Probablemente la figura del proxeneta sea la más oculta y con peor imagen de todas las que guardan relación con el mundo de la prostitución. Hay quienes ven a las putas como lo peor, como escoria que habría que "barrer" de las calles. Pero también hallan comprensión e incluso respeto entre algunas personas. Incluso los clientes, quienes somos representados generalmente como tipos asquerosos e indeseables (el modelo "Torrente" que tanto menciono), contamos con algún apoyo y una relativa aceptación social en determinados círculos. ¿Pero el "chulo"? Es condenado de manera unánime, de hecho más allá de la repulsa social existente es un delincuente desde el punto de vista estrictamente legal. ¿Bien, no? Hay que ir a por esos desaprensivos que se benefician de estas mujeres. ¿Quién se va a oponer a una propuesta tan evidentemente bienintencionada?
Típica caracterización del "macarra". Uno de los más arraigados prejuicios en prostitución es considerar que detrás de toda mujer existe un hombre que la fuerza a ejercer esta actividad lucrándose a su costa.
Como sucede con tantas otras cosas, en prostitución la realidad no es tan simple como parece a primera vista. Aunque les resulte sorprendente la Ley no ampara y defiende a las prostitutas al perseguir a los "proxenetas". ¿Cómo es posible? El Código Penal español no diferencia entre proxenetismo coactivo (en el que se fuerza a ejercer la prostitución) del que no lo es (cuando la prostitución se hace de manera voluntaria), castigando el mero hecho de obtener provecho económico del ejercicio de la prostitución de otra persona. Y además lo hace INDEPENDIENTEMENTE de que exista consentimiento por parte de la persona "explotada sexualmente" (el término explotación no conlleva que se esté sometido a condiciones límite o abusivas como entendemos en el lenguaje coloquial, sino sencillamente que proporcionan una ganancia económica a alguien: de acuerdo a esa misma definición, todos los trabajadores estaríamos "explotados laboralmente"). ¿Cuál es el resultado? En principio podríamos pensar que la Ley al criminalizar a toda aquella persona que gane dinero a costa de las prostitutas, aunque ellas lo consientan, lo hace porque es particularmente garantista y pretende que nadie se aproveche de ellas.
Vamos ahora a la aplicación práctica de la norma, que es lo verdaderamente interesante. Los abolicionistas han razonado, he de admitir que con impecable lógica, que habría que imputar un delito de proxenetismo a aquellos periódicos que anuncian servicios de prostitución pues estarían enriqueciéndose a costa de las prostitutas. En respuesta, la conocida prostituta y activista Paula VIP ha dicho que entonces no podrían ni comprar una barra de pan pues su dinero estaría maldito. Y es que es así, al no establecerse cuantías ni aceptarse el consentimiento de quien se prostituye, cualquier ganancia procedente de una prostituta puede llevarte a la cárcel. Es por ese motivo que no dejo que me paguen ni un café: no es que sea extraordinariamente caballeroso, sino que obtener el menor provecho económico de una prostituta -aún con su consentimiento- te convierte en un proxeneta.
Semejante extremo pudiera parecer absurdo, pero no lo es. La "lucha contra las mafias organizadas de trata de personas" tiene como blanco a las parejas y familiares de las prostitutas, incluso a ellas mismas. Es habitual oír en las noticias que son desarticuladas "redes criminales que trafican con mujeres", compuestas en muchos casos por delincuentes "que las enamoraban y se hacían pasar por sus novios". No es que se hiciesen los novios, es que lo eran (y de hecho suelen seguirlo siendo tras salir de la cárcel). En otras ocasiones nos hablan de "clanes" que controlaban a las prostitutas, compuestos incluso por familiares suyos: seres tan despreciables que estarían dispuestos a vender a sus propias hijas, sobrinas, primas... Un "clan" es una "familia". Y sí, efectivamente, a quienes se llevan es a sus propios familiares. A los que luego ellas les pagan los abogados y van a visitarles a prisión.¡Qué víctimas más raras, que no piden ser salvadas y mantienen lazos con sus explotadores! Pero lo mejor es que son ellas mismas, las propias prostitutas, quienes muy frecuentemente resultan ser detenidas y presentadas como "proxenetas". Claro, muchas viven juntas o traen a sus parientes y amistades a ejercer la prostitución (ergo se convierten en traficantes). Uno de los casos más sonados sucedió el año pasado cuando cayeron dos "clanes" que "tatuaban a las mujeres", entre los que sumaban 22 detenciones. ¡Ni más ni menos que casi dos docenas de chulos detenidos! Menudo golpe a las mafias, ¿verdad? Bueno, pues en esta ocasión sí que sacaron a los temidos proxenetas para que apreciemos su ferocidad: pueden contemplar a un par de ellos en el segundo 19 del vídeo que grabó la policía.
¡Coño! Quienes están esposadas y detenidas parecen ser dos chicas jovencitas y delgaditas. Nada que ver con esos temibles chulos de mirada aviesa y anchas espaldas. Y esto es en un vídeo, como repito, de la propia policía. No hace falta que crean lo que denuncian las chicas, las asociaciones que trabajan con ellas, los investigadores que realizan trabajos académicos o los clientes como un servidor. Crean a sus propios ojos. ¿No les parecen unas proxenetas muy curiosas?
Pues ese es el pan de cada día, lo que uno se encuentra constantemente en prostitución. Chicas cuyo novio fue a la trena acusado de ser su "chulo". Chicas que han estado entre rejas por "prostituir" a familiares (una puta que trae a otra ya es para la policía "su chula", peor aún si la aloja o facilita su labor por ejemplo encontrándola trabajo). Chicas, como las del vídeo, de quienes se decía que eran las proxenetas del resto (esto no salió en las noticias, pero si alguien tiene la posibilidad de investigar puede constatarlo). ¿Y todo esto para qué, con qué objetivo? ¿Es posible que la policía esté tan equivocada tan frecuentemente? Recordemos cuando los dos conocidos periodistas de investigación de El Mundo, Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, hallaron que la gran operación contra las "mafias de la prostitución" no era tal: que las chicas afirmaban trabajar por propia voluntad y ninguna estaba retenida a la fuerza. Pero también el vídeo de AIPPEL en el que varias profesionales del sexo denunciaban la manipulación informativa acerca de una operación policial en la que fueron "liberadas". O el comunicado de ANELA acusando a la policía de "colgarse falsas medallas" con una redada en un club al cual invitaban a acudir a quien quisiese para comprobar in situ que no había mujeres prostituyéndose en contra de su voluntad. ¿Qué sucede? ¿Cómo es posible que se nos presente esta discordancia entre lo que nos relatan las fuentes policiales y la realidad?
Los macarras chulean a las putas a la vista de todo el mundo, como hacen este par de agentes en la céntrica Montera. Los medios nos hablan de grandes mafias organizadas que nunca vemos, de rufianes sin escrúpulos que tienen aterradas a las chicas, de mujeres prácticamente inermes ante los abusos de sus explotadores... ¿Pero a quién le deben obediencia las chicas? ¿A quiénes vemos siempre encima de ellas? ¿Quiénes disponen de los medios para ejercer esa inmisericorde violencia contra las prostitutas? Cada vez que oigan que se han liberado prostitutas o se han desarticulado mafias que traficaban con mujeres no lo duden, lo que hay detrás es una trama de extorsión policial.
En realidad, la policía sí que nos cuenta lo que sucede... más o menos. Recapitulemos: se dice que estas mujeres están muertas de miedo, que temen por sus familias, que a pesar de que ganan mucho dinero los proxenetas les quitan la mayoría... objetivamente, todo eso es cierto. Ahora bien, siéntense y respiren profundamente. Pensemos. ¿Cómo pueden saberlo si, como confiesan, resulta complicadísimo que una prostituta denuncie y no confían en la policía? Coño, porque... son ellos mismos los chulos. ¡Tachán! Esta evidencia, a la que quiero que lleguen ustedes a través de la observación y el razonamiento, me fue revelada por varias prostitutas en numerosas ocasiones hasta que acabé por creerla. Al principio no las daba el menor crédito, pensaba que me debían estar tomando el pelo a pesar de contármelo muy seriamente... ¿quizá era lo que me decían porque estaban aleccionadas por el chulo? Sí, eso era. En mi mente tenía la idea, que ahora me resulta absurda pero entonces consideraba completamente cierta, de que si un tipo andaba con una puta sólo podía ser un cliente o su chulo; y como no iban a denunciar a sus explotadores por temor habría que realizar un intenso trabajo policial para averiguar quién o quiénes tenían sometidos a esas mujeres. No podía ni imaginar que quien las quitaba el dinero (a veces escudándose, efectivamente, en una "deuda" por entrar al país: las amenazaban con expulsaras si no abonaban las extorsiones), tomaba represalias contra sus familiares y hasta ellas mismas era... la propia policía española. Claro, así todo cuadra. ¿Cómo van a denunciar? Ahora entendemos por qué se fabrican montajes continuamente y los cuerpos policiales presionan a las autoridades políticas para que esta actividad continúe en la alegalidad y se aprueben normativas que les confieren cada vez mayores poderes.
No niego que en algún caso sí que pudiera haber un chulo o macarra como los que nos muestran las películas. Hay chicas que me contaron que vinieron engañadas (dos casos contados, una hace la pila de años por medio de unos gitanos portugueses y otra a través de una señora rumana que traía chicas), pero después decidieron quedarse en un trabajo que no las desagradaba y donde se hacían un buen dinero. Curiosamente ambas consideraban que casos como el suyo ya no podían darse, que eso ya no existía, que cualquier chica que llega ahora a putear sabe a lo que viene. Lo que sí es más corriente es lo del chulo afectivo, ese "macarra" de toda la vida que no da palo al agua porque la chica le sostiene. Eso lo he visto más, sobre todo en chicas inexpertas, las que -como dicen sus compañeras- "están tontas". La chica quiere a un tipo que a veces corresponde a su amor y otras, por desgracia, no. Y lo que hace él es aprovechar que tiene a esa chica encandilada para vivir a su costa (como hacen tantas parejas, e incluso familias... más reprobable me parece vivir de la pensión de la abuela, y eso en cambio no es delito) ¿Pero pueden sacárselo de encima en cualquier momento? Desde luego. El problema no es ese noviecito al que puede mantener o mandar a tomar viento cuando quiera, sino la policía que la exige una buena cantidad de dinero para no encerrarle. Parece algo auténticamente demencial, se hace una Ley formalmente sobreprotectora que castiga a todo el que se lucre de las prostitutas sea cual sea la cantidad y haya o no violencia... y resulta que no sólo no las ayuda sino que es empleada para ejercer contra ellas esa coacción que se declaraba querer evitar. Yo lo veo como el colmo del cinismo, pero bueno, así son nuestros políticos: nos mean encima y nos dicen que llueve.
Disfruten de la canción del macarra, ¡hasta el año que viene!
MACARRA - TONI EL GITANO
una rumi me llama macarra
y ahora yo me veo preso
en la cariben (?) y sin nada.
ESTRIBILLO:
¡Macarra!
Yo no soy eso.
¡Macarra!
Yo no soy eso.
¡Macarra!
Yo no soy eso.
¡Macarra!
Yo no soy eso.
Y hago con él lo que quierooou. (x2)
Me diñela hasta el jurdón (?).
Por eso me dicen todos
cuando me ven pasar, señor.
Y a mí me veneran:
"Ahí viene el barbón".
ESTRIBILLO
(Parte instrumental)
Dicen las lenguas malignas
que tengo pinta de barbón.
Y ahora yo me veo preso,
como si fuera un ratón.
ESTRIBILLO
Porque saco de mi sombrero toas las noches un corazón. (x2)
Y hago con él lo que quierooou. (x2)
Me diñela hasta el jurdón (?).
Por eso me dicen todos
cuando me ven pasar, señor.
Y a mí me veneran:
"Ahí viene el barbón".
ESTRIBILLO
que no soy eso!
¡Yo no soy eso!
¡Macarra!
¡Que no, que no, que no,
que no soy eso!
¡Yo no soy eso!
¡Macarra!