martes, 29 de septiembre de 2009

Música: víctimas

“¿Cuántas de esas personas han hablado con las prostitutas o sus clientes? Si conocieran de verdad el tema tendrían una opinión muy diferente”.

Margarita Carreras, prostituta y activista feminista



Buena parte del esfuerzo que debería haber destinado a actualizar el blog lo he empleado en el acalorado (pero estéril) debate mantenido en el blog de Montse Nebrera con varios abolicionistas. Desearía que alguno (en especial María, que ha dado más guerra que veinte) se pasase por este blog para CONOCER el punto de vista de uno de esos pérfidos prostituidores que tanto denuesta. No quiero que los abolicionistas nos den la razón, simplemente que nos lean y -a ser posible- que ofrezcan alguna réplica a nuestras afirmaciones más allá de los tópicos de que defendemos nuestros intereses económicos, o que hemos interiorizado el patriarcado y estamos "alienados", o el que me parece más insultante: que a consecuencia del ejercicio de la prostitución hemos sufrido efectos psicológicos tan terribles que hemos quedado "zumbaos". ¿Cómo es posible entablar una conversación con alguien que ni siquiera te considera un igual? Constantemente nos tratan como auténtica escoria, empleando los adjetivos más denigrantes para referirse a la prostitución. Nosotros querríamos entablar un diálogo constructivo con los abolicionistas, poder llegar a algunos puntos de consenso, coordinar nuestras actuaciones para actuar en aquellos aspectos en los que coincidimos (al menos en apariencia, luego vemos que no es así) como la lucha contra las mafias o la oferta de alternativas viables para quien quiera abandonar la prostitución y necesite ayuda para ello. Pero sencillamente ellos no nos dejan, no quieren. Se limitan a darnos el status de "víctimas" (bueno, nosotros los clientes seríamos los "verdugos") y a sentenciar qué es lo bueno para nosotros: reinserción y redención para las prostitutas, multas y cárcel para los prostituidores. En fin, PERSECUCIÓN para todos nosotros.

A cuento de este trato que nos dispensan os ofrezco otra canción-protesta. Muestra la situación real que sufrimos las personas insertas en lo que los abolicionistas califican de "inframundo": padecemos la marginación, el desprecio y la humillación social en silencio, ya que o bien no nos escuchan o cuando nos hacemos oír nos acallan con sus discursos moralistas. Nos tratan como a residuos sociales, una especie de parias que vivirían en un submundo (algo similar a unos Morlocks actuales a los que se teme porque cuando salen de sus guaridas lo hacen para causar problemas a la bondadosa sociedad de la superficie). Por consiguiente es lógico que la primera respuesta que se de a este "problema" sea la pura y simple REPRESIÓN, como se ha hecho históricamente con todos los colectivos marginados. Se nos señala como responsables de todos los males habidos y por haber, siempre magnificados (caso de las drogas, robos, enfermedades...) y en otros casos sencillamente inventados (como el acoso a menores por parte de las chicas o a las vecinas del barrio por parte de nosotros). Así que a la fuerza acabamos siendo víctimas, como dicen los abolicionistas. Pero no de la pobreza (precisamente la prostitución, como cualquier trabajo, es un antídoto contra ella), del machismo (mucho más presente en las relaciones sexuales aceptadas socialmente), de los traumas psicológicos (los tendrán sus madres...) o de cualquier otra tontería que se hayan sacado de la manga; sino que somos víctimas de la incomprensión, de la ignorancia, de la intolerancia, del estigma, de la persecución social, de la policía, de los medios de comunicación-manipulación, de los vecinos intransigentes (que son pocos, pero molestan mucho), y sobre todo somos víctimas de unos políticos acomplejados incapaces de afrontar la realidad social (yo les pregunto, ¿para qué está la política sino para resolver cuestiones problemáticas como esta?), de los sectarios abolicionistas que no hacen más que dar mala prensa de nosotros y de una sociedad que rechaza lo que desconoce.

Ya está, ya lo he dicho. Me he quedado más ancho que alto. Disfruten de la melodía.



VICTIMAS - SÁLVATE SI PUEDES

Cuántas personas quieren decir lo que opinan
pero en silencio sufren su marginación,

con la esperanza que mantiene al que no olvida
de ver (al) culpable suplicando por su vida.

Nadie los quiere, son los residuos de la sociedad.
Perfectas cabezas de turco cuando alguien tiene que pagar.


Tus calles están seguras,
siempre hay cerca algún perro guardián,
son muestras de tu temor a quienes marginas.

Vivimos como esclavos suplicando por una ayuda,
por eso os gusta ponernos la zancadilla.

Nadie los quiere, son los residuos de la sociedad.
Perfectas cabezas de turco cuando alguien tiene que pagar.

Son las víctimas, víctimas, víctimas de esta sociedad.
Víctimas, víctimas, víctimas, de esta sociedad.
Víctimas, víctimas, víctimas, de esta sociedad.
Víctimas, somos tus víctimas.

Somos víctimas, víctimas, víctimas, de esta sociedad.
Víctimas, víctimas, víctimas, de esta sociedad.
Víctimas, víctimas, víctimas, de esta sociedad.
Víctimas, somos tus víctimas.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos aportaciones musicales para las abolicionistas:

http://www.youtube.com/watch?v=CTMS1yvd1l0

http://www.youtube.com/watch?v=B9CjLhMgnyM

Salud

Anónimo dijo...

De asturiano:

Entendiendo la queja que realizas en relación a la incomprensión generalizada -por parte de la mayoría- de la que te sientes objeto por tu condición de usuario, y estando de acuerdo con la crítica que diriges a l@s abolicionistas que no son capaces de escucharte, no obstante me gustaría hacer la siguiente consideración:

Pienso que no se deben descartar los procesos de alienación como un fenómeno posible de desarrollarse, tanto en los hombres demandantes de sexo o sexo-afecto de pago como en las mujeres oferentes.

En el caso de los hombres clientes, me parece que no es del todo impensable que, en las relaciones con personas oferentes en contextos de prostitución, algunas alienaciones que esos hombres (jóvenes y no jóvenes) tuviesen y que fueran previas al recurso de ellos a la prostitución, podrían desarrollarse o apuntalarse. UNA IDEA: Esto seguramente sería debido a la funcionalidad que pueden tener los servicios de prostitución para los hombres que acuden a ella ("darle al hombre lo que él desea sin restricciones; tratar de ajustarse a sus deseos, tratar de complacerle sin que el varón tenga que dar motivos que justifiquen esas demandas, etc. etc.)

En el caso de algunas mujeres oferentes, igualmente pueden encontrarse situaciones en que procesos de alienación se hcen patente en ellas. Tales alienaciones tienen que ver con cosas muy diversas: desde la mujer que se relaciona con los hombres en contextos de prostitución de una manera en la que en el fondo no cree (autoengañándose y obrando con 'mala fé' en el sentido sartreano), hasta la que, debido a unas malas condiciones de ejercicio, tiene que pasar por situaciones difíciles que le resultan insoportables (p. ej. realizar un nº de pases excesivo o tener que aceptar muchas peticiones de los clientes que no desea), o la que, siente una suerte de vacío existencial y un no ocupar ningún lugar o rol en la sociedad por realizar un trabajo sobre el que tiene serias dudas...

A este respecto, sólo unos datos para la reflexión: En las tipologías de prostitución de "cierto nivel", en nuestro país, no resulta raro encontrarse en ocasiones con algunas mujeres a las que les da por gastar buena parte de sus dineros en el juego durante sus momentos de tiempo libre, o por el consumo exagerado de lujos u otras cosas en las que gastan ingentes cantidades de dinero, o en la compra de caros regalos a sus "compañeros" [este problema guarda relación con el análisis de las dependencias afectivas en algunas mujeres oferentes, tal y como lo realiza Dolores Juliano -Véase: "La prostitución; El espejo oscuro"].

Así pues: en base a tu experiencia particular como hombre usuario, no descartemos por completo la posibilidad de hallar procesos de alienación en los sujetos (o actores sociales) relacionados con eso que llamamos 'prostitución'; ello sería un error.

Cliente X dijo...

Al de las canciones, muchas gracias. Ya iré poniéndolas, la de Peret es muy buena.

Asturiano, yo creo que todos tenemos influencias, condicionantes, circunstancias que modifican nuestra voluntad; eso me parece de cajón. Pero de ahí a afirmar que se llegue a perder la voluntad o a cuestionar su libertad hay un trecho largo.

Creo que ves la prostitución desde la barrera, la mujer no le da al hombre "lo que desea sin restricciones", sino que más bien es el cliente el que se adapta a la chica. Suzannah, en el blog de Nebrera (que me consta que sigues), dice que ella no ha hecho nunca con un cliente lo que antes no haya practicado con un novio. No creas que por pagar hacemos de todo, ¡ni mucho menos! Hay veces que el polvo es una VERDADERA MIERDA y otras en las que besas el cielo (joder, esto me ha quedado como si estuviese hablando de drogas, jejeje). También puede suceder que la chica se niegue a hacer el servicio, por multitud de motivos (irse ya a su casa, que la desagrades mucho, por tu nacionalidad, por no pisarle un cliente a una compañera...). La prostitución no es otro mundo, forma parte de la vida real, por ello no veo de qué manera pudiera ser "alienante".

En la prostitución voluntaria no hay necesidad de "disociarse" o autoengañarse, ni de hacer más servicios que los que realmente se deseen o de realizar prácticas que no agraden.

Lo que sí existe es ese rechazo social que mencionas, pero en mi opinión en vez de "alienarlas" las vuelve mucho más fuertes y combativas. No conozco personas con las ideas más claras que algunas amigas prostitutas.

Yo de la prostitución de alto nivel no tengo ni pajolera idea, pero te puedo asegurar que los ejemplos que citas son aplicables a la de la calle. Hay chicas que se gastan un pastizal en juego, en artículos de lujo (móviles, perfumes, ropa de marca, etc) o en regalos a sus familiares. ¿Y qué, es eso malo? Cada uno hace lo que quiere con su dinero, que para eso se lo ha ganado. Mi comportamiento, gastándome "en putas" mi dinero, podría parecer bajo cierta óptica como irracional ya que lo gasto y me quedo sin nada, es como si lo quemase. Pero precisamente ésta es la gracia de la libertad, que cada uno tenemos nuestra racionalidad, nuestros gustos y nuestra manera de alcanzar la felicidad.

Suponer a alguien alienado es tratarle como un enfermo, y aunque evidentemente yo no cierro ninguna puerta, me parece bastante aventurado sugerir que el hecho de realizar/acudir a la prostitución suponga algún perjuicio para quienes lo realizan.

Cliente X, tan sano como putero

Anónimo dijo...

El de las canciones es la Marta de allá. La de Peret es genial.

Más salud :-)

Ya que estamos, en lo que coincido con Asturiano es en que el discurso de Federico no es que sea muy afín al de las y los pro-derechos...

Anónimo dijo...

Ah, sobre la canción de Peret, hay un video-clip que no tiene desperdicio, en el que creo recordar que al final salen trabajadoras sexuales coreando y bailando. No pude poner el enlace porque está censurado y hay que tener cuenta en youtube para acceder, ya que se supone que puede herir la sensibilidad. Es muy ridículo que hayan censurado ese vídeo cuando ves los que circulan con libre acceso y sin advertencias, pero en fin...

Anónimo dijo...

De asturiano:

Hola de nuevo,

Ya sé que en las relaciones en contextos de prostitución no resulta raro que los hombres clientes no vean colmadas sus expectativas (ni fantasías) con respecto a lo que les da la mujer oferente. Sobre esto hay numerosos testimonios y análisis que dan fé de ello.
Pero a lo que yo me refería más bien es que, en la prostitución ES POSIBLE que la mujer se ajuste a los deseos del hombre sin mayores dificultades, restricciones, etc., si ello se compara con lo que sucede en las relaciones -de naturaleza sexual y sexo-afect iva, posibles de mantener para nosotros los hombres con mujeres fuera del contexto de la prostitución (relaciones o servicios pagados). Sobre esto ya hemos podido leer mucho en diferentes blogs sobre la prostitución (yoputa, prostitución: una visión...; voydeputas, etc.). Tú mismo te has expresado en este sentido.
Resulta bastante impensable por ejemplo, que la mayoría de los hombres tengan la posibilidad de elegir entre varias mujeres para mantener un contacto sexual con alguna de ellas; pudiendo escogerla incluso en función de su mayor o menor atractivo físico (para ese hombre) u otros rasgos aparentes de su carácter o personalidad. Esto sí ocurre en los contextos de prostitución (pensemos en los clubes o en el burdel; o incluso en el medio abierto). Igualmente, el varón puede tener acceso a prácticas sexuales que no resultarían fáciles de obtener de otra mujer con la que él mantuviera una relación, etc., etc. Es a esto a lo que me refería: quién sabe si estas sumas facilidades de acceso y de relación sexual con las mujeres, a la larga, favorecen que esos hombres se acomoden o se infantilicen o desarrollen algún proceso de alienación.

Muchas gracias por leerme.

Cliente X dijo...

Es obvio que el cliente que recurre de manera continuada a este tipo de relaciones las prefiere a las convencionales.

A mí me parece mucho más "alienado" alguien que sigue haciendo algo que no le gusta o con lo que no está feliz simplemente porque así se lo dicta la norma social.

Cliente X, si ir de putas te enferma yo ya debería estar muerto