Arturo Pérez-Reverte, escritor y periodista
Hay cosas muy serias pero que no queda otro remedio que tomárselas con humor. Eso de reír por no llorar. Como los recurrentes casos de corrupción política que asolan España, la España de los seis millones de parados y políticos con multimillonarias cuentas bancarias en Suiza, así que hemos de bromear sobre el tema para evitar que se nos caliente la sangre.
Con ese ánimo deseo que hoy tratemos un asunto muy trascendente, el motivo por el cual las prostitutas no pagan IVA como deberían hacer en el caso de que la prostitución estuviese regulada. Bien saben ustedes que esta decisión no depende de ellas sino de nuestros legisladores quienes, curiosamente, a pesar de enfrentarse con ardor entre ellos en trifulcas insignificantes resulta que cuando se trata de grandes cuestiones de Estado en las que realmente se ve la pasta (modelo energético, sistema territorial, fiscalidad, etc) siguen todos a una, cual ovejitas, la misma dirección. Tanto el PP como el PSOE, las dos únicas formaciones con capacidad de formar gobierno actualmente en España, se han mostrado contrarias a regular este antiquísimo oficio y yo me pregunto (espero que ustedes también) ¿por qué? Sí, se justifican recurriendo a la dignidad de la mujer, a los derechos humanos y a la defensa de la igualdad. Todos fines muy elevados, ya sé que la bondad de sus señorías no conoce límites. Y yo respondo, como diría el insigne Marrano, "sí, claro".
Probablemente el aspecto más importante de una regulación de la prostitución sería la ENORME CANTIDAD de dinero, ahora negro, que podría fiscalizarse y ayudar a sanear las arcas públicas. Sin embargo, no se hace. ¿Será por cariño de los políticos hacia sus madres? ¿Puede existir alguna explicación de por qué a nuestros gobernantes les interese que un sector económico tan lucrativo no pague impuestos legalmente? ¿Tendrá algo que ver con que las comisiones, sobornos y sobrecitos (quien dice sobres también dice maletines) se paguen siempre en "B"?
Vamos a ver, la misma casta que se financia ilegalmente con el dinero que debería ir a los cursos de formación para desempleados, que se gasta en coca y cuca las indemnizaciones de los parados, que paga a sus dirigentes sobresueldos en negro de dudoso origen por parte de quienes quieren asegurarse el favor político... ¿semejantes MAN-GAN-TES pretenden hacernos creer que van a renunciar a unos ingresos tan suculentos por escrúpulos? Ay, no, dinero de prostitución, no lo queremos. Joder, pues en cambio bien que se lo gastan en ellas, que ya les han pillado en más de una ocasión en buena compañía. Además... ¿Me dicen ustedes que prefieren subir los impuestos, amnistiar a los defraudadores o crear nuevas tasas entre otras geniales ideas confiscatorias (que no ya recaudatorias) en vez de cobrar "el IVA de las lumis"? ¿No se les habrá ocurrido? ¿Es eso todo más moral que regular la prostitución? Rescatamos bancos y cajas con dinero del contribuyente, permitimos que desahucien a cientos de familias y que millones malvivan con pensiones miserables, recortamos en sanidad, congelamos el sueldo a los funcionarios, subimos la luz (incluso con retroactividad, lo que es un verdadero despropósito)... pero no, a las señoras putas no las cobramos ni un céntimo. Aquí hay gato encerrado, hmmm... No me cuadra que prefieran tomar medidas tan impopulares antes que cobrar impuestos a unas mujeres, inmigrantes (en muchos casos sin papeles), en buena parte sin cualificación y sobre todo sin medios ni conocimientos como para evadir la acción de Hacienda, y que tienen unos ingresos bastante superiores a la media. Díganme si resulta o no sospechoso. Pero bueno, leamos antes las reflexiones en clave de humor del irrverente Reverte como introducción para ir entrando en materia (el tiempo no pasa sobre sus artículos, éste tiene casi 20 años):
28 de agosto de 1994
En Suiza, además de vacas, relojes y bancos, hay putas. Hablo en sentido literal, o sea: señoras que viven del comercio carnal en plan hola guapo, son siete mil y la cama aparte. Allí el ejercicio de tan incómodo oficio goza de autorización oficial. Es decir, que yo me llamo Ingrid, por ejemplo, o Mari Pepa, y puedo vivir de mis encantos siempre y cuando tenga la nacionalidad o un permiso de trabajo y pague mis impuestos. Los suizos son muy rigurosos y muy calvinistas, como de piñón fijo; pero en cuanto suena un duro rodando por el suelo se olvidan en el acto de la moral y se ponen dale que te pego a la calculadora. Allí paga impuestos hasta la vaca que ríe.
Soy muy paleto y nunca me he ido de putas en Suiza, pero imagino que con tanta higiene y tanta leche pasteurizada, tiene que parecerse a ligar con un astronauta del proyecto Apolo, todo aséptico y con música ambiental. El intercambio carnal con una lumi suiza, por ejemplo, en plan estricta gobernanta y con aquello del orden y el método, debe de ser como para grabarlo en vídeo. A ver, tiempo número uno. ¿Preparado, caballero? Procedamos. Uno, dos, uno, dos. Bien. A ver, dese la vuelta. Uno, dos, uno, dos. Listo. ¿Cómo que por qué? ¿No está usted viendo el cronómetro?
Convendrán conmigo en que, comparado con una colega española, no hay color. Aquí, como lo del puterío es ilegal y no hay control ninguno, todo es mucho mas humano, más natural e improvisado, en plan hola chato qué tal. Aquí levantas una lumi, por ejemplo, y a lo mejor hasta te da el beso del sueño y te roba la cartera, o llega el chulo y te muele a palos, o resulta que el macró es policía y te saca la pistola y tiene más emoción el asunto. O enganchas un sida que te partes de risa, oyes, no como esos suizo, tan asépticos y tan aburridos, que el último que tuvo un poco de salero en el cuerpo se llamaba Guillermo Tell.
El caso es que el departamento helvético de Hacienda ha decidido que, a partir del año que viene, las lumis que trabajen en Suiza pagarán al Estado su correspondiente IVA. La única excepción que tolera allí el fisco es la referente a cuidados prodigados bajo receta médica, pero a pesar de los esfuerzos de sus representantes ante la administración, las furcias suizas no han conseguido que clasifiquen como terapia social su meritoria labor. Haría falta que los clientes fuesen antes al médico de cabecera; y entonces, claro. Imagínense el diálogo:
-Doctor, noto algo como así. Usted ya me entiende.
-Perfectamente, ¿es usted casado?
-Hace cuarenta años.
-Comprendo. Mire, va usted a irse de putas cada ocho horas. Aquí tiene la receta, pillín.
Así que nada, que no. Que las furcias suizas pagarán el IVA como todo hijo de vecino suizo, y santas pascuas; y la que no esté conforme tiene derecho a recurrir ante el tribunal federal. Lo malo es que, tal y como está en España el panorama, con todo organismo oficial loco por echarle mano a un duro, sólo faltaba que cundiera el ejemplo. Es decir, que a nuestro Ministerio de Hacienda le diera por exprimir también esa teta -no sé si captan ustedes el sutil juego de palabras-, Porque ya es raro que, a la caza y captura como se anda aquí del menor pretexto para dar otra vuelta de tuerca e intensificar el expolio, todavía no se le haya ocurrido a nadie cobrarles IVA a las lumis. Cuya actividad, según está el patio, debe de ser la única a la que el Fisco aún no ha hincado el diente.
Así que más vale que los suizos no den ideas, porque ¿se imaginan el panorama? Un ministro muy serio saliendo en el telediario para explicar a base de mucho mire usted y de mucho eufemismo -trabajadoras de la calle, productoras del sexo- y mucho marear la perdiz, que el esfuerzo de solidaridad corresponde a todos los españoles y que si las putas son españolas o hispanohablantes, a pagar tocan. Tras lo cual, las lumis palmarían su correspondiente IVA con todo cristo metiendo el cazo para trincar. Parece que lo estoy viendo: el recaudador jefe que se fuga a Suiza, precisamente, con la pasta recaudada; las chicas en la calle preguntándote si el francés lo quieres con o sin factura, y las autonomías que reclaman su parte mientras el Gobierno no les hace ni puto caso, ocupado como está en gobernar con mano firme el timón de la nave. Y mientras, en el puente aéreo, el director general de Pules de la Generalitat viajando a Madrid para llevarse, por el morro, su quince por ciento.
Calenturitas me dan, sólo de pensarlo.
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Ahora sí, con una sonrisa ya les puedo plantear mi hipótesis. En la primera parte de esta entrada apenas me he limitado a dejarles abiertas algunas preguntas que considero muy razonables y es que lo raro no es que la prostitución esté regulada, sino que NO lo esté. Considero que cualquier persona debe extrañarse por la anormal situación tributaria de este sector. Resulta que a nuestros políticos no les tiembla el pulso (joder, el "marianés" se me está pegando) a la hora de encarecer los libros de los escolares o de reducir el poder adquisitivo de nuestros mayores con una subida de pensiones inferior al IPC. Ahá. Su mano es firme como el acero para recaudar impuestos de todo asalariado, autónomo o empresario... pero cuando se trata de las putas, la conciencia y el pundonor les vuelven de repente. No, no, no, dinero sucio, no. ¿No, de verdad? Un político rechazando dinero es más raro que un niño negándose a un caramelo o un yonki a un chute. ¿O es que lo que quieren es PRECISAMENTE que ese dinero siga siendo negro, que no aflore?
Antes de nada he de aclarar, por pura prudencia (y para evitar acciones legales en mi contra) que todo lo que voy a afirmar a partir de ahora no son más que conjeturas, que no puedo demostrar nada de lo que voy a decir acto seguido. Sin embargo sí que dispongo de indicios suficientes que me permiten maliciarme la existencia de una motivación profunda e indeclarable para no regular la prostitución. Es decir, que esto es efectivamente una "película" que me estoy montando yo solito pero basada en HECHOS REALES. Estos hechos constatados son, por ejemplo, la existencia -generalizada y sistemática- de extorsiones policiales a las meretrices. O la ausencia de condena alguna a aquellos jefes policiales cuya implicación en semejantes tramas ha quedado demostrada y que me hace suponer que no actuaban de manera independiente sino bajo las órdenes, o al menos con el conocimiento, de altas instancias políticas. Y ahora, gracias a un periódico tan solvente como El Mundo, la presunta existencia de financiación ilegal en todos y cada uno de los principales partidos españoles (incluidos, qué duda cabe, los catalanes).
Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas con Zapatero, respaldó firmemente las tesis abolicionistas. Del mismo modo, la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) apuesta por medidas prohibicionistas que -de acuerdo a las ONG pro-derechos- incrementarían la vulnerabilidad y desprotección que sufren las meretrices. ¿Por qué creen que la administración pública, en todos sus niveles, ha demostrado ser la mayor enemiga de las prostitutas?
Entonces, el sentido de la alegalidad de prostitución sería el de disponer de una fuente de financiación para las administraciones públicas de la que no quedara constancia en ningún registro o libro contable. ¿Ven ustedes la jugada? Mientras nuestras autoridades dicen combatir la trata y proteger a las pobres mujeres pueden por una parte llevarse crudo el dinero de los contribuyentes por los cauces legales, como se ve con las subvenciones a las ONGs afines, y por otra el de las putas fuera del circuito regular con la ventaja de que resulta imposible seguir el rastro de estos fondos precisamente porque todo el dinero que se mueve es en efectivo. La naturaleza de la prostitución, como actividad tabú, socialmente mal vista y muchas veces perseguida permite que encubran su delito. ¿Qué empresario va a arriesgarse a que cierren su negocio denunciando a la policía o, peor aún, le metan en la cárcel por proxenetismo? ¿Qué mujer va a encararles sabiendo que cuando quieran la pueden deportar y que pueden hacerla lo que quieran porque nadie saldrá en su defensa? Frente a la dictadura de un sector público desbocado y abusivo, no nos queda otra que tragar y tratar de capear el temporal mejor que podamos. Pero eso, esto, no es un Estado de Derecho. Por eso deseamos una regulación que NOS PROTEJA de la tiranía consustancial al poder público.
Fíjense. Si en tantos negocios "legales" (concesiones de obra pública, licencias de apertura de negocios, recalificación del suelo...) se ha obligado a los empresarios a pagar mordidas, piensen ustedes si el planteamiento que estoy haciendo aquí resulta tan descabellado. Según el Código Penal actual, no podrían existir en España ni puticlubs ni casas de citas ya que se obtiene un lucro de la prostitución ajena (son de 2 a 4 años de prisión). Pero las carreteras y los periódicos están llenos de ellos. ¿Incapacidad de la policía, como sugiere uno de mis lectores? Hmmm... Hablen, hablen con las chicas y los dueños de los locales a ver qué les cuentan sobre los agentes del orden. Sé que resulta difícil de aceptar el hecho, cada vez más patente, de que mientras existe una élite dirigente de la sociedad que puede hacer lo que quiera mientras el resto de la ciudadanía hemos de comer toda la mierda que nos echen. Pero está a la vista. No son cosas dictadas por mi imaginación sino hechos que la realidad va corroborando. Es de público conocimiento que la burbuja del ladrillo ayudó a muchos ayuntamientos a financiarse de manera irregular (comisiones a promotores y constructoras, vamos), pero ahora... ¿De qué cobran? ¿Qué les queda? Qué curioso que los casos de corrupción policial vinculados con la prostitución (Majèstic, Carioca, Bloque, Riviera y Saratoga...) hayan salido precisamente tras la crisis y siempre reflejen rivalidades entre cuerpos policiales (Mossos frente a Policía Nacional, o nacionales ante munipas por ejemplo).
En todos estos casos el común denominador era la existencia de cobros y pagos en "b", fuera del circuito regular. ¿Qué se consigue con ello? Joder, cualquiera sabe que el dinero negro no está bajo el control de la Agencia Tributaria ni sometido a ningún órgano fiscalizador que lo pueda detectar como la Intervención General de la Administración del Estado o el Tribunal de Cuentas. Sencillamente, a efectos legales, "no existe". ¿Quién sabe lo que ganan las putas? ¿Cómo pueden demostrar que realmente es suyo? Si un policía les exige un pago, ¿cómo van a reclamar? Entiendan que la prostitución constituye la fuente de financiación ilícita ideal para los partidos pues representa un flujo de dinero constante, que no se puede rastrear y que -como supuestamente no lo han ingresado- pueden gastar con total discrecionalidad (sobornos, sobresueldos, sobres y maletines...).
Las prostitutas son detenidas y tratadas como auténticos delincuentes en muchos países (la imagen es de Florida, EEUU). Llama la atención que se empleen los escasos y costosos recursos públicos en perseguir a una persona que realiza un trabajo autónomo, en vez de regularlo y establecer un marco legal con derechos y obligaciones como sería lógico. A pesar de esta durísima represión, el trabajo sexual nunca ha podido ser erradicado de ninguna sociedad. Y yo me pregunto, ¿realmente las autoridades quieren acabar con la prostitución (lo cual, con auténtica voluntad, sí que podría lograrse) o su intención real sería mantener a las prostitutas en una situación de indefensión para poder abusar continuamente de ellas?
¿Qué tal? ¿Cómo se les queda el cuerpo? Sin duda algunos de ustedes me tacharán de conspiranoico, ojalá me equivocase. En tal caso, asunto cerrado: no habría ningún problema con las millonarias sumas que mueve la prostitución, los casos de extorsiones serían aislados y no guardarían relación alguna con las instituciones (cuerpos policiales, administraciones públicas y partidos políticos), y el hecho de que los mandos policiales encausados por estas tramas salgan libres invariablemente e incluso se les restituya en su puesto sería una casualidad y otro motivo más para indignarnos con una justicia que no se halla politizada y es independiente del resto de poderes. Perfecto.
Supongamos que no es así y, por improbable que les parezca, tengo razón. Que resulta que los políticos saben perfectamente qué representa la prostitución para ellos y están compinchados para permitir y amparar la corrupción. Lo cierto es que se explicarían muchas cosas, como digo: que a pesar de que la inmensa mayoría de la sociedad quiera ver la prostitución regulada ellos no quieran ni oír hablar del tema, que encubran y protejan a los corruptos, que apoyen con semejante entusiasmo a las abolicionistas institucionales e incluso promuevan esa ideología desde el gobierno...
¡Buf! Sería ESCALOFRIANTE. Por una parte revelaría la inmensa hipocresía de una clase política que estaría empleando unas justificaciones en apariencia loables para llenarse los bolsillos, sería como si -por poner otro supuesto- el yerno del Rey emplease una ONG para ayudar a niños enfermos con el fin de evadir impuestos. Sé que esas cosas en España NO PASAN, por eso repito que todo esto no es más que un ejercicio de imaginación. Estoy plenamente convencido de que el dinero que se gasta nuestro gobierno en combatir la trata y las mafias organizadas que explotan a mujeres está bien gastado hasta el último céntimo, tal y como el que aporta para luchar contra el cambio climático o promover la igualdad de género en Zimbawe. Tenemos una clase dirigente que no se reúne con empresarios en las gasolineras, ni cobra comisiones a los empresarios, ni abona sobresueldos mensualmente y en dinero negro.
Por eso no entiendo que permitan que el dinero que genera la prostitución se les escape de las manos, ¿es que no ven que al estar en negro es una pasta que Hacienda no puede fiscalizar? ¿No entienden que algún desconsiderado podría aprovecharse de esta circunstancia para enriquecerse cobrando altísimas extorsiones en este sector mientras no paga ni un euro en impuestos? ¿No se les hace evidente que unos ingresos obtenidos de esta manera, fuera de todo control, son un hervidero de corrupción ya que podrían servir para realizar todo tipo de sobornos y pagos irregulares? No, debe ser que nuestras autoridades son tan puras y limpias que algo así NO PUEDE haberles pasado siquiera por la imaginación. Cachis.
A pesar de las pomposas declaraciones de nuestras autoridades, las prostitutas han mostrado su desacuerdo con las medidas que los poderes públicos vienen implementando. Los supuestos planes contra la explotación sexual, por la dignificación de la mujer o para sacarlas de la prostitución acaban resultando en una represión cada vez más encarnizada. Sigo con mis preguntas ¿es que los políticos no se enteran o lo hacen mal a posta?
Los llamados pro-derechos o regulacionistas no acaban de entender las razones reales que tiene la administración para mantener en un limbo legal la prostitución. De continuo tratan de demostrar que la imagen que tenemos de ella, promovida desde los gobiernos, es falsa. Parecen asombrados de la disparidad entre la versión oficial y lo que realmente han encontrado. ¿Es que nuestras autoridades son bobas? ¿Cómo no pueden ver lo que tienen delante de las narices? Tampoco es tan difícil acercarse e investigar en el mundo de la prostitución. Yo les digo que no son ignorantes, sino mentirosos. Hay diferencia, a un ignorante le puedes corregir, enseñar, sacar de su estado de desconocimiento. Al mentiroso no. Es más, tratará de destruirte para conservar su mentira y la situación de privilegio derivada de ella.
Una prostitución no legalizada no significa que no se cobren impuestos, sino que no se cobran legalmente. En otras ocasiones he hablado de los pagos que han de realizar las chicas, de una cantidad fija en caso de tratar directamente con la policía o de un porcentaje (generalmente la mitad de lo que cobran) si cuentan con "chula". Ese dinero que se recauda de ellas, al que por razones más que obvias no puedo realizar seguimiento alguno, es un ingreso adicional para nuestras autoridades que cuenta con la tremenda ventaja de no figurar en documento contable alguno. ¿Quién sabe para qué servirá? ¿Chalets, mariscadas, viajes? Hemos de ser conscientes de que nuestras reivindicaciones tocan intereses consolidados de gente muy poderosa, de que no es casual que nos ninguneen y excluyan de manera sistemática y, sobre todo, de que no todo el mundo expresa sus intereses a las claras.
Si defender la prostitución ya nos trae problemas, imaginad lo que supone denunciar la corrupción institucional. Es que no sólo estamos diciendo que lo que hacemos nosotros no sea malo, sino que aquellos que van de buenos no lo son. Estaríamos subvirtiendo por completo el orden de cosas existente. Pero, amigos míos, creo que no nos queda otra opción.
Una prostitución no legalizada no significa que no se cobren impuestos, sino que no se cobran legalmente. En otras ocasiones he hablado de los pagos que han de realizar las chicas, de una cantidad fija en caso de tratar directamente con la policía o de un porcentaje (generalmente la mitad de lo que cobran) si cuentan con "chula". Ese dinero que se recauda de ellas, al que por razones más que obvias no puedo realizar seguimiento alguno, es un ingreso adicional para nuestras autoridades que cuenta con la tremenda ventaja de no figurar en documento contable alguno. ¿Quién sabe para qué servirá? ¿Chalets, mariscadas, viajes? Hemos de ser conscientes de que nuestras reivindicaciones tocan intereses consolidados de gente muy poderosa, de que no es casual que nos ninguneen y excluyan de manera sistemática y, sobre todo, de que no todo el mundo expresa sus intereses a las claras.
Si defender la prostitución ya nos trae problemas, imaginad lo que supone denunciar la corrupción institucional. Es que no sólo estamos diciendo que lo que hacemos nosotros no sea malo, sino que aquellos que van de buenos no lo son. Estaríamos subvirtiendo por completo el orden de cosas existente. Pero, amigos míos, creo que no nos queda otra opción.