sábado, 12 de enero de 2013

Natalia Cervantes: prostitución por placer

"Me gusta el sexo con desconocidos y me gusta ser promiscua".

"Si me preguntaran que por qué me acuesto con desconocidos contestaría que por puro placer, si me preguntan por qué me prostituyo diría que por dinero".

Natalia Cervantes, escort en Guadalajara (México)

"El sexo me produce apatía, a mí nada me provoca, nada me pone. Esto es un sinvivir. No sé como le llaman la vida alegre, vida fácil porque ni es alegre ni es fácil".

Prostituta según Médicos del Mundo, ONG abolicionista

"Los testimonios de nuestras informantes invalidan las declaraciones abolicionistas (...) y ponen de relieve el carácter burdo y abusivo de esta imagen truculenta".

Jose Luis Solana y José López Riopedre, estudiosos de la prostitución



Prosigo contrastando los dogmas abolicionistas con los testimonios de las prostitutas, que como vengo diciendo son el mejor antídoto contra ellos. Creo que a estas alturas del blog la falsedad de las tesis que defienden los abolicionistas de la prostitución ha quedado más que demostrada, ¿entonces por qué sigo ensañándome? Es sencillo, mientras persistan en sus mentiras yo no dejaré de ponerles en evidencia. Ya es una cuestión de aguante, de comprobar quién es más terco.

Siempre que saco un relato de cualquier trabajador/a del sexo advierto que no necesariamente es representativo y hay que tomarlo con cautela. Para conocer la prostitución no basta con haber escuchado a una prostituta, aunque sin duda es un avance respecto a quien no ha entrado en contacto con ninguna. Hay que tratar con muchas, procedentes de distintos entornos sociales, que trabajen en los sitios más diversos y a lo largo de un periodo de tiempo considerable. Entonces sí, alguien que de manera reiterada haya estado en contacto con prostitutas y su entorno es capaz de hacerse una visión de conjunto rica y veraz. Si ustedes van encontrando en los relatos y experiencias de las prostitutas que reflejo en mi blog algún aspecto que se repite constantemente, entonces sí que podríamos generalizar.

Por mucho que se empeñen en negarlo los abolicionistas, existen prostitutas que consideran muy sencilla su forma de ganarse de la vida. Y es que ven dinero rápido, en abundancia y sin gran esfuerzo. Todo lo contrario nos pasa a buena parte de los currantes quienes, como un servidor, no nos prostituimos pero estamos "puteaos" a base de bien.



Cuando uno hace realmente este esfuerzo por encontrar algún punto en común en un colectivo tan amplio y hetereogéneo como el de las prostitutas, lo que se encuentra en primer lugar es que -en general- no se hallan a disgusto con la actividad que desempeñan. No quiero decir que no haya chicas deseando dejar "esta vida", mentiría si lo hiciese, las hay pero son minoría y normalmente es porque no trabajan (por su avanzada edad, por frigidez, por tener un carácter difícil...). También es frecuente que lo que detesten no sea la prostitución en sí sino lo que lleva asociado como el rechazo social o estigma y la doble vida que conlleva. Por último están los casos de aquellas mujeres que no pueden acostumbrarse a esta vida, que realmente no les gusta tener sexo con desconocidos y creen que lo que hacen no es correcto. O cambian, como han relatado Angélica Villón o Montserrat Neira, o ellas mismas abandonan rápidamente este mundo. He conocido a bastantes prostitutas que, aunque ejerciendo este oficio, no han llegado a ser "putas" (son mujeres que lo ven como una salida a un bache en la vida y que no suelen trabajar más que puntualmente).

Natalia Cervantes, la autora del texto que hoy reproduzco, acuñó un término que suelo emplear para referirme a este proceso: "emputecimiento". ¿Qué significa? Algo tan sencillo como encontrarse a gusto con lo que hace, con el estilo de vida que lleva (lo cual, os aseguro, no pueden afirmar muchísimas personas). Como ella, infinidad de meretrices me han transmitido disfrutar de su trabajo ("haber nacido para putas", dicen) y no sólo no tener problemas por acostarse con multitud de hombres -aunque añaden que hay de todo, y ninguna se libra de una mala experiencia- sino encontrar en ello un estímulo. Dicho en un lenguaje más vulgar: QUE LES GUSTA LA PINGA. Vaya, tampoco creo estar descubriendo el Mediterráneo con esto. Pero en este blog entran con asiduidad lectores que niegan una evidencia del tamaño de una catedral. Por otra parte, la pregunta que me suelen formular es: ¿si tanto les gusta, entonces por qué no lo hacen gratis? Obviamente porque no tienen únicamente esa necesidad, también han de comer, vestirse, tener un techo... y eso no es gratis. ¿Cuántos de nosotros no desearíamos, cuando nos levantamos por las mañanas, tener un trabajo con el que disfrutemos en vez de uno que sea un suplicio? Joder, si me pagasen por leer o escribir yo sería la persona más feliz del mundo. Pero resulta que mis aficiones no se hallan valoradas socialmente, por eso he de practicarlas únicamente como un hobby. En cambio señoritas como Natalia pueden ganar dinero pasándoselo piruleta. Olé por su coño.




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Me gusta el sexo con desconocidos, con gente con la que no tengo ninguna afinidad ni nada en común. Con personas de todo tipo. Atractivas y no, adineradas y no, inteligentes y no. Viejos, jóvenes, malvados y bondadosos.

Me gusta que el sexo sea como meter la mano a una bolsa de caramelos sin saber qué te vas a encontrar. También me gusta ser promiscua porque siempre me dio curiosidad saber como son en la cama las personas: ¿Como es en la cama un hombre de tal complexión, como un músico, como un empresario, como un asesino? Ja, bueno, creo que nunca he estado con alguien o al menos no que me lo haya confesado ¿Estoy mal por elegir a mis amantes sin ninguna base moral? Tal vez, pero dejemonos de puritanismos. Las personas obramos mayormente bajo nuestras pasiones, impulsos y temores; o al menos así lo hacemos las personas interesantes.

¿Hacer dinero disfrutando? Ese sueño que muchos tenemos lo han realizado mujeres como Natalia Cervantes, Anna Alba, Paula VIP o tantas otras meretrices cuyos testimonios reproduzco en este blog.



Si me preguntaran que por qué me acuesto con desconocidos contestaría que por puro placer, si me preguntan por qué me prostituyo diría que por dinero. Verán, sé que eso de encontrar placer en brazos de totales extraños es un gusto raro (más raro aun llevarlo a cabo) y se me ocurrió que era una excelente idea cobrar por algo que muchos hombres desean: Que una mujer se les entregue sin preguntas ni tapujos. 

Creo que es un buen negocio para mis clientes, les vendo mi cuerpo pero también mi placer. Y vaya que observar el placer ajeno tiene mucho morbo, no crean que estoy tonta.

Gente cercana a mí me critica que gane dinero en esa forma porque me dicen que no exploto ni desarrollo ningún talento. Vamos, que no gano el dinero bajo ningún mérito. Que me voy por lo fácil

NO LES DISCUTO. En serio que no, es verdad, pero, es que a mí no me importa. No tengo pudor en ganar dinero sin desarrollar ninguna aptitud. Al contrario, me hace sentir orgullosa conmigo misma.

9 comentarios:

Rijoso Baboso dijo...

Ya lo dice el refrán: "soy puta y mi coño lo disfruta".

patpong dijo...

Interesante entrada, he encontrado unas fotos de una belleza mestiza, no sé si será esta Natalia. La Gimeno no sabe, no contesta. En breve quedaré con José Luis Solana y ya te contaré sobre nuestras charlas.

Sigue publicando entradas contra el totalitarismo de "ninguna mujer nace para puta". Desde la izquierda también tienes escépticos hacia el abolicionismo, aquí tienes:

http://old.kaosenlared.net/noticia/ser-lavacoches-modo-vida-deseable

Rijoso baboso dijo...

Nadie nace para ser esto o aquello, pero el Señor nos dota con talentos o no.
A la mayor parte de las tías buenas el Señor las ha dotado para el puterío. Y lo aprovechan. ¿Por qué la mayoría de las tías buenas terminan siendo putas o modelos o actrices o azafatas? Algo relacionado con su físico. Como decía House: es rara la tía buena que se mata a estudiar y se saca una carrera de médica.

Anónimo dijo...

ningun hombre nace para trabajar explotado y enriquecer a otro por la bella jeta,como se te ha quedado el cuerpo serrano la izquierdosa de la gimeno?

Anónimo dijo...

que se lo digan a la sociedad de los bonobos donde el meretricio es moneda COMUN y lo de moneda lo digo por el intercambio de favores en donde la sociedad en conjunto los conflictos y la convivencia rigen y se dirimen en el terreno de la poligamia sexual yo te entrego mis genitales para que te entre placer por el cuerpo (la sacralizacion del orgasmo lo mas valioso que nos ha dado la evolucion biologica) y tu me acicalas,o tu me alcanzas el platano de ese arbol o tu...

Cliente X dijo...

CLaro, es que es asombrosa su doble vara de medir, no emplean el mismo baremo que usan con la prostitución para analizar otros trabajos.

Pero es que además yo NIEGO LA MAYOR. Las prostitutas nos trasladan continuamente testimonios de que no consideran su trabajo, mayormente, duro en exceso o degradante. De hecho no es raro que incluso lo pasen bien. Como muestra, este texto de Natalia Cervantes, el que publicaré hoy de Anna Alba y otro que tengo preparado de Mireia Exclusive.

Gracias a todos por comentar y emplear un nick.

Rijoso baboso dijo...

Cliente X, si tu supieras las señoritas putas que yo he conocido que me han dicho que les ENCANTA su trabajo...
A mí me lo han dicho muchas veces en relación a mí. No en relación a mi apostura o mi encanto personal pero si en relación a mi tranca.
Jojo.

Rijoso baboso dijo...

El problema es que no se quiere ver el caldo de cultivo de la prostituta.
La prostituta, antes de serlo, era ya una puta. Le gustaba la promiscuidad más que a don Marrano un Montecristo.
Y obtenía toda clase de favores solo por su cara bonita. Un día, simplemente, decidió ganar mucho dinero con la actividad que tanto le gustaba. Y pasó de aficionada a profesional.

Cliente X dijo...

Rijoso, hay casos así y también otros de mujeres promiscuas que no saltan a la prostitución por el qué dirán o por diversos temores. O de chicas que antes eran muy modositas, que no habían tenido muchas parejas y tal y cuando lo prueban abren los ojos como platos y exclaman: ¡lo que me he perdido!. Y por supuesto tb está el caso de quienes lo hacen única y exclusivamente por dinero y se siguen bloqueando al estar con desconocidos. Uno acaba viendo de todo.