martes, 24 de junio de 2014

Entrevista a Gloria Poyatos: la perspectiva del derecho laboral

"A todos los efectos, la actividad de la prostitución o de alterne constituyen un sector susceptible de amparo jurídico, sin que la inexistencia de normativa específica que lo regule resulte impedimento alguno para derivar relevantes efectos jurídicos".
Roberto Fernández Villarino, Vicepresidente de la Asociación Nacional de Abogados Laboralistas

"En materia de prostitución no caben soluciones intermedias, o se elimina cualquier posibilidad de ejercicio mediante la criminalización de todas sus expresiones, excluyendo, en consecuencia la regulación jurídico-laboral, o se admite y regula en pie de igualdad con otras relaciones laborales de carecer especial. Lo cierto es que la regulación actual da lugar a más luces que sombras y supone, en la práctica, una fórmula abonada al fraude".
María Salas Porras & Francisco Vila Tierno, Universidad de Málaga

"Debemos oponernos a que se institucionalice esta forma de esclavitud y violencia contra las mujeres. Es hora ya de desenmascarar las voces que hablan de modernidad, de derechos y prebendas, cuando en realidad lo que se están defendiendo son intereses económicos muy concretos y la explotación humana que se aprovecha de la pobreza y la marginación".
Manifiesto "Regular la prostitución es regular la esclavitud" de la Secretaría de la Mujer del PCE

"Nuestra principal preocupación es que las trabajadoras del sexo sean consideradas CIUDADANAS, se les reconozcan como tal sus plenos derechos, también los laborales, y dispongan de instrumentos legales, al igual que el resto de trabajadores/as de otros sectores, que les permitan defenderse de los abusos de todo tipo a los que, frecuentemente, son sometidas".
Colectivo Hetaira, en defensa de los derechos de las prostitutas



Me gusta enlazar unas entradas con otras, el tema de la prostitución es enormemente extenso y parece no agotarse nunca. Bien, estábamos hablando de la posibilidad de regular esta actividad para poder incrementar los ingresos fiscales e intentar de esta forma saciar la infinita voracidad de Hacienda. Ciertamente, suele extrañar que el gobierno no trate de meter mano en la prostitución mientras esquilma a todo aquel que crea riqueza. Ya he explicado en la pasada entrada qué motivaciones pienso que debe tener y no voy a abundar más en ello (por el momento).

Pero una eventual regulación tendría, forzosamente, que contemplar más aspectos que el puramente recaudatorio. Me refiero a derechos sociales y laborales, a garantizar una protección legal, a una seguridad jurídica en estos momentos inexistente. Eso es lo que ha llevado a una serie de asociaciones y profesionales (principal, aunque no exclusivamente, provenientes del mundo del derecho) a interesarse por este particular. Como sabéis no soy un gran entusiasta de estos supuestos "beneficios sociales" pues los considero un engañabobos, ya que apenas revierte en el contribuyente una fracción de lo recaudado perdiéndose el resto en "rozamiento interno", esto es, en el sostenimiento de la sobredimensionada e ineficiente administración (aunque a diferencia de cualquier estafa ésta no lo puedes evitar, es completamente coactiva: en otras palabras, en un auténtico robo). Entonces uno no puede menos que preguntarse cuáles tendrán que ser los enormes perjuicios que provocaría una regulación para, a pesar de beneficiar económicamente al gobierno, no sólo renunciar a esta tributación sino además emplear el dinero del contribuyente en financiar a asociaciones que atiendan a las prostitutas, campañas publicitarias de "concienciación" y unidades policiales dedicadas a la inspección e investigación. Realmente no es algo que les salga rentable, así que habrá que suponer que esta vía de acción se debe al buen corazón y desprendimiento de nuestros representantes políticos (¿o si no, qué podría ser?).

La continua reclamación de los colectivos "pro-derechos" es que el trabajo sexual sea considerado un trabajo equiparable a cualquier otro. ¿Que las prostitutas no son completamente libres y se hallan lastradas por cadenas como las de la imagen? Cierto. Son las cadenas legales las que constituyen, generalmente, su más pesada carga. De ahí que unos las queramos romper... y otros mantener.



La perplejidad aumenta al considerar que no sólo las autoridades públicas se resisten con uñas y dientes a fiscalizar este dinero sino que... ¡son los propios trabajadores y empresarios quienes insistentemente lo piden! Es... el puto mundo al revés. Todos quejándose por pagar demasiados impuestos y resulta que "las putas y los proxenetas" quieren ponerse a pagar. Absolutamente incomprensible... desde fuera, para quien no conozca este mundo. Que las cosas no son como nos las pintan, la falta de una normativa formal no significa que esto sea un paraíso al margen de la administración. Más me gustaría. Ojalá a nadie se le hubiera ocurrido ponerse a vivir a costa de los demás, sin embargo es lo que hoy tenemos: como sentenció Franklin, lo único cierto en la vida es morirse y pagar impuestos.

Por el momento, la única alternativa que tiene quien desee normalizar su situación como profesional de la industria del sexo es hacerlo como autónomo tal y como nos explica en la siguiente entrevista la magistrada Gloria Poyatos. ¿Es una solución? Desde un punto de vista formal sí, porque permite integrarse en el sistema cotizando. Sobre el papel, como tantas otras cosas, funciona. Pero no resuelve el problema de fondo, la respuesta ha de ser política y tiene que venir de parte de nuestros legisladores. Jurídicamente, no tiene ningún sentido que una profesión pueda ejercerse únicamente por cuenta propia. Además, como tantas propuestas concernientes al trabajo sexual, lo primero que hace falta es que las propias trabajadoras sexuales sean tenidas en cuenta y aquellas preocupadas por "cotizar" y "tener derecho a la Seguridad Social" son una ínfima minoría. No, ése no es su problema y por tanto ésta no es una solución real, efectiva. Su principal preocupación, por decirlo con un lenguaje políticamente correcto, es la actitud de las administraciones hacia ellas y las políticas públicas que vienen implementando. Por eso quieren una regulación, pero NO CUALQUIER REGULACIÓN, sino una que permita que legalmente sean tratadas como cualquier ciudadana y abra la puerta a su aceptación social (lo que llamamos "la normalización"). Esos son sus problemas, como experimentó esta abogada son sentirse en continua "tensión" y saberse la "más observada" del lugar. Eso tiene que cambiar, y lo vamos a hacer.




La magistrada del Juzgado de lo Social nº 1 de Arrecife, Gloria Poyatos, demostró en un experimento jurídico realizado en Gerona en 2009, en el que se hizo pasar por una profesional del sexo, que las prostitutas pueden darse de alta en Hacienda y la Seguridad Social para ejercer su actividad con garantías fiscales y legales. En esta entrevista cuenta su experiencia.
ARÁNZAZU FERNÁNDEZ - ARRECIFE

- ¿Qué la llevó a realizar la tesis doctoral para la Universidad de Girona con la que demostró que una trabajadora del sexo se puede dar de alta en la Seguridad Social como empleada autónoma sin que legalmente le pongan trabas para ello?
- Siempre que he investigado una materia jurídico-laboral, me he interesado por los colectivos más desprotegidos y discriminados. Lo hice con los trabajadores a tiempo parcial, que fructificó en mi primera publicación en el año 2002, después con los trabajadores víctimas de acoso moral o mobbing, que también concluyó con mi segundo libro en el año 2004, y por último, aprovechando mi trabajo de investigación en la Universidad de Girona (año 2008-9), dentro de los cursos de doctorado, decidí inclinarme por el colectivo de las trabajadoras sexuales, que son el paradigma de discriminación y explotación, y si además podía servirles de ayuda para atajar la terrible desprotección social que padecen, pues ya me daba por satisfecha.

- ¿Le sorprendió el desenlace de su investigación sobre la prostitución?
- Francamente sí, pues siempre se nos ha hecho creer que es imposible hacer visible fiscalmente a las trabajadoras sexuales, bueno, al menos, a las prostitutas, ya que curiosamente no ocurre lo mismo con las actrices de porno, por ejemplo.

El trabajo sexual se caracteriza por su libertad y ausencia de compromisos formales. Esto, por un observador inexperto, puede ser apreciado como precariedad y explotación. Generalmente quien opina así siempre así no ha probado lo que es trabajar en el sector informal, sin contrato, echando "las horas que hagan falta", sin saber cuánto ni cuándo vas a cobrar y ni siquiera si vas a hacerlo. En cambio esa es mi realidad cotidiana, al igual que la de millones de personas en este país. Ante semejante perspectiva laboral, ¿a que el puterío no parece ya algo tan malo?



- ¿Qué hubiera hecho si la Seguridad Social no hubiera admitido su petición dándole la posibilidad de incluirla en el apartado de 'otras actividades personales', como le propuso?
- Pues continuar con mis planes, ya que, de hecho, lo que yo buscaba era una resolución escrita y negativa de la Administración, para poder impugnarla y conseguir una sentencia. Yo entonces era letrada en ejercicio y no me suponía ningún esfuerzo defenderme judicialmente, ya que además tenía resuelta toda la fundamentación jurídica para defender mi punto de vista, esto es, que no existe ningún impedimento legal para incluir el trabajo de la prostitución, siempre que se realice por cuenta propia (trabajo autónomo), en nuestro Sistema de la Seguridad Social.

- ¿Llegó realmente a formalizar la inscripción?
- No consumé la formalización porque la anulé ese mismo día, así que formalmente no llegué a estar de alta en el sistema. No obstante, y tras realizar el anterior experimento práctico, he hablado con prostitutas, que sí han cursado su alta en el sistema, siguiendo mi ejemplo. Ninguna de ellas me ha dicho que le denegasen el alta. Otra cuestión distinta es lo que ha venido pasando y es que a veces estas mujeres han engañado al sistema cursando altas en actividades económicas tasadas legalmente, que no se corresponden con el trabajo que realmente hacen. Por ejemplo, como limpiadoras en el Régimen especial de empleadas de Hogar, consiguiendo así estar incluidas en el sistema, cotizar y generar futuras pensiones y prestaciones de la Seguridad Social.

Las prostitutas tienen buenos motivos para exigir la consideración de su ocupación como un trabajo legal, asimilable a cualquier otro. Entienden que conllevaría un reconocimiento de derechos, un límite a los abusos y la represión que vienen padeciendo y una mejora generalizada de sus condiciones laborales. En la imagen, una manifestación en Francia impulsada por el sindicato STRASS.



- Usted estaba embarazada de seis meses cuando decidió inscribirse como trabajadora autónoma del sexo. ¿En ningún momento le pusieron reparos para llevar a cabo su pretensión? ¿Sospecharon que era una falsa prostituta?
- La verdad es que reparos no me pusieron por tal motivo, aunque en el ambiente se respiraba una situación de tensión y, sobre todo, reconozco que me sentí la más observada del recinto. Respecto a sospechar que no era real mi solicitud, yo diría que en ningún momento los funcionarios sospecharon, pues resultaba muy convincente. Además, mi estado de gravidez era una buena excusa para buscar protección social de futuro.

- ¿Inscribirse en la Seguridad Social sería la mejor manera de legalizar la prostitución? 
- Mire, la historia del hombre y la aplicación de las políticas empleadas hasta ahora para atajar el grave problema de la explotación de mujeres mediante la prostitución no ha hecho disminuir las cifras, sino aumentarlas peligrosamente, a la vez que se consolidaban y enriquecían las mafias internacionales.

- ¿Cuáles son las cifras de la prostitución en España?
- España mueve 50 millones de euros al día y 18.000 millones de euros anuales, según la Asociación de Propietarios de Clubs de Alterne. Una realidad que ha generado, en nuestro país, una potencial clientela de 15 millones de varones para 400.000 prostitutas o una para cada 38 hombres que se traducen en unos ingresos para los empresarios del sector de 45.000 euros por prostituta y año. Esos datos están recogidos en el informe elaborado por la ponencia sobre el estudio de la prostitución en nuestro país, constituida en el seno de la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de la Igualdad de Oportunidades, publicado el 13 de abril de 2007 en el Boletín Oficial de las Cortes Generales.

Algunos humoristas han bromeado con los supuestos intereses ocultos de nuestras autoridades para no "legalizar" la prostitución. ¿En ese caso se enteraría "la parienta"? No veo por qué. ¿Porque enviarían la factura a casa? La misma factura que te hace un taxista o un peluquero, por ejemplo. La única "receta" que llega a casa es la que mandan, hoy por hoy, determinados Ayuntamientos que sancionan al cliente de callejeras y eso si no se paga en el momento. ¿El servicio se encarecería al pagar IVA? Pues precisamente es lo que le interesa a la administración. No veo, no encuentro motivo alguno para que la prostitución se mantenga en este "limbo legal"... a no ser que haya una parte de la historia que no nos hayan contado. Pero para eso ya estoy yo.



- ¿Es partidaria de legalizar la prostitución en España?
- Mi propuesta pasa por cambiar, controlando siempre las actuaciones delictivas como el tráfico de personas o el proxenetismo, que creo merecen la máxima sanción penal. En aquellos casos en los que libremente la persona mayor de edad quiera dedicarse a la prostitución como actividad habitual voluntariamente consentida, debería tener un hueco en el sistema social, y derecho a las contraprestaciones económicas que su reconocimiento fiscal le brinda. Creo que ello daría mayor independencia y libertad a este colectivo, y quizás poder independizarse de sus explotadores, que carecería de presión alguna sobre ellas, al contar con una protección que ahora no tienen y las hace ser más vulnerables ante sus explotadores.

- ¿Con la crisis económica hay más mujeres que ejercen la prostitución?
- Lo que se ha producido es una mayor explotación de las mujeres prostitutas, que ante una situación de necesidad se hacen más vulnerables ante las mafias y proxenetas, y también por esa situación de necesidad realizan servicios a precios inferiores y en peores condiciones.

- Usted es magistrada de lo Social en Arrecife. ¿Se han incrementado las denuncias en el último año?
- Mi experiencia como magistrada se inició en mayo de 2010, por lo que no dispongo de un periodo más o menos amplio para poder efectuar estadísticas. Este 2011 desde el juzgado en el que trabajo hemos experimentado un incremento en la entrada de demandas respecto a 2010. Ya veremos cómo acabará el año. No creo que sea necesario crear, por ahora, más juzgados de lo Social en Arrecife.



Para seguir informándose sobre el tema en este mismo blog:
· Primero de Mayo, por el reconocimiento del trabajo sexual
· ¿Debe admitirse la prostitución como una actividad laboral más? Un caso práctico

viernes, 20 de junio de 2014

Las consecuencias (no sólo económicas) de legalizar la prostitución

"Veo muy positivo que se legalizaran este tipo de actividades, en lo que no concuerdo con los inspectores de Hacienda es en que se abra el debate con el fin meramente recaudatorio, es decir, ahora proponen legalizar este tipo de actividades -que en ningún caso deberían estar penadas ni ser ilegales- para elevar la recaudación".
Manuel Llamas, redactor jefe de Economía en Libertad Digital

"Lamentablemente aún resulta una realidad común a quienes ejercen el trabajo sexual, verse imposibilitadas de gozar la plenitud de sus derechos por imposiciones legislativas que violan los derechos individuales en una supuesta e infundada lucha por proteger valores sociales de ciertos grupos de estas sociedades".
ASMUBULI - Asociación de Mujeres Buscando Libertad

"Considero que el Estado no puede permitir legalizar una profesión cuyo máximo propósito es el humillar a las mujeres (o a chaperos me da igual). Por eso hay que castigar a los hombres que paguen por ese tipo de servicios y ayudar a las mujeres que estén presas en el oscuro mundo de la prostitución a salir de él. Si la mujer rechaza la ayuda y sigue intentando captar clientes en tal caso habría que castigarla también de la misma manera que se castiga a un camello".
Mensaje en un FORO DE LA POLICÍA

"Hace falta una estrategia decidida para combatir la lacra social de la prostitución, con una línea clara de tolerancia cero hacia la promoción de ésta y de los negocios involucrados alrededor del tráfico de personas con finalidad de explotación sexual. Queremos una sociedad sin explotación sexual y nos comprometemos a trabajar para eliminar la prostitución y cambiar el modelo social de dominación y desigualdad que la hace posible, concienciando a la sociedad de que la compra de servicios de prostitución contribuye al establecimiento en nuestro país de mafias que se lucran de mujeres a las que han secuestrado sus derechos".
Programa electoral del PSOE para las generales del 2011



La semana pasada levantó un gran revuelo el documento sobre la reforma fiscal y los «agujeros negros» que presentó la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado. Entre otras medidas (más de 300), proponía que la prostitución y el tráfico de drogas blandas, como la marihuana, fuesen legalizadas. El argumento esgrimido principalmente es de orden económico (recaudatorio), pues estiman que la legalización de la prostitución permitiría al Estado recaudar unos 6.000 millones de euros anuales. De acuerdo a Ransés Pérez Boga, presidente de los inspectores de Hacienda, sería conveniente legalizar totalmente sectores que actualmente no generan ingresos fiscales. El colectivo de los inspectores abogó por el pragmatismo, señala que existe mucha “hipocresía” en torno a este tema y afirma que además de la recaudación adicional para las arcas públicas así se podrían combatir de forma más eficaz los efectos negativos de estos sectores (la delincuencia, vamos).

La prostitución deja caer cascadas de dinero que no es sometido a ningún control ni tributación (oficialmente). ¿Creen que es algo normal? ¿Por qué hemos llegado a esta situación? ¿Es un asunto de lucha contra la delincuencia, de hipocresía, de "dignidad" como tantas veces se dice o... podría beneficiar económicamente la clandestinidad de este sector? Esta última tesis es la que defiendo en este artículo y les voy a ir explicando.



Rápidamente salió al paso la Asociación de Técnicos del Ministerio de Hacienda, manifestándose en contra de abrir el debate sobre la legalización de la prostitución y las drogas blandas con el argumento de que provocaría que con el pago de impuestos se blanquearan actividades ilícitas. Estos funcionarios consideran que estas actividades deberían combatirse penalmente como hasta ahora (curioso, porque supuestamente la prostitución no se persigue al menos de manera formal), debido a su naturaleza criminal. Señalan que, según los "expertos", la prostitución lleva implícita la inmigración ilegal, el tráfico de personas y su explotación sexual por redes criminales. El secretario general de la asociación, José María Mollinedo, ha indicado "que no se deben buscar ingresos a cualquier precio" (jejeje).

Este debate no es nuevo, y de hecho han tomado parte en él varias de las figuras más relevantes del panorama político nacional. Como recordaréis, en su día Felipe González declaró estar a favor de la legalización de las drogas y Esperanza Aguirre siempre ha sido partidaria de legalizar tanto la prostitución como las drogas. En contra se han pronunciado, por poner también ejemplos de pesos pesados de la escena política, Alfredo Pérez Rubalcaba y Ana Botella. Aunque por lo general la polémica es intensa pero breve, como una tormenta de verano, he de recordar que en las pasadas elecciones autonómicas fue un tema que enfrentó al PP contra el PSOE de Madrid tal y como reflejé en una entrada del blog (léanla para refrescar la memoria).

En principio, y si nos atenemos a lo que dice la Ley, las prostitutas se llevarían toda la pasta que ingresan sin tributar ni un céntimo. Eso sobre el papel, que lo aguanta todo. Esta situación crea un agravio comparativo, pues parte de la ciudadanía -desconociendo completamente el funcionamiento real de este sector- la emprende contra las putas y pide rabiosamente que paguen impuestos. Lo primero que hago cuando me encuentro con uno de tales energúmenos es preguntarle si la decisión de no tributar parte de las chicas o de los políticos. Si hay que pedir alguna responsabilidad será a quien la tiene, que son nuestras autoridades. Ellas follan, no legislan.



Además toda esta controversia ha sido alimentada por el anuncio de diversos institutos estadísticos de incluir las "actividades ilegales" en el PIB. Según el INE, el PIB podría aumentar hasta un 4,5% pero tan sólo el 0,6% sería imputable a las actividades hasta ahora no fiscalizadas. Aunque lo único que está claro es que resulta muy complicado medir unos sectores opacos sobre los que no existen datos fiables.

Con todo, cada vez más gente se pregunta, si son sectores económicos que generan grandes beneficios y podrían ser fiscalizados por las administraciones públicas... ¿Por qué no se hace? ¿No sería conveniente entrar a regular estos mercados tanto por la importante recaudación que obtendría el fisco como por la lucha contra esa delincuencia que se presume existente? Como tantos otros temas, no es la primera vez que hablo de él en el blog y mis lectores habituales ya conocen de sobra mis planteamientos. Para quienes lleguéis nuevos seguramente os interese la entrada que escribí explicando por qué LOS PARTIDOS DE LA CASTA NO PUEDEN REGULAR LA PROSTITUCIÓN. Fíjense que adjunté en la entrada un artículo de Pérez-Reverte del año 94. Sí, señores, hace 20 años ya nos preguntábamos por qué las "lumis" no pagan IVA. Y yo les voy a dar aquí y ahora la respuesta.

Resulta que, a diferencia de lo que dicen los inspectores, no creo que sea una cuestión de hipocresía sino de desconocimiento. Hay un motivo de peso para que la prostitución no esté regulada formalmente, y es que NO INTERESA.

Dinero, dinero y dinero. ¡Cuánta pasta da el puterío! Sí, pero díganlo todo: dinero que siempre es en efectivo, que no deja rastro alguno y que no puede justificarse. Es dinero maldito pues quienes lo ganan están a merced de quienes pueden extorsionarlas y quedarse con él. La situación actual lo que permite es que siga siendo un dinero anónimo. No hay facturas, ni transferencias bancarias, ni nada que permita seguir su rastro. Si alguien quisiese financiarse ilegalmente sería lo que precisamente buscaría, ¿no les parece?



¿A qué me refiero con que "no interesa"? Bueno, no tienen ustedes más que ver qué prisas se da la casta para legislar cuando realmente quiere: comparen la situación de la no regulación del aborto, la ley de huelga o el sistema electoral con la reforma del art 135 de la CE, el rescate a la banca o la reciente Ley Orgánica de Sucesión a la Corona. ¿Por qué ciertos temas se los toman con una tremenda parsimonia y para otros corren como si les hubieran metido una guindilla en el culo? No es casualidad, todo sucede por algún motivo. Hay asuntos que quieren que se queden como están, y no los tocan. Y la prostitución es uno de ellos, la actual "alegalidad criminalizada" resulta muy beneficiosa para las élites dominantes.

Miren, se dice que la prostitución en España movería entre un 1,8 y un 4% del PIB (18 a 40 mil millones de euros, como todo son estimaciones hay varias cifras... al parecer la primera se referiría únicamente a los locales de alterne, vulgo "puticlubs", y la segunda al conjunto total del sector). Es una cifra que considero razonable, Holanda estimaba que movía en torno al 5% (no he encontrado el enlace pero créanme, me acuerdo del porcentaje que además provenía de un sitio oficial). Para que se hagan una idea, la agricultura en España no llega al 2% del PIB y la construcción, en la mejor etapa de la burbuja, aportaba algo más del 10%. Es decir, es una cifra, un porcentaje, un cantidad MUY APRECIABLE.

En el mundo de la prostitución se produce un fenómeno muy llamativo. Resulta que son los trabajadores y, sobre todo, los empresarios del sector los interesados en regular si situación y contribuir con las onerosas cargas fiscales mientras la administración pública rechaza meter mano a este negocio tan boyante. ¿No les resulta cuanto menos un poco raro? Pues no lo es y les estoy explicando por qué: regular/legalizar la prostitución significaría el reconocimiento de una serie de derechos, una protección legal y una seguridad jurídica para trabajadores y empresarios a la vez que conllevaría una disminución del poder y del dinero que tienen nuestras autoridades. Evidentemente no van a tirar piedras contra su tejado.



En estos momentos es un dinero que no existe. Ni tributa ni está sometido a control alguno, no está fiscalizado. Y esa es la gran ventaja que encuentran nuestras autoridades, expertas en el arte del similitruquili y del manguili manguili. La regularización de la prostitución les perjudicaría en dos sentidos, el primero es el tipo impositivo que estaría fijado por Ley y ya no podría ser el resultado de su avaricioso afán recaudador. Hay quien dice que las prostitutas pagarían un 21% por IVA y otros el 30% por Sociedades. ¿Y si yo les dijese que tienen que pagar hasta el 50% de lo que ingresan? Anda, ahora resulta que no es que pagan como todos los ciudadanos. Pagan MÁS que el resto, por la situación de vulnerabilidad y desprotección legal en la que se hallan. El segundo es que habría una fiscalización, un seguimiento de ese dinero, que es la única manera de que se les pille (como al Manga Urdanga o a los sincalistos de la "ugeté"). A más de uno se le acabaría el chollo: las administraciones públicas perderían dinero y además tendrían que rendir cuentas sobre lo recaudado.

Les voy a poner un ejemplo concreto que es la mejor manera de entenderlo. Tenemos una puta poligonera que cobra 20 pavos el servicio, así que supuestamente si pagase IVA el precio final sería de 24 euretes. ¿Cierto? 20 para ella y 4 para Hacienda. Nos dicen, ¿pero es que queréis pagar impuestos, deseáis pagar MÁS? ¿Estáis tontos? No, amigos, no. Se pagaría MENOS. ¿Y cómo es eso del queso? Pues porque hay una falacia, y es que el precio final que ahora cobra la chica ya tiene incluido una serie de gravámenes mucho más altos. Si tiene chula se queda con la mitad, es decir, folla por 10 y si trabaja por su cuenta pues tributa por algo parecido al sistema de módulos. Vamos a ver si me explico.

Una de las situaciones que debería levantar las sospechas de cualquier persona con un mínimo sentido crítico y la más elemental capacidad reflexiva es la de comprobar el continuo (y costoso) servicio público de policía que se da a estas mujeres. Están constantemente encima de ellas una serie de funcionarios que, por tanto, dejan de dedicarse a otras actividades. Los sueldos y equipo de estos profesionales nos cuestan un dinero a todos los contribuyentes, pero no a las putas, porque ellas -de nuevo digo que "oficialmente"- no pagan nada a nadie. No sólo no gastan sino que se "benefician" de este tipo de servicios que otros pagan. Ya, claro. Resulta que a los ciudadanos nos hacen co-pagar los servicios sanitarios y los medicamentos, nos ponen tasas al uso de algo tan elemental como es la justicia y en servicios en los que ya existían -como la educación- las aumentan escandalosamente. Pero no, a las putas no las recortan "protección policial". Y no las cobran ningún tipo de tasa ni gravamen. ¿No ven que es absurdo, ridículo, que es que sencillamente poniéndose a pensar uno se tiene que oler que aquí hay "gato encerrado"?



En el primer caso, en el "trabajo por cuenta ajena", les decía que ella se queda con la mitad de lo que cobra. La base imponible son esos 10 euros que se queda, si le sumamos el IVA saldría un precio final de 12. Es decir, que los clientes nos ahorraríamos 8 chapas en cada polvete. Para alguien echa unas cien canitas al aire al año, eso son 800 machacantes lo cual no está nada mal. Y me dirán ustedes, ¿por qué paga a la chula? Pues porque la chula es la empresaria que ya ha acordado desde su país que van a pachas, porque ella se encarga de traerla, de enseñarla el oficio, de cuidarla, de proporcionarla trabajo, de buscarla techo y, por supuesto, de negociar con la policía. Si una señora lleva a 4 o 5 chicas pueden "hacerla un precio", así también es más cómodo para las autoridades pues no tienen que andar cobrando a cada una por separado (motivo por el que chaparon la CdC e impulsan los macroclubes).

En cambio, la chica que trabaja independientemente lo tiene mucho más jodido (aunque potencialmente puede ganar mucho más) debido a que tiene que pactar directamente con las mafias policiales. Lo normal es que pague una cantidad fija (el "módulo"), semanal o diaria, que varía en función del tiempo que lleve la chica, lo joven y bonita que sea, la zona en la que esté y SOBRE TODO de lo espabilada que sea. Ahí está la gran ventaja de las chulas, son perras viejas y saben cómo tratar con los agentes (para mí la habilidad más complicada a la hora de ejercer la prostitución). También puede optar por no pagar nada a nadie, e intentar burlar el control policial. En ese caso su situación es la más precaria y complicada de todas las existentes (también la más autónoma), ya que no puede situarse en un lugar fijo (es la llamada "prostitución deambulatoria") y tiene que confiar en escondites o terceras personas para guardar su dinero (más de una ha perdido todo lo recaudado cuando la "pillan").

Todo este debate sobre la conveniencia de "legalizar" la prostitución me recuerda a las maravillosas (e inaplicables) propuestas de toda esta hornada de chavalillos que salen en las tertulias de la tele, ya saben, Alberto Garzón, Pablo Iglesias, Albert Rivera... A ver, que si listas abiertas. Que si democracia interna. Que si eliminar aforamientos. Que si acabar con las puertas giratorias. Etcétera, etc, etc. OBVIO que la ciudadanía saldría beneficiada, ¿pero a quién no le convendría? ¿Por qué no se hace? La situación de todas estas reformas, tan deseables como impensables en nuestro sistema político actual, la resume a la perfección esta conocida viñeta de El Roto.  



Si el "problema" para algunos es que la prostitución se regule y las meretrices tributen, no se preocupen. No hace falta regular esta actividad y hacerlas pagar impuestos porque YA ESTÁ REGULADA (si bien no mediante una ley escrita sino consuetudinaria) y YA PAGAN IMPUESTOS. A estas mafias que las vigilan, las controlan, las extorsionan... y a las que todos nosotros sostenemos fiscalmente. El verdadero problema que tendrían nuestras autoridades llegaría si se regulase formalmente pues la "Ley de la calle" ahora imperante dejaría paso a una auténtica Ley de Derecho que les obligaría a acatarla. No podrían cobrarlas ni un euro más de lo legalmente establecido, y peor aún, los ingresos provenientes de la misma dejarían de ser empleados con total discrecionalidad y opacidad como desean para pasar a ser fiscalizados y tener que rendir cuentas por ellas. La legalización de la prostitución traería lo que los anglosajones llaman RULE OF LAW y ACCOUNTABILITY, que en la España de hoy en día son unos auténticos anatemas.

Conociendo como ahora conocen la realidad de la prostitución (y que me la estoy jugando al contar esto públicamente), entenderán el interés existente en que no se regule de manera explícita. Ya existe una Ley de facto, no hace falta que venga a entremeterse ese molesto Estado de Derecho con sus garantías y obligaciones. Sin Ley, la prostitución es el terreno perfecto para la discrecionalidad de los delincuentes que nos gobiernan. ¿Para qué tocar lo que ya funciona? Ese dineral se reparte entre diferentes escalones de la administración tributando a un tipo mucho más alto que el que correspondería si fuese una actividad normalizada y además lo hace de la mejor manera posible, en cash, efectivo, sin insidiosas facturas ni movimientos bancarios delatores. Nada deja rastro y se lo llevan crudito.

Por haber llegado al final de la entrada les premio con esta sugerente imagen. En fin, para resumir y ahora que sé que tengo su atención, lo que he venido a decir con mi anterior parrafada es que la legalización de la prostitución no es únicamente un asunto de trascendencia económica sino también con graves consecuencias relativas a la protección de derechos y libertades fundamentales, y sobre todo respecto al sometimiento de los poderes públicos a la legalidad. 



¿Cuál es la solución? Porque es verdad que tengo que aportar una propuesta. Está muy bien describir la realidad, como he hecho. Todavía mejor analizarla de manera crítica mostrando mi desacuerdo. ¿Pero qué habría que hacer? Pues no es un asunto sencillo, sé dónde quiero llegar pero no tengo tan claro cómo hacerlo. Hay quienes van proclamando que a los corruptos hay que meterles en la cárcel, hacerles pagar lo que han hecho, que hay que ser inflexible en la aplicación de la Ley. No comparto esa opinión, no por principios sino por realismo: las propuestas maximalistas no nos conducen a ningún sitio, pues son INAPLICABLES. La corrupción en España está institucionalizada, enquistada, y es mejor reconocerla y aceptarla. Es preferible a que roben dentro de la legalidad que fuera de ella, así de simple. Pedir la cadena perpetua para quien ahora mismo vive como un marqués es absurdo, porque sabemos que no va a ocurrir. No quiero que los corruptos acaben en la cárcel, ni siquiera que se les juzgue o tan siquiera que se les suspenda de empleo y sueldo. No. Y no porque no se lo merezcan, sino porque ESO NO VA A PASAR. Y quien diga lo contrario o es un hipócrita o un ignorante que no conoce nuestro sistema. Me conformaría con que dejasen de robar, aunque no devuelvan lo que se han llevado. O incluso sería un gran paso adelante que sus prácticas se hallasen respaldadas por la Ley, que ya que les sacan el dinero a las chicas al menos se ajustase el derecho a la realidad social aceptando los hechos consumados. Sería feliz con eso, lo cual supondría una "legalización" de la prostitución (o más bien, de las prácticas de la administración con respecto a ella)... Sabemos que no lo van a hacer por su propio pié, lo estamos viendo. Si se quiere algún cambio ha de ser forzándoles, haciéndoles ver que no les quedan más opciones. Y será cumpliendo esa legalidad que ellos desprecian. Pero también por fuera de los canales institucionales, sobre todo apoyándonos en los medios de comunicación.

Para ejercer algún tipo de presión abrí el blog y publico entradas como ésta, obviamente a nuestros gobernantes les va a resbalar lo que un don nadie como yo escriba o deje de escribir pero siempre me queda la esperanza de que algún periodista (como Ayanta) o político ajeno a la casta (como Rivera) decida escucharme y considere que como mínimo merece la pena investigar sobre un tema que no está nada claro. Como lo que sucede es lo que yo les cuento, es lo que se acabarán encontrando y entonces gracias a ellos podré multiplicar mis fuerzas y conseguir mis propósitos, que por cierto ellos también comparten.

viernes, 13 de junio de 2014

Reseña de "Trabajando en la prostitución: doce relatos de vida"

Ya que he decidido volver vamos a hacerlo en condiciones, con fuerza. Este fin de semana voy a dejarles con un artículo de nivel, académico, publicado en el último número de AIBR, Revista de Antropología Iberoamericana. Resulta que el autor es... ni más ni menos que un servidor. No voy a ocultar el orgullo que es conseguir que saquen algo escrito por mí en una revista seria, aunque sea de un ámbito bastante restringido y la lean cuatro gatos.

Es una recensión (un comentario crítico) del último libro de los profesores José Luis Solana Ruiz y José López Riopedre, titulado  "Trabajando en la prostitución: doce relatos de vida". La versión finalmente publicada, acortada y retocada por el propio Solana, la pueden leer aquí. Cuando él me encargó el trabajo creí que sería para su publicación, Gazeta de Antropología, sin embargo un colega suyo ya escribió una recensión el año pasado y para no resultar reiterativo enviaron mi escrito a AIBR. Supuestamente la edición del texto original ha tenido que ver con la extensión (una reseña es más breve que una recensión, efectivamente el límite de palabras de AIBR resulta más limitado que el que me ofrecía Gazeta) y no con el contenido, y ciertamente en lo esencial se mantienen mis ideas y planteamientos, pero sin embargo algunos aspectos que considero importantes (como el aspecto fiscal de la prostitución, ya que ayer mismo fue abordado en los medios de comunicación más importantes del país) fueron suprimidos.

Ahí la tienen, fue escrita en el mes de Febrero y publicada (en su versión reducida, enlazada más arriba) en Abril. Creo que además resume perfectamente los postulados que he mantenido en este blog desde que lo abrí casi ya hace cinco años.



Recensión de Trabajando en la prostitución: doce relatos de vida.


Resumen: dado que la prostitución es una actividad oculta y desconocida para buena parte de la sociedad, los profesores D. José Luis Solana Ruiz y D. José López Riopedre pretenden que el lector acceda a la percepción y vivencias que estas mujeres tienen de su oficio a través de doce relatos de vida de prostitutas que han conocido. De acuerdo a sus indagaciones, muchas de las creencias más comúnmente aceptadas sobre el trabajo sexual serían refutadas cuando se cotejan con la realidad.

Abstract: as prostitution is an hidden and unknown activity for a large part of society, professors D. José Luis Solana Ruiz and D. José López Riopedre want the reader to access to the perception and experiences that these women have about her work through twelve life stories of prostitutes that they have met. Accordingly to their inquiries, many of the most widely accepted beliefs about sex work would be debunked when compared with reality.

¿Cuántas de esas personas han hablado con las prostitutas o sus clientes? Si conocieran de verdad el tema tendrían una opinión muy diferente”.
Margarita Carreras, mujer que ejerce la prostitución


La prostitución es uno de esos temas que siempre están de actualidad y, a tenor de los acalorados debates que suscita, que más interesan en nuestra sociedad. Pero también parece ser un fenómeno tremendamente desconocido, o al menos sobre el que existe una enorme polémica. Políticos, académicos, periodistas, trabajadores sociales e incluso muchos ciudadanos de a pie no dudan en realizar tasativas afirmaciones sobre el mundo de la prostitución que no sólo no resultan coincidentes sino que entran en abierta contradicción.

Son muchas las preguntas que nos hacemos sobre esta realidad, tan oculta y por tanto tan ignorada: ¿Qué circunstancias llevan a ejercer la prostitución? ¿Prostituirse es una elección que se toma voluntariamente, una consecuencia de la falta de oportunidades o el destino forzoso de miles de esclavas sexuales obligadas por redes mafiosas de criminales? ¿En qué condiciones desarrollan su actividad? ¿Y por qué no la abandonan? ¿Pueden elegir los servicios que desean prestar y su clientela? ¿Cómo es su relación con sus clientes? ¿Cuáles son sus problemas y preocupaciones? ¿Es cierto que ganan mucho dinero, que llegan a pasárselo bien y que consideran que hacen un trabajo tan digno y respetable como cualquier otro del sector privado como dicen unos? ¿O por el contrario viven una penalidad tras otra, los únicos que se enriquecen son los proxenetas y su mayor deseo es escapar de este infierno que aborrecen como nos cuentan otros?

Con el fin de responder a cuestiones como éstas nace "Trabajando en prostitución: doce relatos de vida", fruto de la colaboración de dos de los más prestigiosos académicos que han estudiado el fenómeno social de la prostitución: D. José Luis Solana Ruiz y D. José López Riopedre. Su trayectoria profesional incluye no sólo la publicación de numerosos artículos, estudios y libros sobre esta temática, sino lo que me resulta aún más relevante y considero requisito fundamental para poder hablar con autoridad de una materia tan desconocida: haber entrado en contacto de manera directa con esta realidad, relacionándose personalmente con sus principales protagonistas (prostitutas, dueñas de pisos, empresarios y encargados de negocios de alterne y prostitución, clientes de servicios sexuales, responsables de ONGs...)

Esa es la clave de este libro, el rasgo que le aporta su mayor valor: los autores se han informado no desde artículos de prensa, informes de organizaciones internacionales o reflexiones teóricas sino que abandonaron la comodidad de sus despachos (a ver si copian otros "investigadores"), se arremangaron, le echaron valor y se zambulleron de lleno en el puterío. Les doy la bienvenida y mi más sincera enhorabuena, ya que la gran carencia de buena parte de las aproximaciones que se realizan hacia el mundo de la prostitución prescinden de la voz de las prostitutas. Entiendo que abordar un tema "tabú" no resulta sencillo ni cómodo y que existen unos enormes prejuicios, estereotipos y mitos hacia este mundo de los que nace un miedo natural (que confiesan haber tenido tanto las protagonistas de los relatos, como los autores del libro e incluso un servidor). Pero digámoslo claramente: para hablar de putas antes hay que haber hablado con putas. Ignorar una realidad no da licencia para inventársela.

Es por ello que el núcleo de este trabajo está compuesto -como enuncia el título- por doce relatos de vida, procedentes de otras tantas prostitutas-informantes, de los que se sirven los autores para someter a verificación crítica lo que denominan los "planteamientos abolicionistas de la prostitución". ¿A qué se refieren? Pues a aquellas tesis que conciben la prostitución como "una continua situación de explotación, expolio, violencia y auténtica explotación sexual". Seguro que el lector ha escuchado en algún momento eso de que ésta es una actividad degradante en sí misma, que atenta en toda circunstancia contra los DDHH y que, por tanto, no es "legalizable". Quienes sostienen esta visión se denominan abolicionistas y con razón, pues gracias a ellos se abolen los derechos legales, el respeto social y hasta la voz de las prostitutas. De hecho, parece como si sus relatos sobre la prostitución no fueran tanto la descripción de una realidad como la expresión de un deseo: al menos yo entiendo que los abolicionistas, presos de un macabro "whisful thinking", lo que verdaderamente hacen es reflejar cómo desearían que acabase siendo el mundo de la prostitución. Como las políticas que promueven se sigan aplicando no me cabe la menor duda de que la prostitución acabará siendo el infierno que dibujan (lo que se llama una "profecía autocumplida").

Solana y López consideran que se hace necesario someter a verificación tales planteamientos debido a que, amparándose en este discurso, nuestras autoridades han impulsado una serie de políticas que pudieran no ser las más adecuadas ni beneficiosas para las prostitutas. Resulta ciertamente llamativo que mientras nuestros responsables políticos declaran hacer todo lo posible por ayudar a estas "víctimas" -asumiendo tanto la terminología como las actitudes abolicionistas-, las meretrices hayan salido a la calle en las principales ciudades españolas protestando contra las actuaciones públicas que se han venido implementando y que se hallan respaldadas por políticos que han declarado su adhesión a la doctrina abolicionista (por ejemplo Xavier Trias o Ana Botella). Es curioso que aquellas prostitutas que van dando la cara en público contradigan de manera sistemática este discurso y denuncien que aquellas medidas desarrolladas por las administraciones las perjudican y precarizan sus condiciones laborales. Incluso la persona menos inquisitiva tendría que extrañarse ante este profundo desencuentro entre las "víctimas" y sus autoproclamados "salvadores". ¿Semejante desfase entre lo que hacen y lo que dicen nuestros políticos se debería a un error o al más descarado cinismo?

Así que, ni cortos ni perezosos, los autores del presente volumen se pusieron a cotejar las asunciones abolicionistas con las experiencias de vida de sus informantes y otros estudios sobre la prostitución puesto que están convencidos, al igual que quien escribe estas líneas, de que las prostitutas son un elemento imprescindible para conocer esta realidad. ¿Quién puede resultar más indicado para dar a conocer un fenómeno que las propias personas involucradas? Sin embargo, este sencillo razonamiento no parece ser compartido por el llamado "sector abolicionista" cuyos esfuerzos están dirigidos a silenciar y desautorizar a las prostitutas bajo las más delirantes justificaciones (que van desde la atribución de patologías mentales severas a acusarlas de ser las portavoces de los proxenetas). 

Este acercamiento a las prostitutas es tan valioso, para empezar, por la pura y simple obtención de información. El trabajo de campo realizado ha permitido obtener un abundante material empírico de calidad. Por una parte era necesario poder generalizar los resultados, y esto sólo podía conseguirse con una muestra numérica amplia. Entre ambos investigadores obtuvieron 82 relatos de vida, en los que de manera constante hallaron elementos biográficos muy similares que no encajaban en los esquemas abolicionistas sobre la prostitución. Los 12 que aparecen en el libro son tan sólo una selección de los anteriores (que pueden consultar en su totalidad sin ningún problema, si tienen interés). Y por otra parte, siendo conscientes de las limitaciones de técnicas de investigación rígidas y estructuradas -tan empleadas como inútiles para conocer a fondo una realidad social compleja- los autores comenzaron por cultivar, de manera paciente y continuada, sus relaciones personales con las informantes con el objeto de ganarse su confianza. Gracias a este esfuerzo lograron una información valiosísima, y la no menos preciosa amistad de algunas de las chicas. Al abrirles las puertas de su mundo se difuminó esa barrera que existe entre investigador e investigado, lo que les permitió obtener confesiones y testimonios que jamás compartirían con un extraño.

El enfoque basado en conocer una realidad "desde dentro" resulta muy sensato (a la par que gratificante, al menos para mí), pues a nadie se le escapa que no todas las cosas se cuentan a todo el mundo. De hecho, ahí está la clave: en lo que te cuentan. Suelo decir que no se sabe sobre prostitución preguntando sino escuchando. Que lo que hay que conseguir son las condiciones para que las chicas se animen a contarte sus cosas, lo que llaman "situaciones de entrevista propicias".

Pero esta aproximación, además de resultarles útil para conseguir una perspectiva más cercana y directa de la prostitución, también encierra un fuerte componente reivindicativo. Los profesores Solana y López deciden tomar partido y se involucran activamente en la defensa de los derechos de las prostitutas. Denuncian que "las prostitutas, debido a la estigmatización y al rechazo social que han padecido y padecen, se encuentran entre los colectivos sociales que más han sido silenciados, que más han sufrido negación, depreciación y exclusión de su voz"... y en concreto señalan al movimiento abolicionista como principal causante de esta situación pues "ha prestado oídos sordos a las prostitutas" y le acusan de extender "yerros y tergiversaciones infamantes" sobre la prostitución que han provocado la "visión parcial y sesgada, cargada de estereotipos y prejuicios y que genera miedo y alarma social" imperante en estos momentos (al menos entre nuestras administraciones públicas). Así que darles voz a las trabajadoras sexuales va más allá de ser una forma de obtener datos, es todo un acto político cuasi revolucionario que sitúa a Solana y López como decididos aliados de estas mujeres. 

Las experiencias, vivencias y testimonios de las prostitutas se recogen en el libro mediante "autobiografías simuladas", relatos de vida de las chicas no escritos por sus protagonistas sino por los autores del libro como resultado de conversaciones y entrevistas con estas mujeres. Es decir, los autores han recogido las historias de vida de una serie de prostitutas y las han dado la forma de autobiografías, "como si" las hubiesen escrito ellas (por supuesto "primando siempre la fidelidad de lo narrado, sin comprometer, alterar o desvirturar los acontecimientos o situaciones narradas por las prostitutas"). El "guión" lo han escrito ellas, pero la caligrafía -el "pasado a limpio"- no es de su autoría. De esta manera el lector va a hallar una descripción lo más fidedigna posible del trabajo sexual y actividades anejas en un formato que hace la lectura más amena y comprensible, ya que se pretende que un trabajo de investigación social como el que sustenta esta obra -y que resulta un tanto áspero para el público no especializado- pueda llegar al más común de los lectores. Por tanto, éste es un libro que trata de compaginar la nunca fácil tarea de ofrecer información fidedigna y relevante, sustentada en bases empíricas sólidas obtenidas empleando métodos y técnicas de investigación social, con la divulgación fuera del restringido ámbito académico.

Asimismo destaca, como soporte de esta información primaria, la consulta de una amplísima bibliografía que incluye varios de los trabajos antropológicos, sociológicos y etnográficos más brillantes como los de Regina de Paula Medeiros, Sara Carmona o Isabel Holgado. Obviamente y como necesario contrapunto también se hallan obras de claro sesgo abolicionista. Desde luego los autores no pueden ser acusados de no haberse documentado.
Todos estos esfuerzos tienen sentido desde el momento que confiesan el objetivo último de su obra: "ofrecer una visión justa, precisa y verídica del trabajo sexual y las actividades prostibularias en la España actual". Cualquier persona ajena al mundo de la prostitución hallará este libro tremendamente revelador e interesante, pues los relatos que contiene ofrecen una imagen real de cómo es, hoy por hoy, la prostitución en este país. Y quienes lo conocemos nos sentiremos muy reconfortados al ver como, por fin, alguien cuenta las verdades del barquero. Realmente ha llegado un punto en el que tanta mentira y desinformación resultaban asfixiantes y "Trabajando en la prostitución" viene a ser un soplo de aire fresco muy necesario. Al menos yo ya estaba cansado de que quienes más hablasen de prostitución fuesen generalmente quienes tenían menos idea del tema (por decirlo suavemente).

Particular interés tiene el capítulo dedicado a la crítica de la dogmática abolicionista, como corolario final. La importancia de desmontar este enfoque proviene de la amplia relevancia tanto mediática como institucional que ha alcanzado, como ya he comentado. El libro obedece a la necesidad que los autores han detectado de hacer llegar una in-formación crítica a una ciudadanía muy expuesta a unos medios que suelen abordar este tema desde el morbo, sin seriedad ni ningún rigor. Es habitual que los reportajes y noticias de TV (que muy a nuestro pesar constituyen la "fuente de información" de la mayor parte de la población) frivolicen sobre el mundo de la prostitución, interesándose en explotar los elementos más impactantes -frecuentemente sacados de contexto (fotos de la boquería), no contrastados (operaciones policiales contra "mafias") o directamente inventados (caso de las cifras aportadas sobre el número de prostitutas, clientes o porcentaje de "víctimas de trata")- contribuyendo así a la "desinformación, manipulación y el engaño" de la sociedad.

Los autores no contraponen una imagen bonita e idealizada de la prostitución frente al sórdido cuadro pintado por los abolicionistas, sino "una visión más rica y compleja" ante la concepción uniforme y monolítica que solemos escuchar. Nos abren los ojos a una diversidad de casos que "ponen de relieve el carácter burdo y abusivo de la imagen truculenta de la prostitución" puesto que, a pesar de que sus historias de vida disten de ser homogéneas y las circunstancias personales de las informantes difieran, sí que hallamos una serie de concordancias en sus experiencias y vivencias en torno a la prostitución. Cada relato de vida es ciertamente peculiar y diferente, pero encontramos en ellos hechos reiterativos que contrastan fuertemente con los planteamientos abolicionistas. Los juicios y apreciaciones de las chicas "refutan la apreciación que desde el abolicionismo se hace de estas relaciones como una experiencia atroz y traumática que destroza psicológicamente a las mujeres de por vida" y se muestra "que las realidades que el abolicionismo cuenta no son tales, sino sólo circunstancias posibles que, además, no son nada corrientes". De todas formas no se pretende que ningún abolicionista cambie de idea leyendo el libro, los hechos pueden ser tozudos pero ellos lo son más. Para el abolicionista no hay problema, si no le cuadran las cosas lo que está mal no es su ideología sino la realidad. 

Y no se limitan a rebatir la falsedad de los enunciados abolicionistas, sino que alzan el dedo acusador -J'accuse!- señalando a sus partidarios de ser los "causantes de buena parte de las agresiones, violaciones y maltratos" que sufren las prostitutas debido a "la situación de clandestinidad, estigmatización y desprotección legal en la que se ven obligadas a trabajar, causada por las abolicionistas con su radical oposición a cualquier regulación de la prostitución". ¿Es posible que detrás de los discursos buenistas de esta gente exista una voluntad de perjudicar a quienes dicen ayudar? ¿El abolicionismo sería un ejercicio mayúsculo de hipocresía cuyo mayor logro consistiría en "el mantenimiento de condiciones de vida y trabajo lesivas para las mujeres en situaciones de prostitución"? Bueno... les acusan de "falsear la realidad"... y siempre que uno miento lo hace por un motivo. ¿Pero en qué podría afectarles que se supiese la verdad? ¿Por qué ese empeño en privar a las trabajadoras sexuales de los derechos y protecciones laborales que conllevaría el reconocimiento de la prostitución como un trabajo? Y sobre todo, ¿para qué impedir que el dinero que mueve esta actividad se halle fiscalizado por la Hacienda Pública? ¿Acaso no se dan cuenta de que algún desaprensivo podría aprovecharse de la vulnerabilidad legal y desprotección jurídica de este sector para hacer caja? ¿No son conscientes de que al mantener a todo un sector económico en la alegalidad criminalizada favorecen los abusos y amparan la corrupción? ¿Han pensado en algún momento en la cantidad de sobres de dinero negro que se llenan (como en la trama de los clubes Saratoga y Riviera, ahora tan de actualidad) o a dónde van esos pagos por el uso privativo del espacio público (caso Coslada, también ampliamente conocido) que podrían servir para sanear las cuentas públicas? ¿Cómo es posible que, con lo avispados que son los políticos a la hora de meter la cuchara en cualquier actividad económica, permitan esta fuga descontrolada de dinero? Parece que lo hagan a propósito.

En definitiva, lo que se pretende con este trabajo es que el lector pierda el miedo y se acerque a este mundo para comprobar lo que se cuenta sobre el por sí mismo. Creo que hablo por los autores si les digo que no quiero que nos den la razón "porque sí" (ni que las quiten por el mismo motivo, aunque sospecho que esto será más frecuente). Este libro no pretende ser un sustitutivo de la realidad -que es la impresión que he tenido al leer otras publicaciones- sino un estímulo para que el lector comience a cuestionarse los "tópicos y falsedades que circulan en los mass media sobre el trabajo sexual". 

Aparte de lo valioso que tienen sus indagaciones, no puedo menos que dar mi enhorabuena personal a Solana y a López por haber reunido el suficiente valor como para dar un paso al frente diciendo lo que nadie dice, aún a sabiendas de las consecuencias tan negativas que puede tener para sus carreras profesionales. Se han atrevido a decir que el emperador va desnudo, lo cual les honra... pero sin duda lo pagarán.

Como apunte final quisiera añadir una breve reflexión. Lo grave de una mentira oficial no es tanto la primera parte, que sea un engaño, pues puede ser rebatido, lo preocupante es su respaldo institucional que le da apariencia de verídico y que dificulta sobremanera toda discrepancia. En efecto, los poderes públicos han impulsado toda suerte de campañas para "sensibilizarnos" sobre la prostitución como The Journey, Mujeres de vida alegre, los posavasos del extinto ministerio de igual-dá o las de diversos ayuntamientos enfocando al cliente, todas ellas regadas con el dinero del contribuyente. Y me parece bien, fíjense lo que les digo. Ahora el ciudadano responsable y crítico lo que debe hacer es preguntarse, ¿es así el mundo de la prostitución o lo están caricaturizando burdamente? El mensaje implícito en tales campañas es que la prostitución es un mundo tan tétrico y abominable que es mejor que lo evitemos (así pensé durante muchos años). Por fortuna no es un fenómeno lejano y al que físicamente no podamos acceder. Como se muestra en el libro, querer es poder. Les invito a que lo lean, claro que sí. Pero también a que se empapen de la literatura abolicionista que los autores tanto critican y luego les animo a que salgan a la calle y apliquen su mismo método de ganarse la confianza de las chicas, escuchándolas y entablando relaciones profundas y duraderas. Y entonces fórmense su propio juicio y pregúntense cómo es posible que exista semejante disparidad entre lo que nos cuentan unos y otros sobre la prostitución. Al fin y al cabo, ¿a quién le puede perjudicar que se investigue y se conozca la verdad?

lunes, 2 de junio de 2014

Hablan las putas: ¿qué es lo que los políticos no están dispuestos a escuchar?

"Quitar la prostitución de la calle no es sólo una cosa que yo crea que es necesaria sino que así lo cree mucha gente en Cataluña y lo que pretendemos es precisamente hacernos eco de una demanda popular clarísima".
Montserrat Tura, consejera de Interior de la Generalitat catalana

"La prostitución callejera es un problema grave y las administraciones han de ser valientes".
Pilar Malla, síndica de Greuges (defensora del pueblo) de Barcelona

"Algún día limpiaremos el barrio".
Mª José Volta, asociación de vecinos El Palleter del barrio de Velluters

"Las prostitutas del Raval seguiremos estando aquí, les guste o no les guste. Porque primero somos ciudadanas, primero somos mujeres, primero somos madres y absolutamente nadie me va a quitar a mí el pan de mis hijos".
Portavoz del colectivo de prostitutas del Raval

"Nosotras estamos dispuestas a mejorar la convivencia, a implicarnos y a organizarnos pero para ello tendréis que empezar a escucharnos de una vez por todas y dejar de tapar a golpe de policía y de ordenanza la mala gestión, vuestras promesas incumplidas y vuestras especulaciones". 
Extracto del Manifiesto de prostitutas indignadas

"Hay sectores, sobre todo feministas, que nos quieren ubicar en el lugar de víctimas y no creen que es una libre decisión (...) Salen noticias en los medios que dicen que se liberaron a tantas víctimas de trata, porque queda bien, pero en realidad son trabajadoras sexuales (...) Nos están allanando y persiguiendo y muchas compañeras que eran autónomas ahora tienen que trabajar en lugares con protección que arreglaron con la policía, por lo que en realidad se está impulsando el proxenetismo"
Georgina Orellano, presidenta de AMMAR



Tras un largo parón, estoy de vuelta. Se va Rubalcabra, se va el Bribón, pues yo regreso. Jejeje. Ahora sólo falta que se marche (o echen) también al Marrano (nota para los extranjeros: me refiero al jefe del Estado, del Gobierno y de la oposición). Además, ¿qué día mejor que el de los trabajadores sexuales? No podía faltar a esta cita y lo hago de la mejor manera posible, recogiendo la voz de los protagonistas de la prostitución -los trabajadores- y recordando qué vienen diciendo y qué es lo que las autoridades no están dispuestas a oír.

AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de ARgentina) es uno de los colectivos de prostitutas más potentes del Mundo y hoy convoca un "Aquelarre de las Trabajadoras Sexuales" (oiga el audio) con el fin de denunciar la "caza de brujas" que padecen. Señalan que "las políticas antitrata han criminalizado el trabajo sexual, precarizando sus condiciones de trabajo y amparando la violencia y discriminación que sufren por parte de la policía". Es lo que siempre ha sucedido, la mejor manera de silenciar a las prostitutas es afirmar que tienen "alguien detrás". Se emplea el cuento de la trata para justificar las campañas contra la prostitución, lo vengo diciendo desde hace años y recientemente ha caído en mis manos un artículo académico que asegura lo mismo llamado "The Girl Next Door: A Comparative Approach to Prostitution Laws and Sex Trafficking Victim Identification Within the Prostitution Industry". Lo más alucinante es que tengan la tremenda cara dura de presentarse como defensores de estas mujeres precisamente quienes son sus mayores explotadores. Ayer vi en las noticias cómo salían los de la Brigada de Extranjería acercándose a varias de estas chicas ofreciéndoles "ayuda" de la manera más torpe y cínica posible (joder, cómo se notaba que todo era pose) y declarando que estaban CONTROLADAS Y VIGILADAS. ¡Claro que lo están, bien lo saben, por ellos mismos! Cualquiera que tenga un poquito de calle, o sencillamente escuche a las prostitutas, sabe que LOS ÚNICOS PROXENETAS QUE EXISTEN SON LOS MISMOS POLICÍAS. Los colectivos de prostitutas se han dejado la vida -literalmente- para hacernos ver cómo son las cosas, pero claro, hay que querer abrir los ojos.

AMMAR postula que la mejor manera de defender, ayudar y proteger a las prostitutas es reconociéndolas derechos. Como ellas, también soy de la opinión que lo malo de la prostitución no es la actividad en sí misma sino las condiciones en las que se realiza, la desprotección legal existente que provoca que las autoridades encuentren todas las facilidades y ningún impedimento para abusar de ellas. 



Aquí, en España, también se han producido significativas movilizaciones. Hace unos meses, en Madrid, el Colectivo Hetaira convocaba una manifestación en la que se escuchaban exactamente las mismas demandas que se oyen a AMMAR. Que si los responsable políticos, feministas y medios de comunicación usurpan su voz, que si se crea una alarma social injustificada contra la trata, que si sus problemas provienen generalmente de quienes presumen de "ayudarlas" (principalmente la policía), que consideran su actividad un trabajo y hemos de respetar su decisión, que en vez de verlas como un problema y tratar de expulsarlas lo que habría que hacer es reunirse con ellas y tratarlas como interlocutores válidos con quienes buscar soluciones consensuadas... SIEMPRE es lo mismo, porque NUNCA nos escuchan.

También es verdad, y haciendo un responsable ejercicio de autocrítica he de reconocerlo, que parte de la culpa la tenemos nosotros por no lograr hacer "atractivo" nuestro mensaje. Mi impresión es que asustamos un poco a los medios de comunicación y partidos políticos cuando logramos acercarnos a ellos. Vivimos en la sociedad que vivimos y ciertos mensajes no son sencillos de digerir. Hemos de pulir nuestro discurso para que pueda ser entendido y aceptado incluso por aquellas personas que no tienen el menor contacto con nuestra realidad. La respuesta más común que me encuentro entre la gente de mi entorno es que este tema no les interesa, que no es su lucha, que a ver qué han hecho las putas por ellos. Debemos abandonar el mensaje puramente sectorial y enlazar con otras demandas sociales, hacer ver que no se trata únicamente de los abusos que puedan ser cometidos hacia un colectivo sino que es algo que nos afecta a la sociedad como conjunto. Que se trata de discriminación, de vulneración del Estado de Derecho, de abuso de autoridad... que es un tema que no es del interés exclusivo de putas, puteros y otros marginales sino que debería serlo para cualquier demócrata. Pero para que otros se interesen por lo nuestro también hemos de interesarnos nosotros en lo de los demás, fue un consejo que en su día nos dio Albert Rivera y que siempre he tenido muy presente. A ver si a fuerza de repetirlo me hacen caso, porque no me escuchan ni los míos.

Varias prostitutas y aliados suyos dando a conocer las reclamaciones del colectivo. Las quejas ante el "acoso", los "abusos" e incluso la "violencia" policial son una constante en este tipo de reivindicaciones. 



Por otra parte, al igual que en Madrid, las meretrices de Barcelona también se han opuesto a las actuaciones impulsadas por los poderes públicos locales. Denuncian que, bajo ese discurso victimista y redentor que enarbolan nuestras autoridades, en la realidad sufren el acoso, la violencia y la persecución policial. Resulta curioso comprobar la enorme similitud existente entre los movimientos de prostitutas de las dos principales ciudades españolas, y más perplejo se queda uno si contrasta sus reclamaciones con las que se han dado en otras épocas o en otros países. Reiteradamente hallamos el mismo patrón: por una parte una clase política que aparentemente muestra tener un muy buen corazón y sensibilidad social, preocupada por la situación de estas mujeres, mientras por otra ellas protestan tan enérgica como -muy a menudo- fútilmente porque los honorables "representantes del pueblo" pasan de ellas como de la mierda y a sus peticiones de llegar a un entendimiento responden con palos.

Es por ello que quiero dar la vuelta al tradicional enfoque que se ha dado a la prostitución como "foco de problemas" y orientarlo hacia lo que tanto las chicas como un servidor vemos como el verdadero origen del conflicto: ¿y si estos problemas no los origina la prostitución sino las administraciones públicas? Dense cuenta de lo que este cambio de perspectiva supone, si hasta ahora esperábamos que los políticos nos salvasen de la prostitución y yo lo que vengo a decir es que de quienes hay que liberarnos es de estos políticos resulta que no podemos actuar de la manera tradicional e institucionalmente establecida que se supone: cualquier intento de exigir una solución a las instituciones públicas vendría a estar condenado de antemano por lo que tendríamos que buscar otras alternativas.

Las quejas ante los abusos de autoridad por parte de la policía, el Hay-untamiento y los jueces son una constante por parte de las chicas de la calle. No me importa repetirme hasta la extenuación porque si consigo que al menos esta situación les quede clara me daré por satisfecho. Como ven, acusan a los policías de actuar de manera despótica y desproporcionada y a la administración de provocar los problemas que luego manifiesta querer combatir. Para ellas, "Trias (el alcalde de Barcelona) ha declarado una guerra" y responden que "no dejarán de luchar".



Voy a decirlo claramente, que a estas alturas de la película ya no podemos andar por las ramas. Los políticos no es que no quieran escucharnos, es que NO PUEDEN. Saben perfectamente que ELLOS SON EL PROBLEMA, y que su trabajo no es solventar las reclamaciones de la ciudadanía sino apretarnos más y más las tuercas. Y esto pues funciona un tiempo, pero acaba explotando como se está viendo. Han logrado que la ciudadanía vea a las autoridades, en quienes en teoría deberíamos confiar y en las que tendríamos buscar protección, como nuestros enemigos declarados. Las prostitutas y sus aliados han mostrado una paciencia, un civismo y un respeto encomiables. Han aguantado lo que no está en los escritos. Han buscado de continuo una solución consensuada, aportando propuestas muy razonables. Han apostado siempre por el diálogo y las vías democráticas. ¿Y qué ha hecho la administración? Las ha tratado como si fuesen basura, con total soberbia. Ha optado exclusivamente por vías represivas, que luego además ha tratado de encubrir con un cinismo y una hipocresía totalmente delirantes. Ha actuado despóticamente, creyendo que nada de lo que hiciese iba a tener consecuencias. Pues se equivocaron, todo pasa factura tarde o temprano.

El crecimiento de nuevas formaciones políticas, alejadas de lo que se viene llamando "la casta", es la oportunidad que estábamos esperando. Al fin se abre la puerta a que las demandas de este colectivo sean atendidas pues de la actual clase dirigente NADA podemos esperar. Para que se sepa qué problemas identifican las prostitutas y qué soluciones proponen cuelgo a continuación un cuadro-resumen y expongo una entrevista y un manifiesto. ESCUCHEMOS qué nos dicen:

Las denuncias que hacen las prostitutas son gravísimas: abusos, intimidación, apropiación de sus pertenencias... lo que se nos dice que hacen los "chulos". ¿Y quién dicen que lo hace? En este caso, la Guardia Urbana (la policía municipal). QUE LOS CHULOS SON LOS POLICÍAS, COÑO.




Crónica de voces silenciadas. Estuvimos por la calle Robador, conversando con algunas prostitutas sobre el acoso policial y la convivencia. Estos son algunos extractos de lo que dicen las mujeres. Vale la pena escucharlas.
@clavealdia (Genera) / Masala | 17/03/2013



¿Desde cuándo el acoso es más fuerte? Contadnos lo que pasa.

J- Desde enero de este año ha empeorado. Al principio venían de cuatro a seis policías, ahora hay días que son diez o doce agentes de la Guàrdia Urbana en la calle Robador. No nos permiten movernos o nos piden que circulemos, si estamos en los bares no nos permiten salir, si salimos a fumar nos obligan a caminar. Intimidan. Hay, además, algunos agentes que parece que gozan y disfrutan.

Nos hacen preguntarnos: ¿somos terroristas o armas peligrosas, tendremos un virus, de aquí no podremos salir…? Es un juego con nosotras, es estar a lo que quieran.

L- Mientras ellos disfrutan, nosotras estamos sin un duro en el bolsillo, en casa se acumulan los recibos de agua, luz, gas, teléfono, alquiler, matrículas, comedores, etcétera. Porque aquí la mayoría somos madres y algunas son abuelas.

J- Antes muchas trabajábamos solamente tres o cuatro horas al día, ahora estamos haciendo entre doce y catorce horas para poder llevar a casa al menos 20 o 30 euros, si los hacemos.

S- Son ya las 10 de la noche y aquí algunas no hemos podido trabajar. ¿Quién aguanta? ¿Qué ser humano aguanta eso? Después de hacer un montón de horas, llegado el mes, no tienes ni para pagar el alquiler.

J- Y no es una ordenanza que sirva para «liberarnos». No. Yo estoy aquí porque quiero, lo he decidido, hace veinte años que trabajo en el barrio. Tengo un piso porque lo necesito, nuestra tarifa son 20 euros y ya incluye la habitación.

El hastío e indignación que han padecido estas mujeres ha logrado algo que parecía imposible, que un colectivo hasta ahora tan invisibilizado manifieste de forma pública sus demandas. Sin embargo, los políticos -en su línea- siguen viendo lo que nadie ve ("trata", mujeres que desean ser "reinsertadas", "violencia de género") y no viendo lo que la sociedad sí que ve (prostitución voluntaria, mujeres que quieren trabajar sin que las molesten, violencia policial e institucional).



La policía no es una protección para vosotras…

J- Hay una realidad: somos el eslabón más débil de la cadena, con eso juegan, como si fuéramos ratones. Y no somos ratones. La presencia de la policía no es una protección, es una humillación diaria, es un «aquí estoy yo», un «aquí mando yo». No creo que los ciudadanos les paguen para intimidarnos.

A- Estamos sufriendo incluso un acoso mayor frente a los clientes, que saben que estamos desprotegidas. No podemos acudir a la policía cuando realmente lo necesitamos y eso es muy grave. Si tenemos un problema tenemos que aguantar, si pasa algo con un cliente, yo sola tengo que plantarle cara, y como él cree que está prohibido abusa.

T- Es un acoso constante. A mí ha llegado a llamarme una agente de la Guàrdia Urbana cuando estaba entrando en un bar, diciendo que me ponía una multa porque le llamaba la atención, porque iba vestida de rojo.

J- O llegan a la calle y empiezan «¡venga, para adentro, vamos!» y nos tratan como si fuéramos ovejas. Si los vecinos bajan, la policía nos dice que no podemos saludarlos.

Pero, no entendemos, ¿os meten en los bares, os sacan de los bares?


A- Cuando estás en el bar, te pueden sacar del bar, y cuando estás fuera, te dicen que entres.

R- Hacen lo que quieren.

L- Si te cruzas con ellos, aunque estés sola te pueden multar. Si sales de tu casa, te pueden pedir papeles y darte una multa. Les ha pasado a muchas chicas, si te los encuentras en la esquina y no les gusta tu cara…

S- ¿Es justo lo que les voy a contar? Hace unos cinco días, estábamos todas mujeres dentro de un bar. Entraron dos policías, nos miraron y me dijeron a mí: «Venga usted». Yo me puse de pie y uno de ellos me dijo: «Su documentación», se la pasé y pregunté por qué. Me respondió: «Porque contamos: una, dos, tres, cuatro, cinco y hoy te ha tocado a ti». ¿Creéis que es lógico?

J- Es una humillación, es una persecución que no se aguanta.

A- Es un maltrato. Nosotras creemos que es lo que quiere la policía: maltratarnos. Hay varios tipos de maltrato y éste es uno. Es maltrato psicológico, hacer de nosotras lo que quieran.

R- Hacen la ley a su manera.

A- La Guàrdia Urbana hace la ley porque no existe ordenanza que diga que pueden maltratar. ¡Tanto dicen que defienden a las mujeres…! ¿Y dónde está la defensa? No nos defienden, por lo menos a las prostitutas de la calle Robador, no. Estamos desprotegidas, para empezar, del acoso y del maltrato psicológico de la policía. Por la noche, ¡ya hasta soñamos con la policía!

J- Se ha hecho una ordenanza sin contar con nosotras. Creen que somos invisibles. Si llegamos a la idea de hablar con la Síndica de Greuges es para que el señor Trias considere que somos personas. Porque el alcalde dice que somos esclavas del siglo XXI. Yo le digo al señor Trias que la esclavitud es ser ignorante y morirse de hambre. Pero que yo elija mi forma de ganarme la vida, no lo es.

Las personas que se han visto obligadas a bajarse los pantalones en zonas públicas lo han hecho también por el acoso de la policía, por no haber espacios donde se puedan ocupar. Los espacios por la noche son hoteles que cuestan 40 euros. Si te das cuenta que nuestra tarifa es de entre 20 y 25 euros, con eso no puedes ir a ningún hotel.

¿Os habéis planteado dejarlo por esta presión?

J- No, claro que no. Es mi forma de ganarme la vida. Yo la he elegido. ¿Por un trabajo de 600 euros? ¿Pago yo el alquiler con eso? Yo he cotizado durante 21 años, pero a pesar de haber trabajado cotizando siempre he ejercido la prostitución. Porque con un solo sueldo no saco a mis hijos adelante; tengo dos chicos, uno ya en la universidad. O sea, no somos familias desestructuradas, no somos drogadictas, no somos delincuentes. El cliché que tienen de la prostitución no es cierto.

A- ¿Creen que me tengo que conformar con una vida de estar 
fregando escaleras? ¿Por qué, si
no lo he elegido antes, tengo que
hacerlo ahora? No. Continuaré siendo prostituta porque me encanta, es mi oficio. Lo escogí yo.

Estas prostitutas denuncian "el abuso y maltrato" al que son sometidas... ¡por parte de la policía! Mucho se habla sobre la violencia que soportan las personas que ejercen la prostitución y doy fe de que es cierto, pero hay que aclarar QUIÉN se la provoca. No es algo intrínseco de esta actividad. No la causamos sus clientes, ni esos "chulos" siempre invisibles. Bueno, sí, los chulos sí. Sólo que no son quienes en principio pudiera parecer: dueños de negocios, familiares, compañeros sentimentales... Quienes están constantemente encima de ellas puteándolas en el sentido más negativo del término son, en sus propias palabras, "los niñatos de uniforme" (y muchas veces también de paisano, que hay "secretas" a punta pala).



¿Qué esperáis de la reunión mantenida con la Síndica de Greuges?

J- Para empezar, que se nos oiga, no somos fantasmas. Somos personas y detrás nuestro hay un montón de familias. Tenemos esperanza y no nos la van a quitar. Porque yo elijo la calle, no molesto a nadie. A nadie le pongo un revólver en la cabeza para que entre conmigo, ni voy gritando, ni voy tirando basura. Y somos muchas. Es cierto que hay quien grita o hace cosas que no debería pero estamos dispuestas a hacer una propuesta para interactuar entre la comunidad de vecinos y nosotras. Que nos escuchen y vean que no somos demonios.

¿Vuestro objetivo ahora es sentaros con el alcalde y con los vecinos?

Sí, para empezar sentarnos con el alcalde. Me parece que él, en el lugar en el que está, debería empezar a jugar al ajedrez y componer cada ficha de juego para que todas podamos intervenir. Desde el político más alto hasta el mendigo más bajo, ésta es su comunidad y lo que no puede hacer es ponernos en escalera. ¡Anda! ¡Como tú eres el último eslabón, ahí te quedas!

A- ¿Sabéis por qué hace esto la policía? Porque no tenemos un sindicato de prostitutas. Si lo tuviéramos, para defender nuestros derechos, la policía no podría quitárnoslos. No pasarían ni la mitad de cosas que están pasando en la calle Robador y en ninguna otra parte.

¿Creéis que es posible un sindicato?
A- Claro, algunas de nosotras venimos de países donde ya existen sindicatos de prostitutas.

S- ¡Y son países «del Tercer Mundo»!

¿Y qué pasa con los vecinos?
J- El problema del barrio es que han especulado. El Ajuntament hizo una especulación cuando planificó el Raval, en la cual dividió el barrio. Prometió zonas verdes y un montón de infraestructuras que no fueron realizadas. Entonces, algunos consideran que somos nosotras, las prostitutas. Igual mañana dicen que las mezquitas hacen bajar los precios de sus pisos. El problema es que mostraron sobre plano unos apartamentos maravillosos a dos pasos del Liceo. Cuando los vecinos fueron expropiados y trajeron a los nuevos, les vendieron una película pero la realidad es otra. La realidad es que nosotras también estamos aquí.

Las chicas reclaman que el barrio es tan suyo como de cualquier vecino, que ellas no son "el problema" como suelen ser calificadas. Yo veo muchísimo más preocupante el respaldo institucional y social que recibe cualquier descerebrado/a de los que exige que las echen y que está dispuesto a hacerlas la vida imposible arrojándolas porquería desde los balcones, grabándolas o increpándolas.



¿Sois vecinas del barrio?
J- Algunas sí, otras no.

A- Yo sí y sufro acoso cuando salgo a la puerta de mi casa. Parece que tengo que quedarme presa. Yo soy prostituta pero hay días y horas en que no estoy trabajando, salgo para comprar, para sacar la basura, como todo el mundo.

S- Con los vecinos antiguos no hay problema. Porque van de generación en generación, estaban las abuelas y ahora están los nietos.

J- No, con los vecinos antiguos casi con ninguno. Aquí se divide entre judíos, en los números pares del bloque nuevo, y en los impares estamos los palestinos. Hay problemas en el barrio, claro: hay peleas, hay ladrones. No podemos negar que la convivencia a veces es conflictiva. Incluso entre nosotras, estamos recluidas en cien metros porque nos prohibieron estar en otras calles. Es normal que haya roces.

¿Es sólo la prostitución o hay otras razones?
J- Es un tema simplemente de especulación de terrenos. Nada más. Hay que destruir el «gueto». Están buscando la forma de que no reviente todo y el «gueto» se rebele y se ponga a tirar botellas.

A- Lo que deben tener claro es que las prostitutas de Robador no van a dejar de serlo porque los políticos quieran. Eso ya se lo pueden quitar de la cabeza. Ése es un sueño que nunca van a realizar. Nunca.

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Como apreciamos, no piden nada del otro mundo: "queremos seguridad, respeto y libertad". No es casualidad que hayan sobrepuesto el cartel zona de libre de chulos a las imágenes de los policías. El rato de unas administraciones públicas responsables no es el de "erradicar la prostitución", sino COMPATIBILIZAR los intereses de los distintos grupos sociales limando, y no alimentando, los conflictos existentes.



Viernes, 25 de Octubre de 2013

Las prostitutas del Raval estamos aquí para denunciar las intervenciones policiales constantes contra nosotras. En estos momentos tan dolorosos para el barrio por la muerte de un vecino, somos conscientes de que se trata de una acción contra nosotras, pero también de la impunidad de las policías en el barrio del Raval. 

Este Distrito y este Ayuntamiento permiten esa violencia. Permiten la persecución de mujeres, la discriminación, el racismo y la homofobia. 

A ellos les hablamos hoy: 

El fracaso de la supuesta regeneración del barrio del Raval no es culpa nuestra. Eso es falso. Es responsabilidad del Ayuntamiento mejorar la vida de todas las personas que viven, trabajan y pasan por nuestro barrio. No hay vecinas de primera y vecinas de segunda, tal y como se atreven a insinuar en sus informes.

Antes que nada somos mujeres. Además de madres, abuelas, hijas, hermanas, tías. Todas tenemos responsabilidades y familias a quienes atender. No somos criminales ni un peligro social, podéis ahorraros esos ridículos chalecos antibalas y vuestras sonrisas burlonas en las redadas que nos echan de nuestras casas y cierran nuestros espacios de trabajo.


La presencia policial es las zonas de prostitución callejera es continua y, en mi opinión, totalmente desproporcionada. ¿Realmente provocan tantas molestias como para ser merecedoras de acciones tan contundentes? En la actualidad se destinan importantes recursos para mantener "controlada" la prostitución, recursos que como sabemos son limitados y conllevan que otras necesidades -a mi entender más perentorias- no puedan ser atendidas (sanidad, educación, pensiones, obra pública, pago de deuda, retribuciones de funcionarios...) Son las propias prostitutas quienes acusan a las autoridades de una deficiente gestión del dinero público.




Cuando se ven mujeres en la primera plana de los periódicos teniendo sexo en los mercados, en los portales, os horrorizáis. ¡Que una mujer tenga que bajarse los pantalones en la calle para ganarse la vida es culpa vuestra! ¡Vosotros cerráis bares, vosotros cerráis nuestras casas! 

Nosotras estamos dispuestas a mejorar la convivencia, a implicarnos y a organizarnos pero para ello tendréis que empezar a escucharnos de una vez por todas y dejar de tapar a golpe de policía y de ordenanza la mala gestión, vuestras promesas incumplidas y vuestras especulaciones. 

Supimos por los medios de comunicación que el mismo día que veníais aquí de redada, ese mismo día los responsables políticos firmaban protocolos contra la trata. Vimos tan claro como vimos en video el asesinato de nuestro vecino Juan Andres que no sabéis nada de nosotras, de quiénes somos y de qué necesitamos. Vimos claro, una vez más, que no sabéis del barrio, de sus formas de vida y por eso, no la respetáis. 

No queremos un Raval marcado, no es una zona de guerra, es una zona de vida.

¡Aquí estamos nosotras como muestra de resistencia!

¡No nos moverán porque este también es nuestro barrio!