Rocío Mora, Coordinadora de la unidad móvil de APRAMP
"La abolición de la prostitución es una cuestión de principios: si se vulneran los derechos fundamentales no puede haber derechos legales".
Pedro Brufao Curiel, Catedrático de la Universidad de Extremadura
"Ante la prostitución caben diferentes valoraciones morales, pero en sociedades democráticas como la nuestra las moralidades particulares no pueden conculcar esta igualdad de derechos (...) Plantear que la prostitución no puede ser una actividad socialmente aceptable porque atenta contra la igualdad y la dignidad de las mujeres es una afirmación basada en una determinada visión moral de la sexualidad. Lo que atenta a la igualdad y la dignidad son las condiciones en las que actualmente se ejerce este trabajo. Reconocer los derechos de las trabajadoras del sexo es una cuestión de justicia".
Hetaira, Colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas
La concepción moral que se tenga de la prostitución no es un tema baladí, pues condiciona el abordaje legal subsiguiente. Como vengo mostrándoles, las conclusiones a las que llegan "pro" y "anti" prostitución resultan radicalmente distintas porque parten de premisas distintas. Es decir, si equiparamos prostitución con abuso, esclavitud o desigualdad, el resultado evidente será que habrá que combatirla con todos los medios a nuestro alcance. Del mismo modo, si entendemos que tras la prostitución se halla una situación de decisión personal, de libertad y que resulta equiparable a cualquier otra actividad laboral no nos quedará más remedio que aceptarla.
Cualquier persona que trate de informarse sobre "la realidad" de la prostitución en nuestro país, a poco que investigue se encontrará con que coexisten dos discursos enfrentados y totalmente irreconciliables (es de lo que vengo hablando en las últimas entradas): por una parte aquel que entiende que toda prostitución es explotación y abuso, concibiéndola como un "submundo" que una "familia normal" no tiene en mente, una humillación del ser humano en sí misma que conllevaría una automática vulneración de derechos fundamentales. Lo que nos encontraríamos es a menores prostituidas (incluso bebés) y mujeres atemorizadas por mafias de traficantes, "víctimas" que necesitan ser "rescatadas" a la vez que castigamos duramente a aquellos responsables de su situación: clientes, dueños de burdeles y traficantes. Evidentemente ante un panorama semejante no se nos puede ocurrir regular ("legalizar") la prostitución, pues sería lo mismo que dar carta blanca a la injusticia.
Por otra nos encontramos con quienes argumentan que la prostitución es una actividad legítima pues se fundamenta en un pacto voluntario, que su naturaleza sexual no debe empañar nuestra visión ya que muchas personas tienen una concepción de la sexualidad abierta y la prestación de servicios sexuales no les supone mayor problema. Afirman que quienes se prostituyen lo hacen, en su inmensa mayoría, por decisión propia y se muestran claramente contrarias a cualquier iniciativa que pretenda criminalizarlas a ellas o a su entorno (los clientes, empresarios y familiares que el anterior grupo se empeña en perseguir). No niegan que existan penalidades en este mundo, pero no las atribuyen a la prostitución en sí misma sino a las actuaciones que implementa la administración, a la minusvaloración social del trabajo sexual (se refieren a él como "el estigma") y a la falta de reconocimiento legal de su actividad. La solución entonces vendría de la mano de una aceptación social y legal de estas personas, no hacerlo sería continuar condenándolas a una vida de invisibilidad, rechazo social y abusos institucionales.
Un punto fundamental en la discusión sobre la prostitución se refiere a la voluntariedad de la misma. ¿Esta actividad es ejercida por personas que han tomado voluntaria y conscientemente una decisión o, por el contrario, han sido engañadas, coaccionadas e incluso esclavizadas para desempeñarla? ¿Por qué dependiendo de a quién preguntemos la historia que nos cuenten es una u otra? ¿Necesitan estas mujeres nuestra "ayuda" o, como algunos denuncian, las intervenciones "salvacionistas" las causan más perjuicios que beneficios?
Pues básicamente lo que estoy haciendo es presentarles a ustedes entrevistas, documentales, artículos y cualquier otro material que represente ambos puntos de vista para que se formen una opinión lo más sólida posible. Miren, no deseo que la gente piense como yo. Me conformo con que me escuchen, que conozcan unos y otros argumentos, luego cada uno ya decidirá a quién creer (o, mejor aún, crearse su propia opinión). Hasta donde conozco, ningún otro de los blogs sobre la prostitución sigue esta política sino que todos tratan de sustentar sus ideas de partida. Me parece muy bien que lo hagan, pero yo prefiero provocar en mis lectores la duda en vez del dogma. Ambas tendencias aseveran conocer la realidad de la prostitución de manera directa y combatir los mitos existentes, que el debate entre ellas está bloqueado (por supuesto, responsabilizando a la parte contraria) y que las medidas que proponen resolverían los problemas actuales mientras que si se hace caso a la otra parte las consecuencias serían dramáticas. ¿A quién hacemos caso?
Hoy les traigo la entrevista a un catedrático de derecho administrativo que nos advierte de los peligros de una "legalización" de la prostitución a la vez que muestra la sordidez de este "submundo". Quiero que observen en primer lugar su concepción de la prostitución como algo negativo "per se": como siempre significa humillación, discriminación sexual y las mil y una penalidades, no cabe hablar de voluntariedad por mucho que las propias prostitutas así lo aseguren: su consentimiento es inválido, se hallaría "viciado" como se dice en derecho y por tanto debe ser considerado irrelevante (punto en común de los "anti-prostitución", desoír a las prostitutas). La descripción que hace de la vida de las prostitutas y sus condiciones de ejercicio resulta verdaderamente dantesca y uno no puede menos que preguntarse cómo es posible que haya llegado a tal grado de conocimiento si aborrece semejante sub-mundo (oigan, es que el término me ha gustado mucho). Añade otros dos argumentos legales contra la legalización de la prostitución, uno el hecho de que estaríamos contraviniendo un Convenio de la ONU que obliga a España a seguir una política abolicionista y otro que, si se cobrasen impuestos, el Estado se convertiría en el mayor proxeneta.
A otra persona le admitiría estas dos últimas afirmaciones, pero no puedo aceptárselas a un catedrático pues -al menos en temas legales- no es un ignorante. Efectivamente, el gobierno español ratificó el mencionado convenio en 1962 y, si no lo denuncia previamente, no podría legalizar la prostitución. No voy a explicar los mecanismos legales para denunciar un tratado internacional porque supongo que el lector no estará particularmente interesado en el derecho internacional público (lamentablemente), pero sí quiero señalar que el gobierno del dictador Francisco Franco -todo un modelo de defensa de derechos fundamentales y ardoroso partidario de la igualdad de la mujer, como todos sabemos- se amparó en dicho tratado para promulgar la LPRS que permitía encarcelar a las prostitutas por el mero hecho de serlo. Por supuesto, por su propio bien. Esta Ley fue derogada en 1995 por entender que atentaba contra la libertad sexual, bien jurídico que la Constitución Española consideraba que prevalecía sobre la moralidad pública. O dicho en otras palabras, que el llamado Tratado de Lake Success -como reflejo más extremo de los postulados abolicionistas- tiene cabida en un sistema político autoritario como la dictadura franquista pero resulta absolutamente fuera de lugar en un país democrático. Considero que entra en abierta contradicción con la Constitución del 78 y, por tanto, deberíamos desvincularnos de las obligaciones entonces contraídas (que, por otra parte, no cumplimos). Por otra parte, el proxenetismo consiste en lucrarse del ejercicio de la prostitución ajena así que de eso proviene la escandalosa afirmación de Bufrao. Precisamente si la la equiparásemos a cualquier otro trabajo habría que eliminar ese delito del código penal (el proxenetismo no coercitivo ya ha estado despenalizado en España), no deberíamos alterarnos porque fuese fiscalizada. El Estado obtiene impuestos (y muchos) por el alcohol, un producto que ha sido moralmente muy mal considerado y legalmente prohibido. No puedo soportar ese doble rasero que lleva a escandalizarse por obtener ingresos de la prostitución y no de otra actividad.
Los partidarios de la prostitución alegan que las medidas prohibicionistas-abolicionistas lejos de ayudar a quienes ejercen esta actividad benefician a las "redes criminales" que se lucran de ella. Curiosamente la misma afirmación, pero al revés, la realizan sus oponentes: legalizar o regularizar la prostitución sería un "verdadero regalo para las mafias", según ellos. Nuevamente les pregunto, ¿a quién creemos? Todos somos contrarios a estas mafias organizadas, por supuesto, entonces... ¿cómo podemos combatirlas mejor?
Pedro Brufao: “Si legalizáramos la prostitución,
convertiríamos al Estado en el principal proxeneta”
El autor de 'Las miserias del sexo' alerta del abandono social y político de las prostitutas en Españaconvertiríamos al Estado en el principal proxeneta”
Vida | 29/12/2011 - 00:22h
RAQUEL QUELART
España es uno de los destinos preferidos para el turismo sexual. Y es más, este negocio clandestino cuenta con una elevada aceptación social. Una prueba es que el 39% de los españoles ha recurrido alguna vez a los servicios de una prostituta, según denuncia la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituta (Apramp). Pese a no ser una actividad regulada, las mafias que trafican con personas operan a sus anchas. La crisis ha empeorado la situación, denuncia el catedrático experto en Derecho Administrativo de la Universidad de Extremadura, Pedro Brufao. El autor de Las miserias del sexo reabre el debate sobre qué hacer con la prostitución. Un problema, a la sombra de las prioridades de los ciudadanos y las autoridades, bajo el que se esconde el drama de centenares de mujeres maltratadas psicológicamente y vejadas.
¿Cuál es la situación legal de la prostitución en España en la actualidad?
La prostitución está abolida en España, en contra de la opinión infundada y tan difundida de que es alegal, basándose en criterios de que algunas actividades, como el ejercicio voluntario de la prostitución no está penalizado, pero el que no esté penalizado, no significa que sea legal. Está abolida desde que España firmó en 1949 un convenio de la ONU, la Convención por la Supresión del Tráfico de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena.
España es uno de los turismos preferidos para el turismo sexual. ¿Por qué?
Hay muchísimo turismo y hay una mayor laxitud legal, y en ese limbo jurídico las mafias de la prostitución hacen su agosto. Además, de manera notoria y evidente. Nada más hay que ver las luces de neón que lucen todos los prostíbulos en las carreteras.
Aunque se ejerza de manera clandestina, son muy visibles los burdeles y la prostitución en la calle. ¿Cómo es posible?
Porque nunca se le ha hecho caso, es un submundo que nunca se ha tratado y no ha recibido atención pública, ni de la sociedad civil, excepto casos esporádicos que intentan frenar esta lacra.
Pese a su envergadura, el problema no aparece entre las principales prioridades de los ciudadanos, a juzgar por las encuestas de opinión pública.
Si uno piensa en una familia normal, no lo tiene en mente, salvo que le afecte directamente por la mala imagen que la prostitución da a un barrio. Es un mundo paralelo a la vida visible que aflora, y ni se quiere hablar de ello ni nada, aunque afecte a centenares de miles de personas.
¿Cuáles son las soluciones que se barajan para acabar con el problema?
Los puntos de vista reglamentistas, abolicionistas y legalizadores se han sucedido a lo largo de la historia y no se le ha puesto fin, es una cuestión muy difícil de erradicar. Lo que sí que se puede hacer es limitar sus efectos, y sobre todo dar a la opinión pública y al principal causante de la prostitución, que es el cliente, el aviso de que estamos hablando de la dignidad humana, de derechos humanos, tales como la libertad y la integridad física. Es también una cuestión de discriminación sexual, ya que casi todas las víctimas son mujeres y el cliente casi siempre es varón, incluso, cuando se trata de prostitución homosexual.
¿Qué otras cuestiones de la prostitución son preocupantes?
Que la media de edad para empezar a prostituirse en España está entre los 14 y 15 años, aunque también hay bebés que los prostituyen sus padres. Me remito a los informes de la Guardia Civil de Criminología y de la Policía Judicial que aparecen citados en mi libro.
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La cuestión principal es que hay una vulneración flagrante de derechos humanos. En España es posible comprar una niña o una mujer. Por supuesto, de manera ilegal y clandestina. Es una de las mayores humillaciones y no por haber existido siempre, tenemos que mirar hacia otro lado.
Don Pedro, como muchos abolicionistas, declara sin el menor rubor que la media de edad para empezar a prostituirse en España está en los catorce años. ¿Creen ustedes que está dibujando una imagen fidedigna de la prostitución o, por el contrario, trata de generar alarma social creando una imagen espeluznante de la misma? ¿Las historias que nos cuentan sobre la prostitución reflejan la dramática realidad de este espanto o son un cuento de terror con poca o ninguna base real? Opinen.
¿Por qué cree que la legalización no sería la solución?
El modelo holandés que se intenta copiar por parte de los que hablan de legalización ha tenido como resultado un aumento de la prostitución clandestina. Es decir, no ha sido una solución.
¿Y qué consecuencias negativas podría tener la abolición de la prostitución?
En el caso sueco, donde se penaliza al cliente, el principal prostituidor, lo que se ha conseguido es un efecto frontera, es decir, el problema se traslada a otros países, como Dinamarca, Estonia, Letonia, Lituania o Noruega. Por lo tanto, la abolición se tendría que llevar a cabo de manera coordinada, y sobre todo es una cuestión de principios: si se vulneran los derechos fundamentales, no puede haber derechos legales.
Pero hay quien argumentará que hay mujeres que han decidido ser prostitutas por propia voluntad.
La esclavitud infantil laboral no se pude legalizar porque volveríamos a la Inglaterra de Dickens, aunque participe voluntariamente el niño y su familia, que depende de ese sueldo, no podemos admitirlo; la compraventa de órganos voluntaria está penalizada y es clandestina en España. Por lo tanto, la voluntariedad no es argumento ni jurídico, ni ético, ni moral, para permitir este tráfico de seres humanos, del tratamiento como ganado de la persona, y eso un Estado de Derecho no lo puede consentir en el siglo XXI.
¿Considera, pues, que no es suficiente la voluntad de una mujer de dedicarse a la prostitución para regularla o legalizarla?
La voluntad que aflora es una voluntad supuestamente libre, pero cuando una prostituta está intentando devolver a la mafia que la ha traído a Europa Occidental una cantidad ingente de dinero, cuando recibe palizas, cuando un transexual que nadie le da trabajo, sobre todo en crisis económica, no encuentra otra salida, ¿se prostituye porque quiere o porque no tiene más remedio? Lo mismo que un pobre que vende un riñón o una córnea. Un estado de Derecho moderno, cuya guía es la defensa de los derechos fundamentales, no puede dar amparo jurídico a todos estos ejemplos. Estaría socavándose su propia base.
La postura "anti" niega el reconocimiento laboral a las prostitutas y la equiparación de su actividad al resto. Sin embargo ellas manifiestan llevar una vida tan "normal" como cualquiera (ir al trabajo, volver a casa, cuidar de sus hijos...). ¿Existen motivos reales para discriminarlas? Y si los hay, ¿son confesables o han de esconderse tras una cortina de moralina?
¿Cuál sería la base del problema?
Simplemente, que este es un tema tabú, no hay una política general, amplia, financiada. Tampoco hay una aceptación del problema por parte de la sociedad, los tribunales o los poderes públicos. Ahora empieza a surgir.
O sea, que no sólo hay corrupción económica en España, también se hace la vista gorda en este asunto.
Hombre claro. Si los prostíbulos son visibles en cualquier carretera, ¿qué ocurre? ¿Nadie va más allá? La aceptación social hace que tengamos ordenanzas municipales, que son normas reglamentarias, que seudo-legalizan la prostitución a través de clubes de alterne con licencia, que no van más allá del mero formalismo jurídico.
Explíquese.
Tenemos sentencias del Tribunal Supremo que dicen que es una actividad que podría regularse, pero se olvidan de que hay un convenio internacional ratificado por España y hay reglamentos europeos que hablan de la persecución del delito de trata. Los jueces, pongo ejemplos de sentencias, no pueden ponerse las anteojeras y decir que el alterne es una relación laboral, cuando se está condenando a una mujer en condiciones de inferioridad a que se alcoholice.
…
Además, el alterne lleva a la prostitución en casi todos los casos, más allá de la cortinilla del club o del burdel está la prostitución. No se le puede dar ni un atisbo de amparo legal y por eso critico esa línea jurisprudencial.
¿Qué tipo de responsabilidad tiene el cliente en la prostitución?
La principal: si no hay demanda, no hay oferta. Se debería de perseguir al cliente, cuando en la práctica se persigue a la prostituta; a la víctima de la prostitución, se la acosa, se la apalea, no hay medidas cautelares de protección y se la expulsa del país. Lo tiene dificilísimo para denunciar a los proxenetas.
Otro punto de confrontación directo entre los "pro" y "anti" prostitución es el que concierne a los clientes. Puesto que el pacto es voluntario para los primeros, su conducta no debería ser sancionada. En cambio los segundos, al entender que la prostitución conlleva intrínsecamente toda una serie de males y miserias, piden su penalización.
De hecho, son pocas las denuncias de prostitutas hacia las mafias o proxenetas que abusan de ellas.
Si no se les atorga el carácter de testigos protegidos, ¿quién va a salvar sus pellejos? Las mafias consiguen localizar y obtener la identidad real de estas mujeres. Para amenazarlas, los proxenetas son capaces de asesinar a sus familias, en el caso de las prostitutas nigerianas. Claro, la situación es de tal horror que prefieren el menor mal, y al menos consiguen algo de dinero para enviar a sus casas. Pero lo principal es que estamos ante una vulneración terrible de los derechos más indispensables del ser humano, como son la libertad y la integridad física. Son esclavas.
Y no es una exageración.
Cuando tienen el período, aprovechan para enviarlas de un burdel a otro, es decir, son como ganado en máxima producción, incluso, las trasladan de España a otro país europeo. Las víctimas desconocen el idioma. El movimiento está pensado para que no arraiguen en ningún sitio. En verano pueden tener 20 relaciones sexuales en un día y, también, están psicológicamente machacadas.
¿Cuántas prostitutas se calcula que hay actualmente en España?
Las cifras bailan, pero la estimación media habla de 300.000.
¿Cuánto dinero genera para la economía sumergida la prostitución?
Se calcula que mueve unos 18.000 millones de euros al año en España. Si la legalizáramos, convertiríamos al Estado en el principal proxeneta.
¿Cómo está afectando la actual situación económica a la erradicación del problema?
Con la crisis hay un repunte de la prostitución de mujeres españolas. La prostituta generalmente es pobre, por tanto, la prostitución es la victimización de la pobreza y la humillación del ser humano. Y no quiero entrar en el falso debate de que hay mujeres y prostitución de lujo: mire usted, esto es el mínimo porcentaje. Aquí de lo que se trata es que la pobre se prostituye. Además, esperando horas y horas en un burdel o en la carretera, pasando un frío de muerte, sometida a la vejación o al ataque de cualquiera.
Para una parte de la ciudadanía, la prostitución resulta desagradable más allá de las circunstancias en las que se desarrolle. Se trataría claramente de un problema moral, pues dañaría su sensibilidad, se sienten ofendidos al convivir con personas que viven de su sexualidad. Del mismo modo, históricamente han existido personas que han luchado activamente contra la igualdad de personas de otras razas, países u orientaciones sexuales (como sucede en Rusia, por hacer referencia a un tema de actualidad) simplemente porque les asqueaban. Desde luego mi lugar no está entre los intolerantes, sino con los agredidos.
¿Es lo que a la sociedad le molesta de la prostitución?
Sí, es la que más se ataca porque es la más visible. Por supuesto, no es agradable tener en la puerta de tu casa a tres prostitutas y al chulo esperando en la esquina. Pero, ¿qué es lo principal: proteger a estas víctimas o tranquilizar a ciertas mentes?
Así pues, ¿la prostituta también es maltratada socialmente?
Sólo hay que recurrir al rico repertorio hispano sobre insultos relacionados con la prostitución para entenderlo. Una muestra patente de la denigración secular de este aspecto de la sociedad.
Dicen que el de puta es el oficio más antiguo del mundo.
No, es la esclavitud más antigua del mundo.