí –asegura Marga– hay días en los que hacer camas en los hoteles es casi un descanso, porque resulta agotador volver a casa con la cabeza llena de los problemas de los demás. No te puedes ni imaginar los conflictos que tiene la gente.

Mientras conversamos, el camarero se mueve a nuestro alrededor disimuladamente, con curiosidad. Ha captado palabras sueltas de nuestra conversación (preservativo, felación, cunilingus…) e intenta averiguar quiénes somos, a qué nos dedicamos, qué tipo de relación nos une. Al pagar la cuenta, me dan ganas de escribirle el siguiente mensaje en la parte de atrás de la factura: “Éramos dos prostitutas, una antropóloga, un escritor y una niña de seis años con patinete”.

Al día siguiente, lunes, fui a primera hora de la mañana a buscar a Marga y a la niña a Cornellá, una localidad periférica donde viven desde hace unas semanas. Han tenido que trasladarse desde el Raval porque los alquileres, en este barrio, se han puesto por las nubes. Ni a la niña ni a ella les gusta Cornellá, pero el piso es de ellas. Hasta ahora, lo alquilaban y con el dinero del alquiler, más una cantidad equis, podían vivir en el centro. La cantidad equis ha crecido demasiado, expulsándolas a la periferia. Desayunamos en una churrería que hay debajo de su casa. Salma dormita en brazos de su madre con el patinete aparcado a medio metro. Mientras tomamos el café, Marga me cuenta que en 2002 fueron al Senado para hablar ante una comisión. Cuando se enteraban de quién era la prostituta, empezaban a apartarse de ella y a mirarla de un modo especial.

–Una vez –añade– le tuve que decir a un tío que no se preocupara, que no le iba a hacer nada si no me pagaba. Otro día estábamos acreditándonos Dolores Juliano, la antropóloga que dirigía LICIT, y yo. Lo de la antropóloga les pareció muy bien, pero cuando se enteraron de que yo era la prostituta, dijeron que tenían que consultar antes de acreditarme. Era una comisión sobre prostitución y se preguntaban si debía estar presente la prostituta.

Le pregunto si las monjas del colegio de su hija saben a qué se dedica y me dice que sí, pero que jamás le han dicho nada. La niña tiene un comportamiento normal desde cualquier punto de vista que se mire.

–Y yo –asegura– soy tan normal como el resto de las madres. La niña no ve cuál es la diferencia porque, además, mientras hemos vivido en el Raval, ella ha visto a las chicas trabajando en la calle y era amiga de todas. Conoce a todo el mundo y todo el mundo la conoce a ella. En el Raval se sentía muy protegida, más que en Cornellá. Tenemos un proyecto, que es vender la casa de Cornellá e irnos a vivir al campo para montar un hotel rural o un sitio para colonias infantiles. Es un sueño, pero tarde o temprano lo realizaremos. Cuando murió mi marido, su familia quiso quitarme a la niña y me llevó a juicio. Pero el informe médico-forense me dio la razón a mí. Decía que Salma tenía, a mi lado, todo lo que necesitaba una niña. Yo he visto casos de mujeres a las que los servicios sociales les han quitado a sus hijos y les han destrozado la vida. Tú has conocido a mi hija. ¿Le has notado alguna carencia o que no me quiera? Yo me levanto por las mañanas y lo primero que veo es su sonrisa. Forma parte de mi vida como yo formo parte de la suya. Y la educo en el respeto a todo el mundo. Siempre le digo que tiene que tratar a los demás como le gustaría que la trataran a ella.

Me cuenta esto en el metro, donde nos dirigimos al Raval para dejar a la niña en casa de una amiga de Marga. Después asistiremos a una reunión en LICIT. Más tarde, Marga trabajará un par de horas en una esquina de la ronda de San Antonio. El vagón va medio vacío, de manera que nos sentamos juntos, en un asiento de tres. Salma se coge a su madre con una mano y sujeta el patinete con la otra. Cuando escucha sus últimas palabras, me mira y dice:

–Todos somos iguales: los rumanos, los cubanos, las polacas, las rusas, los gitanos…

Marga se quedó viuda del padre de Salma hace dos años. Desde hace uno mantiene una relación afectiva más o menos estable con un hombre cuatro o cinco años mayor que ella que no tiene nada que ver con el mundo de la prostitución. Se trata de un pequeño empresario, al que más tarde me presentará, un individuo muy atento a sus necesidades y que no le reprocha que haga la calle. Viven separados, pero a veces Marga se queda a dormir en la casa de él, o al revés. Se trata de una historia de amor bien curiosa porque se conocieron cuando Marga tenía 14 o 15 años y él 18 o 20. Entonces, Marga trabajaba en la casquería de la Boquería, pero pertenecía a un grupo de voluntarios que dedicaban el tiempo libre a ayudar a personas dependientes. Sacaban a los minusválidos y a los ancianos al parque, les organizaban festivales y actividades para que no estuvieran ociosos. José, su novio actual, pertenecía también a ese grupo de voluntarios, y se conocieron realizando esa actividad. Como tenían preocupaciones comunes, hablaban mucho. Con el tiempo, cada uno se convirtió en el amor platónico del otro.

–Cuando yo dije en mi casa que pensaba dedicarme a la prostitución, él estaba delante. Creo que dijo que yo era una persona lo suficientemente válida para vivir mi vida y cometer mis propios errores. Durante todos estos años, supe que llamaba a casa de mis abuelos para preguntar por mí. Finalmente, después de que muriera mi marido empezamos a vernos, y ahora, como te digo, es una relación más o menos estable. Él está en mejores condiciones económicas que yo, pero hemos pactado que yo necesito ser autosuficiente. No es que si le pidiera ayuda no me la diera, pero quiero salir adelante por mí misma. Nuestra relación ha ido evolucionando hacia una relación de tolerancia. Cuando voy a dar charlas sobre prostitución aquí o allá, siempre me acompaña. Todos los hombres con los que he estado han sabido a qué me dedicaba. Siempre he tenido el privilegio de no esconderme, que es lo normal en mi profesión.

Marga perdió a sus padres en un accidente de automóvil cuando tenía 10 años. Se educó con sus abuelos, que aceptaron su decisión de hacerse prostituta.

–Acababa de comprarme el piso de Cornellá cuando cerraron la casquería, de modo que llegué a casa y dije que no podía hacerme cargo de las letras si no me dedicaba a este trabajo. Me dijeron que tuviera cuidado de adónde iba y de por dónde me movía. Y que siempre tendría su casa abierta. Yo, al principio, llamaba a mi abuela y le decía: yayita, estoy aquí o allá, por si me pasaba algo. Siempre prevaleció el amor que nos teníamos.

Después de dos o tres trasbordos y decenas de estaciones, salimos del metro y emprendemos un recorrido por el laberinto de calles del Raval. Es media mañana, pero algunas se encuentran ya llenas de prostitutas. Me parece imposible que haya trabajo para todas y es evidente que no lo hay. De hecho, están ociosas y se alegran de nuestra llegada, que rompe la rutina. Salma va pasando de unos brazos a otros. Todas las mujeres la besuquean. Algunas abren el bolso y le regalan un euro. Marga se detiene un rato con cada una. Las hay de todas las nacionalidades. Habla con ellas de la vida, de los niños, del trabajo, de la familia… Por fin, logramos llegar a la casa de su amiga, donde nos despedimos de la niña. Y del patinete.

LICIT quiere decir Línia d’Investigació i Cooperació amb Immigrants Treballadores Sexuals. La asociación dispone de un pequeño despacho en el centro cívico Pati Limona. Acuden a la reunión Isabel Holgado, la antropóloga con la que cenamos la noche anterior; la propia Marga, y dos personas que trabajan para la organización: Olimpia, una cubana que no para de hablar ni de reír, y Valeria, una chica brasileña tímida y circunspecta. Todas se muestran preocupadas por la situación del sector. Al estar el mercado tan bajo, llega de todo y tienen datos para asegurar que ha aumentado el número de clientes violadores. Cada una relata las experiencias que ha tenido en sus visitas a las esquinas o a los pisos a los que acuden para concienciar a las chicas de la necesidad de utilizar preservativos, de defender sus derechos, de denunciar los casos de malos tratos o la existencia de menores. Comentan los lugares donde la gente es más receptiva o donde les ponen más trabas para entrar. Han revisado las páginas de contactos de la prensa diaria y han detectado un par de anuncios que les parecen raros, o sospechosos. Finalmente deciden que esa mañana acudirán a la calle de San Ramón y a la Ronda de San Antonio, dos lugares neurálgicos de la prostitución callejera. Una vez tomada la decisión cogen unas bolsas de plástico y las llenan de preservativos, de lubricantes vaginales y de folletos de LICIT en diferentes idiomas.

Vamos primero a San Ramón, una calle de no más de 100 metros donde hay entre 20 y 30 prostitutas, cada una con una lengua diferente, con un color diferente, con una edad diferente. Unas pasean y otras permanecen sentadas en sillas. Algunas forman grupos y otras permanecen solitarias. Nuestra llegada es bien recibida. Nos acercamos a cada una y nos identificamos como representantes de LICIT. Les damos condones y lubricantes y folletos. Olimpia, la cubana, se presenta a todas diciendo:

–Hola, mi niña, me llamo Olimpia; soy cubana, mi amor. Si necesitas abogado, médico, llama a este teléfono. Es gratis, ¿entiendes?, gratis.

Es evidente que muchas no la entienden (son nigerianas, polacas, rumanas, árabes, rusas…), pero comprenden que se trata de un mensaje de solidaridad, de modo que aceptan los preservativos y los lubricantes con una mirada de gratitud. Después buscamos por la zona a una menor que alguien ha visto durante los días pasados. Creen que es rumana, pero no están seguras. Siempre que ven a una menor, avisan a la policía porque cerca de ella hay, casi con toda seguridad, alguien que la controla. De ser así, se ocupan de que se lleven a la menor y a la controladora en distintos furgones. No damos con ella.

En la ronda de San Antonio, las prostitutas se cuentan por decenas. Todas se quejan de la falta de trabajo. Muchas llevan tres o cuatro horas sin hacer un solo servicio. Se nos acerca una rumana muy joven que le cuenta a Olimpia, con lágrimas en los ojos, que está embarazada. Olimpia saca el móvil y llama a alguien. Luego queda con ella para llevarla el miércoles al médico.

–Me llamo Olimpia; soy cubana, mi amor. El miércoles vengo y te llevo al médico. Intentaremos que no te cueste nada.

Y así vamos, de esquina en esquina, hasta que se nos acaban los preservativos y los folletos. Pasan de las dos de la tarde. Marga va a trabajar ahora en esa misma calle, pero le propongo que comamos algo primero, de modo que nos sentamos en la terraza de un bar y pedimos unas raciones. Marga ha salido de casa vestida para hacer la calle, pero no lleva nada realmente escandaloso. Simplemente va un poco ceñida. Ya hemos dicho que no vende magia ni fantasías venéreas, vende sexo cotidiano y conversación. Durante la comida, me habla de las extranjeras.

–Parece que aquí están mal, pero tendrías que escuchar cómo están en los países de los que vienen. Las nigerianas te dicen que aquí, por lo menos, están vivas y comen todos los días. En su país no saben cuándo comerán ni si estarán vivas mañana. Aquí, en un McDonalds puedes comer por tres euros. A ver qué le cuentas a una persona que te dice eso, o que te dice que su madre la puede vender. ¿Cuántos países ha recorrido una chica que ha llegado hasta aquí desde Sierra Leona? ¡Y qué países! Estas mujeres tienen que aprender mucho, muy deprisa, y no perder la razón en el proceso.

Cuando terminamos de comer, hace un gesto de: venga, que hay que ponerse a trabajar. Le pregunto si no se pinta un poco, pues va con la cara lavada, y me dice que sí, que se pinta en un bar que hay allí cerca.

–Si vas pintada todo el día, la piel se estropea mucho.

De camino hacia la esquina en la que suele colocarse, nos tropezamos con una compañera que toma café en una terraza en compañía de un hombre. Hacen unas presentaciones un poco ceremoniosas y, tras despedirnos, me cuenta que el hombre, un sujeto mayor, la ha retirado. Cuando llegamos a su esquina, donde hay una sucursal de La Caixa, yo me siento a la mesa de una terraza y pido una infusión mientras ella se mete en el bar para “arreglarse”. La verdad es que sale casi igual que ha entrado, con un poco de color en los labios y en las mejillas. Nos hacemos un gesto de reconocimiento y se va a su esquina. Cerca de mí, alrededor de un banco, hay un grupo de rumanas, entre las que se encuentra la chica embarazada de la mañana. Son jóvenes y muy alborotadoras. Alivian el aburrimiento con risas y bromas. Muchas se pasean con un botellín de agua mineral entre las manos. Otras se comen furtivamente un bocadillo. Hay una, un poco alejada, mordiéndose las uñas.

Observo a Marga, a unos cincuenta metros de mi posición. Pasea con el aire casual de las putas de un lado a otro de la esquina. A ratos habla, o finge hablar, por el teléfono móvil. Pasa cerca de ella un tipo con una bolsa al que le dice algo. Él se detiene y conversan. Parece que están negociando, pero de repente el hombre golpea la bolsa, hace un gesto como de que tiene que entregar su contenido en algún sitio, y se despiden con un par de besos. Luego llega la Policía Municipal para retirar un coche mal aparcado y Marga lía la hebra también con ellos. Me doy cuenta de que se necesita más paciencia para atrapar un cliente que para pescar un salmón. De hecho, pasan casi dos horas sin que caiga ninguno. Transcurrido ese tiempo, se acerca y me dice que acaba de llegar José, su novio. Tienen que recoger a la niña para llevarla a la colonia de verano, de modo que se acabó, por hoy, la jornada de trabajo. Me presenta a José, un tipo afable, con cara de buena persona, que me pregunta si pueden dejarme en algún sitio, pero yo voy al aeropuerto, en la dirección contraria a la de ellos, así que nos deseamos suerte y nos despedimos. Cuando ya está dentro del coche, digo a Marga que le dé un beso a Salma y me alejo preguntándome si pensará que me ha decepcionado. Después de todo, siempre que mostramos nuestro trabajo a otro nos gusta quedar bien. Quizá no era su día, ni el mío.

Por cierto, el nombre de guerra de Marga es Olga: nada especialmente exótico, tampoco, en esta elección.

sábado, 6 de agosto de 2011

Los liberales y la prostitución VII: Francisco Cabrillo

Es realmente notable la diferente concepción que liberales y colectivistas tenemos de la prostitución. Desde que comencé el blog he puesto numerosos ejemplos, pero nunca sobra otro más. En esta ocasión hablaré de D. Francisco Cabrillo, Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid y Presidente del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid (además de colaborador habitual del periódico Libertad Digital y de las tertulias de EsRadio, que es de lo que me suena a mí).

A finales de Junio, cuando El Mundo destapó que no existían indicios de delito en ninguna de las personas detenidas a raíz de la Operación Afrodita, el conocido periodista progre Jose María Izquierdo se apresuró a afearle la conducta a Pedro J. Ramírez: no sólo seguía obsesionado en su persecución al Ministro de Interior (ya saben: 11-M, Sitel, Faisán...), sino que además se "alegraba de que, una vez más, un grupo de mujeres explotadas fuese a seguir siéndolo". El malvado director de El Mundo estaría tan cegado en su odio por Rubalcaba que no le importaría llegar a defender a una "trama de explotación de mujeres". Y para mayor escándalo va y en su (nuestro) periódico asegura que ellas afirmaban "ejercer voluntariamente", ¡cuando el axioma progre es que todas están esclavizadas y prostituidas contra su voluntad!

La izquierda progre (y la derecha carca, que no es poca) no es capaz, no puede aceptar que la prostitución sea ejercida libremente. Si encima andas diciendo que las redadas como ésta son montajes en los que lo que no se ha "salvado" a nadie sino al contrario, que se han vulnerado los derechos de muchas personas con el único fin de propagar las mentiras sociatas, estás perdido. Te tachan de ultra, de facha y de conspirador trastornado. PERO ES LO QUE HA SUCEDIDO. Ellos son los radicales y los que se motan los peliculones, Pedro J. se limita a decir la verdad e ir destapando sus mentiras. Un buen periodista como él (en realidad no es bueno, sino extraordinario) acepta la realidad, sabe que la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Un lacayo del poder, como Izquierdo, cree las cosas de acuerdo a quién las diga y dependiendo de si se ajustan o no a su visión predeterminada de la realidad.

En cambio, ¿qué nos dice el sr.Cabrillo en el artículo que reproduzco a continuación? Pues básicamente que se las DEJE TRANQUILAS, que nosotros no somos nadie para meternos en la vida de los demás, en lo que hagan o dejen de hacer siempre que sea de mutuo acuerdo y no perjudique a terceros, y que lo que nos muestra la evidencia es que la prostitución voluntaria es la existente en la INMENSA MAYORÍA de las ocasiones. Es decir, que las autoridades aquí han de meter la mano los menos posible. Incluso en otro artículo suyo analiza el comportamiento racional de las prostitutas de no querer que su profesión se regule para no pagar impuestos... bueno, ésta se la perdono, no puede saber que ellas pagan más tributos que nadie (¿por qué se creen que los empresarios desean la regulación? ¡precisamente para no ser extorsionados ni pagar los abusivos "impuestos" que les exigen las administraciones!)

Sé que muchos de ustedes no tienen precisamente una buena predisposición hacia los liberales, pero léanle y juzguen si lo que dice este buen hombre no es razonable. En personas como ésta nos podemos apoyar para conseguir nuestros objetivos.

PD: me alegra informarles de que desde comienzos de mes el chalet de R&C donde trabajaban estas señoritas ha sido reabierto.





Francisco Cabrillo, EXPANSIÓN, 26.06.2011

Parece que la denominada “Operación Afrodita”, que se llevó a cabo hace ya casi un año en numerosos locales en los que se ejercía la prostitución, se deshace como un azucarillo en un vaso de agua.

Más de cien personas fueron detenidas entonces; pero pronto tuvieron que ser puestas en libertad ante la imposibilidad de probar la existencia de delito alguno. Hoy el juez que instruye el caso sigue sin apreciar indicios que le permitan llevar a alguien a juicio; y el ministerio fiscal se inclina abiertamente por el archivo de la causa. Es una buena noticia. Nunca he entendido la obsesión que una parte de nuestra sociedad tiene contra el libre ejercicio de la prostitución. Y es curioso observar cómo en esta actitud coinciden la derecha conservadora y la izquierda feminista. Ni unos ni otras aceptan que alguien pueda ejercer la prostitución por decisión propia, a pesar de la abrumadora evidencia de que esto es lo que sucede en la inmensa mayoría de los casos. Y el hecho ha sido confirmado, por cierto, en la misma “Operación Afrodita”, en la que las mujeres implicadas han dejado muy claro que han optado de forma voluntaria por ser prostitutas y que aquellas que no están trabajando en la actualidad quieren volver a hacerlo lo antes posible.
Un tema que, como ocurre casi siempre, ha salido a la luz con motivo de estas polémicas es el de los ingresos de las prostitutas. Es muy difícil establecer con precisión cuánto gana una prostituta, no sólo por la opacidad de los cobros, sino también porque la varianza es muy grande. Pero puede establecer una regla general: para un determinado nivel de formación, los ingresos de una prostituta son significativamente más elevados que los de una mujer que tenga un trabajo diferente. Es decir, hay que esperar, por poner un caso, que una abogada de prestigio gane más que una prostituta media; pero, seguramente, cobrará menos que una prostituta del nivel más alto. Y una prostituta de nivel bajo –semianafalbeta, supongamos– gana más que una mujer semianalfabeta que se dedique, por ejemplo, a limpiar oficinas.

Estas mayores rentas explican, entre otras cosas, por qué lo habitual es que no haya que forzar a las mujeres a ejercer la prostitución y que elijan el oficio voluntariamente. No me cabe duda de que, si se les planteara la posibilidad, la mayoría de las actuales prostitutas preferirían ser, por ejemplo, notarias o consejeras de un banco. Pero no es ésta la opción que se les presenta; y muchas piensan que es mejor su actual oficio a las alternativas que en la realidad se les ofrecen. Tal estructura diferenciada de salarios no sorprende a los economistas, ya que refleja una idea bien conocida en nuestra disciplina: a la hora de fijar un salario monetario no sólo se toma en consideración el nivel del capital humano del trabajador, sino también otras circunstancias entre las que se encuentran lo grato o desagradable del trabajo y el prestigio –o desprestigio– que implica el ejercicio de un determinado oficio o profesión. Hace ya más de dos siglos que Adam Smith explicaba en estos términos determinadas diferencias salariales. En lo que a la dureza del empleo hace referencia, señalaba que era lógico que el salario de un minero fuera mayor que el de un cerrajero; y, al analizar el tema del prestigio, ponía su conocido ejemplo de por qué había que pagar muy bien a los verdugos, ya que ejercían el que, en su opinión, era tal vez el oficio “más detestable de todos”. Ambas circunstancias explican la existencia de salarios elevados en el mercado de servicios de prostitución. En efecto, muchas mujeres del oficio consideran que el trabajo que realizan es poco grato y, lo más importante, sufren una auténtica discriminación por ser prostitutas. Cuanto más intensa sea ésta, más elevada tiene que ser la remuneración que perciben; y, curiosamente, cabe predecir que una mejor aceptación social de su actividad acabaría teniendo como resultado, si las demás circunstancias no se modificaran, una reducción de sus ingresos monetarios. Al protestar contra la campaña que, el pasado año, emprendió contra ellas el Gobierno de España, algunas prostitutas señalaron que su actividad es muy útil para la sociedad. Tienen toda la razón. Pero no hace falta acudir a este tipo de argumentos para exigir que las dejen en paz en el ejercicio de su profesión. Baste señalar que si una persona, mayor de edad, ofrece un servicio y otra, también mayor de edad, está dispuesta a pagar por él, y ningún tercero resulta perjudicado por la transacción, no tiene ningún sentido impedir que ésta se lleve a cabo. Y si algo hay que rechazar es que, en un asunto de tal naturaleza, se entrometan personas que nada tienen que ver con el tema, sean bienpensantes de izquierdas o de derechas o el excelentísimo señor ministro del Interior.

jueves, 4 de agosto de 2011

Música: pretty woman

El último día que puse una canción sobre prostitución, la de "Me llaman Calle" de Manu Chao, pensé que todavía me quedaba todo un filón que explotar: aquellas melodías que han alcanzado gran notoriedad gracias al mundo del celuloide. Y la primera que se me viene a la cabeza es la grandiosa "(Oh) Pretty Woman", tema principal de la película homónima.

El romance de Julia Roberts y Richard Gere sigue atrayendo a la audiencia española, y cabreando a los abolicionistas por la imagen tan idílica que da de la prostitución. Lógicamente tiene grandes fallos, pero muestra que una relación de amistad (e incluso amorosa) es posible en la prostitución y además humaniza tanto al cliente como a la prostituta. Eso es lo que más me gusta del filme.



Leyendo la letra se nota que ha sido escrita por todo un ENAMORADO de las putas, alguien que disfruta de su compañía, de su conversación, de su vida. ESO ES SER UN PUTERO. Es todo un estilo de vida que no se entiende hasta que no se ha experimentado. Él irá a la zona de prostitución día tras día, las chicas le conocerán por su nombre y le tratarán como si fuese de la familia. La chica puede ser una puta callejera, pero al putero le parecerá más hermosa que Helena de Troya. No la abordará únicamente ofreciéndola unos billetes, sino que la regalará piropos, sonrisas y la promesa de que ella también pase un buen rato. Tratará de agradar a la chica, como el galán que sigue siendo, y cual caballero respetará su decisión cuando quiera marcharse... este comportamiento hará que ella quiera volver a verle, que regrese. Y así, los dos felices, comerán perdices y echarán muchos polvetes.





PRETTY WOMAN - ROY ORBISON

Pretty woman, walking down the street.
Pretty woman, the kind I like to meet.

Pretty woman...

I don't believe you, you're not the truth.
No one could look as good as you...

Mercy!

Pretty woman, won't you pardon me?
Pretty woman, I couldn't help but see
Pretty woman...

Then you look lovely as can be.
Are you lonely just like me?


Grrrrrr

Pretty woman, stop awhile.
Pretty woman, talk awhile.
Pretty woman, gave your smile to me.

Pretty woman, yeah yeah yeah.
Pretty woman, look my way.
Pretty woman, say you'll stay with me.

'Cause I need you, I'll treat you right.
Come with me baby, be mine tonight.


Pretty woman, don't walk on by.
Pretty woman, don't make me cry.
Pretty woman, don't walk away, heyyy... okay.
If that's the way it must be, okay.


(Parte acústica)

I guess I'll go on home, it's late.
There'll be tomorrow night, but wait...
What do I see?

Is she walking back to me?
Yeah, she's walking back to me!

Oooooh, oooh, pretty woman!



BONUS TRACK:
He ido acostumbrándome a mimaros mucho, pero cómo os malcrío... Esta vez os vais a CAGAR PO LA PATA con la soberbia versión que hizo Bruce Springsteen con John Fogerty de Pretty Woman.