domingo, 28 de diciembre de 2014

Pablo Iglesias ante la prostitución

Acaba el año y, junto al pequeño Nicolás, lo que más tiempo ocupa en los medios es Podemos y su líder Pablo Iglesias. En su día ya saqué un programa de "La Tuerka" en el que abordaba la materia de la prostitución pero quiero que ahora oigáis qué responde en una charla a la manida pregunta sobre la legalización de drogas blandas y prostitución (ir a 36'10''):


Desde la posición de mesura y equidistancia que estudiadamente busca representar afirma que ambos "son temas que habría que discutir", sobre los que no ha tomado una posición firme y añade, con ese talante democrático tan del gusto de quienes no se quieren mojar, que "habría que escuchar a los sectores implicados". Me parece bien su respuesta, es la típica para salir del paso diciendo vaguedades que no suponen nada en concreto, es un tema muy serio y complejo como para darle una contestación lo suficientemente detallada en dos minutos.

Pero apunta un aspecto fundamental, clave, primero en torno a las drogas y luego sobre la prostitución. Que el verdadero problema de fondo no es la cuestión de la salud pública sino "el enorme negocio que hay en torno a las drogas". Sería deseable que lo hubiese explicado un poco más, como cuando Monedero habló sobre la heroína y el País Vasco, que lo hizo sin pelos en la lengua. ¿Quién se aprovecha del negocio? ¿Por qué a los gobiernos les interesa tanto mantener en la ilegalidad un sector tan lucrativo? ¿Quienes y cómo están beneficiándose de esta situación?

Por otra parte señala "que la mayor parte del trabajo sexual que se realiza es en condiciones forzosas, por lo tanto eso es esclavitud y eso es intolerable que se produzca". Ya sabéis que, aunque al inicio de este blog yo mantenía que en base a mi experiencia creía que todo ese asunto de putas obligadas, mafias y crimen organizado era una milonga (del mismo modo que creía en ello a pies juntillas cuando no conocía en absoluto este mundo), mi postura ha ido evolucionando y he tenido que reconocer que, efectivamente, muchas chicas -la práctica totalidad, a decir verdad- están obligadas. Y bajo el férreo control de bandas organizadas de proxenetas. Y que quienes realmente se benefician de esta actividad son estos delincuentes, no ellas. Todo eso es indudablemente cierto. Pero también lo es que las chicas ejercen la prostitución voluntariamente... Porque sí, están obligadas... pero no a prostituirse. Y los chulos sí que existen, pero hay que decir quiénes son pues la mayoría de la gente no tiene ni idea de su identidad y no les reconocerían ni aunque saliesen en las noticias del mediodía dando una rueda de prensa. Además no dice nada quien apunta que están forzadas. ¿Y usted qué quiere, que dejen de estarlo o que sigan estándolo? Lo pregunto porque no lo tengo nada claro.

A ver, señor Iglesias. Usted ha comentado cómo ha recibido el apoyo de inspectores, de policías, de jueces y otros funcionarios públicos que le han manifestado desear que llegue al gobierno. Usted es un ferviente partidario de esquilmar a la sociedad para que un reducido núcleo de dirigistas diseñe en qué se debe emplear el dinero de todos los contribuyentes. Usted defiende que el sector público ha de contar con los necesarios recursos para cubrir sus gastos y todos sabemos que el principal requisito para un sistema fiscal es la suficiencia, es decir, que obtenga los ingresos que precisa. Incluso si ello significa vulnerar la legalidad, tal y como han hecho esas formaciones que usted denomina "la casta" y que dicen representar a más del 80% de los españoles. Si "legalizamos" drogas y prostitución, lo que equivale a reconocerles derechos y protección legal en vez de perseguir a quien se gana la vida en estos sectores, cortaríamos de cuajo una importantísima fuente de financiación ilegal de la administración pública. ¿Estamos dispuestos a ello?

Los continuos escándalos de corrupción que han saltado a los medios tienen todos un común denominador, el aprovechamiento de los privilegios inherentes al poder público para obtener pingües beneficios. Y una de las más antiguas y rentables vías de conseguir dinero opaco es crear un mercado sumergido al que poder perseguir, extorsionar y robar impunemente. Obviamente que lo último que interesa en el tema de las drogas es salvaguardar la "salud pública", o con las prostitutas no se trata de protegerlas de abusos o explotación. Bien es sabido que las actuaciones de las autoridades siempre van en sentido contrario, pero no lo hacen por maldad intrínseca sino para mantener su cómoda situación de privilegiados. Es que claro, es muy bonito presumir de tener tres millones de funcionarios o de dilapidar miles de millones en obras públicas innecesarias, pero es que eso hay que pagarlo. ¿Y sobre quién recae la pesada losa de sostener a estos sinvergüenzas? Pues pagan los de siempre, los currantes. Y no hablo sólo de los asalariados ni del sufrido autónomo. Quienes se hallan en mayor precariedad son quienes trabajan en la economía sumergida. Y más si lo hacen en una actividad que es considerada delictiva (caso de drogas) o sobre la que la única regulación al respecto es de orden penal y atribuye enormes potestades a las autoridades públicas (prostitución) permitiendo que puedan exprimir de manera inmisericorde a estos colectivos.

Legalizar las drogas y la prostitución supondría, por una parte, reducir el asfixiante peso del Estado sobre la sociedad civil y disminuir unos ingresos en B que pueden emplearse con total discrecionalidad. Y por otra, enfrentarse con la base electoral de Podemos constituida por funcionarios, pensionistas y demás sectores que confían en la coacción en vez de en su valía personal para ganarse la vida. Un país con drogas y prostitución reguladas "escuchando a los sectores implicados" sería un país mucho menos corrupto (caso de Nueva Zelanda). Y eso, desde luego, es lo que más aterra a cualquier político.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Las revelaciones del "pequeño Nicolás"

Como veis hace mucho que no escribo, pero sigo por aquí. El blog ha estado parado por falta de tiempo, de ganas, y sobre todo por la constatación de que éste no es un tema que genere suficiente interés en la opinión pública. Es decir, cada varios meses siempre funciona bien un programa en el que salgan los típicos tópicos, se grabe a chicas con cámara oculta y se hagan impactantes afirmaciones para regocijo de morbosos. Pero hasta ahí llega la cosa. Nadie quiere informarse en serio, conocer en persona a las chicas y mucho menos emprender investigaciones en las que pueda encontrar "mierda" que cause problemas. No, somos muy cómodos, nos gustan las versiones oficiales que nos ofrecen respuestas sencillas y una conciencia tranquila.

Así que he ido dejando ésto y ocupándome de mis asuntos, haciendo mi vida y olvidando un poco todo este tema en el que, me decía a mí mismo, nada podía hacer. Hasta que llegó el fenómeno del pequeño Nicolás, del que no hace falta que hable porque ya es sobradamente conocido por todo el mundo.

En un principio parecía un "trepa" con afán de protagonismo, un niñato a la caza de fotos, un "groupie" de poderosos. Pero coño, comenzaron a hacerle entrevistas. Y claro, esto cambió. Tras la entrevista en El Mundo me dio la imagen de un loco, de un perturbado con imaginación desbordante que estaba haciendo el más clamoroso de los ridículos. Pero es que este sábado salió en vivo y en directo en La Sexta haciendo una de las entrevistas más brillantes que recuerdo. Fue alucinante, llevó a los periodistas por donde quiso ofreciendo una imagen que creo que pocos habrían llegado a imaginar.

El caso es que dijo muchas cosas que hasta ahora no habían salido en los medios. Logró que le invitasen a la TV y ahí, sin previo aviso, se volvieron las tornas. Dio un motivo para salir, protegerse de las posibles represalias que podrían tomar las autoridades públicas. Y otro de por qué había alcanzado semejante notoriedad, que no era como creíamos todos el asunto de las fotos sino el haber denunciado "actuaciones alegales" de funcionarios policiales. Ése era mi sueño, atraer a los medios con el gancho del morbo que provoca la prostitución para comenzar a contar los abusos, irregularidades e, incluso, abiertos delitos que estaba perpetrando la administración. Para mí es la gran revelación que he hallado sumergiéndome en el mundo de la prostitución, y como Nicolás intenté buscar el apoyo de otras personas que pudiesen cubrirme las espaldas: abogados, periodistas, asociaciones... y me encontré más solo que la una.

Todos sabían lo que había, pero por eso mismo ninguno quería hablar. Resultaba totalmente descorazonador que un trabajador social te dijese que en su ONG eran perfectamente conscientes de que la policía extorsionaba a las chicas pero que no podían hacer nada porque dependían de las subvenciones públicas. O que un periodista me confesase que la redacción había recibido la orden de no investigar la trama de Coslada ya que involucraba a miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. ¿Las chicas? Ellas han sido las más honradas conmigo, quienes más me han cuidado advirtiéndome de dónde me estaba metiendo: "te has implicado mucho y sabes demasiado", solían decirme.

Pero, sobre todo, lo que más me diferencia es que no estoy del lado del poder. Soy alguien incorrompible, honesto, enemigo de los abusos y partidario de que las cosas se sepan "con luz y taquígrafos". Seguramente el camino que tomé haya sido el más difícil pero es que yo no tengo otra opción. Sin contactos influyentes, ni una situación económica desahogada, ni una organización que me respaldase ni, en fin, NADA DE NADA... ¿Qué me quedaba para protegerme? Pues, en mi inocencia, consideré al igual que Nicolás que los medios. Ciertamente pensar así es una muestra de ingenuidad porque si la sociedad española ha olvidado escándalos como el GAL o el 11M, ¿cuánto puede durar la efímera fama de Nicolás? Un suspiro. Y está haciendo daño, mucho daño. Está erosionando la credibilidad de las instituciones del Estado, lo cual se paga. Ha llegado a un callejón sin salida, a un pulso en el que se enfrenta él (y quien le apoye, que no sé quienes serán) contra todo el aparato gubernamental. El tío se ha plantado delante de toda España a decir que el gobierno MIENTE. Que Casa Real MIENTE. Que la Seguridad del Estado (CNI) MIENTE. Y, de postre, que desde las instituciones públicas se está actuando por fuera del derecho (léase delinquiendo, ya que el poder público únicamente puede actuar dentro de los márgenes de la Ley: o lo hace legal o ilegalmente, no hay "alegalidad" para un funcionario). Joder, no me extraña que piensen que está loco. No porque lo que diga sea una sarta de tonterías, invenciones de una mente hiperactiva (que es lo que tratan de hacernos creer), sino porque el chaval a sus veinte años ha demostrado tener más cojones que el caballo de Espartero.

Nicolás no ha llegado donde ha llegado siendo un "outsider". El ha estado dentro del sistema y ha visto desde dentro lo que yo vengo denunciando desde fuera: que los poderes públicos no ajustan sus actuaciones a la legalidad de manera sistemática. Sinceramente le deseo todo lo mejor, espero que los periodistas que contacten con él le traigan algo más que palabras zalameras y promesas que nunca se cumplirán (como hicieron conmigo). Con lo espabilado que ha aparentado ser debe ser consciente de a dónde se dirige, tener cuidado de en quién se fía (y eso no es sencillo, pues nunca llegas a conocer de verdad a la gente) y las implicaciones que tiene, en nuestro sistema actual, enfrentarse a los corruptos. Haces bien en tener miedo, Nicolás, la prudencia nunca sobra.

lunes, 18 de agosto de 2014

El método "Lover Boy"

"Las prostitutas reclaman el cese del hostigamiento legal de las medidas abolicionistas, ya que desde su punto de vista son estas leyes llamadas antiproxenetas las que atentan contra ellas mismas, su negocio y amigos"
Mª Elvira Villa Camarma, Antropóloga (URV & UCM) 



Hoy voy a tratar uno de los temas sobre los que existe más desconocimiento, pero no porque se hable poco, sino porque toda la información que recibimos proviene de una única fuente y no realizamos el menor esfuerzo para contrastarla. Por lo que veo, cuando se habla de prostitución y muy particularmente en lo que respecta a los aspectos referentes al crimen y a las operaciones policiales solamente existe una versión, la verdad oficial. Desde el primer momento quiero aclarar que me merece el máximo respeto y que mi intención al escribir esta entrada no es menoscabar la credibilidad de nuestras autoridades sino arrojar luz sobre un tema que parece preocupar a bastantes personas quienes, sin embargo, carecen de cualquier contacto directo con la materia. Obviamente aclaro que hablo desde mi experiencia personal, que podrá ser más objetiva o parcial, más completa o limitada, más representativa o anecdótica... pero es la mía, la que conozco y he vivido. Acepto todos los "peros", condicionantes y objeciones que queráis, aún así a lo largo de los años he ido siendo testigo de cómo las historias que nos llegan desde los mass media no parecen casar muy bien con lo que me he ido encontrando.

La semana pasada, el Ministerio del Interior publicó una noticia en la que un grupo de mujeres rumanas eran liberadas, a la vez que se arrestaba a sus proxenetas. Al igual que nos contaba la página web de la policía hace unos meses o el periódico el Mundo el año pasado, eran captadas por el llamado “metodo Lover Boy” que consiste en que (cito) "el proxeneta “enamora” a la víctima en su país de origen con falsas promesas de un futuro común y la convence para viajar al extranjero, donde en realidad es obligada a prostituirse (...) el reclutador es un tipo carismático y apuesto, que se acerca a la víctima actuando como si estuviera interesado en mantener una relación sentimental. Poco a poco se gana su confianza y la de su familia, llegando a convertirse en su novio. Después le propone que viajen juntos a un país extranjero con la excusa de unas vacaciones, para trabajar, un futuro nuevo… La víctima acepta y cuando llegan a su destino éste le reclama que se ha gastado todo el dinero y que debe prostituirse “por el bien de la pareja” y la asegura que “la seguirá queriendo como siempre”, comenzando así su explotación sexual". Así pues, bajo la supuesta relación sentimental se encuentra un muy elaborado ardid para engañar a la víctima e inducirla a ejercer la prostitución. Ese "novio" en apariencia, en realidad sería su "chulo".

La figura comúnmente aceptada del "chulo" es la de un hombre que capta, incita y mantiene a una o varias mujeres en la prostitución empleando diversos métodos, desde la violencia más explícita (amenazas, palizas, castigos...) a la más sutil como sería la dependencia emocional. Es lo que vemos en las películas.



Hasta aquí tienen la información que encontrarán en el 99% de páginas de internet que existen.  Es un relato que, en principio, resulta verosímil como tantos otros que se nos relatan sobre la prostitución. Las mujeres que se hallan atrapadas en este mundo no han llegado a él por su propio pié, ¿cómo vamos a creer otra cosa desde la comodidad de nuestros hogares? En nuestra vida diaria, en nuestro entorno, la prostitución es vista como lo último de lo último... ¿Quién podría escoger esa vida? Nadie, ergo han de llegar ahí forzadas o engañadas.

Efectivamente, hay víctimas. Y son ustedes: víctimas de los prejuicios, la incultura, la ignorancia, una educación que no les ha enseñado a pensar por su cuenta, del miedo a lo desconocido y de la manipulación de nuestros dirigentes. La credulidad y el desconocimiento han sido históricamente aprovechados por las élites dominantes para hacernos comulgar con ruedas de molino. Nos han vendido religiones, naciones y multitud de otras ficciones que siempre les servían para lo mismo, permanecer en el machito mientras ordeñaban la vaca a base de bien. Nos hablan de hechos diferenciales, de cursos de formación, de energías renovables, de obras públicas, de cooperación internacional, de protección de la mujer y mil gaitas más que, en realidad, sirven de justificación para que se lo lleven crudito. Desde el origen de los tiempos, no hay nada como una buena causa para robar.

Este tipo de operativos de "rescate", con uniformados espléndidamente pertrechados con chalecos antibala y metralletas como si fuesen no a entrar en un domicilio sino a tomar un bunker en las playas de Normandía, son parte de la "fabricación de las víctimas de trata" tal y como nos cuenta la activista Norma Jean Almodovar. 



¿No se cuestionan cómo es posible que estas supuestas mafias puedan, continuamente, seguir engañando a mujeres que ya deberían estar más que escarmentadas? ¿Creen de verdad que las prostitutas son unas cándidas adolescentes que han confiado en el primero que se les presenta? Deberían aprender de ellas y ser más escépticos. No se fían de cualquiera, pero ustedes sí, se comen con patatas lo que escuchan... ¡en televisión! ¿Quién es el inocentón? ¿Saben qué es lo que REALMENTE OCURRE?

¿No les parece más probable que realmente esos "chulos" sí que sean sus parejas? Es que eso es lo que me he encontrado una vez tras otra. Las chicas estaban a gusto con sus compañeros, las palabras que la policía nos presenta como un ejemplo de cinismo (lo de trabajar para el bien de ambos o que no la van a querer menos por prostituirse) son ciertas y ejemplo del auténtico cariño que se profesan. Pero claro, viene una pareja de rumanos (extranjeros y pobres) y comienza a hacer miles de euros sin necesidad de haber cursado estudios, ni invertir capital alguno... y llegan las mafias atraídas como moscas a la miel. ¿Qué se han creído estos, que pueden "entrar" en "NUESTRO" país y hacer lo que quieran? Comienzan las extorsiones, y la excusa del proxenetismo resulta ideal. Nadie apoyará al extranjero, que como sabemos (porque nos lo dice la tele, aunque la realidad desmienta semejante propaganda) "viene a robar". Todos respaldaremos a la policía, de la que también la caja tonta se encarga de fabricar una imagen como si fuesen casi superhéroes (lo cual no es más que una ficción y contrasta fuertemente con el sentir popular).

He conocido a unas cuantas de estas parejas, cuando el chico no ha tratado bien a la mujer que se prostituye ella le manda a tomar viento rápidamente (este hecho ha sido documentado en trabajos etnográficos de varios de los más prestigiosos antropólogos y sociólogos que han estudiado este fenómeno). Con el novio está porque quiere, disfrutando el mismo de ciertos privilegios (como no tener que pagar o follar sin goma, aspecto que ha sido criticado por determinadas ONGs y expertos sanitarios) pero también debiendo asumir obligaciones (acompañarla cuando se lo pide o va a hacer un domicilio, manteniendo relaciones no al comienzo sino al fin de la jornada porque de otro modo "la sala el día" -da mala suerte- o haciendo de "amo de casa"). Pero es un hombre que está con una puta, lo que en el imaginario social le convierte en su chulo. Eso lo aprovecha de maravilla la policía, que comienza a exigir el pago de una cantidad periódica para no detenerle. Por eso suelen escuchar en las noticias que las detenciones se producen tras una larga "investigación", según el protocolo de actuación contra la trata la actuación policial debería ser inmediata pero eso no es lo que interesa. No, lo que importa es estar haciendo caja hasta que los rumanos se cansan, o dejan de ser rentables, o se hace necesario colgarse medallas. Para la policía el hecho de que la chica pague para que no se lleven a su novio refuerza sus convicciones de que está siendo "prostituida", pues el hombre se beneficia directamente de su actividad (no va preso). El razonamiento es delirante, pero ocurre así. Y cualquier muestra de que la chica realmente le quiere es interpretada por ellos como un indicativo mayor de su dependencia y "alienación". Así, si se queda embarazada es que el chulo la ha preñado para poder manejarla mejor. O si ella es capaz de esperarle hasta que termine de cumplir condena no es porque le ame, no, sino debido a la tremenda manipulación a la que ha sido sometida.

Curiosamente las chicas no se sienten víctimas de sus parejas, sino de quienes proclaman ser sus "rescatadores". Los medios nos dicen que esto es debido a que les han "comido el tarro" a base de bien. Pero... ¿y si las prostitutas tuviesen razón? ¿Y si no necesitasen que las liberasen de sus parejas, sino de los agentes que están todo el día (o la noche) encima suyo? ¿Y si los manipulados fuésemos nosotros? Lo que yo les digo es que lo que se ve y se sabe en la calle, no tiene prácticamente nada que ver con la "versión oficial". De hecho, parece como si ésta haya sido construida para ocultar la realidad.



Cada vez nos encontramos con más testimonios que contradicen las historias que vemos cada poco en los telediarios y reportajes "de investigación", de hecho todavía no he podido hallar UNO SÓLO que las confirme. Desde el conocido vídeo de AIPPEL en el que varias chicas paraguayas cuentan "la verdad sobre la intervención policial" a la soberbia investigación que Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta realizaron sobre la cacareada Operación Afrodita, ABSOLUTAMENTE TODAS las operaciones en torno al proxenetismo, que claman "liberar mujeres" (liberación que consiste en detenerlas, enviarlas a los calabozos y abrirlas un procedimiento de expulsión si se hallan en situación irregular), son un MONTAJE de principio a fin. Da igual que los clubes abran sus puertas e inviten a quienquiera a comprobar si entre sus paredes hay mujeres forzadas, como hacen los de ANELA, JAMÁS existe rectificación. Y con esto no sólo se desinforma a la población sobre la realidad de prostitución. No sólo se fomenta el estigma que rodea a estas personas. No sólo no se les presta ningún tipo de ayuda. Lo peor de todo es que se ampara y encubre a los auténticos delincuentes.

lunes, 4 de agosto de 2014

"Feminicidios y violencia de género" hacia las trabajadoras sexuales

¿De qué y de quién son realmente víctimas esas mujeres (las prostitutas)?
Isabel Holgado, antropóloga

"Nosotros le llamamos limpieza social, porque todo lo que a ellos les estorba, les afea, quieren quitarlo ¿no? Pero que realmente no hay una preocupación por la trata de personas"
Elvira Madrid, Cooperativa de Trabajadoras Sexuales A.C.

"Simplemente se están haciendo operativos donde hay la necesidad de LIMPIAR las calles del distrito federal para abrirle paso a proyectos inmobiliarios"
Jaime Montejo, Brigada Callejera A.C.



Con este blog trato de dar a conocer la realidad de la prostitución, ¿significa eso que se desconoce? Sí, y mucho. Muchísimo. Pero lo peor no es eso, sino cuando uno se va dando cuenta de las motivaciones profundas que pueden tener nuestras autoridades para dedicar tantos recursos y esfuerzos a vendernos una mercancía averiada. Resulta que lo que se encuentra uno en la vida real, en la calle, en el día a día... es que los abusos y violencia los ejercen con más frecuencia y saña aquellas personas investidas con autoridad pública. Uno no puede menos que sentirse indignado, tanto porque le tomen el pelo de mala manera como por su descarado cinismo al presentarse ante la sociedad como quienes defienden al débil cuando lo cierto es que son quienes le machacan.

En esta entrada estoy siendo más directo que en otras, supongo que ya se me está agotando la paciencia. Pero sobre todo el tiempo, así que nada mejor que dejarles con el comunicado elaborado por Jaime Montejo de la "Brigada Callejera Elisa Matínez", una asociación de prostitutas y personas que las apoyan en México. Su situación seguramente les recuerde a la que sucede en varias de las principales ciudades españolas. No se pierdan los vídeos.

En el cómic "Incitación al odio (hacia las trabajadoras sexuales en México)", se muestra QUÉ tipo de violencia sufren las trabajadoras sexuales y QUIENES la ejercen. Parece que a algunos sí les interesa que sean "víctimas". Y si ellas no lo son, tranquilos que se encargan de que lo acaben siendo.




Por Jaime Montejo de la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, 
México, D.F., 29 de julio de 2014.

El caso “Incitación al odio hacia las trabajadoras sexuales”, será presentado el 4 de agosto en la Pre-Audiencia de Feminicidios y Violencia de Género, ante el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), por Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, A.C. y la Red Mexicana de Trabajo Sexual, entre otras personas involucradas.

El caso presentado corresponde al sexenio de Felipe Calderón entre 2007 y 2012, tiene cuatro componentes de extrema violencia hacia las trabajadoras sexuales: el desprecio, la represión, la explotación y el despojo, factores sociales que han estado presentes a través de la historia de México en la cotidianidad de quienes se ganan la vida con el comercio sexual, forzado o voluntario, infanto-adolescente o adulto.

El desprecio hacia las trabajadoras sexuales, va desde la imposición discriminatoria del control sanitario recaudatorio del VIH/Sida, el cual no tiene utilidad alguna para la salud pública, pasando por la privación ilegal de la libertad, hasta el feminicidio.

Las prostitutas por lo general se quejan de la represión que padecen por parte de las autoridades públicas, lo que denominamos la "violencia institucional". Esta violencia toma diferentes formas: detenciones ilegales, extorsiones, palizas, amenazas, retención de documentación e, incluso, el asesinato. No es ninguna exageración. En la imagen, varias meretrices francesas se oponen a las modificaciones legislativas de carácter prohibicionista que se querían imponer "para ayudarlas". Lo peor de todo no es que nos jodan, sino que encima pretendan hacer creer a la gente que lo hacen por nuestro bien. Vaya pandilla de granujas tenemos por gobernantes. Y eso pasa igual en México, en Francia, en España y prácticamente en cualquier sitio.



La represión incluye la violencia policíaca hacia el ejercicio del comercio sexual en la vía pública o al margen del control sanitario, así como las redadas con el pretexto combatir la trata de personas, donde son criminalizadas las trabajadoras sexuales y trabajadoras sexuales transgénero.

La explotación sexual por parte de particulares y funcionarios públicos.

Y el despojo de sus fuentes laborales para abrirle paso a proyectos inmobiliarios, son cuatro elementos que han estado presentes a través de la historia de México en la cotidianidad de quienes se ganan la vida con el comercio sexual, forzado o voluntario, infanto-adolescente o adulto.

La novedad en el sexenio de Felipe Calderón, fue el incremento sistemático de la violencia y el uso del terror como estrategia de control social y dominación de las trabajadoras sexuales y trans, incluyendo la violencia institucionalizada a través de leyes, reglamentos y otros actos de autoridad, en el marco de la guerra contra el crimen organizado y de una cruzada contra la trata de personas, que motivó la violación de derechos humanos de víctimas de trata y trabajadoras sexuales que laboran por su cuenta.

Esta asociación denuncia que las trabajadoras sexuales, conocidas en México como "sexoservidoras", son muy maltratadas POR PARTE DE LAS AUTORIDADES PÚBLICAS. No puedo dejar de hacer notar que precisamente fue México, y bajo el mandato de Calderón, quien impulsó la conocida campaña "Corazón Azul contra la Trata". La jugada es magistral, por una parte quedan como personas solidarias y comprometidas que buscan detener las injusticias mientras por detrás son ellos mismos quienes cometen toda suerte de tropelías. Más que idiotas son unos auténticos JETAS.



Durante el sexenio del presidente Felipe Calderón (2006 a 2012), la Administración Pública Federal (APF) no sólo incitó al odio hacia las trabajadoras sexuales, sino que se negó a considerar la posibilidad de actuar a favor de las trabajadoras sexuales, en los siguientes temas:

1.- Reformar leyes y códigos civiles que quitan la patria potestad de sus hijos a madres prostitutas, utilizados por proxenetas y tratantes como mecanismo de control para amenazar a las trabajadoras con quitarles a sus hijos si no pagan la cuota de extorsión exigida;

2.- El Programa Nacional de Derechos Humanos y el Programa Nacional de Prevención y Combate a la Trata de Personas de la Administración Pública Federal del sexenio pasado, así como la ley “Ley general para prevenir, sancionar y erradicar los delitos en materia de trata de personas y para la protección y asistencia a las víctimas de estos delitos” además de incitar al odio hacia las trabajadoras sexuales, atentaron contra el derecho de personas adultas, a ejercer el trabajo sexual de manera libre y soberana;


Pasemos a los vídeos, con los que espero acercarles un poco más a la situación que se vive en la calle. Como nos cuenta en éste una prostituta, los operativos contra la "trata" son sólo una fachada de lo que se conoce como limpieza social. No es un cuento de los empresarios, de las mafias, de los clientes... NO. Esta mujer no lo puede decir más claro, porque es así. Tanto allí como aquí, a miles de Km de distancia. Esa estrategia es global, si han visto los vídeos que he puesto sobre el Raval resulta que las chicas de Barcelona cuentan exactamente lo mismo que las del DF. Los problemas que las aquejan, expresados en sus pancartas, son idénticos: desean trabajar, que cese el hostigamiento policial, que no les cierren los hoteles. Afirman que lo de la trata es UN CUENTO, bajo el que amparar la represión hacia las trabajadoras sexuales voluntarias. Y, además, señalan que donde están las "mafias" es en la policía y en el gobierno. Oh, vaya, ¿no les suena esto de algo?



3.- La extorsión policíaca que constituye una expresión delictiva de la explotación sexual;

4.- La aplicación de pruebas de detección de VIH/Sida, impuestas en leyes estatales de salud, reglamentos municipales sanitarios y bandos de policía y buen gobierno, que forman parte de controles sanitarios recuadatorios, en cuyos sistemas se recurre a la explotación sexual institucionalizada;

Aquí tienen una serie de testimonios más extensos, donde las chicas cuentan cómo SU PRINCIPAL PROBLEMA ES LA GOBERNACIÓN (el hay-untamiento, la administración local). Las obligan a pagar multas por cualquier cosa, lo que ha acabado convirtiéndose en un espléndido negocio para los agentes de la Ley. Como sucede aquí, quieren reunirse con los responsables municipales para encontrar una solución mutuamente satisfactoria pero ELLOS NO QUIEREN. No las van a escuchar, no tienen ninguna necesidad de hacerlo. Del mismo modo, también piden que los policías dejen de maltratarlas porque ellas no hacen nada malo. ¿Pero por qué tendrían que modificar su comportamiento? Esto, para nuestros dirigentes, no existe. Ellas no hablan. Pues sí lo hacen, otra cosa es que no las escuchen porque no les gusta lo que dicen. Fíjense lo que cuentan: prepotencia, agresiones, extorsiones... y que los responsables municipales son completamente conscientes de la auténtica "violencia de género" que padecen.



5.- La aplicación de multas excesivas, detenciones arbitrarias, revisiones vaginales, violaciones sexuales, hacinamiento y otros tratos denigrantes;

6.- La utilización de condones como prueba indiciaria para establecer acusaciones por los delitos de lenocinio, trata de personas y delincuencia organizada, que atenta contra el derecho a la salud;

Nuevamente otro relato de un trabajador sexual ("Ricky") en el que se acusa a la policía de robos y agresiones. Las putas y putos no son el problema. El problema son nuestras propias autoridades, que nos roban tanto legal como ilegalmente. No se crean que esto sólo pasa en un país "tercermundista" como México, vayamos donde vayamos nos encontramos con las mismas historias una y otra vez. Yo he conocido a chicas que me han contado haber sido extorsionadas por la policía en Francia, Irlanda, Dinamarca... ¿A que de ésto no les hablan los medios de des-información?



7.- Los feminicidios de trabajadoras sexuales a lo largo y ancho de la república, en el marco de la cruzada nacional de Calderón contra la trata de personas y de la guerra contra el crimen organizado;

8.- El hecho de que sobrevivientes de trata de personas, se vean obligadas a retornar al trabajo sexual ante la falta de oportunidades;

¿Pero todo esto qué tiene que ver con España? Aquí esto no se produce, no, no, no. ¿Que no? Vean el vídeo que yo se lo explico. Lo del principio me hace mucha gracia, cuando el agente las pide la documentación y se interrumpe a sí mismo diciendo "no, din...(ero), no, ¿no lleva la documentación?" Jajaja. Es cuando las piden los "documentos" que aprovechan para llevarse también el dinero. ¿No les parece extraño que, siendo tan pocas las prostitutas de calle, y estando más que vistas y revistas por la policía las pidan "la documentación" constantemente? Pues ya saben por qué lo hacen. Además, los trabajadores sociales con sus preguntas tan directas (para elaborar sus informes) y secas son incapaces de ganarse la confianza de estas mujeres. ¿Les parece que el trato que las dan (y eso que hay cámaras y no se pasan con ellas) es el adecuado, es el de alguien que va a ayudarlas? ¿Por qué una llega a esconderse entre los matorrales? Joder, porque sabe lo que la viene encima, y además como ven a los periodistas al lado de la policía luego no van a creer en ninguno. Pero lo mejor son las declaraciones de los jefes de los Mossos y la Guardia Urbana. Díganme si les parece que son sinceros y creen que no están perjudicando a las prostitutas. ¿Y a usted, como contribuyente, le parece sensato semejante despliegue policial para "identificar" a 37 putas y levantar dos denuncias a clientes? ¿Es en esto en lo que deseamos que se empleen nuestros impuestos?



9.- La explotación sexual de mujeres migrantes que son obligadas a ofrecer servicios sexuales para que paguen el derecho de piso que autoridades y delincuencia organizada les imponen para dejarlas continuar su viaje hacia la frontera mexicana con Estados Unidos.

10.- La revictimización de quienes han sido objeto de trata de personas en los rescates policiacos, en la procuración de justicia y en los servicios prestados a quienes fueron víctimas de este delito. Dichas expresiones de violencia misógina hacia las trabajadoras sexuales, incluyen la “violencia legislativa”, modalidad de la violencia institucional, prohibida por la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”.

¿No les resulta curioso que las autoridades silencien sistemáticamente a las trabajadoras sexuales? Pues hay una razón de peso para que lo hagan, por supuesto. Y es que las chicas no parecen muy contentan con los operativos "anti-trata" ni las acciones destinadas a "rescatarlas" porque saben en realidad en qué consisten.

jueves, 31 de julio de 2014

Un cliente excepcional

No es raro escuchar que los clientes no podemos conocer verdaderamente la situación de las prostitutas, que no nos interesa qué las pasa y, además, tampoco van a contarnos nada porque ni confían en nosotros ni tampoco sus "chulos" se lo permitirían. Por eso, a quienes habría que hacer caso es a aquellos iluminados que debido a una desconocida ciencia infusa sí conocen su realidad.

Esto no es así, en absoluto. Precisamente quienes pueden conocer mejor  la prostitución son aquellas personas que están en contacto directo con ella, que saben moverse por este mundo, que gracias al tiempo que pasan con las chicas pueden ganarse su confianza... Sí, nosotros, los clientes.

La relación que se entabla entre una prostituta y su cliente puede ir más allá de lo meramente comercial, permitiendo al cliente ir profundizando en el conocimiento de esta realidad a un nivel que pocas personas pueden alcanzar.



Pero claro, que esto se lo diga yo no tiene mérito alguno. No, no se lo voy a decir yo. Se lo va a contar Marta de Lago. ¿Quién es esta mujer? Pues una escort y periodista que ha escrito una breve pero interesante entrada relatando su relación especial con un cliente. En este caso no creo que puedan tener dudas sobre su autoría, pues deja su correo electrónico E INCLUSO SU TELÉFONO PERSONAL (algo muy poco prudente, por cierto) para que la contacten.

No digo que sea la situación corriente porque lo cierto es que no lo es. Resulta excepcional. Como que un cliente tenga tanto interés (casi apasionamiento, diría yo) como para abrir un blog y continuarlo durante los cinco años que lleva cumplidos éste. Pero sucede. Lo mismo que le ha pasado a Marta con uno de sus clientes, me ha ido sucediendo a lo largo de los años con varias chicas. Se requiere dedicación, paciencia, estar ahí cuando se requiere, SABER ESCUCHAR (con lo fácil que es, y qué poco se hace), demostrar ser un tío legal, íntegro, honrado, con quien se pueda contar. Y el "milagro", que no es tal sino fruto del trabajo constante, acaba sucediendo. Las chicas te abren sus puertas y vas accediendo a aquello que muchos otros tienen vetado. Ya no eres alguien de fuera, sino que conformas su grupo de pares. Eso es lo que los periodistas que salen por la tele o conferenciantes que dan charlas sobre este tema no han conseguido y ni tan siquiera parecen intentar.

Creo que ése es el aspecto que le da un mayor valor a este blog, como dice Marta, "haber pasado la línea". ¿Están dispuestos a cruzarla conmigo?



11 abril, 2014 por amantemarta


Lo reconozco, tengo un cliente diferente, alguien que ha pasado esa línea.

No sé muy bien por qué es él y no otro. Quizá por sus ojos, que invitan a confiar, por el tiempo que hemos pasado juntos, porque también confía en mí, por la empatía, por el cariño, por la escritura y la lectura, porque la vida es así.

Ese cliente conoce mi nombre y mi realidad en general… sabe quién soy y eso, no tiene precio. Nadie puede poner precio a sobrepasar esa línea entre la escort y la información de la persona que hay detrás. Eso no cuesta equis euros la hora, no se puede medir en euros, realmente, el sistema de medida sería en emociones.

Ese cliente es la excepción que me permito, es el bombón hipercalórico en plena dieta, la “K” que resume el “qué” en un informal mensaje de Whatsapp, o la llamada a un ex por Navidad. Es una excepción no buscada, que simplemente ha llegado así, porque sí y porque me gusta que así sea.

Desde que comencé a ser escort, supe que existía un más allá a la sordidez que nos venden (y compramos) de este mundo. Que detrás del sexo de pago hay personas, con sus vidas, con su cotidianidad, con sus emociones, con… todo lo que tenemos tú y yo. Es por eso, que no es difícil encontrarte con personas que te interesan, a las que interesas y que se vaya formando un vínculo especial.

Supongo que habrá gente a la que le pueda horrorizar la idea de “pasar la línea”, lo respeto, pero sigo siendo fiel a mi sexto sentido y él ha marcado que se dé esta situación.



Para continuar leyendo:
· Las relaciones cliente-prostituta, una visión personal desde dentro
· Una perspectiva contracorriente del cliente de prostitución

martes, 29 de julio de 2014

Un servicio típico

"People who have not engaged in prostitution themselves ought not be telling someone who has- what their life is like"
"La gente que no se ha involucrado en la prostitución por sí misma no debería estar diciéndole a quien sí lo ha hecho cómo es su vida"
Norma Jean Almodovar, ex prostituta



Quienes no conocen el mundo de la prostitución por dentro suelen tener una imagen de él que no se corresponde con la realidad. Es normal, por eso hemos pasado todos. Incluso los más acérrimos defensores de la llamada "normalización social" de la prostitución reconocen cómo, en su día, mantenían un concepto de lo más negativo sobre este fenómeno.

Probablemente lo que atrae más la atención de los curiosos es la prestación del servicio en sí, aspecto del que casi no he hablado. Y eso que, cuando la gente se entera de que llevo un blog sobre prostitución, lo primero que se imaginan es que voy contando mis batallitas sobre si me he acostado con ésta o con aquella, qué me han hecho y que me han dejado de hacer. No, a mí eso es lo que me parece más intrascendente. En primer lugar, porque es un tema privado y en segundo, si quieren que les cuente qué es lo que pasa... lo encontrarán decepcionante. Se echa un polvo, básicamente. Así, sin más. Una canita al aire. Y a veces pues charlas con la chica, o escucháis música, os ducháis, veis la tele, miráis internet en el móvil, os enseñáis fotos... pasáis el rato, vamos. Ya está, fin de la película.

El interés que despierta en mí la prostitución no se limita a la mera prestación de servicios sexuales, pero si es de lo que toca hablar entonces hablemos de ello. Lo cierto es que este tema en concreto se agota rápidamente: es sota, caballo y no llega a rey. 



Realmente los aspectos más interesantes no tienen lugar dentro de la habitación sino fuera de ella. Hay vida más allá de la cama. Esto es... como una pareja. Sí, desde luego la atracción sexual juega un papel innegablemente relevante en una relación, pero como cualquier mujer una prostituta tiene mucho más que ofrecer que su sexo. Obviamente es posible limitarse al puro "mete-saca", buena parte lo hacen... y se pierden muchas cosas. No crean que es que me las esté dando del tipo super-profundo, no, es que es así: uno va de "putas" para disfrutar, ¿no? Correcto. Pero no sólo lo pasa bien follando, ¿o sí? No olvidemos que son personas que ejercen una actividad, cuya vida tampoco se circunscribe al 100% a su trabajo. Y al igual que cualquier otra persona tienen sus hobbys, sus gustos, sus intereses... puede gustarles la cocina, los juegos de azar, las compras (eso sí, a casi todas jajaja), la música, salir a bailar, beber... lo mismo que a todo el mundo. Son putas, no marcianas. Y en mi caso pues me han aportado algo que absolutamente nadie más podía darme. ¿Qué creen ustedes que puede ser? ¿Sexo? ¿Compañía? Jeje. No sólo, eso puedes conseguirlo de muchas maneras. Lo que nadie más tiene que una puta es INFORMACIÓN. Conocimiento directo, profundo y real de su situación.

Ese conocimiento es el que he querido transmitirles desde que comencé el blog. Pero claro, las palabras tienen un alcance limitado. Hoy en día lo que triunfa es el formato audiovisual, es el consabido "más vale una imagen que mil palabras" y por eso les traigo el vídeo realizado por una de estas chicas contando a través de muñequitos en qué consiste y cómo se desarrolla un servicio. Nada más simple, hoy se lo explicamos con plastilina:




Ahí lo tienen. El aspecto que suelen subrayar es que ELLAS TIENEN EL CONTROL, no el cliente. Y joder, ¡es que es así! Siempre lo he dicho, si quieres que la chica te trate bien es sencillo: compórtate bien con ella. Y al revés, si quieres que sea un asco contigo pues también sabes qué hacer. De hecho, por eso nos encontramos con que las referencias de una misma chica pueden ser tan diversas de un cliente a otro. Uno dirá que le ha ido genial con ella, y otro de pena. Seguramente ninguno haya mentido, y es que la actitud de la chica habrá sido un reflejo de la que haya mostrado el cliente. Al tío que es un imbécil ya desde el primer momento, ni le atienden. Y es que lo último que las interesa es tener problemas. Luego cada chica marca sus límites: hay chicas que besan y otras no, que chupan y que no lo hacen, o las que las gusta que las chupen y las que jamás te lo permitirían. Cada chica te dice hasta dónde llegar, y si quieres ir más allá ella es quien debe darte permiso. Normalmente lo que no toleran, como muestra el vídeo, son ciertas prácticas (principalmente sexo anal... a no ser que expresamente anuncien que lo hacen) o la falta de respeto y el comportamiento rudo. Y el tema de la higiene, eso por descontado, el que vaya oliendo a chota ya se puede olvidar de que le hagan nada.

En mi caso particular, lo que me gusta es que la chica se moje, que se desinhiba, que se la vea cómoda. Si ella lo pasa bien, tu también vas a disfrutar. Y si la gustas y te coge confianza entonces esas barreras que pone ante el cliente van a irse desdibujando según te vaya considerando más su amiguito. A lo mejor ya no es tan rígida con el tiempo, o no te pone goma... o aún mejor, se va abriendo y contándote sus cosas. He oído muchas veces eso de que las chicas no van a ser sinceras con nosotros, por el tipo de relación que mantenemos. Muy al contrario. Precisamente debido a la confianza y proximidad los clientes somos aquellas personas con quienes pueden contar.

Pero bueno, prosigamos porque esto tiene más miga. Cuando la chica comenta que en la misma llamada discrimina a los clientes y no atiende a los idiotas (jerks), ¿saben a qué se refiere? Vamos a verlo:




Este PAR DE PAYASOS son el ejemplo más claro del tipo de tíos a los que cualquier prostituta DETESTA. La verdad es que he tenido que poner mucha fuerza de voluntad para ver el vídeo, de la vergüenza ajena que he pasado. A pesar de lo impresentable que resulta, hay algunos aspectos muy llamativos como las respuestas que les dan... si pretenden vacilar a las chicas, no saben con quién se meten. Encima es que parecen orgullosos de lo que están haciendo. Evidentemente estos dos no tienen la menor intención de contratar un servicio, pero sí puede hacerlo gente que parezca muy maleducada, que se crea superior a las chicas o perturbados. Bueno, pues son a los que ni dan una oportunidad y me parece que todos haríamos como ellas.

¿En alguna ocasión no han querido atenderme? La respuesta es SÍ. Sobre todas las cosas, hay una que las prostitutas abominan como si fuese el mismísimo diablo. Y es que aúna todos los males anteriormente descritos: maltratarlas, abusar de ellas, no pagarlas... Lo peor que puede encontrarse una prostituta en su puerta es lo siguiente, esto cambia las reglas ya que PIERDE TOTALMENTE EL CONTROL y se ve sometida a una voluntad ajena:




La policía. Este vídeo ha sido realizado por la ex prostituta y activista Norma Jean Almodovar para denunciar las extorsiones policiales que tan frecuentemente padecen (no es la primera vez que lo pongo). Pueden comprobar qué enorme diferencia existe entre el cliente y el policía. El cliente hace lo que la prostituta diga, y la prostituta lo que diga el policía. De hecho es muy común ver cómo en la TV suelen salir portavoces de la policía contando las penalidades y vejaciones que sufren las prostitutas, y yo alucino con la jeta que le echan al asunto porque si lo saben es porque son ellos mismos quienes lo hacen. ¿Recordáis el caso de Coslada? Llegó a salir a la luz pública que las chicas eran objeto de "extorsiones", "violaciones" y "brutales palizas" por parte de la policía. Policía que organizaba charlas sobre la "trata" y se apresuraba en condenar la prostitución como "violencia contra las mujeres". Coño, no va a serlo, ¡bien lo sabéis porque sois los causantes! Mira que hay que ser sinvergüenza, canalla y gentuza. Pues volviendo al punto anterior, debido a esto una prostituta también puede rechazar a su cliente: bien porque la policía se lo ha ordenado, bien porque se sabe vigilada y no quiere meterse en problemas. Y sucede cuando el cliente mete las narices donde no debe y "se implica mucho y sabe demasiado". Como dicen las chicas, "la curiosidad mató al gato".

En fin, creo que gracias a estos vídeos y mis comentarios podréis haberos formado una imagen más fidedigna de cómo prestan sus servicios las chicas y afrontan las diferentes situaciones que se pueden encontrar (un cliente corriente, un anormal o un policía). Si todavía os habéis quedado con hambre y lo que queréis es ver en sí cómo es la prestación del servicio os dejo con el enlace a un vídeo que os podéis descargar DE CONTENIDO CLARAMENTE PORNOGRÁFICO (el aviso está hecho). Trata sobre una joven que usa Internet para anunciarse, concierta una cita con un tipo y hacen lo que tienen que hacer: Greta - Perky Teen Tries Sex Dating for Cash



También podéis ver, en este mismo blog:

· ¿Cómo es con una puta?
· Cómo (no) tratar con prostitutas (con vídeo de humor)

lunes, 21 de julio de 2014

La historia de Fernanda

Se habla mucho de la prostitución, pero es infrecuente que quienes lo hagan sean las propias prostitutas. Creo que ellas deberían tener un papel preponderante en el debate existente sobre esta materia, y por eso en este blog les acerco tantas historias, testimonios y relatos contados por ellas mismas. Muchas, como Fernanda (y Marien, Paula VIP, Alejandra, etc...), crecieron y fueron educadas en un ambiente muy alejado de la prostitución. La ventaja de esto es que no han perdido esa conciencia de cuando "no eran putas" y por ello pueden hacerles comprender mejor su situación y vivencias a aquellas personas ajenas a este mundo.

Cuando comencé a escribir sobre prostitución decía, como tantas otras personas vinculadas a esta realidad, "hablen con las chicas". Era lo que yo había hecho, y lo que me había ayudado a ir desprendiéndome de las equivocadas creencias que arrastraba. Pero pasaban los años y veía que las posiciones de ciertas personas no cambiaban. Y es que este ejercicio, que me resultaba sencillo, para otros se presentaba como una dificultad insalvable. Acabé dándome cuenta y aceptando la realidad: no a todo el mundo le resulta tan fácil hablar de una manera distendida y natural con las prostitutas. Es más, cuando fui investigando más y conociendo las "investigaciones" de determinados periodistas y académicos no pude sino alarmarme ante lo que me parecían enormes errores. Efectivamente, algunos sí que llegaban a tratar con prostitutas... pero lo hacían de una manera tan torpe, tan forzada, tan intrusiva y carente de todo tacto que resultaba contraproducente. De hecho, a veces más que conversaciones parecían estar sometiéndolas a un interrogatorio. Las chicas detectaban inmediatamente que no eran "de su mundo" y, por decirlo de forma que no ofenda a nadie, no respondían con total sinceridad a sus cuestiones.

Y casi peor era cuando contaban la verdad, pues para llegar a ver las cosas como ellas las ven tuvieron que pasar un largo y complejo proceso de adaptación. Eso es algo que hay que vivir, que por mucho que se explique no se puede entender si no se experimenta. Fue algo que me pasó, lo que ellas me decían con total naturalidad me parecía inconcebible. Sencillamente no estaba preparado para escucharlas. Yo no podía ACEPTAR que una prostituta estuviese contenta con su trabajo, que no encontrase una particular dificultad en acostarse con distintas personas a las que no conocía de nada, que se sintiese bien consigo mismo. En mi mente, eso NO PODÍA SUCEDER. ¿No era acaso lo que me habían enseñado desde pequeño? Así pues mi reacción inmediata era negar la evidencia y buscar alguna explicación que permitiese invalidar sus afirmaciones, como que estaban "trastornadas" o eran "irrecuperables" (que es lo que sostienen los sectores abolicionistas), más aún cuando me revelaban situaciones aún más perturbadoras como las ilegalidades cometidas por las autoridades policiales. Eso tiraba abajo mi Mundo, construido sobre pilares tan maniqueos como incuestionables.

No es lo mismo ver la prostitución desde dentro que desde fuera.  Las prostitutas y otras personas de su entorno vamos dando nuestros testimonios porque creemos que la imagen estereotipada que se tiene sobre este fenómeno cambiaría muchísimo cuando se vaya conociendo a fondo.



Por lo dicho, no puedo en realidad culpar a quienes rechazan la prostitución. SON VÍCTIMAS. Víctimas de la ignorancia, de una educación deficiente, de la socialización en la cultura de la intolerancia. No podemos pedirles sin más que hablen con las prostitutas cuando ni las respetan ni las consideran iguales. En tales condiciones es impensable. Del mismo modo que las prostitutas no les ven como gente "de los suyos", la aversión que sienten estas personas hacia las prostitutas les bloquea por completo. 

Entendiendo que si la sociedad no hacía el esfuerzo por acercarse a la prostitución entonces tendrían que ser las prostitutas quienes diesen el paso para darse a conocer, surgieron varias iniciativas por parte de estas mujeres. Por ejemplo, el año pasado hablé de la campaña "soy feliz siendo prostituta". Se trataba de hacer ver la realidad de la prostitución para combatir el rechazo que padecen. Sin embargo no consiguieron nada porque las separaciones sociales entre ellas y quienes las desprecian son abismales. No hace falta más que miren la lista de "expertos" que nos presentan los abolicionistas en sus charlas: altos cargos políticos, representantes de organizaciones internacionales, portavoces de ONGs generosamente subvencionadas... esa "gente de bien (vivir)" que Fernanda llama "parásitos". ¿Qué son para ella trabajadoras sexuales como Angélica Villón, Margarita Carreras o Herminda González? NADA. O menos que eso, mierda que se queda pegada a los zapatos. Da igual digan lo que digan, porque para ellos es "chusma" a la que no se escucha. Son personas pobres, de clase trabajadora, en su mayoría inmigrantes. No las pueden considerar como interlocutoras válidas.

Ahí reside la ventaja de mujeres como Paula VIP, Samantha Mar o Natalia Cervantes. Ya no hablamos de "putas de toda la vida", de calle, que jamás han tenido derechos ni esperanza de verlos algún día reconocidos. No, ahora son mujeres DE SU CLASE SOCIAL, que les hablan en un lenguaje que entienden. Por supuesto que no me gusta esta situación, pero si así es como están las cosas hay que reconocer la realidad. Es más, personalmente siento más simpatía y me encuentro más identificado con las chicas de la calle. Es mi gente. Pero no somos nosotros quienes gobernamos, si queremos llegar a "los que mandan" tenemos que ponerles delante a gente que consideren "aceptable". Así es como está montado el mundo en que vivimos.

La última (y única, por el momento) Ministra de Igualdad del gobierno de España, la Ilma. Dña. Bibiana Aído Almagro, en una visita a los talleres de costura de la ONG APRAMP hace varios años. Representa el paradigma de autoridad pública cuyas decisiones afectan de manera directa a quienes ejercen la prostitución en este país. Con sólo verla (y si la escuchan ya para qué contarles) ya se pueden hacer una idea de qué tipo de persona es y lo que la preocupa la suerte que corran las prostitutas.



Las prostitutas más acomodadas o "escorts", como Fernanda, nos posibilitan salvar este hándicap que tradicionalmente nos viene lastrando. He de reconocer que al ver a estas "fresas" ("pijas", en España) tan alejadas de la realidad de la calle mi primera impresión no fue particularmente positiva. Pero tras ir conociéndolas he aprendido a valorarlas, ciertamente yo glorificaba la prostitución de calle frente a la de "alto standing" porque son necesarios unos conocimientos y habilidades específicos. Sin embargo, lo mismo puede decirse al revés. Eso es lo bueno, que podemos complementarnos. Por ese mismo motivo también debemos buscar aliados entre aquellos profesionales ajenos al mundo de la prostitución, pero que gozan de reconocimiento social y proyección mediática (abogados, académicos, trabajadores sociales...) Únicamente con nuestras propias fuerzas no tenemos capacidad para influir en la clase dirigente.

Lo que nos cuenta Fernanda no es en sí nada novedoso. Sin embargo el suyo es uno de los relatos mejor redactados y más ilustrativos que conozco. Como con tantas otras historias, la motivación INICIAL comienza siendo puramente económica. Es lo que los abolicionistas llaman "situación de vulnerabilidad", y les lleva a establecer una relación de causalidad directa entre pobreza y prostitución. Desde luego no voy a negar que casi siempre hace falta un elemento que actúe como revulsivo para entrar en este Mundo. Pero lo que no podemos dejar de preguntarnos es, ¿cómo vive hoy esa decisión? ¿Se arrepiente de haberla tomado? ¿Por qué no tomó antes este camino? Y es que hay un elemento muy importante que se omite al tratar el trabajo sexual, y es que si no fuese por los MIEDOS Y PREJUICIOS existentes muchas más personas estarían puteando. 

Ella reconoce que, gracias a ser mujer ("poniendo nalgas"), ha tenido más posibilidades que de haber nacido varón (como dice el viejo refrán castellano, "quien tiene un coño, tiene un tesoro"). ¿Qué hubiese sido de su vida de llamarse Fernando? Pues lo más seguro es que tuviese que trabajar de la mañana a la noche para simplemente poder subsistir. Yo al menos considero que en nuestra sociedad las "desigualdades de género" benefician -y mucho- a las mujeres, aunque existen muchos otros factores de diferenciación social más relevantes (por ejemplo la nacionalidad, la familia, o la lealtad política). Por otra parte, relata cómo la "captación" fue llevada a cabo por una amiga (cuidado, esto en algunos países es delito) y dio el paso voluntariamente. En su trabajo como escort independiente la seguridad siempre es un asunto importante, y debe guardarse las espaldas. Vamos, como se haría en cualquier negocio. Pero en muchos países no puede contratar legalmente protección privada, con lo que se precarizan sus condiciones. Hay que entender que NO toda persona que se beneficie económicamente de una prostituta la está perjudicando, ella puede desear contratar una larga serie de servicios (transporte, fotografía y marketing, seguridad...) que considera necesarios para el ejercicio de su labor. Catalogar estas prestaciones como "explotación de la prostitución ajena" y castigarlas penalmente significa precarizar las condiciones laborales de la prostituta.

Finalmente nos hace una de las declaraciones más reveladoras que espero que algún día lleguen a asumir los críticos con el trabajo sexual. Que la prostitución puede permitir la autorrealización personal, que no todas las personas que la practican se sienten mal consigo mismas, es más, pueden sentirse muy valoradas y queridas. Y es que, como vengo diciendo, el deleite sexual no se logra a costa de otra persona sino con ella. Sexualmente hablando, uno lo pasa bien cuando su compañero/a también está disfrutando. Está en el INTERÉS PROPIO de prostitutas y clientes tratarse bien mutuamente.




Por Fernanda Siempre, Publicado en el Periódico METRO el 31 de mayo de 2007

Soy mexicana, alegre, relajada y de una familia tan normal o tan loca como muchas. Crecí al sur de la Ciudad de México, en una colonia de esas de clase media pa’ arriba. Estudié en buenos colegios y digamos que estuve rodeada de esos parásitos que se llaman a sí mismos “gente bien”. Viví una infancia agradable, durante la cual nada me hizo falta. En 2002, cuando tenía 18 años, comencé a trabajar de escort anunciándome en Internet. Una no nace profesional, pero lo puta es algo que se lleva dentro. Yo nací con esa vocación. Mi primera relación sexual fue a los catorce, con un tipo casado y que me doblaba en años (y en otras cosas). Fui su amante por un tiempo y mantuve con él las más libertinas relaciones que a esa edad podían vivirse. Pero en este país, la fortuna puede ser sólo una suave línea que separa la farsa de la realidad. A estas alturas no sé si mi papá murió porque nos quedamos en la calle o si nos quedamos en la calle porque mi papá murió, el caso es que de la noche a la mañana pasé de ser una niña consentida a indigente. De pronto me arrebataron todo lo mío y mi mamá comenzó a dar clases de inglés por unos cuantos pesos que no alcanzaban ni para pagar los gastos de la casa. Y no es que me tire de a mártir, porque de entre los muchos papeles que podré jugar en la vida, creo que ese es el que menos me queda. Simplemente son cosas que pasan; pero se siente de la fregada cambiar tan de repente el ritmo de vida.

Lo fuimos perdiendo todo poco a poco. Yo, que siempre había disfrutado tanto los obsequios de la buena vida, tuve que hacerme de un trabajo miserable. Conseguí con un cuate, previa entrega de las nalguitas, una chamba mal pagada como instructora de spin. Toda la vida he hecho ese ejercicio y estoy capacitada de sobra para conducir un grupo. Pronto tuve a mi cargo a varios grupos de viejas regordetas, muchachas anoréxicas, algunas muñequitas fresas y uno que otro maricón.

A la sesión de las 11 de la mañana venía una chica argentina. De unos treinta y pocos añitos, rubia, delgada y de grandes ojos azules. Magnífico cuerpo y bello rostro. Me cagaba verla llegar todos los días con diferentes pants (siempre de marca) y salir vestida del spin como muñeca. Tenía un porte estupendo y arrogante. Casi no hablaba con nadie. Yo estaba segura de que se trataba de una tipa fresa (digo, importadas y todo, pero donde quiera hay niñas fresas) mujercita de un marido rico que le mantenía su holgazanería. Me daban unas ganas locas de ser ella.

Después de todo y pese a lo que cualquiera supondría, la argentina resultó simpática y de repente nos hicimos amigas. Se llamaba Paty y vivía en la colonia Roma, a unas cuantas calles del spin, pero supe a qué se dedicaba sólo después de haberle contado las calamidades que estaba viviendo. Es fácil, me dijo, se gana mucha plata, sólo es cosa de tomarla con calma y podés salir de apuros. 

Me gustaría que fuésemos un poquito más amplios de miras y tratásemos de no quedarnos en las valoraciones e imágenes superficiales. Detrás de cada puta suele haber siempre una muy buena historia, como cliente he podido conocer varias de ellas y deseo compartirlas con ustedes. No se trata de morbo o de cotilleo, sino de humanizar a un colectivo que, por desconocido, ha sido históricamente muy rechazado.



Puedo decir que antes de eso la idea ni siquiera había pasado por mi cabeza. Es más, hasta puedo afirmar que me ofendí. En cualquier caso estaría mintiendo. He llegado a pensar que todas las mujeres en algún momento de la vida soñamos con la idea de tener sexo por dinero. La diferencia es que lo que para la mayoría es sólo fantasía, habemos algunas que lo llevamos a la práctica. Ganándonos, desde luego, la envidia y el rencor de aquellas que nunca se atrevieron. 

Después de todo, pensé, ya había conseguido muchas cosas a lo largo de mi vida poniendo a mis nalgas como intermediarias, siempre con magníficos resultados, pero sin duda inferiores a los que podría obtener tasándoles un arancel razonable. 

También mentiría si les digo que fue fácil. Parece sencillo, ponerle precio al cuerpo como si se tratara de etiquetar papas en el supermercado, pero siempre es difícil hacerse a la idea de que le estás poniendo un importe a tu intimidad. Estoy de acuerdo con que la virginidad, el pudor y la sexualidad están sobrevaluadas, pero siempre pesa la duda sobre hasta dónde llega lo que entregas. 

Luego vienen dos obstáculos a salvar: el miedo y el asco. Siempre se corren riesgos en la vida, pero llegar a un cuarto de hotel a buscar un hombre solo, al que nunca antes has visto, sin más protección que tu buena suerte y muchos condones, no es la mejor idea de seguridad para una muchacha medio fresa y con apenas 18 abriles encima (menos en una ciudad como ésta); y la idea de encontrar tras la puerta un hombre sucio y repugnante al cual tengas que abrirle la piernas y el alma para atenderlo, no es precisamente la imagen de una velada romántica. 

Pero cuando existe vocación, esas cosas se superan sin mayor problema. Claro, creo que como los artistas, que dicen que siempre sienten los mismos nervios antes de entrar al escenario, nosotras también, antes de tocar a la puerta regresa un poco de ese miedo y ese asco que dan la incertidumbre, pero invariablemente el temple te permite salir airosa de cada encuentro. 

Una buena puta, como Fernanda, es la que se siente cómoda con su trabajo. La que ya es "propensa natural" al puterío y se enorgullece de ello. La que hace de su "vocación" su estilo de vida.



Mi anuncio con fotografía apareció en Internet más o menos una semana después de mi charla con Paty, ella me ayudó tomando aquellas fotos. Esa tarde comencé a atender llamadas. Cuando se es propensa natural a las artes de la putería, una se hace experta de la noche a la mañana. Es como un don. Es muy sencillo. Los hombres no quieren simplemente gozar. La fantasía, la madre de todas las quimeras masculinas es, para sorpresa de cualquiera, que la mujer con quien comparten goce. Creo que es el único acto realmente generoso de su sexo. Para que un hombre disfrute realmente de una relación por la cual pagó no es suficiente que tenga el más impresionante de sus orgasmos; es necesario que esté seguro de que su pareja también lo disfrutó. 

En este oficio aprendemos a conocer los ritmos y las reacciones de nuestros clientes. Si un hombre quiere que lo hagamos sentir poderoso, se va creyendo que es dios. Si un cliente espera sentirse amado, aquí encuentra unos pechos donde guarecerse, si lo que quiere es sólo sexo, acá está esta piel que en cada centímetro se entrega con la única intención de complacer. 

A primer cliente lo atendí en el Hotel Revolución. Era mayor de treinta pero menor de treinta y cinco. Entre sus brazos, desde aquella primera vez, aprendí muchos de los secretos del oficio. Cruzar esa puerta fue el paso más difícil que he dado; dejarla abierta como un buen modo para subsistir y recrearme mejoró mi vida. Después de todo, somos un bien necesario. Somos la promesa de que todo es posible. Más que cuerpos tibios con tacones, faldas cortas y escotes, supe que me había convertido en una tregua. Ese tiempo y ese espacio donde un hombre podría abandonarse a su fantasía. Comprendí, entonces, lo que era ser y sentirse mujer, en toda la extensión de la palabra.

miércoles, 16 de julio de 2014

No hablamos el mismo idioma

Muchas veces he tratado este tema y nuevamente he de sacarlo porque siempre caemos en lo mismo. Vamos a ver, me parece perfecto que se opine lo que se quiera e incluso que los diferentes medios decidan a qué personas dar voz y a cuáles ignorar. Con lo que no estoy tan de acuerdo es en que se den datos o se mencionen supuestos hechos o situaciones como indudablemente ciertos sin haberse documentado lo suficiente, sin investigar o contrastar la información. Creo que los periodistas lo llaman rigor, aunque es un término que en la actualidad va a acabar cayendo en desuso.

Todo esto viene a cuento de un artículo publicado ayer en el diario 20 minutos, firmado por la feminista María Pazos. Montse Neira respondió a él negando que las afirmaciones hechas fuesen ciertas, y varios otros lectores mostraron asimismo su desacuerdo. Yo escribí una respuesta (todavía no han autorizado su publicación, he aprovechado para corregirlo levemente y colocar algún enlace) en la que trato de acercar posturas y disipar un poquito las discrepancias existentes. Esto es básicamente porque se aportan cifras que resultan del todo incompatibles. ¿Quién tiene razón? Pues no voy a ser yo quien dirima la disputa, simplemente EXPLICO (que es de lo que va este blog, de que se CONOZCA la realidad de la prostitución) por qué cada parte dice lo que dice y en qué se fundamentan. Que oigan, que yo ese 95% de víctimas de trata lo suscribo, es cierto. No puedo decir que sea falso, no lo es. Sólo que responde a una DETERMINADA definición de trata, distinta a la que otros emplean. ¿Cómo van a coincidir los porcentajes de Montse y de María si cada una habla de una realidad diferente? No mezclemos "peras con manzanas".

Aquí tienen mi comentario, espero que quede aclarado que NINGUNA DE LAS DOS MIENTE. Sencillamente hablan un idioma distinto. Mantienen distintos conceptos sobre los términos (trata como ejercicio de la prostitución en un lugar que no sea el de residencia frente a realizarla en situación administrativa irregular), beben de fuentes diferentes (informes de la guardia civil contra la experiencia personal y el contacto directo y continuado con multitud de prostitutas) y, por supuesto, parten de posicionamientos teóricos que nada tienen que ver (feminismo institucional versus realidad de quien ha tenido que sacarse las castañas del fuego desde jovencita). Para que el lector pueda interpretarlas, yo se lo traduzco:



Hola, muy buenas. Llevo 10 años como cliente de prostitutas y, al igual que Montse, he acabado convirtiéndome en un investigador de esta realidad y en activista por los derechos de los trabajadores sexuales.

Como han señalado algunos comentarios, este texto contiene algunas... inexactitudes. No voy a decir que sean intentos deliberados de engañar, no, por supuesto, estoy seguro de que eso ni se le pasaría por la cabeza a la autora. Seguramente su indignación y el acaloramiento del momento sean las causantes de que cometiese tales errores.

Comenzando con el 95% de víctimas de trata, que además refuerza citando a la GC como fuente. Bien, la Unidad Técnica de la Policía Judicial de la Guardia Civil elaboró una serie de informes sobre el tráfico de mujeres y la explotación sexual centrado en los clubes de carretera desde el año 2000 hasta creo que el 2007 (aquí tenéis el primero). En él hacían un recuento de prostitutas, a las que denominaban siempre víctimas porque los convenios internacionales que ha firmado España prohíben que se hagan censos de prostitutas (así que al llamarlas "víctimas" técnicamente no vulneraban la legalidad... pero que el lector considere si es una práctica honrada o fraudulenta) y establecían que entre el 95-98% eran de ORIGEN EXTRANJERO. Como, para la corriente abolicionista, TODA persona que ejerza la prostitución en un lugar distinto del de residencia INDEPENDIENTEMENTE de que exista o no coacción o haya o no consentimiento (que son dos circunstancias que otras personas consideramos necesarias para hablar de "trata") es "víctima de trata" pues ya tenemos la famosa cifra.

No digo que ese dato sea falso, simplemente cómo se ha obtenido. Porque según empleemos una u otra definición de trata obtendremos un porcentaje distinto. Por ejemplo, para Montse Neira o Hetaira toda prostituta que se halle en situación irregular (al igual que establece la Unión Europea, por cierto) sería también víctima de "trata". Y después hay autores como José Luis Solana que equiparan trata con prostitución coactiva, que es digamos la percepción social existente. Entonces podríamos estar hablando de un porcentaje mucho menor.

Al respecto, lo que en esos informes la GC nos dice es que a pesar de "animar" a las víctimas a denunciar (es decir, que si no lo hacían las deportaban... miles de prostitutas "liberadas" han sido deportadas, a la fuerza y contra su voluntad, a sus países... y de eso no se habla) y a pesar de haberse reunido con ellas equipos especializados de la EMUME fuera de los clubes (nos están diciendo que se las llevaron a los calabozos, os hago yo la traducción) el porcentaje de denuncias que obtuvieron de las chicas fue ínfimo, en torno al 1%. Y hablamos de denuncias por cualquier delito, no que estuvieran retenidas allí contra su voluntad. Como dice María, el lucrarse de la prostitución es delito en España. Si la policía averiguaba que la prostituta convivía con alguien o enviaba remesas a su país, eso es considerado delito. Si la chica había entrado en España de manera irregular o había agotado el periodo que la Ley la otorgaba eso también es delito (por eso muchas se quedaban 3 meses, marchaban y volvían).

Por consiguiente, incluso ese porcentaje marginal de denuncias está HINCHADO. Asociaciones como CATS, que llevan muchísimos años trabajando con prostitutas han reportado que los casos de prostitución forzada son anecdóticos (han hallado uno sólo a lo largo de su historia). Personalmente, he conocido a miles de prostitutas y apenas dos de ellas podrían considerarse "víctimas de trata" por haber sido inducidas a ejercerla bajo engaño (las dijeron una cosa en su país y luego aquí se encontraron con otra diferente). Pero en ningún momento se ejerció violencia física o amenaza contra ellas, y de hecho una sigue ejerciendo la prostitución 7 años después de llegar a España y otra lleva como 30 (es decir, que continuaron en ella por decisión propia). Si las escuchaseis como proponen las de Hetaira, sabríais que normalmente denuncian que la violencia, agresiones y abusos que padecen provienen de... sus autoproclamados "liberadores": las fuerzas y cuerpos de seguridad, los políticos y las feministas. Si queréis que hablemos de porcentajes, el 99% de prostitutas que he conocido me han relatado episodios de violencia ejercidos por los CYFSE o las policías locales y autonómicas. El Colectivo Hetaira, que ha contestado a esta noticia y tiene contacto con muchas mujeres en situación de prostitución, podrá respaldar esta afirmación. De hecho, existen informes oficiales elaborados por organizaciones tan prestigiosas como la Contraloría de Bogotá o el Open Society Institute que avalan mis palabras situando estos abusos como la principal preocupación de las meretrices (hay que matizar que se centran en el colectivo de prostitutas que ejercen en el medio abierto, en la calle).

Para terminar, y en lo que respecta a los anuncios de contactos, pues igualmente podemos hacer caso a la Versión Oficial que nos cuentan nuestras autoridades o a periodistas de investigación de amplia trayectoria y reconocido prestigio como EDUARDO INDA Y ESTEBAN URREIZTIETA, quienes destaparon el famoso montaje de la Operación Afrodita, presentado como "el mayor golpe a las redes de prostitución en España". Nuevamente, el Colectivo Hetaira aquí presente puede tener algo que decir ya que en su día emitió un comunicado calificando tal operativo como "un montaje político" (¿político? ¿qué ganarían nuestras autoridades públicas con ello? Por favor, "Hetairas", explicadlo abiertamente). Lo que hicieron este famoso par de periodistas que como sabéis han destapado notorios casos de corrupción, fue sencillamente escuchar a las chicas. Eso es lo que pide Hetaira. Y lo que yo os digo es que, dependiendo de a quién escuchéis vais a oír un cuento distinto. Ustedes eligen si escuchar a las prostitutas o a nuestras autoridades. Mejor atiendan a lo que dicen todas las partes y luego saquen sus conclusiones, que es la opción que he tomado yo.

Espero haber arrojado un poquito más de luz sobre este tema, quedo a su entera disposición y si tienen cualquier pregunta no duden en formulármela e intentaré responderla lo mejor que pueda.

Luz y taquígrafos, María Pazos, luz y taquígrafos :-)

sábado, 12 de julio de 2014

Cuatro putas

Hoy les traigo la entrevista que Dña. Hibai Arbide Aza, periodista de Diagonal, realizó a cuatro mujeres que ejercen la prostitución sobre aspectos concernientes a su trabajo, a los problemas del día a día que confrontan, a la percepción social de la prostitución y al posible abordaje legal que podría tener.

Como comenta al comienzo, considero que nadie puede explicar su situación y deseos mejor que ellas mismas. Ya sabéis que la política de este blog ha sido siempre dar voz a todas las partes, independientemente de sus planteamientos, pero particularmente centrándose en las prostitutas y su entorno más inmediato debido a dos motivos fundamentales. En primer lugar, porque entiendo que el conocimiento que puedan tener de esta realidad va a resultar con una alta probabilidad mucho más completo y preciso que el de autoproclamados "expertos" que no han salido de sus despachos. Que si queremos saber qué es y cómo funciona la prostitución lo que hay que hacer es acercarse a quienes la viven. Puede parecer una obviedad pero creedme, no es así. Determinados posicionamientos hacen precisamente lo contrario.

En uno de los carteles en esta concentración de prostitutas podemos leer "Las voces de las prostitutas no serán silenciadas". Constantemente somos testigos de los esfuerzos que se hacen para prescindir de las perspectivas que puedan aportar los actores principales de la prostitución. Nos dicen que las putas están "alienadas" y enfermas, que los empresarios son unos cabrones que ocultan oscuros intereses y que los clientes no podemos pensar en otra cosa que en satisfacer nuestras más primarias pasiones. Yo creo que hay mucha gente que habla sobre este tema y no tiene NI IDEA, pero no por eso les censuro ni les difamo, antes al contrario deseo que abran la bocaza para que evidencien su ignorancia. Sólo pido que antes de opinar hagan el favor de escuchar a unas cuantas prostitutas, si es posible mejor en vivo y en directo. No es una exigencia ni descabellada ni demasiado difícil de satisfacer como puede atestiguar la autora de la entrevista que les traigo en esta ocasión.



En segundo lugar, y esto es algo derivado del anterior punto, porque han usurpado la voz de quienes se encuentran en contextos de prostitución. El problema no es que quienes aparezcan en los medios sean políticos, portavoces de la policía, periodistas, feministas, académicos o juristas y monjas como en el programa que Arbide menciona. Si eso está muy bien, lo aplaudo, esas personas también inciden en esta realidad y por supuesto que han de ser tenidas en cuenta... pero no SÓLO ellas. Porque no está ahí alguna prostituta para que podamos contrastar el discurso de los invitados de la SER, o si por alguna razón no pueden (espero que no sea que no quieran) coincidir con ellas no se hace otro programa en el que cuenten con sus testimonios. No, es que no aparecen. Y no es que no quieran dar su opinión, sino que muy poca gente parece verdaderamente interesada en conocerla. Algunos medios, de hecho, parecen principalmente preocupados por excluirlas del debate.

Pero además este texto tiene un valor añadido extra, algo que soy incapaz de aportar: su autoría. Viene firmado por una mujer, de conocida trayectoria feminista y políticamente de izquierdas. De hecho es periodista de Diagonal, periódico sucesor del extinto "Molo" y de tendencia anarka. Vamos a decir las cosas claras: no creo que una persona por el hecho de ser mujer tenga mayor credibilidad que un hombre al tratar temas "de género", ni opino que por ser ella periodista necesariamente aborde el tema con mayor objetividad que un "putero" y, por supuesto, me cisco en esa supuesta superioridad moral de las izquierdas de acuerdo a la cual se arrogan en exclusiva la sensibilidad social. Sin embargo existe un importante número de personas que no piensan así. Soy totalmente consciente de que, ante determinado público, arrastro un enorme déficit de credibilidad y probablemente desestimen de plano todo lo que diga. Aunque pienso que "la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero" muchos no comparten esta afirmación y creen en los argumentos "ad hominem". Está bien, ¿pasan de mí? Bueno, entonces les traigo a alguien a quien hagan más caso. 

Por supuesto pueden Y DEBEN dudar de todo lo que les digan. Pero al menos háganlo teniendo testimonios de primera mano como los que Hibai y yo tratamos de acercarles.



Hablamos con cuatro putas sobre trabajo sexual, estigma, trata y legalización de la prostitución.

Por: Hibai Arbide Aza, martes 10 de junio de 2014

“El único problema real que hay hoy es que el ayuntamiento se ha empeñado en hacer políticas que favorecen la especulación. Aquí encontró una mina de oro para especular y por eso nos quieren sacar de aquí. Realmente no es porque nosotras seamos problemáticas. La prostitución no es lo que degrada el barrio, a diferencia de lo que tratan de hacernos creer.”

Pongo la radio mientras desayuno. El presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco Juan Luis Ibarra y la monja María Luisa del Pozo hablan sobre la reinserción (sic) de prostitutas en la SER. Reinserción. Al parecer, las putas están fuera de la sociedad y hay que facilitarles su re-entrada. Escucho al juez decir que la mayoría vienen voluntariamente pero los intereses de la deuda contraída son tan altos que no los pueden pagar y se ven obligadas prostituirse. Eso es trata de mujeres”.

El simplismo del magistrado me crispa. Eso no es trata, pienso mientras apuro el café, eso es capitalismo; es la economía de la deuda de la que habla Silvia Federici. Todas trabajamos para pagar las deudas que nos vemos obligadas a contraer para vivir. Entonces me acuerdo de mi libro de cabecera respecto al trabajo sexual, Los pasos (in)visibles de la prostitución: estigma, persecución y vulneración de derechos de las trabajadoras sexuales, de la editorial Virus.

Tengo la tentación de escribir un artículo para explicar que, en realidad, puta es como se califica a cualquier mujer que no se pliega a las imposiciones del patriarcado. La promiscua, la libre, la divorciada, la madre soltera, la lesbiana, la segura de sí misma, la que aborta, la que se apoya más en sus amigas que su marido, la que decide criar a sus hijos según su criterio… Y, por supuesto, la profesional del sexo.

Luego me doy cuenta de que ese artículo es banal; es mucho más interesante que hablen ellas. Así que entrevisto a Sandra, Janet, Verónika y Paula. 

Lo repito y seguiré haciéndolo hasta que queden claras las cosas. ¿Queremos hablar sobre prostitución? Perfecto. Paso número uno: escuchen a las prostitutas. Después de ahí ya vendrá lo que quieran. ¿Pero creen que los invitados que la autora menciona, del programa de la SER, lo han hecho? Las instituciones y asociaciones que "ayudan" a estas mujeres suelen indicar, alucinadas, cómo "no se reconocen víctimas". Y es que en ninguna cabeza normal, menos en la de las prostitutas que suelen gozar de un envidiable sentido común, cabe catalogar como "víctima" a quien ejerce una actividad voluntariamente deseando obtener una ganancia económica por ello como afirmó el presidente del TSJ del País Vasco. Eso es hacerse trampas en el solitario, si a la prostitución voluntaria la llamamos "trata" claro que nos salen unos porcentajes espeluznantes. Pero esa definición es engañosa, distorsiona la percepción social y lo peor de todo es que no resulta útil para localizar el delito y perseguirlo. Lo que yo digo es lo que también sostienen las asociaciones de trabajadoras sexuales como la argentina AMMAR (en la imagen).



Sandra es un pibón que arrasa en Twitter gracias a su afilada lengua, que no se suele morder a menudo. Transfeminista insurrecta, no te va a gustar cruzarte con ella si eres abolicionista o si tienes la costumbre de decirles a las mujeres qué es lo que tienen que hacer con su cuerpo. Ejerce en un piso compartido con otra chica, aunque también realiza salidas a hoteles. Anuncia sus servicios y contacta con los clientes a través de la red.

A Janet la vi por primera vez en el escrache a Mercé Homs de hace unos meses. Me impresionó aquel discurso sobre vulneración de derechos de las trabajadoras del sexo y urbanismo, tan suave en las formas y cañero en el fondo, que dejó callada a la regidora. Empezó en un club, siguió en un topless, luego en un apartamento y más tarde, casi por casualidad, encontró lo que le gusta: la calle.

Verónika Arauzo, La Vero, es activista independiente, transfeminista y presidenta en funciones de la asociación de Profesionales del Sexo de Catalunya [1]. Ha trabajado de todo: scort, dómina, en casas a porcentaje, de puta de calle…

Paula es una coqueta rubia de treinta y tantos a la que conozco hace años. Siempre me ha parecido una persona extremadamente sensata, divertida y agradable. Después de esta entrevista, me parece aún más interesante. Ha trabajado en la calle, en cabaret, clubs, saunas, de encargada de pisos, alto standing, en bajo standing, clase bajísima… Ya no es prostituta y no lo echa de menos.



Prostituta, trabajadora sexual, puta, acompañante, scort, call girl… ¿Cómo prefieres que te llame? 

SANDRA: Prefiero y suelo definirme como puta. Lo veo como una forma de reapropiarnos del término, de darle la vuelta, haciendo así que las acepciones negativas que arrastra pierdan su fuerza.

JANET: Por regla general, no me gusta ponerme etiquetas. En nuestra profesión no hacen falta; quien es abogado no va con un cartel que diga que es abogado. Pero no me ofende si me dicen puta o trabajadora sexual, no tengo problemas respecto a mi profesión. Sé lo que soy, sé que esto me permite mi subsistencia y no reniego de la mano que me da de comer.

VERO: La cuestión clave es que somos profesionales del sexo. Esto incluye a mucha gente, sin distinción de género: desde quien trabaja en el teléfono erótico a la puta de calle, pasando por las variables en Internet, la pornografía… Es decir, cualquier ejercicio profesional cuyo fin sea la excitación sexual destinada al consumo, ya sea mediante la interacción física o no.

PAULA: Para mí no es importante. Una etiqueta sólo es una etiqueta. Sé que a otra gente le parece relevante, pero a mí no.

Existen muchas formas de referirse a las prostitutas, generalmente muy despectivas (furcia, lumi, guarra...) Pero la peor de todas es también la más conocida: PUTA. Desde un feminismo heterodoxo y reivindicativo se propone rescatar el término, no tomarlo como algo humillante que hay que evitar sino como una palabra de la que sentir orgullo. Convertir el insulto en elogio. Y al menos para mí lo es: como afirma Hibai la puta es la mujer libre que hace lo que quiere, cuando quiere, como quiere, con quien quiere y donde quiere.



¿Has sentido el estigma de ser puta? 

PAULA: Yo siempre me he sentido empoderada y haber trabajado como prostituta ha forjado mi autoestima. Estoy muy segura de mí misma. Pero al mismo tiempo, he vivido muchos años el estigma de ser puta. Yo me eduqué en una escuela católica privada… Siempre me incomodó explicar a mi entorno social que era trabajadora sexual, pero nunca lo oculté porque me di cuenta de que me empoderaba decirlo. También ha influido en mis parejas, a las que nunca se lo he ocultado. A la mayoría de los hombres les da miedo. A los tíos les cuesta aceptar que su pareja sea prostituta.

SANDRA: Al principio me sentía muy sola. Llevé una doble vida durante unos meses, hasta que decidí contarles a mis amigas más cercanas y a algunas de mis familiares que ejercía. Aún hoy, algunas personas de mi entorno no lo saben. Las personas más cercanas me respetaron pero las demás intentaron hacerme creer que estaba haciendo algo terrible cuando en realidad sólo estoy teniendo relaciones sexuales consensuadas con otras personas adultas a cambio de dinero. Eso es lo peor de ejercer la prostitución: el estigma.

JANET: Tenemos un cliché marcado. Se creen que somos personas viciosas, con problemas de drogas, con problemas en el ámbito familiar… Creen que somos lacras sociales. Yo reniego de ese cliché y de otros: tampoco tenemos que ir con lápiz de labios rojo, los pechos fuera y minifalda. Yo llevo trabajando en esta profesión y en otras 30 años. Siempre he trabajado como prostituta. Tengo cotizados 28 años a la seguridad social y ha sido un complemento. Otro estereotipo que hay que romper es el de los clientes: los señores que vienen a nosotras no son pervertidos.

VERO: El estigma puta es alimentado por numerosas instituciones y convenciones sociales. Parte de no querer reconocer el derecho de autodeterminación de cada individuo y, en concreto, el derecho a disponer del propio cuerpo de la mujer. Porque el estigma se da en las mujeres, del estigma masculino no se habla, es una gran realidad silenciada. Cuando un hombre insulta llamando “puta” no insulta a la mujer que cobra sino a la que él considera una mujer degradada, fácil, follable, sin valores… Ahora bien, en mi caso el estigma que me ha marcado ha sido el de ser trans. Cuando fui capaz de superar aquel, el estigma de ser puta me dio bastante igual. Creo que esto es algo habitual en las trans. A las trans se les presupone automáticamente que son trabajadoras sexuales; nadie piensa que una pueda trabajar en un banco… porque de hecho en España no hay ninguna trans trabajando en un banco. Hay muy pocas excepciones, la mayoría no desempeñan puestos de responsabilidad, trabajan como putas. Si al ser trans le sumas ser emigrante, no hay duda: es puta. A la mayoría de las compañeras trans que entran legalmente en Europa como turistas las paran en el aeropuerto porque son putas. Las trans, al parecer, no tenemos el derecho de viajar para ir de vacaciones.

Todas las prostitutas coinciden en este punto: una de las peores consecuencias de ejercer la prostitución es el estigma, es decir, el menosprecio social que automáticamente recae sobre ellas (y su entorno, Janet también habla de los prejuicios ante los clientes). Suelo decir que "otra prostitución es posible", que podemos conseguir ir eliminando poco a poco este rechazo hacia el trabajo sexual (lo que denominamos "la normalización social de la prostitución") acabando así con la fuente del malestar de muchas personas. A pesar de que no se produzcan cambios legales, me parece que un poquito más de tolerancia no le vendría nada mal a nuestra sociedad. 



¿Has elegido libremente tu oficio? ¿Qué opinas de quienes equiparan prostitución y esclavitud sexual? 

JANET: Evidentemente, me siento libre. Nadie empieza a ser prostituta como quien dice “voy a la universidad a hacer tal carrera”. Se entra por necesidades lógicas, que son económicas, y yo he tenido la suerte de vivir en un ambiente amable, nada hostil. En la prostitución, para entendernos, tú eres tu propia empresa. La mayoría de la gente, cuando entra en una empresa con 20 años, es becaria… Nosotras con 20 años somos directivas de una empresa que gana muchísimo dinero. Cuando llegamos a los 50 nos convertimos en el felpudo de la empresa… Es lo inverso al proceso de la mayoría de la gente. Pero eso no significa que a mí no me dé una libertad económica que no tendría si trabajara en otra cosa con un sueldo de 700€. El alcalde, Señor Trias, dijo que la prostitución es la esclavitud del siglo XXI… Yo digo que la mayor lacra del siglo XXI es la ignorancia y él es un ignorante.

SANDRA: Sí, es un oficio que he elegido libremente, que me ha aportado muchas cosas buenas y que me gusta. Si no, no lo ejercería. Soy yo la que elige cuándo, dónde, con quién y por cuánto. Al contrario de lo que muchas personas creen, soy yo quien pone las reglas y quien controla la situación. Decir que todas las prostitutas somos víctimas de trata es una mentira que invisibiliza a quienes ejercemos libremente y es un gran error si realmente quieren detectar y ayudar a las verdaderas víctimas.

PAULA: A mí nunca me gustó ser prostituta; en mi caso ha sido una imposición cultural que tiene que ver con el machismo, el patriarcado y la construcción social. Aunque eso sí: en mi trabajo el poder lo he tenido yo, la que les ha dicho a los hombres qué hacer y qué no hacer, la que cobra… siempre he sido yo. He intentado crecer dentro de mi trabajo. Ser una buena prostituta y ser una buena persona. Mi trabajo me ha dado mucho, he aprendido un montón de la vida y de los hombres que han estado conmigo. Siempre he intentado que sea bonito y he tenido la suerte de encontrar a gente bonita. No me refiero a gente guapa, ya me entiendes… ¡Aunque también me he tirado a cada tío… y he disfrutado como una cerda! ¿Si he trabajado libremente? La libertad que esta sociedad te da. Nadie trabaja libremente en un contexto capitalista. En el contexto laboral, cultural y social en el que vivimos, a casi nadie le gusta el trabajo que hace. Yo no es que me viera obligada, sino que fue la salida que tuve para vivir una vida holgada. Estos últimos años no, porque estoy cansada, pero he tenido una vida preciosa y el trabajo sexual me ha dado todo: viajes, vivir en barrios caros… He conocido a muchas mujeres muy inteligentes que han elegido libremente ser prostitutas.

VERO: Yo siempre he trabajado como autónoma. Todos los trabajadores que estamos en la APSCat somos independientes y tenemos la finalidad de que el trabajo se desarrolle como autónomos o en forma de cooperativa bajo contrato mercantil. Nuestra finalidad es confrontar a la industria del sexo, para acabar con su explotación. Cuando hablo de “la industria del sexo” me refiero a la industria pornográfica, a locales, burdeles, casas… A cualquier estructura creada para que un empresario se enriquezca mediante los servicios sexuales que presta otra persona. La pornografía mainstream es la gran educadora sexual de nuestro tiempo; cada vez consiste menos en “nos corremos” y cada vez más en “me corro yo, hombre, y si hace falta se corren 80 coleguitas más al mismo tiempo y tú, mujer, debes conformarte y ser feliz con que te caiga en la cara y en la boca”. La industria del sexo es un legado del patriarcado que debemos destruir.

Una de las estrategias que contribuyen a fomentar el estigma y a mantener el mundo de la prostitución en los márgenes de la sociedad es la asunción de que buena parte de quienes ofertan servicios sexuales son, en realidad, "esclavas sexuales" empujadas a prostituirse contra su voluntad. Afortunadamente cada vez más gente se va dando cuenta de que esto no es cierto. Ahora hace falta que den un paso más y vean el interés que tienen quienes nos cuentan semejantes historias en que nos las creamos. Si es una milonga... ¿por qué nos la cuentan? ¿Es ignorancia, como afirma Janet? ¿Podemos creernos que una persona con tantas posibilidades para saber cómo son las cosas de verdad siga manteniendo una opinión equivocada? ¿Creen que cuando los políticos nos engañan lo hacen porque desconocen la realidad? ¿O cabría la posibilidad de que estuviesen mintiéndonos con pleno conocimiento de lo que hacen?



¿Qué ventajas e inconvenientes ves a trabajar en la calle, en casa o en un club? 

VERO: La cuestión no es tanto si trabajas en la calle, en un piso o en un club como si eres independiente o hay un empresario que te explota y enriquece con tu trabajo. Cuando estás contratada por un empresario, no tienes libertad para decidir respecto a prácticas y clientes. La diferencia además es que, cuando trabajas para un tercero, al no existir una legislación a tal efecto, la realidad es que estamos en una situación de ausencia de derechos respecto a la empresa y, por ende, de explotación a la trabajadora sin derechos.

JANET: La diferencia es la libertad. En la calle yo decido cómo, cuándo y dónde, mientras que en un piso tú estás obligada a ciertas cosas. Cada casa, cada empresa, impone sus normas y tú las tienes que acatar. En la calle no; yo voy y vengo cuando quiero… Aunque antes tenía mayor libertad, ahora es el acoso policial el que me la coarta. Me veo obligada a hacer de 10 a 12 horas diarias para tener un sustento, pero no es por la falta de clientes, sino por el acoso policial que sufrimos desde la aprobación de la ordenanza del civismo hace 8 años. Antes trabajaba dos horas por la mañana y dos horas por la tarde y los fines de semana no aparecía. Ahora nos obligan a concentrarnos a todas las chicas en 100 metros (antes estábamos repartidas por las calles San Ramón, Sant Pau, Ronda Sant Pau…), lo que dificulta enormemente nuestro trabajo. Esta parte de la calle Robadors es como una gran familia. Nos conocemos desde hace tiempo, todos interactuamos entre nosotros —clientes, vecinos, nosotras…—. El único problema real que hay hoy es que el ayuntamiento se ha empeñado en hacer políticas que favorecen la especulación. Aquí encontró una mina de oro para especular y por eso nos quieren sacar de aquí. Realmente no es porque nosotras seamos problemáticas. Los vecinos se quejan del ruido y de la suciedad… como en cualquier otro barrio de Barcelona, eso no lo causamos nosotras. La prostitución no es lo que degrada el barrio, a diferencia de lo que tratan de hacernos creer.

SANDRA: La ventaja de trabajar en la calle es que, si vas por libre, eres tú quién decide cómo trabajar y con quién, pero tiene bastantes inconvenientes: la policía, la violencia institucional que llevan a cabo las administraciones a través de las ordenanzas municipales que han puesto en marcha en todo el estado español, la falta de espacios donde poder trabajar tranquilas y más seguras, limpias, con sitios en los que puedan descansar, correctamente alumbradas, con buenos accesos, etc. Los inconvenientes de trabajar en un club son que no eres tú quien decide, sino el dueño del club, y él es quien te dice cuánto trabajar, por cuánto, qué hacer, cómo, etc.

PAULA: Cada una tiene sus ventajas. La calle es la parte más dura, más difícil, pero más autónoma, más independiente y, desde mi perspectiva, también más revolucionaria. Trabajar en pisos es un poco más elitista, más bonito. No te tratan mejor que en la calle pero te sueles sentir más glamurosa, es un poco más pijo todo. Aunque toda prostitución tiene su parte de glamour y su parte de tristeza, también la calle. El tiempo que he trabajado en la prostitución siempre he encontrado clientes muy amables, en todas partes.

Otra de las cuestiones que también resultan recurrentes es la del ejercicio callejero de la prostitución. Como nos cuentan las chicas, es una manera de no depender de ningún intermediario lo que conlleva un ejercicio más libre, independiente y autónomo del trabajo sexual. Por eso me declaro un decidido partidario de esta modalidad. Sin embargo es la que también, por su visibilidad, llama más la atención y de la que se dice que origina más inconvenientes. Pero la mayoría de los problemas no provienen en sí de las prostitutas, sino de la falta de tolerancia de un ínfimo sector de vecinos que son quienes dificultan la convivencia.



Un tópico muy extendido es considerar a las escorts o “prostitutas de lujo” trabajadoras libres, pero asociar a las trabajadoras que ofrecen sus servicios en la calle al proxenetismo y las “mafias”. ¿Qué opinas de ello? 

SANDRA: Estos tópicos tienden a perseguir y estigmatizar a las trabajadoras sexuales que hacen la calle y tienen un claro tufo xenófobo, ya que la mayoría de quienes ejercen la prostitución en la calle son inmigrantes.

PAULA: Lo que yo he visto es que cuantos menos derechos reconocidos tiene una persona, más fácil es explotarla. La prostitución no es delito pero hay multas a clientes y trabajadoras sexuales. Además, si eres inmigrante te pueden expulsar del país. Así que cuanto más vulnerable seas, más fácil será que seas víctima de la trata. Lo que yo he visto es que es en los clubes, donde las chicas están encerradas, es donde están más tratadas. En la calle se pueden dar casos, pero menos. Hay una asociación de empresarios de clubes de alterne que obviamente no va a decir públicamente que está a favor, pero todo el mundo sabe que han trabajado con mujeres en situación de trata.

JANET: Lamentablemente, ni todas las escorts, ni todas las que están en un club son libres. En España no había grandes mafias que se dedicaran a explotar la prostitución; es un fenómeno de las últimas dos décadas. El barrio chino (El Raval) era el lugar en el que ejercían las prostitutas mayores. Llegabas aquí cuando cumplías 40 años, no con 20. Yo empecé en la calle con 42 años al constatar que ya no podía ejercer en ningún otro lado, con la carga de tener dos hijos a los que mantener. Cuando se abrieron las fronteras dentro de la UE, el barrio chino se convirtió en un foco de mujeres víctimas de trata, pero hoy en día, aunque lamentablemente no podemos decir que se haya eliminado, no es como en esa época. Hoy hay cuatro familias que tienen explotadas a varias mujeres, que son sus parejas.

VERO: Muchas de las trabajadoras de calle son gente que funciona de manera independiente. No tienen jefe ni nadie que les explote y han elegido ejercer libremente. A diferencia de las escorts, que todas tienen un agente que es el que les consigue los clientes a cambio de un porcentaje. Depende de los países: en los que está legalizado, el máximo que se puede llevar una agencia es un 30%, aquí el mínimo habitual es el 50%. Así que cuando oigas esos precios tan fantásticos de la llamada prostitución de lujo, ten en cuenta que, de 500 euros, la trabajadora sólo se lleva 250. Por un lado se proyecta una imagen fantástica, pero te están chuleando viva.

Las prostitutas y sus aliados denuncian que las campañas antitrata perjudican a las trabajadoras sexuales precarizando sus condiciones laborales y privándolas de derechos. De hecho, algunos nos estamos preguntando si esta insistencia en vincular la prostitución con la trata y las mafias (que las hay, pero de forma muy distinta a cómo nos cuentan) no responderá más al interés de encubrir los ataques contra TODA prostitución, y por tanto las personas que la ejercen, que a un sincero deseo de perseguir el delito o asistir a quienes sufren abusos.



¿Crees que la legislación actual es eficaz para acabar con la trata? 

VERO: La legislación actual tipifica la trata como delito pero, en la medida en que reconoce a la industria como agente económico, no puede hacer efectiva la persecución de la trata. Sólo se persigue el ejercicio en la calle. Además, los clubes pagan impuestos… Y quien paga, manda.

SANDRA: Las ordenanzas que acosan, persiguen y criminalizan a las putas que trabajan en la calle y que a la par espantan a sus clientes a base de multas no ayudan; todo lo contrario. Si multan a los clientes, multan a la trabajadora sexual. Ellas son las más perjudicadas, ya que se ven obligadas a esconderse más y, por ello, a trabajar en situaciones de mayor vulnerabilidad.

PAULA: Es evidente que policías y políticos hacen la vista gorda la mayoría de las ocasiones. Lo que yo me pregunto es por qué los clientes no dicen nada. Ellos saben que una chica que está en situación de trata no proporciona las mismas sensaciones que una chica que es autónoma. A una chica explotada se le nota, tiene miedo, está asustada… ¿Por qué los clientes siguen yendo a lugares donde se explota así a las mujeres? ¿Cómo puedes ir a un sitio en el que sabes que hay chicas esclavas? Esos clientes son cómplices de estas situaciones.

JANET: La legislación actual no es eficaz para acabar con la trata. El problema de todas las mafias es el dinero; si cortas el cauce del dinero, acabas con la mafia. Como sabrás, ha habido tres macro-redadas y juicios aquí, en El Raval, supuestamente contra la trata. El Tribunal Supremo ha ratificado en marzo la sentencia que absuelve a todos los proxenetas sabiendo que maltrataban, vendían mujeres, las obligaban a trabajar 24 horas, las encerraban… Y aquí no pasa nada. Habría que analizar los maletines que se han movido entre despachos en esos tres casos, ver quién se ha enriquecido.

A pesar de que la "lucha contra la trata" parece ser una clara prioridad de nuestras autoridades políticas y policiales, no parece que logren grandes éxitos contra ella (algo que reconocen incluso los abolicionistas). ¿Fallará algo en la legislación? Pues no. Ni lo creo yo ni estas prostitutas del Raval que muestran su rechazo a las medidas que, bajo la excusa de "combatir la trata", ha implementado el hay-untamiento. Como he dicho el fantasma de la "la trata" no es mas que el espantajo creado para justificar la persecución de la prostitución libre y voluntaria.



¿Qué se debería hacer para que las trabajadoras del sexo tuvierais derechos? 

JANET: Lo primero sería hacer visible lo invisible. Reconocer que existimos, que somos un colectivo laboral y que, por muy políticamente incorrecto que les suene, la realidad es que estamos aquí: somos mujeres que hemos decidido, por la razón que sea, ejercer. La única manera lógica de regularizarlo es contando con las trabajadoras, sin intermediarios.

SANDRA: Creo que lo que hay que hacer es reconocer en las leyes laborales que la prostitución es un trabajo y por ende regular los derechos laborales y sociales derivados de ello, igual que sucede con el resto de trabajadoras.

PAULA: Existen tres modelos: el prohibicionismo, el abolicionismo y la regularización. Ninguno de ellos me convence. En realidad, yo lo que quiero es el reconocimiento de la profesión, en tanto que profesión. A partir de ahí, en la medida en que estoy en contra de la explotación laboral en todos los trabajos, también estoy en contra de este. Es un trabajo que tiene una parte emocional, que implica una parte de cuidados hacia otro ser humano, no es un trabajo simple… Habría que crear una estructura que nos reconociera la posibilidad de tener prestaciones sociales, de jubilarnos —la prostitución es una profesión que dura pocos años—, de estar de baja por enfermedad… Deberíamos construir algo nuevo.

VERO: No estoy a favor de la regularización sino de la legalización. Nuestro modelo legalista trata de quitarle el máximo de poder posible a la industria del sexo. Defendemos que se ejerza únicamente como trabajo autónomo o como cooperativa de trabajo asociado bajo contrato mercantil y que se limite la cantidad de personas que pueden asociarse en una cooperativa, eliminando las grandes estructuras. Así, se elimina la posibilidad de fraude y de que, a través de falsas cooperativas, se refuerce a la industria del sexo. Hace unos años, presenté junto a Justine Abellán un proyecto de legalización de trabajo sexual a la Generalitat, nos rompimos la cabeza para que fuera un proyecto viable y práctico. Pues resulta que este proyecto ha desaparecido en algún despacho; se traspapeló y nadie ha vuelto a saber nada de él.

Si la trata es la cruz de la prostitución, la cara es el reconocimiento de derechos. Las políticas que se tomen al respecto sólo pueden ir en una de las dos direcciones, o medidas policiales o sociales. La pancarta que encabeza esta manifestación de prostitutas indias no puede ser más clara y expresa sin ningún género de dudas sus exigencias. En todos los países dicen lo mismo, llevan muchísimos años haciéndolo, pero todavía cuesta mucho que la sociedad las escuche.