Cuando comencé este blog tenía la (vana) ilusión de atraer al debate a aquellas personas contrarias a la prostitución, todavía creía que podía existir la posibilidad de llegar a algún tipo de acuerdo o consenso. Vi que les fascinaba la figura del cliente, o al menos eso parecía pues no dejaban de hablar de nosotros y pedir que nos "visibilizásemos". ¿Eso es lo que desean? ¿En serio? Pues aquí me tienen: un putero confeso, que va y abre un blog público, que no modera ni controla de ninguna manera los comentarios y que incluso se toma la molestia de invitarles a su página por correo electrónico. Venga, valientes, aquí me tienen. Hablemos de prostitución. Pues no, a pesar de que Marien me había advertido sobre los insultos y desprecios que recibió, en mi caso éstos han sido anecdóticos. Con lo que sí me he encontrado es con duras respuestas a los correos de invitación, generalmente diciéndome que no tienen necesidad de leerme, que ellos ya saben que esto es asqueroso, deprimente y supone una humillación para la mujer. Y punto, fin de la discusión, se quedan felices repitiendo sus mantras y resulta del todo imposible establecer un diálogo constructivo. Consigo más hablándoles a las piedras. En una de éstas me contestó D. Rafael Pla, profesor universitario. Sencillamente me envió un texto prefabricado que ya había escrito y, aunque sé que no voy a hacerle cambiar de idea, quiero comentarlo por dos razones. La primera, porque se lo prometí y espero que al menos tenga la deferencia de responder a mis objeciones; y la segunda es que espero poder desmitificar algunas creencias que se tienen de la prostitución cuando se la conoce muy superficialmente. Es posible que quien lo vea desde fuera tenga ciertas percepciones que cambian completamente cuando uno se aproxima a esta realidad y la vive en primera persona. Éste es el texto que me envió:
Al voltant de la prostitució, un conjunt de mites falsejen la seua realitat i dificulten una aproximació racional a la mateixa:
Libertinatge: la prostitució és el contrari a una conducta sexual lliure, en tant que, enlloc de motivar-se en la búsqueda d'un plaer recíproc, està forçada per un condicionament econòmic.
Esclavitud: encara que en el marc de la prostitució poden donar-se situacions similars a l'esclavitud, especialment en connexió amb formes d'immigració il·legal, la prostitució en si mateixa es correspon plenament amb les característiques del sistema capitalista, que tendeix a convertit tot en mercaderia.
Treball: encara que la prostitució puga ser "productiva" per als empresaris que obtinguen beneficis de la mateixa, no és pròpiament un treball, de la mateixa manera que no ho és l'activitat d'un assassí a sou o d'un mercenari: ni crea riquesa ni satisfeix cap necessitat social, sinó que pel contrari perverteix la sexualitat humana al cosificar-la privant-la de la seua funció socialitzadora com a forma de comunicació interpersonal.
Per tot això, té tan poc sentit propugnar l'abolició de la prostitució (es poden abolir lleis o normes, no realitats socials) com defensar la seua regulació laboral, com fa la secretària de la dona de CC.OO.-PV al demanar "dotar a estas mujeres de un marco normativo que regule sus derechos y deberes" per a accedir a "beneficios laborales". Naturalment que, en tant que hi haja prostitutes, haurien de tenir tots els drets genèrics dels sers humans, però no té sentit que l'Estat puga dictar una norma per la qual es puga obligar a pràctiques sexuals, per exemple donant valor legal a un "contracte laboral" com a prostituta. Si aquesta norma s'arribés a dictar, sí caldria exigir la seua abolició.
El que cal fer davant la prostitució és maldar per la seua erradicació, actuant tant sobre la seua oferta (proporcionant mitjans econòmics i laborals alternatius a qui exerceix la prostitució) com sobre la seua demanda (amb una educació sexual que afavorisca relacions sexuals lliures). Evitant tant la hipocresia moral com la resignació davant d'una tal lacra social. ¿Podemos afirmar que la prostitución es contraria a un comportamiento sexual libre? Para empezar no distingue entre prostitución libre o forzosa, mete toda en el mismo saco pues en última instancia la prestación del servicio sexual está condicionada a un pago. La falacia consiste en considerar que el pago, por sí sólo, ya vicia de entrada toda la relación posterior. En primer lugar la prostituta es libre de aceptar o no el pago, aun ofreciendo dinero a cambio hay personas que son rechazadas por quienes ejercen la prostitución. Una relación sexual comercial se produce cuando hay consentimiento mutuo, al igual que las demás. La diferencia reside en que hay un añadido, un "plus", que actúa como INCENTIVO. En las relaciones sexuales convencionales mucha gente emplea mentiras, alcohol o incluso drogas más duras con el fin de obtener sexo; lo cual sí supondría un desequilibrio entre las partes. En cambio en la prostitución se conocen perfectamente las "reglas del juego", supone un ACUERDO LIBRE que se distingue en todo momento por su completa transparencia. En un principio es un contrato verbal comercial, una prestación se servicios, en la que el "placer" para la parte oferente vendría en forma de recompensa económica y no sexual (lo cual es legítimo, a no ser que se niegue la libertad de cada cual para buscar el placer de la manera que quiera). Pero además no deja de ser relación sexual, y como tal puede producir deleite físico como te explicarán muchas prostitutas si te molestas en preguntarlas, Rafa. Hay chicas que me piden que las haga cosas que las gustan, que se mojan y que se corren. ¿Que fingen? No tienen necesidad, y desde luego hay cosas como chorrear flujo vaginal como bestias que no pueden falsearse.
Otro de los supuestos argumentos que siempre se emplean para denostar la prostitución es su identificación con la esclavitud. ¿Qué tiene que ver? Nada, pero es una comparación empleada para producir rechazo. Un fenómeno asociado con la prostitución, pero marginal en nuestro entorno, es la esclavitud sexual que se produce cuando efectivamente alguien es forzado a realizar actos sexuales sin su consentimiento o bajo coacción. Por supuesto soy contrario a ella, eso no es prostitución. Como resulta evidente, las condiciones de abuso y explotación se producen debido a las situaciones de marginalidad, abandono institucional e incluso ilegalidad que acompañan a ciertas tipologías de prostitución. Es por ello por lo que somos favorables a una regularización, queremos que estas personas se hallen EN IGUALDAD DE CONDICIONES que cualquier otra y no sean específicamente discriminadas por el tipo de actividad que realizan. En lo que sí concuerdo es en que se corresponde con las libertades propias de un sistema capitalista, cada uno puede dedicarse a lo que le salga de la seta, a pesar de que no parece ser del gusto de este profesor (progre, supongo) nuestra Constitución sí que reconoce el deber de los poderes públicos garantizar y proteger EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD DE EMPRESA y la defensa de la productividad (Artículo 38, salao).
La última justificación para atacar al reconocimiento legal de la actividad sexual comercial es su equiparación con actividades claramente ilícitas, repudiadas socialmente y que además producen un daño a terceros. La estrategia es la misma que señalé en el punto anterior, echar tanta mierda sobre la prostitución como sea posible. Veamos, ¿quien ejerce la prostitución incurre en un delito tal y como sucede en el caso de un asesino o un ladrón? No hace daño a nadie, no se convierte en delictiva una actividad por el mero hecho de cobrar por ella. Si mato voy a la cárcel, me hayan pagado o no. Si cuido a un anciano, o limpio una casa, o conduzco un coche puedo hacerlo gratis o cobrando por ello (buscando mi interés individual logro beneficiar a los demás); pero eso no cambia la legalidad de estos actos. Este profesor va más allá, y como buen colectivista planificador se permite decirnos que es innecesaria pues ni crea riqueza ni satisface una necesidad social. Oiga, los propios abolicionistas dicen que genera más riqueza que el tráfico de drogas, en Holanda supone un 5% del PIB y se calcula que en España representaría en torno al 3% (más que todo el sector agrícola, por ejemplo). ¿Por qué no genera riqueza? ¿Porque es un servicio? Así que los camareros, médicos, artistas, profesores, abogados, etc no producirían riqueza, ¿cierto? (bueno, quizá los abogados no... jejeje) ¿Necesidad social? Fíjese en la cantidad de puteros que hay, y el número de clientas femeninas no para de crecer. Pues sí, hay necesidad, porque lo pide la SOCIEDAD CIVIL que ¡por fortuna! no es controlada por la mente dirigista del señor Plá.